Ciaossu~!!
Este oneshot salió por haber leído una publicación respecto a los signos del zodíaco en una página de Facebook (link a esa publicación). Básicamente, hablaba de la supuesta reacción de los signos a la hora de llamar la atención a la persona que le gusta. Para Tauro: Trata de actuar normal a tu alrededor y falla miserablemente. Mientras que Escorpio: Quieren hacer un montón de cosas con vos.
Con esa premisa, pensé en escribir esto ^^
Aunque tardé mucho en terminarlo (no se dan una idea de cosas sin terminar que tengo, no sólo en la carpeta de ff en mi computadora, sino también, en los borradores de Blogger ;wwwww;), finalmente, acá está ^^
Título: I've been waiting for you.
Fandom: Kanjani∞
Pairing: Ryokura (Nishikido Ryo x Okura Tadayoshi).
Formato: Oneshot.
Cantidad de palabras: 1145.
Género: AU, humor.
Rating: G.
Resumen: En el último viaje como estudiante de secundaria, Tadayoshi intenta llamar la atención de su profesor, pero al final, quizás las cosas terminen sucediendo al revés.
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I've been waiting for you
Este oneshot salió por haber leído una publicación respecto a los signos del zodíaco en una página de Facebook (link a esa publicación). Básicamente, hablaba de la supuesta reacción de los signos a la hora de llamar la atención a la persona que le gusta. Para Tauro: Trata de actuar normal a tu alrededor y falla miserablemente. Mientras que Escorpio: Quieren hacer un montón de cosas con vos.
Con esa premisa, pensé en escribir esto ^^
Aunque tardé mucho en terminarlo (no se dan una idea de cosas sin terminar que tengo, no sólo en la carpeta de ff en mi computadora, sino también, en los borradores de Blogger ;wwwww;), finalmente, acá está ^^
Enjoy~ ♥
Título: I've been waiting for you.
Fandom: Kanjani∞
Pairing: Ryokura (Nishikido Ryo x Okura Tadayoshi).
Formato: Oneshot.
Cantidad de palabras: 1145.
Género: AU, humor.
Rating: G.
Resumen: En el último viaje como estudiante de secundaria, Tadayoshi intenta llamar la atención de su profesor, pero al final, quizás las cosas terminen sucediendo al revés.
I've been waiting for you
El viaje de fin de curso era uno de los sucesos más
esperados del tercer año.
Después de mucho ahorrar, pensar y repensar propuestas,
decidieron que la nieve sería un buen clima para pasar su último año juntos.
Pero para Tadayoshi tenía un significado mucho más
importante: esa era la única oportunidad que tenía para conocer más acerca de
la persona que había venido atrayendo su atención desde que ingresó a la
secundaria: el profesor de Educación Física, Ryo.
Cuando se detuvo a pensar qué le sucedía, ya había sido
un poco tarde: se había enamorado perdidamente de él, y a primera vista. Ya
había cansado por completo a su mejor amigo, Shota, quien reiteradas veces le
dijo que: o se sinceraba o se olvidaba lo que sentía por él.
Después de todo, era un amor imposible.
O al menos, eso creía.
Apenas terminaron de acomodarse en sus respectivas
habitaciones, fueron agrupados para una breve instrucción de esquí, cuyo
profesor, era Ryo, obviamente. Algunos
de sus compañeros terminaron comiendo nieve, pero Tadayoshi hizo todo lo
humanamente posible por bajar la pequeña colina en la cual estaban y poder de
esa forma, impresionar a su profesor. Cuando se giró y levantó la vista para
ver al grupo, encontró a Ryo aplaudiendo. Por la distancia y el viento, no pudo
oír sus palabras, pero esperaba que lo que salió de sus labios, haya sido una
felicitación.
— ¿Quieres explicarme desde cuándo practicas esquí? — Le
preguntó Shota, de reojo, mientras todo el grupo volvía al hotel, no muy lejos
de donde habían estado practicando.
— Le pedí un dinero extra a mis padres — Se sinceró el
muchacho, sonriendo.
— Pues, te felicito. Ryo sólo dijo lindas palabras
respecto a ti.
— ¿¿En serio?? — Le dijo, mirando a su amigo con sorpresa
—. ¿Qué dijo?
— No voy a decírtelo. Fue muy cursi.
— Yasu, por favor — Le pidió Tadayoshi, zamarreándolo.
— Que no — Reiteró el aludido, intentando zafarse de su
agarre.
Esperó hasta la noche, a que todos sus compañeros estuvieran
dormidos, para escuchar algunas de las canciones que tenía en su reproductor
musical, mientras bebía algo caliente.
Llegó al enorme salón del hotel, repleto de sillones para
el deleite de sus huéspedes. Tadayoshi optó por sentarse en el que estaba más
cercano a la chimenea. Pero, aún así, optó por utilizar la frazada colocada
sobre el sillón para cubrir sus piernas. Con los auriculares ya puestos sobre
sus orejas, cerró los ojos e intuitivamente, con su mano, oprimió un botón para
que la música empezara a sonar. Tarareaba en voz muy baja, y con sus dedos
intentaba imitar lo mejor que podía la melodía hecha por la batería. Frunció el
entrecejo al sentir un peso sobre uno de sus hombros. Algo ligero que, se dio
cuenta que se extendía hasta formar un pequeño hueco al lado suyo. No pudo
evitar abrir sus ojos como platos al darse cuenta quién había interrumpido su
sesión musical.
— ¿Qué oyes? — Le preguntó Ryo, mirándolo de reojo. Sin
que Tadayoshi se diera cuenta, la persona que él adoraba, se sentó a su lado, y
estaba mirándolo, cruzado de brazos. En el mismo instante en que su mente quedó
completamente en blanco, Tadayoshi lanzó lo que estaba bebiendo justo sobre su
cabeza, pero fue Ryo el que se llevó la peor parte.
— ¡Ah! ¡Lo siento mucho, Nishikido sensei! — Exclamó Tadayoshi, incorporándose de un salto para secar lo
que había derramado con una servilleta.
— Oye, Okura-kun — Llamó su atención el adulto agarrando
ambas manos del aludido —… Ya cálmate, ¿de acuerdo? — Le pidió.
— Pero — Dijo el aludido, arrodillado en el suelo, frente
a Ryo.
— No estaba demasiado caliente de todos modos —
Reconoció, agarrando uno de los auriculares de Tadayoshi y recorriendo el cable
con sus manos para agarrar el reproductor musical de Tadayoshi, al cual había
quedado oculto entre las frazadas —. Oh… Red hot chilli peppers, ¿cierto?
— Eh… Sí — Respondió el aludido, pestañeando, sin poder
creer que tuvieran algo en común.
— ¿A ti también te gustan? — Agregó, emocionado, a
diferencia de su alumno.
— Eh… Sí — Respondió el aludido, oyendo cómo Ryo había
entrado en un momento de trance musical,
y cantaba en voz baja la cancón que estaba oyendo.
— Lo siento — Se
disculpó el aludido, sonriendo y
devolviéndole los auriculares —. Sígueme — Le pidió, incorporándose. Tadayoshi,
sin responder, atinó a seguirlo. El morocho pasó por detrás del sillón para
llegar a uno de los ventanales, el cual, del lado de afuera, servía como una
especie de extensión de la cabaña misma, encontrándose climatizado y casi
herméticamente cerrado para que el frío no se colara por ningún lugar, con la
excepción de las puertas de entrada, las cuales estaban en una habitación distinta
a la cual estaban ellos —. ¿Me esperas
un momento?
— Claro — Respondió Tadayoshi, quedándose solo unos
momentos, los cuales aprovechó para ver el paisaje que cubierto de nieve, podía
verse débilmente.
— Toma — Le dijo Ryo, entregándole una humeante taza de
chocolate caliente.
— Gracias — Musito Tadayoshi, sosteniendo aquel objeto
con ambas manos,
— Y esto también — Le dijo Ryo, entregándole un palillo
de batería.
— ¿Qué es esto? — Preguntó el menor.
— ¿No reconoces la letra? — Le dijo, posando un segundo
palillo sobre el que tenía el menor.
— ¿Esto es… de Chad? — Dijo, pudiendo ser capaz de
reconocer los garabatos que allí estaban escritos.
— Era, en realidad. Cuando estive haciendo la maestría en
Estados Unidos, tuve el privilegio de verlos en vivo…. Aunque me costó una gran
parte de mi sueldo…
— ¿En serio? — Le preguntó Tadayoshi, volviendo a
prestarle atención.
— ¡Sí! — Respondió el aludido con una amplia sonrisa —.
Estuve a arroz más o menos por dos semanas y algo…
— Pero valió la pena, ¿o no?
Ryo lo miró varios segundos, y terminó sonriéndole.
— Por supuesto que sí — Declaro, fijando luego su vista a
la nieve que caía lentamente frente a ambos. Volvió su vista una vez más a
Tadayoshi, quien no podía evitar sonreír por el regalo recibido —. Si en alguna gira pisan Japón — El aludido
lo miró, saboreando un poco de su chocolate —…, ¿vendrías a verlos conmigo?
Tadayoshi se sorprendió por sus palabras.
— Por supuesto que sí — Le dijo con una amplia sonrisa.
Pasaron juntos unos momentos, oyendo en un volumen un
poco bajo las siguientes canciones.
Cuando Ryo miró la taza que sostenía sobre el barandal del balcón, dio
por hecho que su contenido se había enfriado. En cambio, cuando giró apenas su
cabeza para mirar la de Tadayoshi, estaba vacío. Con los ojos cerrados,
apoyándose levemente sobre el brazo izquierdo de Ryo, susurraba la letra de la
canción.
Ryo se sonrió.
El café estaba frío, pero la calidez de aquel suave
contacto, era el contraste perfecto.
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