28 de marzo de 2016

[30 days OTP challenge] An entire month with you (& ur luv) ~ Día 15

Ciaossu~!!
Ya hace un mes de la última publicación ;;
Hacer algo como lo que van a leer a continuación me llevó más tiempo porque no sólo es un AU (que, creo yo, debería ser más fácil de escribir), sino que la redacción cambia dependiendo de quién esté por hablar/ esté hablando. Siempre o es Yasu o es Maru, eso seguro. Pero todavía no sé si se entiende quién habla. Esto me lo van a tener que hacer ver ustedes xD porque en la mente de la escritora la situación sucede en cierto ambiente, digamos, y necesitamos que el lector, de alguna forma, vea lo mismo que nosotros. Algo como que tanto escritor como lector vean lo mismo.
En ese caso debería hacer un super re contra re explicación respecto al ambiente que, a menos que les encanten esos detalles, para otros suele ser aburrido.
¿Cuándo voy a volver a actualizar? Ni la más pálida idea xD El siguiente día ya es como normalito y, aunque sea más o menos fácil, tampoco quiero escribir algo que Amor Yaoi no me permita subir porque no tiene cierta cantidad de palabras xDDDDDDDDDDDDDDDDDDD
Enjoy~ ♥


Título: An entire month with you (& ur luv).
Fandom: Johnny's.
Pairing: MaruYasu/ YamaDa [Maruyama Ryuhei x Yasuda Shota]
Formato: Multi-chaptered..
Género: AU.
Rating: NC-17.
Estado: En proceso.
Capítulo: 15/ 30
Número de palabras: 1782.
Sinopsis: Shota es secuestrado, pero a medida que pasa el tiempo, su secuestrador parece más interesado en él, pero por una razón completamente diferente a la cual había sido secuestrado.
¿Es necesario leer el capítulo anterior?: No.
Notas: En cuanto a la vestimenta en sí, imagínense a Maru como estaba en 8 UPPERS, con ese pelo loco xD Y a Yasu tal cual como estuvo en Yakou kanransha (no así su personalidad) (nada que ver lo que es Yasu en este oneshot que la personalidad que tenía su personaje en ese dorama, nada que ver xD).



*******************************************************

An entire month with you (& ur luv)
Día 15: Con un estilo de ropa diferente.
Había estado esperando ese momento por meses.
Todo estaba perfecta y fríamente calculado.
Conocía absolutamente todos sus horarios.
Incluso cuando se levantaba a la madrugada para robar un poco de comida y luego, seguir durmiendo.
— Vamos, vamos — Les ordenó a sus compañeros, desde la parte trasera de una camioneta.
El día era ideal: no había ninguna persona en la calle, solo los estudiantes que salían y entraban de la universidad, y la lluvia estaba a punto de hacer su acto de presencia —. ¿Están en posición? — Preguntó, quien parecía ser el líder, a una persona a través de un walkie-talkie.
— “Esperando órdenes.”
— Perfecto — Susurró para sí la misma persona —. Vamos.
Siguiendo su objetivo, esperaron que fuera por la calle casi sin personas por el que siempre solía volver a su casa. Al mismo tiempo en que el vehículo donde ellos estaban, aceleró, también lo hizo el vehículo de apoyo, para evitar cualquier punto ciego por el cual pudiera escapar.
Su objetivo se giró al sorprenderse por la frenada de un vehículo frente a él. Abrazando su portafolio, se giró. Al ver una camioneta similar a sus espaldas, se dio cuenta que no tenía escapatoria alguna.
— ¿Qui…? ¿Quiénes son ustedes? — Preguntó con voz temblorosa. A modo de respuesta, recibió un golpe en la nuca, que lo dejó inconsciente.

Estaba sentado con los brazos apoyados sobre el respaldo de la silla. Dejaba que a cada exhalación el humo del cigarrillo volara alto hasta terminar desapareciendo de su vista.
Cada vez que el humo salía de entre sus labios de una forma abstracta, levantaba la cabeza para ver qué forma tenía y luego la bajaba, y apoyaba su mentón sobre el respaldo de la silla. Realizando aquel movimiento, oyó un sonido proveniente de la silla que estaba a varios pasos delante suyo, la cual se quedó mirando un buen rato, hasta que su ocupante despertó por completo. Lo vio desorientado, sin poder mover sus manos que estaban atadas detrás suyo, por sobre sus espaldas.
— ¿Hola? — Preguntó, con la misma voz que había adoptado cuando preguntó a sus captores quiénes eran —. ¿Hay alguien ahí? — Oyó a una silla corriéndose estrepitosamente no muy lejos de donde él estaba. Aquel ruido lo hizo sobresaltar. Cuando quiso agudizar su sentido de la audición, recibió una bocanada de humo, haciéndolo toser.
— Lo siento. ¿El señorito no puede soportar el humo?
— ¿Q… Quién eres? ¿Qué quieres? ¿Por qué estoy…?
Antes de poder ser capaz de seguir con su cuestionario, alguien lo interrumpió, una segunda voz para nada familiar.
— Ya está.
— De acuerdo. Espérame aquí, Yasuda-san — Le dijo el captor, palmeando su hombro mientras se incorporaba. A los pies de las escaleras, lo esperaba uno de sus tantos compañeros con un teléfono celular tan modificado, que parecía uno de los primeros modelos conocidos —. Cuídalo — El aludido asintió con la cabeza antes de que su superior subiera un par de escalones que lo llevaban a un piso superior, y se sentara sobre uno, sin dejar de mirar a su secuestrado —. ¿Yasuda-san? Tenemos a su hijo.
— ¡Papá! ¡Estoy bien! ¡No les entregues nada! — Exclamó el cautivo.
— ¡Cállate!
El encargado de vigilar a Shota, terminó por darle un duro golpe en la cabeza y dejarlo inconsciente. Antes de perder el conocimiento, pudo oír a dos de sus captores discutiendo, pero el bullicio fue haciéndose cada vez más lejano hasta el punto de perderse entre esos muros de concreto.

Sintió un sonido familiar, un aroma familiar. No era exactamente uno de los recuerdos más lindos que tenía. Cuando se dio cuenta que en realidad, sí estaba secuestrado y no había soñado absolutamente nada, se sobresaltó. Sus manos seguían inmóviles, atadas, y la cabeza le dolía bastante.  Estaba por decir algo, pero sólo separó sus labios escasos segundos para volver a cerrarlos no mucho tiempo después. Finalmente, tomó fuerzas de quién sabe dónde y separó sus labios una vez más.
— ¿Por qué? — Susurró.
— Por qué, ¿qué? — Le preguntó la misma persona que había estado frente suyo la primera vez que despertó.
— ¿Por qué motivo me secuestraron?
La tardanza en la respuesta por parte de su captor, hizo sudar frío a Shota. Quizás debió mantener su boca cerrada en vez de preguntarle eso.  Lo siguiente que supo fue que estaba siendo levantado de la silla, con la silla a cuestas, ya que sus muñecas estaban atadas entre el respaldo de esta. De un fuerte tirón, su captor liberó el agarre de sus manos, las cuales mantuvo juntas por detrás de las espaldas de Shota, atrayendo su cuerpo al suyo. Por su parte, aún con los ojos cubiertos pudo sentir el furioso latido de su corazón a una velocidad poco común para él. Fue lanzado sobre lo que sintió era un fino colchón y, una vez más, sus manos eran atadas, pero, esta vez sobre los barrotes de la fría cabecera de la cama. Pudo sentir una leve presión a ambos lados de sus piernas: era su captor, quien no iba a permitir que se escapara tan fácil.
— ¿Por qué?, preguntas — Susurró finalmente, acomodándose lo mejor posible, alrededor del cuerpo de Shota —. Porque tu padre me quitó lo único que me importaba en la vida — Agregó sobre el oído del cautivo —. Arruinó mi vida, y no te das una idea de la satisfacción que siento por haber cumplido con lo prometido.
— No lo entiendo. ¿Por qué? — Ante su pregunta, se dio cuenta que la persona sentada encima suyo no movió ni un solo músculo —. ¿Qué tengo que ver yo con todo eso?
— Tú vas a pagar por él, eso te lo aseguro — Le dijo, ignorando su pregunta.
Lo siguiente que sintió Shota, fue el saco, la camisa y hasta la remera que llevaba debajo, encima de su cabeza. Podía sentir su piel erizarse por el roce con una piel ajena a la suya. En sus oídos, lo único que sonaba eran los jadeos de su captor, y su piel calentándose cada vez más y más. Se mordió el labio inferior. Eso estaba mal, ¿verdad? Aún así, no pudo evitar sentir algo en lo más profundo de su alma, aún cuando él no estuviera consintiendo lo que estaba sucediendo.

Se despertó sobresaltado una vez más, pero esta vez, tardó menos tiempo en darse cuenta dónde estaba, y lo que había sucedido hasta ese momento. Sin embargo, un sonido parecido a un sollozo fue lo que lo motivó a hablar.
— ¿Sigues aquí? ¿Por qué lloras? — No quería ser golpeado de nuevo, así que decidió no darle siquiera un segundo de pausa entre una pregunta y la otra.
— ¿No entiendes lo que te hice? Aún así, después de eso, te dan ganas de seguir hablando — Resopló sonriendo en la última frase.
— Si querías que me callara, hubieras empezado por pedírmelo.
— ¿Lo habrías hecho?
— Yo no hablo a menos que me lo pidan.
— Bien que gritaste cuando estaba hablando con tu padre…
— Eso fue instinto de supervivencia — El ambiente volvió a ponerse algo tenso, al menos Shota pensó que sí —. ¿Qué harás?
— ¿Mh?
— Conmigo — Susurró el aludido.
— Quién sabe — Dijo el captor, de la misma forma que  Shota, mientras miraba el techo —. Aún no sé qué harán conmigo — Reconoció el aludido.
Aquella momentánea paz, fue interrumpida por la repentina llegada de otro sujeto del grupo.
— ¡Tenemos que irnos! ¡Tenemos que irnos de aquí! —Exclamó el recién llegado, mientras bajaba la escalera a toda carrera.
— ¿Qué sucedió? — Exclamó quien estaba acostado al lado de Shota, incorporándose de un salto. Al encontrar a su superior arreglándose los pantalones y al secuestrado, prácticamente desnudo, la atención del aludido se volvió confusa —. ¡¿Te pregunté qué sucedió?!
— ¡Nos encontraron! — Exclamó un tercer sujeto que sostenía la puerta para que ésta no pudiera ser abierta.
— ¿Y se les ocurre meterse aquí?
— Arriba es una masacre — Susurró su compañero más próximo.
— Pues aquí no será muy diferente.
— No hay salida — Mencionó el aludido, mirando para todos lados.
— Sirve para algo y ayúdalo para que no entren — Se refirió su superior a quien estaba sosteniendo la puerta.  Acto seguido, se volvió a su secuestrado y desató sus manos. Lo ayudó a vestirse, hasta que él hizo intentó sacarse la máscara que cubría sus ojos —. No — Le advirtió, sosteniendo su mano —. Sólo ocúltate debajo de la cama. Estarás bien — Le susurró.
— ¿Tú… dónde…?
— Yo me iré de aquí, y no volverás a verme nunca más.
— Espera — Le pidió.
— No hay mucho tiempo — Sonrió el aludido.
— Sólo…  Sólo quiero…

— …da-san… Yasuda-san.
— ¿Mh? — Preguntó el aludido, recién despierto y con los anteojos algo torcidos. La enfermera que había ido a despertarlo, sonrió al verlo así.
— Tenemos una emergencia.
— Eh… Sí, sí, claro, enseguida voy — Dijo el muchacho, incorporándose y arreglando su uniforme. Acto seguido, entró al baño para refrescarse (y despertarse) un poco, mojándose el rostro. Cuando vio su reflejo en el espejo se sonrió a sí mismo y salió corriendo del consultorio. Al llegar a la planta baja vio a un hombre sobre una camilla que estaba siendo trasladado con una herida de bala en el abdomen —. ¿Qué sucedió?
— Fue en un atraco. Protegió a su hijo y resultó herido — Le dijo uno de los residentes, al otro lado de la camilla.
— ¿El pulso?
— Está bajando por  la pérdida de sangre.
— Llamen enseguida a algún familiar y averigüen su grupo sanguíneo para hacerle una transfusión.
— Ya lo hice.
Shota levantó la vista para poder ver quién estaba haciendo lo que él pedía, aún antes de habérselo pedido.
— ¿Cómo te llamas? — Le preguntó.
El aludido le miró y sonrió.
— Maruyama Ryuhei, Yasuda sensei.
El aludido se quedó inmóvil, de algún modo.
Aunque haya sido una fracción de segundo, se dio cuenta que esa no era la primera vez que veía aquellos ojos, que los había visto en otro lugar y en una situación completamente diferente.  Cuando volvió su vista a aquel residente, vio la cicatriz que tenía en una de sus mejillas, y recordó por qué le resultaba tan familiar.

— Sólo quiero… saber más de ti — Le había dicho.
— Ya nos volveremos a encontrar — Se apresuró a decir Ryuhei —. Si no termino muerto aquí, te prometo que nos volveremos a encontrar. Y, aunque en ese momento no me recuerdes, sé que al final, lo harás — Finalizó, dándole un suave beso en los labios, mientras las manos de Shota, buscaban grabar sus facciones en las yemas de sus dedos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario