30 de diciembre de 2016

[Oneshot] Love advices (Akame/ Ryohkura)

Ciaossu~!!
¿Actualizando antes de finalizar el año?
¿Adivinen quién hace hiatus obligatorio y pero porque quiere? ;A;
Aún así, en este tiempo (tanto drama y ya veo que todo dura una semana xDDDD) voy a ir cerrando todos los fics que tengo sin cerrar y que van a tener que seguir siendo publicados en el transcurso del '17
Guau... Ya se termina otro año... *sonido de grillos eterno porque este año pasó sin pena ni gloria como todos los anteriores (menos época navideña tengo xD)*
Como sea~ Con varias semanas de retraso, este oneshot va dedicado a una de mis lindas lectoras y comentaristas (?), Claudia y la Haru ^3^ Espero que le guste~ y perdón por el retraso~~ ;wwwww;
Que tengan felices fiestas y gente, media pila, no usen cohetes que a los animalitos les hace mal ;;
Enjoy~ ♥

Título: Love advices.
Fandom: Akanishi Jin, Kanjani∞, KAT-TUN.
Pairing: Akame (Akanishi Jin x Kamenashi Kazuya), Ryohkura (Nishikido Ryo x Ohkura Tadayoshi).
Formato: Oneshot.
Cantidad de palabras: 3793.
Género: Romance.
Rating: PG.
Resumen: Un mismo día, Kazuya y Tadayoshi deben poner en práctica los consejos amorosos que se dieron.


************************************


Love advices



Ciertamente, el clima era ideal. Le gustaba salir a caminar en su tiempo libre, aún cuando existía la posibilidad de ser reconocido por alguna fanática. Sus manos se congelaban dentro de los bolsillos de su sobretodo, pero el cálido rayo de sol hacía que ese detalle valiera la pena.
De repente, una vocecita proveniente del suelo llamó su atención.
Riaru wo… te ni irerunda…
Sus ojos se abrieron como platos. Una pequeña niña apoyada sobre una columna, destacaba del montón de gente por su vestimenta rosa: su campera, el gorro de lana, y hasta su pantalón tenía unos detalles de ese mismo color. Se arrodilló hasta llegar a su altura, llamando la atención de la niña, quien, luego de sorprenderse unos instantes, se giró rápidamente para espiar dentro del negocio que estaba a sus espaldas. De inmediato, se volvió al desconocido y le hizo una seña para que no hablara.
—¿Qué sucede?
—Papi está adentro.
—Pues, creo que debe estar preocupado por ti —Le dijo con una cálida sonrisa, posando luego su palma sobre la cabeza de la pequeña, quien sonrió por aquel contacto.
De repente, un hombre salió agitado del negocio. Miró para todos lados, y cruzó miradas con el sujeto que estaba hablando con la niña.
—Kame —Susurró.
—¿Akanishi? —Repreguntó el aludido. Segundos más tarde, volvió su vista a la pequeña.
—¡Papi! —Exclamó la niña, abalanzándose sobre las piernas de su padre, y abrazándolas con fuerza.
—Theia, ¿saludaste?  —Le dijo Jin, haciendo que la niña se volteara para volver a quedar frente a Kazuya.
—Encantada de conocerlo. Mi nombre es Akanishi Theia.Y este es mi papá —Le dijo, girándose apenas para señalar a Jin.
—Sí —Dijo Kazuya, incorporándose—. Lo conozco…
—Theia, él fue una persona muy importante en la vida de papi —Le dijo a la pequeña, que lo miraba desde abajo con sus enormes ojos negros.

Fue.
Claramente las charlas a las que había sometido a Ohkura-kun no sirvieron para nada.
Suspiré y esbocé una sonrisa. Esa nena no se merecía que le pusiera una mala cara culpa de su padre.
A diferencia de Jin, para mí, él todavía era una persona importante.
Es más, nunca había dejado de serlo.
Ni siquiera con esa cosa en el dedo.
Ahí fueron de nuevo mis constantes celos por un amor imposible.
Igual a lo que le pasaba a Ohkura. Quizás por eso nos llevábamos.

Aunque, ahora que lo pienso… Quizás su problema era peor porque no se daba cuenta que sus sentimientos sí eran correspondidos.

Le había pedido a Ryo su número de teléfono, pero cada vez que lo hacía estaba apurado o tenía algo más importante que hacer.
Todavía no puedo olvidar cómo cambió la expresión en su rostro cuando se lo pedí la primera vez. Me miró de arriba abajo con el ceño fruncido, como si estuviera completamente equivocado en que él iba a darme esa información.

—¿El teléfono de Ohkura? ¿Para qué lo quieres? —Hasta su tono de voz había cambiado.
—Sólo… quiero hacerle una consulta —Y yo era muy malo para mentir, sobre todo cuando se trataba de Ryo. Los años que pasamos juntos en la agencia cuando éramos pequeños habían ocasionado que él también pudiera darse cuenta cuando yo mentía.
—Bueno, Kame… Verás —Me había dicho lentamente mientras metía su mano por entre el llavero exageradamente cargado que tenía colgando en su pantalón hasta llegar a su bolsillo donde se quedó un buen rato hasta que sacó absolutamente nada. Estaba seguro que ahí estaba su teléfono celular—… Resulta que me olvidé el teléfono en casa…
Lo miré y volví la vista a lo que había escondido en su pantalón, pero me di cuenta que no iba a haber ningún cambio en su actitud.
Porque se trataba de Ohkura.
Casualmente cuando salí del camarín, me encontré con Yasuda-kun. Él me pasó el teléfono sin preguntar absolutamente nada. Nos pusimos de acuerdo en no comentarle nada a Ryo sobre nuestro encuentro.

Sin perder tiempo, esa misma noche Ohkura-kun me invitó a cenar a su casa.
No sé quién estaba peor, si yo o él. Después de dos botellas de alcohol, Ohkura-kun estaba llorando boca abajo en el sillón, pidiéndole a dioses que ni yo sabía que existían que Ryo por lo menos reparara en su existencia.
Separados por una pequeña mesa en medio del living, le sonreí sinceramente.
—Deberías hablar con él, y decirle lo que sientes —Solté en un momento. ¡Cómo si yo fuera el más capacitado para dar consejos amorosos!
—¡Lo dice el que nunca le dijo a Akanishi lo que le pasaba con él!
Eso había sido casi lo mismo que clavarme un puñal en medio del pecho.
—Es verdad —Me sinceré, tomando un trago de una cerveza que ya estaba a temperatura ambiente—. Aunque no lo creas, vine a pedirte un consejo al respecto.
—¿A mí? —Preguntó Ohkura-kun después de una eternidad. Trató de hablarme en la misma incómoda posición en la que estaba, pero optó por sentarse en el suelo—. ¿Quieres café?

—Oh. Gracias — Cuando Kazuya miró hacia atrás, vio a Theia durmiendo plácidamente abrazada a un oso de felpa. Volvió a su posición normal y abrió la lata de café. Cuando giró su cabeza hacia la derecha vio a Jin clavándole la mirada—. ¿Qué?
—¿En qué pensabas?
—¿Mh?
—Desde hace un buen rato que estás distraído. ¿Problemas en el trabajo?
—Puedo superarlos. En todo este tiempo he demostrado poder sobreponerme rápidamente a los problemas.
—Oye, cálmate un poco, Kame. No estoy atacándote ni mucho menos —Dijo Jin, al borde de la carcajada—. Fue sólo una pregunta.
—Yo… estoy bien —Respondió Kazuya, lentamente, bajando sus defensas de a poco—. ¿Y tú? —Preguntó, después de un buen rato.
El aludido respondió levantando sus hombros y esbozando una sonrisa, mientras miraba a su acompañante.
—Bien… No lo sé… Supongo que bien… Mejor ahora que te veo. Esa sería la respuesta correcta.
—Es extraño, ¿no? No nos vemos hace años y aunque tengamos miles de cosas qué decir, no sabemos por cuál empezar…
—Es cierto —Reconoció el aludido, apoyándose cómodamente sobre el asiento—. ¿Sabes qué me gustaría? Poder subirme a un tren e ir hasta donde no nos conozcan.
—Pides un milagro. Además, no creo que a Theia-chan le guste estar demasiado tiempo lejos de su madre.
—¿Quién dijo que nos la llevaríamos? —Preguntó Jin, mirando de reojo a Kazuya, quien no pudo evitar hacer otra cosa más que suspirar.
—Sabes que lo haría sin pensarlo dos veces.
—Lo sé —Susurró el aludido, rozando apenas el dorso de la mano de Kazuya. El aludido chistó y miró los asientos traseros. Theia seguía dormida, sin embargo, no era ni el momento ni el lugar para que protagonizar ese tipo de escenas amorosas.
—¿Qué va a pensar ella?
—Oh. Meisa lo superará.
—Hablaba de tu hija…
—Ella también lo superará, sólo que lo hará antes.
—Qué optimista eres…
—¿Kame? —Preguntó.
—¿Qué quieres?
—Si te lo pido, ¿vendrías?
—¿Adónde?
—A abordar ese tren conmigo, algún día.
—Algún día… Supongo —Resopló el aludido, mirando por la ventanilla.
—¡Sé sincero por una vez en tu vida! —Se quejó Jin, entre risas.
—Me duele lo que siento. Darle nombre a esto es, también, hacerlo real, y eso me duele todavía más.
Eso no era lo que Jin había estado buscando, pero por primera vez en mucho tiempo estaba oyendo al verdadero Kamenashi Kazuya, así que, cualquiera sea su resultado, estaba dispuesto a seguir con eso.
—Y, ¿qué es lo que sientes?
El aludido se giró para mirarlo. En su mirada no podía descifrar si se estaba burlando de él o la pregunta había sido sincera. Pero, la regla de oro que estaba por sobre todos los consejos amorosos que le había dado Tadayoshi, era la de ser honesto sin importar en qué situación se encontrara. Volvió a suspirar y lanzó su destino por la borda de un barco que estaba a punto de hundirse.
—Te quiero… Y lo sabes…
Su pregunta había sido sincera. Se dio cuenta al verlo sonreír.
—Lo sé, pero cuando lo dices, suena más lindo —Le dijo, palmeando el dorso de su mano—. Cuando quieras, sólo llámame y nos vamos al demonio un par de días —Agregó, entrelazando su mano a la suya.
—Theia-chan puede oírte, ¡baja la voz!
Tenías razón, Ohkura-kun, ¡ser sincero es lo mejor! (Aunque Akanishi no haya sido del todo sincero conmigo…)

-*-

Era la vez número setecientas que escuchaban la misma pista y todos deseaban que esa fuera la última. Sin embargo, la mueca hecha por el productor de la misma les estaba confirmando que, una vez más, había algo que no le gustaba.
—Ohkura, no lo entiendes —Repitió Ryo, casi por septingentésima vez. De nuevo estaba haciéndole oír una secuencia de sonidos que sonaban perfectamente bien en su mente, que parecía estar repitiendo a la perfección, pero que para Nishikido Ryo con poca experiencia en batería pero bastante en guitarra, parecía no estar alcanzando—. Hagámoslo una vez más y… veamos —Finalizó, volviéndose luego para ver al resto de la banda.
La sesión duraría menos de dos minutos, pero parecía que se alargaría por toda una eternidad a menos que Tadayoshi diera con el sonido justo que buscaba Ryo.
Porque el único problema parecía tenerlo con él.
Al resto de sus compañeros fue marcándoles algo, incluso cambiaba la melodía hasta que ambos estuvieran satisfecho con el resultado, pero con Tadayoshi no parecía llegar a tal consenso.
—¿Podemos descansar? —Preguntó Shota.
—Estoy hambriento —Reconoció Ryuhei, llevándose una mano al estómago.
—Ya terminamos —Dijo Ryo, dejando su guitarra en su estuche—. Vayamos a ver cómo suena — Una vez más, mientras la pista sonaba en el estudio de grabación, la expresión de Ryo lo decía todo—. Pueden irse.
—¿Eh? Pero… ¿Está bien? — Se atrevió a soltar Subaru, preso del hambre y el cansancio.
—No estoy del todo satisfecho, pero con las pistas sueltas, puedo enganchar la de Ohkura ahí arriba —Reconoció Ryo.
—¿Enganchar? —Preguntó Tadayoshi.
—Sí. No habrás pensado que te iba a liberar a ti también, ¿no? Podemos añadir tu pista luego. La sesión ya está grabada después de todo.
Tadayoshi se lo quedó mirando. Oyó que el resto de los presentes en la sala le decían cosas, pero sus frases de odio infinito hacia aquel sujeto que estaba cómodamente sentado frente a la consola de sonido estaban siendo más fuertes que cualquier otro sonido externo.
—“Cálmate, cálmate. No es contigo el problema. Ryo-chan sólo parece tener un mal día”, trataba de consolarse Tadayoshi a sí mismo.
—¿Estás listo?
Al oír su voz, se dio cuenta que no había podido calmarse en lo absoluto y que lo único que deseaba era que esa tortura se terminara.
Mientras volvía a sentarse frente a la batería, recordó una de las tantas charlas que había tenido con Kazuya. Cierto día había recurrido a él en busca de consejos amorosos, ya que, sin saberlo, ambos tenían el dilema de decirle o no a la persona que amaban que… efectivamente la amaban. También que ambos, por distintos motivos, estaban seguros que serían rechazados sin ningún tipo de miramientos.
—“En otro momento de mi vida, habría estado encantado de tener esta oportunidad de estar a solas contigo, Ryo-chan. Hoy, la odio”, suspiró.
—¿Todo bien? —Preguntó el aludido desde la consola de sonido. Como respuesta, Tadayoshi atinó a asentir—. Muy bien, hagámoslo.
No supo si estaba bien lo que estaba tocando. Lo único que quería era que le agradara a aquel sujeto a varios metros de distancia e irse.
—¿Y bien?
La sonrisa que Ryo le mostró fue lo que necesitaba para que su paciencia llegara a su límite.
—De acuerdo. Entonces, ve tú a tocar esa batería —Le dijo, sin siquiera levantar demasiado el tono de voz. Agarrando su teléfono celular en el proceso, se dirigió al cuarto de baño. No esperó que Ryo lo siguiera. Hasta que salió a lavarse las manos, no lo hizo, así que pensó que así estaba bien.
—“Estamos nosotros dos encerrados en un estudio de grabación. En otro momento de mi vida estaría feliz, pero ahora, no. ¿Acaso tiene un problema conmigo que desde la mañana que no le gusta la forma en que toco la batería?
Ese mensaje le había enviado a Kazuya, el cual pronto tuvo su respuesta.
—“¿Por qué no aprovechas y se lo preguntas?
—“¿Qué cosa?
—¿Estás bien? —Ryo se asomó al baño para verificar que su compañero no hubiera cometido suicidio.
—Sí, ahora voy —Respondió Tadayoshi, enviando el mensaje de texto. Regresó con Ryo a la sala de grabación y volvió a dejar el celular al lado de la consola—. Es la última vez —Le advirtió.
—De acuerdo —Le sonrió Ryo, sin poder evitarlo. Había tratado de prestar atención a lo que estaba tocando su compañero, pero la luz proveniente de un celular que no era el suyo y que tenía a Kazuya como remitente, lo apartó de su tarea. Debajo del mismo, había un mensaje de texto, en respuesta a algo de lo cual él no tenía ni la remota idea de qué se trataba.
—¿Ya? —Le preguntó Tadayoshi.
—Ah… Lo siento, no escuché —Reconoció el aludido, reproduciendo luego la pista de sonido—. Mhh… Creo que va mejorando.
—Ryo, en serio, ¿qué rayos te sucede conmigo? —Soltó Tadayoshi—. Desde que empezamos a grabar que no te gusta nada, y estoy tocando lo que tú me dices que toque. ¿Cuál es tu problema? —Le preguntó, sentado en una silla a su lado y enfrentándose a él.
—No es que esté mal. Es… Hay algo que no me termina de cerrar —Respondió el aludido de una forma bastante lenta para el gusto del más alto.
—¿Sucede algo más?
—¿Eh?
—Hablaste muy lento.
—Te pareció.
—Mh…
—¿Ohkura?
—¿Mh? —Le preguntó, levantándose apenas para agarrar el teléfono celular que estaba al otro lado de Ryo.
—¿Por qué te estás mandando mensajes con Kame?
El aludido no pudo evitar lanzar una carcajada mientras volvía a sentarse en su lugar.
—¿Acaso te importa?
—Por supuesto que sí.
Tadayoshi se quedó perplejo con su respuesta.
—¿Puedo irme a casa ya?
—No.
—¿Perdón?
—No respondiste lo que te pregunté.
—Tiene problemas amorosos y… vino a pedirme ayuda.
Ante la respuesta de su compañero de grupo, Ryo no pudo evitar romper en carcajadas que parecían no tener fin. En cambio, Tadayoshi, simplemente atinó a mirarlo con el ceño fruncido sin entender el por qué.
—¿Tú le diste consejos amorosos a Kame?
—Sí, yo. No sé qué te causa tanta gracia. Quizás no sea el más apropiado para hacerlo, pero…
Instintivamente, el baterista selló sus labios. Sabía que si seguía hablando sin pensar terminaría diciendo algo demás.
—¿Qué? ¿Acaso tú tienes problemas amorosos?
—No. No quise decir eso —Respondió Tadayoshi, tragando saliva en seco.
—Dijiste que no eres el más apropiado para dar consejos amorosos.
—Con eso estaría tratando de decir que no tuve buenas relaciones.
—Pero, en este caso —Dijo Ryo, sosteniendo su cabeza con una mano.
—Está bien, ya respondí lo que querías. ¿Puedo irme ya?
—Te dije que la pista no me había gustado.
—Ryo, vete al demonio. Estoy agotado física y mentalmente, y por sobre todas las cosas…
—Yo también tengo hambre —Finalizó su frase el más bajo—. Ven conmigo. Hagámoslo una última vez. Te aseguro que cuando termines, te irás a casa.
—Dijiste lo mismo más temprano…
—Esta vez es en serio —Dijo mientras salía de la sala de grabación para dirigirse al lugar donde estaba la batería.

¿Por qué siento que no quieres dejarme ir?
Me gustaría que fuera así.

No pretenderás que desde este ángulo preste atención a lo que vas a tocar, ¿cierto?

—Cierra los ojos —Le dijo Ryo. Tadayoshi estaba de brazos cruzados con la espalda apoyada sobre uno de los laterales, detrás de Ryo.
—¿Para qué? —Preguntó el aludido.
—Sólo hazlo.
Tadayoshi suspiró e hizo caso a las palabras que le dijo el más bajo.
En el instante en que Ryo apoyó los palillos sobre la batería, su compañero de grupo no podía describir con palabras la sensación que estaba teniendo su cuerpo. Aunque tratara de abrir la boca y decir algo, le era imposible.

Una parte mía ansía que no dejes de tocar nunca más.
¿No puedo atarte a la batería y obligarte a tocar para siempre?

Tadayoshi abrió los ojos cuando la música cesó. El aludido le sonrió.
—¿Y bien? —Preguntó ante la expresión de asombro del más alto.
—Guau… Simplemente… Guau…
—Ven a hacerlo tú —Le pidió, levantándose.
—¿Qué?
—Eso es lo que quiero que toques —Reconoció Ryo, arreglándose el buzo—. Pero espera a que llegue a la consola de sonido.
—¿Acaso esto está embrujado o algo? —Preguntó Tadayoshi en voz baja, en referencia a la batería, frente a la cual se sentó. La voz de Ryo llamando su atención lo volvió a tierra. Volvió a suspirar e intentó imitar lo que había llegado a sus oídos minutos antes. Cerró los ojos como si eso ayudara en algo. Cuando terminó, no alcanzó a ver a Ryo en la consola de sonido. Pero, cuando lo hizo, halló su brazo y pulgar derecho en alto.

Quizás yo quería esto: que me retuvieras aunque sea de esta manera.
Quizás, inconscientemente, yo buscaba alguna excusa para estar más tiempo contigo.

—Perfecto —Le dijo Ryo, girándose hacia Tadayoshi cuando entró.
—Gracias —Dijo el aludido en un suspiro, desplomándose sobre el sillón detrás de Ryo.
—Gracias, ¿por qué?
—Por enseñarme algo nuevo.
—Tampoco fue tan así. Es sólo que tú no estabas lo suficientemente concentrado. Ohkura, esto no es sólo una grabación que hay que hacer tal y como está escrito. Debes sentir la música.
—Estando bajo presión…
—¡Es por esa misma razón que te estoy diciendo esto! —Se sonrió Ryo—. Aunque sea algo que deba hacerse, debes sentir lo que estás tocando, no sólo hacerlo. ¿Se entiende lo que estoy diciendo?
—Tengo hambre y sueño, olvídate que mi cabeza procese algo más que eso…
Lentamente, Ryo levantó el celular de Tadayoshi que estaba escondido entre sus ropas y lo dejó sobre la consola de sonido. Del mismo modo él se levantó y se acercó a su compañero de grupo. Estaba de cara al techo con los ojos cerrados, pero sabía que no estaba dormido.
—Oye, Ohkura —El aludido abrió un ojo para mirarlo—…, ¿qué sientes por mí?
Estaba preparado para casi todo: una especie de cita en algún negocio de comida ambulante, una posible visita a su casa, pero no para eso. No para responder a eso.
—¿Qué? —Susurró.
—Kame te preguntó eso por mensaje de texto —Respondió el más bajo, sentándose despreocupadamente a su lado y señalando con la cabeza el aparato a unos pocos pasos lejos de ambos. Tadayoshi saltó del sillón en busca de su teléfono, pero el inesperado agarre de Ryo sobre su remera lo hizo caer de cara al suelo, tirando una de las sillas frente a la consola de sonido en el proceso.
—Ay…
—¿Adónde crees que vas?
Cuando Tadayoshi alzó la vista, trató de descifrar la expresión de Ryo, pero no podía.
—A agarrar mi teléfono… ¡¿Qué te pasa?! ¡¿Por qué me haces caer así?!
—Quiero que me respondas.
—¡No sé de qué estás hablando!
Ryo revoleó los ojos y, de brazos cruzados, volvió a mirar a Tadayoshi, que seguía en el piso.
—¿Acaso no crees que Kame te mandó eso?
—No es eso…
—¿Entonces? —Tadayoshi no sabía qué responder. Todas las mentiras que había ideado no servían para una situación como esa. Su cabeza dejó de divagar al ver a Ryo de cuclillas a su lado—. ¿Por qué no confías por mí?
El aludido se sorprendió por su pregunta, por la expresión dolida que decoraba aquel rostro que él tanto amaba.
—¿Por qué dices que no confío en ti?
—¡Por lo que estás haciendo! ¡¿Por qué no me dijiste que estabas hablando con Kame?! ¡¿Quién le dio tu número?!
—¿Por qué te molesta tanto…?

¿Debería dejar que mis esperanzas sigan aumentando a este nivel?
Apenas puedo oírte con lo fuerte que late mi corazón.  

—Y yo que me esforcé en inventar excusas para no —De repente, Ryo abrió los ojos como platos, los cerró con fuerza y desvió la vista. Tadayoshi pudo oír un débil insulto salir de sus labios.
—¿Excusas para qué? —El más alto se sentó y agarró el brazo de Ryo—. ¿Ryo-chan?
Lentamente, el aludido se volvió a su compañero.
—Para no darle tu número a Kame…
—¿Por qué hiciste algo así?

Basta.
Por favor, no sigas.
Invéntate algo, cerebro. No dejes que mi corazón siga hablando. Ya no puedo soportarlo.

—Tú tampoco me has respondido…
—¿Qué?
—Te pregunté qué sientes por mí, y no me has respondido.
 —Hagámoslo al mismo tiempo.
—¿Responder?
—Sí.
—Está bien. A la cuenta de tres… Uno, dos, ¡tres!
—Te amo.
El par no podía creer lo que estaba oyendo.
Aquella frase resonó al unísono y atravesó hasta la última célula de su cuerpo.
—¿Hace cuánto que estamos así? —Preguntó Ryo.
—Así, ¿cómo?
—Mirándonos a los ojos…
Tadayoshi esbozó una sonrisa.
—No lo sé. Podría seguir mirándote eternamente.
Lo siguiente que sintió Tadayoshi fue su mente tornándose en blanco y su cuerpo estremeciéndose por el corto beso que Ryo le dio en los labios.
—Me moría de ganas de besarte —Se sinceró, cerrando los ojos como si buscara que aquel sabor perdurara el mayor tiempo posible—. Desde hace mucho tiempo. Desde hace tanto que no puedo recordarlo.

Esto era algo completamente diferente a lo que sentí antes.
Ahora quiero hablar pero, aunque ya no tengo la pesada carga encima del ‘te amo’, algo me lo impide. Y son tus palabras, Ryo, y este nudo que se está formando en mi garganta y que poco a poco va desatándose en forma de lágrimas.

Ryo abrió los ojos al oír un gimoteo. Era Tadayoshi, y estaba llorando.
—Oye, ¿qué sucede? ¿Por qué lloras? —Preguntó, sin poder evitar sonreír—. ¿Qué dije?
—Nada —Respondió el aludido, secándose las lágrimas con la remera—. Es sólo que… Debí habértelo dicho antes.
—Yo también pude haberlo hecho. Pero, no podía. El miedo me lo impedía. Si me rechazabas, ¿cómo seguiría nuestra relación? ¿Cómo me tratarías después de decirte que eras el amor de mi vida?
—Te hubiera dicho que yo también sentía lo mismo por ti —Dijo, entrelazando su mano a la de Ryo—. Perdón: que yo también siento lo mismo por ti —De nuevo, un beso sincero, esta vez, empezado por Tadayoshi. Cuando quiso separarse, Ryo se lo impidió, acaparando nuevamente sus labios hasta que ambos se quedaron sin aire. Abrieron los ojos y simplemente se miraron y sonrieron de forma nerviosa—. ¿Es demasiado pronto para…?
—Síp.
—Lo supuse —Reconoció Ryo, levantándose de un salto.
—Pero, puedo aceptar una cena —Le dijo Tadayoshi, todavía sentado en el suelo.

Eran las dos y algo de la mañana cuando me desperté.
A mi lado, estaba la persona que más amaba durmiendo plácidamente.
Con toda la lentitud del mundo, agarré mi teléfono y mandé un mensaje de texto.
“¿Recuerdas lo que te dije aquella vez? Debes ser sincero, ¡sin importar qué!”

1 comentario:

  1. Asddsasdhgsgdffghcknvubgbcujcykcjh!!
    Lo ame!!
    Muchas Gracias Miki!!
    Es ... simplemente hermoso!!!

    XD Jin es un mentiroso!
    Y Río y Tatsu... asddsasdhgsgdffghcknvubgbcujcykcjh ~ ♡♡♡♡
    Ahora. .. Es hermoso!!!

    ResponderEliminar