26 de junio de 2016

[MofL] Capítulo 01: Trampa

Ciaossu~!!
¿Creyeron que me había olvidado de escribir? Nah, sólo que actualmente no tengo el tiempo que quiero para hacerlo.
La creación o el proceso de creación de este nuevo serial, Madness of love, puede compararse con el de Little dirty secrets: salió de la nada.
Igual que el título. Se lo cambié dos veces más antes de llegar a este.
Respecto a la historia, o al por qué en los personajes principales, fue por la ausencia de Tatsu en el Genki ga deru Live!! (me encantaría saber si accidentalmente estaba inhalando monóxido de carbono de la estufa o qué, pero por algún motivo estaba completamente segura que tenía multi-ángulos..., pero no, ningún multi-ángulo) o, específicamente, de Kurako :v la cual apareció poco y nada en el de por sí corto detrás de escena (o al menos después de haberlo promocionado con tantas pompas, me resultó corto).
Sin hacer más spoilers respecto a la historia, los dejo con las advertencias, especie de resúmenes, etc.
Realmente espero poder hacer actualizaciones semanales como las venía haciendo ;ww;
En lo que a... los-demás-fics-que-están-en-proceso respecta, están debidamente archivados tanto en formato digital, como una especie de ayuda memoria cuando vaya a seguirlos, en papel xD no se preocupen por ellos jajajaja~
Enjoy~ ♥


Título: Madness of love.
Fandom: Johnny's.
Pairing: Ryokura [Nishikido Ryo x Kurako]
Otras pairings: Maruko x Yasuko [Maruyama Ryuhei x Yasuda Shota]
Formato: Multi-chaptered.
Género: AU, romance, smut.
Rating: NC-17.
Estado: En proceso.
Capítulo: 01/ ¿?
Número de palabras: 2942.
Sinopsis: Ryo experimenta su primer trabajo como profesor de secundaria alta. Kurako experimenta su primer amor prohibido en secundaria alta. Y ella hará todo lo posible para que él caiga en su trampa, sin importarle las consecuencias que ello pueda ocasionarle a ambos.



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Capítulo 01: Trampa.

El aire primaveral le hacía cosquillas sobre la nariz. Estaba emocionado por su primera experiencia como profesor en una secundaria, aunque al mismo tiempo estaba algo intranquilo por ingresar sobre la fecha de los primeros exámenes del año. Había sido recomendado por Ai, su amiga de toda la vida y prácticamente una hermana suya, y debía reemplazar a nadie más y nadie menos que a quien hubiera sido su superior y un gran compañero suyo en la carrera.
En todo eso pensaba cuando ingresó al aula. Claro que todos los ojos de sus futuros alumnos se posaron sobre él, ya que no era la persona que esos adolescentes esperaban ver.
Sin embargo, una menuda muchacha de dorado cabello corto y ojos café, se levantó y miró con asombro a todos sus compañeros, quienes fueron haciendo silencio poco a poco.
— ¡De pie! — Ordenó, por si había alguien que no estuviera en su lugar —. ¡Reverencia! — Acto seguido, tanto sus compañeros como ella, le dedicaron una reverencia al nuevo profesor —. ¡Siéntense!
— Buenos días — Dijo el mayor —. A partir de hoy, voy a suplantar a Shibutani sensei. Mi nombre es Nishikido Ryo. Espero que nos llevemos bien. Tú eres la delegada de la clase, ¿verdad? — Le preguntó a la muchacha que se encargó del saludo.
— Sí.
— ¿Puedes repartir esto, por favor? — Le pidió, entregándole varias hojas —. Lo que la delegada va a entregarles es una pequeña encuesta que me llevaré para conocerlos un poco mejor. Estamos cerca de las fechas de exámenes, así que mientras más nos enfoquemos en eso, mejor.
— Aquí tienes — Le dijo la delegada a una muchacha sentada al fondo del salón, al lado de la ventana. La aludida la miró y le sonrió con dulzura.
— Gracias, Yacchan — Dijo, agarrando el papel y dejándolo sobre la mesa. La muchacha de cabello azabache atado en dos colitas a ambos lados de su rostro y una penetrante mirada café, alternó su vista entre el papel entre sus manos y el profesor que anotaba su nombre y explicaba varias cosas respecto a lo que había mandado a entregarles —. Ryo-chan — Susurró, cantando para sí misma.

Apenas el timbre anunció el fin de la jornada, el grupo se levantó, listo para dispersarse.
— ¡Si necesitan ayuda, no duden en pedírmela! — Intentó decir Ryo, aunque con poca suerte, ya que su ofrecimiento fue ahogado por el normal bullicio al final del día. Se sonrió y salió del salón.
— ¿Cómo estuvo tu primer día? — Lo sorprendió Ai, en la puerta.
— Creo que bien. Son muy participativos. Realmente no creo que tengan demasiados inconvenientes en el examen.
— Te dije que debes tenerte más fe, Ryo. Eres un excelente profesor. Yo te recomendé, así que más te vale que me hagas quedar bien.

— ¡Yasuko-chan! — Interrumpió la huida de la delegada una muchacha de un ondulado cabello azabache hasta los codos.
— Dime.
— ¿Qué camino vas a tomar hoy?
— ¿El de siempre? — Se sonrió la rubia —. ¿Por qué?
— Hay una oferta de pasteles cerca de mi casa, ¿quieres venir?
— ¡Seguro! ¿Me esperas abajo? Tengo que ir al baño — Susurró lo último la muchacha.
— Eh… ¡Sí! — Dijo la morocha, con una sonrisa de oreja a oreja.
La misma persona que había llamado tan dulcemente a la delegada cuando le entregara la encuesta hecha por el nuevo profesor, se acercó a Yasuko, una vez la otra muchacha se fue.
— ¿Hoy vas a volver con Maruko? — Le preguntó, seriamente.
— Hace semanas que quiere que la acompañe a esa tienda, Kura-chan — Reconoció la rubia, casi en un susurro.
— Por eso mismo. ¿Desde cuándo una tienda de pasteles mantiene una oferta por tanto tiempo?
— ¿Qué estás pensando?
— Quiero protegerte — Le dijo la morocha, apoyando una mano sobre su hombro. Acto seguido, Yasuko se echó a reír a carcajadas.
— ¡En serio que eres graciosa, Kura-chan! — Imitándola, apoyó una de sus manos sobre su hombro —. No te preocupes. Estaré bien. Lo más grave que puede pasarme es que mañana no pueda venir por haber comido tantos pasteles — Reconoció. Yasuko agarró su portafolio y se acercó a la puerta de salida —. A menos que — Pensó, girándose para mirar a Kurako, que estaba apoyada sobre el pupitre contrario al suyo y mantenía sus pies en el aire —… Kura-chan — La aludida la miró —, ¿quieres venir con nosotras?
La mirada algo triste y sombría de Kurako de pronto se volvió completamente brillante ante esa petición. Todo lo contrario a la de Maruko cuando vio llegar a Yasuko con su mejor amiga.
— Te sorprendimos, ¿no? — Le preguntó Kurako, agarrada del brazo de la rubia.
— ¿Tú también vienes? — Repreguntó la aludida, arreglándose el cabello.
— ¿Molesto? — Dijo Kurako.
Maruko no respondió a su pregunta, pero en su rostro estaba más que explícito que la presencia de Kurako le molestaba.

Había pasado una semana desde que, en su mente, había llevado a cabo aquel plan. Por donde lo mirara, no debería tener ninguna especie de falla. Era sencillamente perfecto -hasta el clima estaba de su lado.
El timbre sonó. Mientras Ryo daba las instrucciones finales que ninguna persona oyó, se acercó a él, con varias hojas entre sus brazos.
— Nishikido sensei — Llamó su atención, con una voz lastimera. El aludido levantó la cabeza y le sonrió.
— Sí, dime.
— ¿Podría ayudarme con algunas cosas? — Le preguntó Kurako, algo avergonzada.
— Claro. ¿Qué es?
— Son algunas tareas que nos había dado Shibutani sensei, pero no estoy segura si están bien…
— ¿Quieres que lo veamos juntos después de hora? — Preguntó Ryo —. Por lo que veo es bastante.
— Sí…
— Si gustas, puedo echarle un vistazo en el descanso.
— ¿Podría hacerlo? ¡Muchas gracias! — Expresó la muchacha, entregándole el montón de hojas que tenía en sus manos.
— Te parece que nos veamos — Dijo Ryo, lentamente, mientras miraba por arriba lo que Kurako le había entregado.
— En la biblioteca — Lo interrumpió la muchacha, finalizando su frase.
Ryo la miró. Por unos instantes, sintió que la forma de hablar de Kurako había cambiado, pero se lo adjudicó a su imaginación.
— De acuerdo. En la biblioteca — Repitió, con una sonrisa —. Tu nombre…
— Kurako.
Ryo asintió.
— Nos vemos luego en la biblioteca, Kurako-chan.
Sin moverse de su lugar frente al escritorio se quedó mirando a Ryo salir del salón y luego, pegó un pequeño salto, llevándose ambas manos a la altura del pecho. Cuando se giró hacia los pupitres, vio la curiosa mirada de Yasuko.
— ¿Qué?
— ¿Shibutani sensei no había corregido la tarea de todos antes de irse? — Preguntó Yasuko.
Kurako no respondió. Atinó a sonreír, antes de volver a su asiento.
— Y luego quieres que me caiga bien — Le dijo Maruko a Yasuko.
— No seas mala con ella, Maru-chan. El problema es que no dejas que Kura-chan te agrade.
— Es que hay algo en ella que no me convence — Reconoció Maruko, sin despegar la vista de la aludida.

El timbre dando por finalizado el descanso había sonado, pero Ryo seguía en la sala de profesores, absorto en la labor de corregir la tarea de una de sus nuevas alumnas para luego explicarle con lujo de detalles qué era lo que había hecho mal. Por ello, no se había dado cuenta que el descanso había terminado sino hasta que Ai llamó su atención.
— ¿No tienes clases? — Le dijo, sorprendiéndolo.
— ¿Eh?
— ¿No oíste el timbre? — Repreguntó Ai, con una pícara sonrisa por haber asustado a Ryo.
— Ah… Es que… Una alumna me dio unas tareas… y esto realmente se ve mal — Reconoció.
— A ver... ¿Quién es?
— Se llama… Ah… No le pregunté el apellido… Me dijo que su nombre es Kurako.
— ¿Kura-chan? ¿Del 2°B?
— Síp.
— Déjame ver eso. Es imposible — Le dijo Ai, sacándole una de las hojas que estaban sobre el escritorio.
— ¿Imposible? ¿Por qué? Me dijo que era una tarea que les había dejado Shibutani -san, y que no estaba del todo segura si estaba bien.
— Subaru corrigió absolutamente todo lo que tenía pendiente antes de irse, Ryo. Si no me crees, llámalo. Pero también me llama la atención que Kura-chan tenga esta clase de errores. Después de Yasu-chan, ella es la segunda con mejor promedio de la clase.
Así como Ai estaba desconcertada, también lo estaba Ryo. Si era cierto lo que Ai le decía, ¿por qué Kurako le mentiría? ¿Qué ganaría con rehacer una tarea previamente corregida y, a juzgar por las palabras de Ai, con una muy buena calificación?
Con todas esas dudas en la cabeza, salió de la sala de profesores y grande fue su sorpresa al hallar a Kurako a punto de golpear la puerta.
— ¡Ah! Kurako-chan…
— Nishikido sensei, ¿podemos posponer la reunión para mañana por la tarde? Recordé que hoy tengo algo importante que hacer…
— Seguro. No hay problema. Eh… ¿Quieres que te devuelva la tarea? La tengo en el cajón…
— No, no, no. Está bien si usted lo tiene. Nos vemos mañana.
— Nos… vemos…
Definitivamente había algo en Kurako que lo desconcertaba. Pero todavía faltaba saber qué era.

Cuando entró a su salón, no halló a nadie.
Se llevó una mano a la frente y sonrió. Se había olvidado que ese día habían ido de excursión.

Sensei, ¿tenemos que hacer ejercicios de calentamiento hoy? Hace mucho calor…
En la clase de gimnasia, bajo el rayo del sol, todo era quejas, y con razón. El calor parecía no dar tregua, y nadie sabía a ciencia cierta hasta cuándo iba a durar. Pero ni siquiera por un desmayo masivo de alumnas, la profesora iba a dejar de dar sus clases.
— Quiero que formen pareja y hagan una serie de 25 abdominales. Vamos, vamos.
De pie, en el lugar de siempre, Kurako había contado casi cinco veces la cantidad de alumnas: eran impares, y la profesora jamás se había rebajado a ayudar a alguna, y esa no sería la excepción. Aún así, y conociendo de antemano su respuesta, se acercó a ella, hasta que vio a su presa, al otro lado del enrejado.
— ¡Nishikido sensei! — Llamó su atención Kurako, agitando su mano en alto. Acto seguido, se acercó a él trotando —. ¿Puede ayudarme?
— ¿Eh? ¿Yo? ¿A qué?
— Necesito una pareja para hacer abdominales.
— Ah, pero…
— Ande, vamos — Volvió a pedirle Kurako, esta vez, agarrando el brazo de Ryo para jalarlo dentro de la clase —. Sólo serán unas pocas abdominales — Declaró.
— Lo siento — Le dijo Ryo a la profesora, quien le sonrió desde su autoritario lugar.
— Es insistente, ¿eh? — Le preguntó ella, respecto a su alumna.
— Así parece — Respondió Ryo.
Cuando se dio cuenta de la situación en la que se encontraba, era demasiado tarde para huir. El sol parecía estar fritándole el cerebro. A cada abdominal hecha por Kurako, podía ver con más claridad cómo su cabello se pegaba a su cuerpo, cómo su piel brillaba por el sudor ocasionado por el sol, cómo sus mejillas culpa del calor se teñían de un color carmesí cada vez más brillante, cómo su mirada penetraba sobre la suya, queriendo buscar algo que él no estaba comprendiendo del todo. Lo más lo perturbó fue el perfume que se desprendía de ella, de su cabello, de su piel, no tenía del todo claro de qué parte de ella provenía. Lo único que sabía, era que lo estaba enloqueciendo.
Apenas el silbato sonó, dando por finalizada esa serie de ejercicios, Ryo huyó despavorido. Mas Kurako se lo quedó mirando, con la misma sonrisa de satisfacción que le había enseñado a Yasuko minutos antes.

Pensó que el agua fría sobre su rostro calmaría un poco sus pensamientos, pero no estaba sucediendo. Cada vez que miraba su reflejo en el espejo, menos se reconocía. Su respiración era anormal, y podía sentir todas y cada una de las venas de su cuerpo latiendo con furia, como si estuvieran a punto de romperse. Ni siquiera la botella de agua que alguna vez había estado helada sobre su frente lograba calmarlo.
No podía sacar de su mente la figura de Kurako que aparecía cada vez con más fuerza en su mente.

Ni siquiera en la biblioteca había podido dejar de pensar en ello. Pese al calor constante, su alumna no parecía estar molesta por ello. Es más, hasta había pedido autorización a la encargada para poder tener consigo una botella de agua de la cual pocas veces bebió.
Veces que Ryo realmente no se percató.
A ella le resultó hasta tierno el hecho de llamarle la atención varias veces para que le explique qué había hecho mal cada media carilla. Aunque, en realidad, se sentía satisfecha. Eso era lo que había estado esperando desde hacía una semana.

Cuando cruzaron el portón de salida, se dieron cuenta que habían pasado más tiempo del esperado en la biblioteca.
Ryo había perdido la noción del tiempo pensando en qué estaba pasándole exactamente, y Kurako, por el simple hecho de estar con él.
— Se hizo un poco tarde, ¿no? — Le preguntó, con una tímida sonrisa.
— Así parece — Susurró el aludido.
— Lo siento mucho, sensei. No era mi intención retenerlo tanto tiempo — Se excusó la muchacha.
— No te preocupes, Kurako-chan. Es mejor hacer las cosas de una vez, bien, que hacerlas de a poco y mal.
— Tiene razón. Pero, aún así me siento culpable — Reconoció —. ¿Qué le parece si lo invito a cenar?
— ¿Eh?
— Mi casa queda a dos estaciones de aquí.
— Ah, pero…
— Y supongo que no dejará que una alumna suya vuelva sola a casa…, ¿verdad?
Una vez más, sintió que la voz de Kurako había cambiado. Ladeó la cabeza de un lado a otro y le echó la culpa al calor que seguía levantándose del asfalto, pese a que la luna estaba apareciendo de forma borrosa en el cielo.

No podía creer lo que estaba sucediendo.
A sus espaldas, una muchacha que perfectamente podía ser su hermana menor, vestida con un ceñido pantalón corto y una remera ancha, le cocinaba como si fuera su novia.
Pero lo peor, sin duda alguna, era la ausencia de adultos en la casa que, si bien no era demasiado amplia, sí daba cuenta que no vivía una sola persona.
— ¿Y tus padres? — Le preguntó, viéndola llegar con dos platos de pasta.
— Mi padre se fue de la ciudad por asuntos de negocios, y mi madre…, debe estar por llegar — Terminó su frase después de examinar la hora en el reloj a unos pocos metros lejos de ambos —. No soy muy buena cocinando, pero…, espero que sea de su agrado — Le dijo, cálidamente, antes de ir a la cocina por dos vasos con jugo y una jarra llena con el mismo líquido —. ¿Brindamos?
— ¿Con jugo?
— ¿Quiere que le sirva vino?
— No, no… No me refería a eso — Reconoció Ryo, ya sin saber qué estaba diciendo —. Pero, está bien. Brindemos. ¿Por qué quieres brindar?
— Por nosotros — Susurró Kurako.
En ese instante Ryo se dio cuenta, que en cierto momento, la voz de aquella muchacha sonaba como si fuera un hechizo. Y si eso era cierto, estaba funcionando a la perfección, porque él ya no estaba seguro si estaba siendo consciente de sus actos y de sus pensamientos.

Su teléfono vibró a su lado. Se sobresaltó y sonrió levemente por las cosquillas que le había dado el aparato tan cerca de su cuerpo. Sigilosamente, se levantó y salió al pasillo.
— ¿Sí?
— “Kurako, esta noche no voy a llegar a casa.
— Ah, mamá…
— “¿Cenaste algo?
— Sí. De hecho, estaba por irme a dormir — Reconoció la aludida.
— “Ya veo. Entonces, ve, hija. Que descanses.
— Sí. Hasta mañana.
Cortó la llamada y apoyó el aparato sobre su pecho.
Sabía que su madre no iba a ir a su casa, y menos su padre.
A ellos siempre les preocupó más su trabajo que ella.
Así como a sus padres su existencia no le importaba, a ella no le importaba demasiado la existencia de sus padres.
Era una especie de reciprocidad.
Volvió a entrar al cuarto y cerró la puerta detrás de sus espaldas. Cuidándose de no tropezar y terminar cayéndose al suelo, subió a la cama y dejó el aparato sobre la mesa de noche. Acto seguido, se recostó y estuvo un largo tiempo con insomnio, admirando su triunfo.

Poco a poco el canto de los pájaros fue volviéndose más nítido. Frunció el ceño. Pensó que era fruto de su imaginación. No debía oírlos, ya que él siempre se despertaba antes que amaneciera -una manía que no había logrado superar desde sus años de estudiante. Cuando intentó abrir los ojos y el rayo del sol lo cegó por unos instantes, y en ese momento se dio cuenta que efectivamente, se había quedado dormido. Quiso sentarse de un salto, pero la cabeza le dio vueltas como nunca. Sin embargo, logró hacerlo con lentitud. De a poco fue acostumbrándose a la luz natural hasta poder abrir los ojos por completo. Frunció el ceño. No estaba en su cama. Ni siquiera en su habitación.
— Buenos días, Ryo-chan.
Cuando giró su cabeza a la izquierda, la vio a ella. Se veía tan angelical y a la vez tan diabólica, enredada sensualmente entre una sábana blanca, con su cabello azabache rodeando sus curvas hasta rozar apenas su cintura.
En ese momento se dio cuenta: había caído en su trampa.
Y era algo tan prohibido y excitante que le sería imposible escapar.

2 comentarios:

  1. Taaan inocente Ryo.. ¿desde cuando cae tan fácil? jajajaja
    Espero por el prómixo capítulo !

    PD: voy a empezar a hacer abdominales, capaz que así logre agarrar algo xDDD

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    Respuestas
    1. Es que con lo perra que es la Kura-chan :v cualquier gil termina cayendo xD y eso incluye a Ryo-chan :P

      PD: Me descoloca no ver su apodo, Culebra xDDDDDDDDD (ya es la costumbre con AY ;www;)

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