Ciaossu~!!
Wowwwww... ¿Desde el 16 de Octubre que no subo nada? xD Tengo que tener una alarma en el celular para este tipo de cosas xDDDDDD
¿Qué les parece mi nuevo banner? Lindo, ¿no? *-* Digan que sí porque los mato, estuve como dos horas decidiéndome a ver qué le encajaba para que, al menos, zafe (´;ω;`)
Estamos llegando al final :D y al principio de Forever -w- (aunque reconozco que debería terminar dos oneshot que dejé en las mejores partes... If you know what I mean (^_−)☆)
Así que los dejo con el 8 de Double U y prometo que a fin de mes a más tardar les subo el último xD
Enjoy~ ♥
Título: Double U.
Fandom: Johnnys.
Pairing: IkuTego [Ikuta Toma x Tegoshi Yuya], OkuMassu [Okura Tadayoshi x Masuda Takahisa], RyoPi [Yamashita Tomohisa x Nishikido Ryo] (pero nadie dice que no pueden haber más ;3)
Formato: Multi-chaptered.
Género: AU, romance.
Rating: PG-13
Capítulos: 08 / 09
Sinopsis: Aunque hay una sola persona atentando contra la relación de Toma y Yuuko, es el propio Yuya quien no puede soportar más el estar cerca suyo como hombre y no poder decirle que lo ama...
( 01. Respuesta )
( 02. Cita )
( 03. Noviazgo )
( 04. Fiebre )
( 05. Celos )
( 06. Deseo )
( 07. Rurarira )
Capítulo 08: Buscando un final
Que Misako sonriera al ver a Toma y Yuya tan sólo
caminando juntos, hacía que el rubio se crispara. Obviamente, no podía ir a la
universidad como Yuuko, y mucho menos, enfrentarla como Yuya. En el momento que
lo hiciera, sabía que ella iría y le contaría todo a Toma. Sabía que eso era lo
que ella estaba buscando. Cada día, cada semana, aún estando con Toma, se
estaba volviendo insoportable.
- ¿Qué? ¿Que no hiciste esos ejercicios? – Se alertó Toma
-. Tegoshi, Sato-san va a matarte… Voy a
preguntarle a Misako-san si los hizo para ver si los míos están bien y te ayudo
a pasarlos, ¿de acuerdo? – Le preguntó, levantándose de su asiento.
- Claro, a ella sí la llamas por su nombre – Murmuró,
mirando hacia otro lado.
- ¿Qué? ¿Dijiste algo?
- Que yo voy a ir a pedírselos – Dijo el rubio,
levantándose.
- Qué carácter – Murmuró Toma, con una sonrisa.
- Renbutsu-san – Llamó su atención Yuya, por lo que la
muchacha lo miró, sonrisa por medio.
- Dime.
- Toma quiere comparar los ejercicios que hay que
entregar hoy con los tuyos, ¿me los podrías prestar por favor?
- Claro – Dijo la muchacha, buscando mencionados
ejercicios en su cuaderno -. Pero, ¿por qué no vino él? ¡No me digas que tienes
miedo que le cuente algo, Tegoshi-kun! – Yuya recibió el cuaderno entre sus
manos, pero no dijo nada. Su rostro de preocupación fue captado por Toma.
- Aquí tienes – Suspiró el rubio, entregándole a Toma el
cuaderno y juntando sus cosas.
- ¿Adónde vas?
- A casa. No tengo ganas de comerme un sermón por no
traer hecha la tarea, así que me voy.
- Pero… Te dije que te ayudaría…
- Lo siento, pero realmente, quiero irme.
- Espera, Tegoshi – Lo detuvo Toma, agarrándolo de la
muñeca, por lo que el rubio, mirándolo, asombrado, se zafó -. Voy contigo –
Agregó, segundos más tarde.
- No hace falta, estaré bien.
- Dije que iré contigo, y así lo haré -Yuya espero a que
Toma le devolviera el cuaderno a Misako y salieron juntos -. ¿Puedes decirme
qué te sucede? – El rubio lo miró -. No sé cómo explicarlo, pero… estás muy
raro últimamente. Hasta podría jurar que casi ni sonríes. Me preocupas…
- No sucede nada – Sonrió Yuya, forzadamente -. Perdóname
por hacerte preocupar.
- ¿Problemas con Oomasa-san? – El rubio negó con la
cabeza.
- No soy tan tonto como para hacerme problemas por cosas
tan triviales como esas.
- El amor no es una cosa trivial.
- ¿Lo crees? – Le preguntó, mirándolo.
- ¿Acaso cada vez que escuchas un te amo de la persona que amas, es algo trivial para ti?
- Por supuesto que no – Respondió Yuya, sonriendo
sinceramente, bajo la mirada de Toma.
- Ese es el Tegoshi Yuya que quiero ver. Uno con una
alegre sonrisa.
- Ikuta-kun, ¿puedo hacer el camino solo a partir de
aquí?
- Seguro – Respondió el aludido, mirando cómo se alejaba
de él -. Tegoshi – Lo llamó, haciendo que el rubio se diera media vuelta para
mirarlo -. Si necesitas algo, algún consejo, algo de lo que quieras hablar…
Sabes que cuentas conmigo, ¿sí?
El aludido no respondió, sólo le dedicó una sonrisa antes
de seguir su camino. Inconscientemente, o quizás, porque realmente lo
necesitaba, llegó a Eden y se acercó al mostrador.
- Tegoshi-kun – Llamó su atención la voz de Tadayoshi,
apareciendo frente a él con una sonrisa -. ¿Qué se te ofrece?
- Necesito hablar… con Ryo-chan.
Su oyente notó la tristeza en su mirada y en su forma de
hablar.
- Pasa – Le dijo, dejando que pase por detrás del
mostrador y lo siguiera hasta la cocina. Aquellos quienes no lo conocían, se
quedaron mirándolo, no sólo por su presencia, sino también, por la tristeza que
llevaba encima -. Ryo-chan – Lo llamó la voz de Tadayoshi, haciendo que el
muchacho pausara sus acciones sobre un plato para darse media vuelta -…, tienes
visitas.
Bajo la mirada de Shingo, Yu y de muchos otros cocineros,
Yuya se desplomó sobre el cuerpo de su amigo, aferrándose a él mientras de sus ojos,
no dejaban de caer lágrimas de dolor.
- No aguanto más… Ryo-chan… No sé cuánto más pueda
soportarlo.
- Ya, ya – El morocho, intentaba calmarlo, acariciando su
espalda y sus cabellos. Yu le hizo una seña para que lo llevara al menos hasta
el baño, no fuera cosa que Shota los encontrara. Haciendo caso a las señas de
su superior, Ryo llevó a su amigo hasta los vestuarios, lo sentó en una silla y
se arrodilló frente a él, levantando su rostro para secar sus lágrimas -. A
ver, ahora, ¿qué sucedió?
- Hay una chica que está detrás de Toma… No sé cómo lo
notó, pero… Se dio cuenta que… Yuuko y yo… somos la misma persona.
- ¿Te amenazó?
- No, pero… Siento que está esperando que haga un
movimiento en falso para ir a contarle todo. Ryo-chan… No puedo soportarlo más.
Yo… Yo realmente lo amo – Volvió a sollozar, generando la sonrisa en su amigo.
- Sientes… ganas de besarlo todo el tiempo, ¿no? – Le
preguntó, por lo que Yuya levantó la mirada -. De estar con él todo el tiempo…
Como Yuya – El aludido asintió con la cabeza -. Yo me sorprendí bastante cuando
te vi. Si no te conociera de pies a cabeza, no hubiera imaginado que eras tú.
Las palabras de Oo-chan son reales, tú pareces una mujer cada vez que te
quieres ver como una. Pero, Tegoshi, no importa cómo te veas, por más disfraces
que tengas encima, siempre serás el Tegoshi
que yo conozco, y estoy seguro que cuando Toma sepa la verdad alguna
vez… Sabrá que es así, que aunque al principio se haya enamorado de Yuuko, en
realidad lo que estaba sucediendo… era que se estaba enamorando de ti. La
figura de Yuuko es lo que no hace que él note eso. Eres tú mismo el que se lo
está impidiendo.
- No me pidas que vaya y se lo diga, Ryo-chan – Negó
Yuya, con la cabeza -. Toma no lo soportaría.
- Entonces, ¿para qué viniste? ¿Para que te abrazara, te
consolara y te dijera que todo se solucionará? Sabes que yo no soy así. Sabes
que yo soy la única persona que te dirá la verdad, siempre. Por eso viniste. No
me pidas que me quede de brazos cruzados cuando mi mejor amigo está sufriendo –
Susurró, volviendo a secar sus lágrimas con las manos -. Ve y pídele algún
postre a Tadayoshi. Yokoyama-kun hace unas cosas dulces que te levantarán el ánimo.
Después vete a casa y descansa.
- Sí, mamá – Sonrió el rubio, imitándolo Ryo a los pocos
segundos.
Al día siguiente, Ryo le dijo a Tomohisa que llegaría un
poco más tarde. Iba a ir a un lugar que no pensó pisar en su vida: la
universidad. Pidiendo distintas indicaciones, llegó después de mucho caminar al
salón del primer año de la carrera de Idioma y literatura inglesa. A partir de
ahí, podía dar fácilmente con la persona que había ido a buscar.
- ¿Ikuta-kun? – El aludido giró su cabeza, sorprendiéndole
sobremanera la presencia de Ryo en aquel lugar -. ¿Podemos hablar?
Toma llevó a Ryo al patio del lugar, dejándolo solo unos
minutos para volver con dos refrescos.
- Ten – Dijo, entregándole una lata de jugo.
- Ah, gracias – Dijo el morocho.
- ¿De qué quieres hablar?
- De Yu… ko-chan…
- Te escucho.
- No me disculpé correctamente por lo que oíste cuando
fuiste a devolverle el libro a Tegoshi el otro día.
- Yuuko ya me dijo lo que tenía que saber.
- No. Realmente… Yo quiero hacerlo – Toma pudo notar la
sinceridad en su mirada, por lo que dejó que siguiera hablando -. Yo… conozco a
Tegoshi y a Yuuko desde que éramos pequeños. La familia de Tegoshi debió ir a
Osaka por asuntos de trabajo y, nosotros, como niños nos hicimos muy buenos
amigos. Yuuko venía a visitarlo todos los fines de semana, así que,
indudablemente, terminó siendo parte de aquel grupo. Ellos… son como mis
hermanos. Por eso, no quiero que pienses que lo que oíste o dejaste de oír ese
día, tenía malas intenciones. Nunca, pero nunca, les haría daño a mis amigos,
ni siquiera jugando. Por eso, voy a pedirte una cosa… No los hieras. A ninguno
de los dos.
Terminado el monólogo, Ryo se levantó.
- Ahh… Nishikido-kun – La voz de Toma, impidió que el
morocho llegara a hacer siquiera un paso -. ¿Por qué haces esto?
- Porque no soporto ver a mis amigos llorar.
La jornada laboral había terminado. No había nada que le
gustara más antes de irse, que la tranquilidad de Eden antes de retirarse a
descansar. Caminó por esos pisos una última vez, antes de dirigirse a los
vestuarios.
- Tacchon – Llamó Shota a la persona sentada en una silla
en el lugar.
- Vaya, pensé que nunca más ibas a venir – Le dijo,
levantándose.
- Deberías dejar de hacer estas cosas. ¿Qué sucede? – Le
preguntó el gerente.
- Quiero que sepas algo por mi propia boca, antes de que
alguien más te lo cuente.
- Dime.
- Estoy saliendo con Masuda-kun.
- Lo sé – Dijo Shota, con una sonrisa -. No te conozco
desde hace dos días como para darme cuenta que estás más tonto de lo habitual.
Tadayoshi rió.
- Yasu… Quiero que aceptes mis disculpas.
- ¿Por qué?
- Por no haber sido capaz de aceptar tus sentimientos por
mí.
Shota detuvo sus acciones y se giró para mirarlo a los
ojos.
- Pensé que algún día me dirías que me amabas. Siempre lo
supe, Tacchon, desde el primer día en que Masuda-kun pisó Eden, siempre supe
que estabas enamorado de él. Pero… mi orgullo me impedía hacerme a un lado.
Tenía ese sentimiento egoísta de querer luchar por ti hasta el final, de no
querer entregarte a nadie aunque eso significara mi muerte. O, al menos…, hasta
que tú mismo te encargaras de decirle a Masuda-kun que lo elegías a él para que
fuera tu compañero en la vida. Ese día llegó, y estoy dispuesto a olvidarte,
así que por favor, ¿podríamos actuar como si esta conversación no hubiera
existido?
- Está bien – Dijo Tadayoshi, antes de agarrar sus cosas
y dirigirse a la puerta -. Hasta mañana.
- Tacchon… Felicidades.
- Gracias, Yasu.
El timbre sonó en la casa de Toma. Esperó a que la
atendieran, sorprendiéndose la mujer por su presencia en el lugar.
- Yuuko-chan…
- Buenas noches. Perdón por la intromisión. ¿Está Toma?
- Sí, pasa, por favor – La mujer dejó pasar a la
muchacha, quien esperó sus indicaciones para saber adónde ir -. Mi hijo está en
su cuarto. ¿Quieres que te lleve algo para tomar?
- No, gracias. Sólo vine un momento – Dijo la muchacha,
antes de subir las escaleras.
- ¿Yuuko-chan? ¿Todo está bien?
La aludida asintió con la cabeza y subió las escaleras.
Golpeó la puerta del cuarto de Toma y esperó a que le diera el paso para poder
entrar.
- Pase – La muchacha entró, dejando boquiabierto a su
pareja -. Yuuko-chan… Pasa, pasa – Dijo el morocho, haciendo a un lado los
libros abiertos que estaban en el suelo, a su lado, para que ella se sentara -.
Qué sorpresa que estés aquí. ¿Sucede algo?
La aludida negó con la cabeza.
- Sólo quería que supieras que te amo – Toma sonrió -.
Cuando acepté salir contigo… Si tengo que ser sincera, acepté por lástima –
Reconoció, sonriendo -. Realmente no pensé que nos terminaríamos besando,
saliendo más veces y mucho menos que nos terminaríamos poniendo de novios. No
pensé que… que te amaría tanto. Pero, ¿sabes una cosa, Toma? Tu amor me duele –
El aludido la miró a los ojos, sintiendo que en algún lugar había visto esa
misma mirada -. Me duele demasiado. Terminémoslo, ¿sí? – Sollozó, segundos
antes de levantarse, pero Toma fue más rápido que ella y la agarró de las
muñecas para que lo mirara.
- Si tú eres la que lo está terminando, ¿por qué lloras?
- Porque te amo. Y es por ese motivo que te estoy
dejando.
- Yuuko…
La muchacha agarró su rostro y besó sus labios con
extrema ternura.
- No me preguntes. No me sigas lastimando – Le susurró
antes de irse.
La madre de Toma, al oír los tacos de Yuuko bajando hacia
la planta baja, miró hacia los pies de la escalera, viendo a la muchacha salir
corriendo de la casa, llorando.
Cubriendo su rostro, Yuuko llegó hasta la esquina, donde
vio a alguien familiar para ella.
- Sabía que vendrías aquí…
- Ryo-chan… ¿Cómo…?
- Es fácil saber dónde vive alguien si vas al lugar donde
estudia. Siempre hay un chismoso en la clase – Dijo el muchacho, sacándose el
sacón para cubrir con él a Yuuko -. ¿Qué estás esperando? Sigue llorando –
Acercó el rostro de la muchacha a su hombro, acariciando su espalda -. Te dije
que iba a estar aquí cuando quisieras hacerlo. Llora todo lo que quieras,
Tegoshi.
A través de la ventana, Toma vio cómo Ryo abrazaba a
Yuuko. Iba a llamarla, a seguirla, a detenerla, pero en ese momento reparó en que,
sin saberlo, las palabras de Yuuko eran ciertas. Por algún misterioso motivo,
él era quien la estaba hiriendo.
De: Ikuta-kun
¿Sigues enfermo?
Para: Ikuta-kun
Parece que me
agarró una gripe. Disculpa que no te haya avisado. ¿Podrías darle los apuntes a
Oo-chan para que me los alcance?
De: Ikuta-kun
Seguro. Cuídate.
De: Ikuta-kun
¿Puedo llamarte?
Necesito contarte algo.
De: Ikuta-kun
Te dormiste, ¿no?
Que te mejores. Buenas noches.
Había pasado una semana desde que Yuya había decidido
terminar su relación con Toma. Con la situación contada a medias por Aya, pero
contada en su totalidad por Takahisa, Subaru comprendió que Yuya necesitaba
descansar, por lo que tampoco había ido a trabajar a Shibuyan, pero había sido
reemplazado impecablemente por Takahisa. Yuya oyó por boca de Aya (que se lo
estaba comentando a Ryo en voz baja) que toda esa semana Toma había pasado por
la plaza, obviamente buscando a Yuuko. A partir del día en que decidió
separarse de él, su nombre se había vuelto una palabra prohibida en sus
conversaciones. Pero tanto Aya como Ryo sabían que aún faltaba mucho para que
sus heridas sanaran.
- ¿Vas a estar bien? – Le preguntó Aya, frente a la
puerta del salón al cual Yuya debía entrar.
- ¿Quieres entrar y sentarte conmigo también? – Bromeó el
rubio.
- Está bien, está bien, me voy – Le dijo Aya, esperando a
que el muchacho entre para irse, aunque estaba rodeado de personas que iban a
venían por ese mismo pasillo.
- Buenos días – Saludó Yuya a Toma, quien le dedicó una
sonrisa.
- Vaya, pensé que ibas a abandonar.
- Gracias por los apuntes.
- No hay de qué. ¿Cómo te sientes?
- Mejor – Respondió el muchacho, sentándose a su lado -.
¿Y bien? ¿Qué era eso de lo que me querías hablar?
- ¿Mh?
- ¿Me estuviste diciendo toda esta semana que necesitabas
decirme algo y ahora te olvidas? – Sonrió Yuya.
- ¡Ah! Es que – Suspiró -… Yuuko me dejó.
- Ahhh… Lo sé – El morocho lo miró -. Yuuko… Va a irse
esta noche.
- ¿Eh?
- Si te lo estoy diciendo… es porque creo que te mereces
una explicación. Si hoy no vas, ya no vas a verla nunca más.
- ¿Qué quieres… decir? ¿Renunció a Shibuyan?
- Así es. Ella no va a volver nunca más a Tokio. Massu la
está reemplazando, y yo, a él en el negocio.
- Ya veo…
- ¿Qué vas a hacer?
- No lo sé – Respondió el morocho, sonriendo.
Tardó una hora en debatir si entrar o no. Estuvo una hora
dando vueltas por los alrededores. Vio salir a Aya, a Ryo entrar y salir del
edificio, pero, en esa hora, Yuuko no había entrado ni había salido de allí.
Suspiró y con pasos lentos, pero seguros, llamó al departamento perteneciente,
según lo que él creía, a Aya y Yuuko.
- “¿Diga?”
- Soy Ikuta Toma. ¿Puedo pasar?
- “Ah… Sí… ¿Puedes
ir al departamento de Yu-chan?”
- ¿Eh? S… Sí… Seguro. Gracias.
- “Mh… De nada.”
Apenas colgó el portero eléctrico, Aya salió corriendo al
departamento de Ryo y Yuya.
- ¿Qué sucede? – Le preguntó el rubio por la insistencia
con el timbre.
- Toma viene para acá.
- ¿Eh?
- ¡Está subiendo! Y espera ver a Yuuko.
- ¿Por qué le dijiste que viniera aquí?
- ¡Porque no se me ocurrió otra cosa! – Exclamó, empujando
a Yuya hacia su cuarto -. Anda, ve, cámbiate. Yo lo entretengo - Le guiñó el
ojo, generando su sonrisa. Yuya entró al cuarto y cerró la puerta a su paso.
Suspiró, cerrando sus ojos. El timbre llamó la atención de la muchacha que,
sabiendo quién era la persona que tocaba la puerta, abrió -. Bienvenido.
- Ahh…
- Yuu-chan ya viene – Dijo la morocha, indicándole con
una seña que podía sentarse.
- Gracias.
La puerta del cuarto de Yuya se abrió y fue él mismo
quien salió, con una bolsa en su mano, ante la expresión de sorpresa de Aya.
- Oo-chan, ¿puedes dejarnos solos?
- S… Sí… Está… bien – Dijo la muchacha mirando a ambos.
Al salir, se encontró con Ryo.
- ¿Qué sucede? – Le preguntó el recién llegado. La
muchacha se lo llevó a la rastra a su departamento y apoyó su oreja sobre la
puerta del mismo.
- Creo que Yu-chan va a contarle todo a Toma.
- ¡¿Eh?! – Ryo imitó a su amiga, aunque sería muy poco lo
que llegaran a oír.
- ¿Y Yuuko-chan? – Le preguntó Toma a Yuya, quien como
respuesta, apoyó la bolsa que tenía entre sus manos sobre la mesa.
- Por favor, ¿podrías sacar lo que hay dentro de esa
bolsa? – Le pidió su amigo. El aludido, sin entender qué estaba sucediendo,
sacó lo que había dentro: un sweater blanco, tejido, una musculosa del mismo
color, un pantalón de jean y, en una bolsa aparte, una peluca. Con expresión de
sorpresa, volvió su vista a Yuya, quien notó que llevaba puestas las botas que
Yuuko había tenido para su primera cita.
- ¿Qué es esto?
- Cuando era niño, mi madre siempre me dijo que junto a
mi padre, habían pensado que yo era mujer. Toda mi habitación, toda mi ropa,
hasta el momento en que nací, había sido para una niña. El nombre que habían
elegido para mí, como mujer, había sido Yuuko. A los seis años, para una obra
escolar, me dieron el papel de una princesa. Todos los adultos lo vieron
divertido, incluso mis padres, pero yo, cuando fui más grande, quise jugar a
ser mujer. Los fines de semana, en la casa de Tegoshi, no estaba Yuya, estaba
Yuuko. Yo siempre lo vi así, como un juego, y mis padres también estaban
conscientes de que eso era para mí, un juego. Pero nunca pensé que ese juego,
me llevaría a encontrar a alguien que haría que todos mis esquemas se
rompieran. Y ese eres tú, Toma. Tú me hiciste cambiar. Me hiciste dar cuenta… que
te amo. Que en mi vida no necesito a nadie que no sea tú. Por haberte mentido,
te pido perdón.
Toma no dijo nada. Optó por levantarse e irse. A los
pocos segundos, Aya y Ryo llegaron como un rayo al departamento, encontrando a
Yuya, obviamente, destrozado. Esa noche se pasó con Aya sentada en un sillón,
envuelta en una frazada y Ryo con Yuya entre sus brazos, plácidamente dormido,
finalmente.
- ¿Crees que Toma lo perdone?
- Creo que le va a tomar un tiempo asimilar sus
verdaderos sentimientos – Respondió el morocho, acariciando los cabellos de su
amigo.
INCREIBLE!!! ♥
ResponderEliminarQue buen capítuloooooooooooooooooo!!!!!
Quiero saber YA cómo termina!!!!
Buuu... Y yo que esperaba los comentarios largos que me mandás por MP ;A; *se deprime (?)*
EliminarLeelooooo entonces *-*