Ciaossu~!!
Como que me olvidé un par de días, ¿no...? Gomen ;; pero no había forma de darle forma a este capítulo @@
Espero que lo disfruten~
Título: 30 days with you.
Fandom: Johnnys.
Pairings: Ryokura [Okura Tadayoshi x Nishikido Ryo].
Formato: Multi-chaptered.
Género: Romance, smut.
Rating: NC-17.
Estado: En proceso.
Capítulo: 09/ 30
Cantidad de palabras:
Sinopsis: Un celoso Ryo espera a que Tadayoshi termine su cena con una antigua compañera de trabajo. El precio, no sólo por haberlo hecho esperar sino también, por haberle dado celos, va a hacer un poco caro para Tadayoshi...
Como que me olvidé un par de días, ¿no...? Gomen ;; pero no había forma de darle forma a este capítulo @@
Espero que lo disfruten~
Enjoy~ ♥
Título: 30 days with you.
Fandom: Johnnys.
Pairings: Ryokura [Okura Tadayoshi x Nishikido Ryo].
Formato: Multi-chaptered.
Género: Romance, smut.
Rating: NC-17.
Estado: En proceso.
Capítulo: 09/ 30
Cantidad de palabras:
Sinopsis: Un celoso Ryo espera a que Tadayoshi termine su cena con una antigua compañera de trabajo. El precio, no sólo por haberlo hecho esperar sino también, por haberle dado celos, va a hacer un poco caro para Tadayoshi...
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My ninth day with you
Día 09: Contra la pared.
Día 09: Contra la pared.
Emi se ahogó con el agua que bebió justo en el momento en
que oyó la confesión de Tadayoshi.
Su antiguo compañero de trabajo no sólo era homosexual
sino que, también, estaba en pareja y, encima, con uno de sus compañeros de
banda.
Con el compañero de banda que mejor le quedaba, según ella, por así decirlo.
— ¿Emi-chan? — Llamó su atención Tadayoshi, con una
sonrisa, mientras veía cómo a poco, su acompañante recuperaba su compostura.
— Estoy bien, estoy bien. ¡¿Podrías esperar a que termine
de beber antes de confesar algo así, Okura-kun?! — Le recriminó, imitando su
sonrisa.
— Lo siento — Se disculpó el aludido.
— Y…, ¿Nishikido-san digo algo respecto a la cena?
— Se molestó mucho — Dijo Tadayoshi, abriendo los ojos lo
más que pudo.
— Y no es para menos… Después de la escena que tuvimos en
la película.
— Tú también con eso… Ni siquiera tuvimos un beso real.
— Ahora que lo pienso… Tienes razón — Reconoció la
morocha, estallando luego en carcajadas, al igual que Tadayoshi. La noche pasó
tranquilamente. Tadayoshi si bien mantuvo su teléfono a su lado en todo
momento, jamás vio un mensaje de texto por parte de su pareja, quien esa misma
noche estaría regresando de su viaje de trabajo a Osaka —. ¿Esperas la llamada
de alguien? — Le preguntó Emi al ver una expresión cercana a la tristeza en el
rostro de su amigo.
— Ryo-chan regresa de Osaka, pero… No me llamó ni nada
por el estilo.
— Seguro debe estar esperándote en tu casa. ¿Quieres que
vayamos yendo?
— ¡No! No, por favor. Encima que me invitaste a cenar…
irme así como si nada, sería descortés.
— En serio, no hay problema. Menos con una relación tan
reciente como la suya.
Tadayoshi sonrió forzadamente. Sabía lo que le esperaba. Sea
cual fuera el humor con el que llegara Ryo, indudablemente la frutilla del
postre sería un monólogo irónico por parte de su parte respecto a la cena que
estaba manteniendo con su antigua colega. Pero si bien había acordado quedarse un
tiempo más con ella, la repentina lluvia amenazó con arruinar sus planes.
— Creo que debo retractarme…
— Está lloviendo cada vez más, ¿no te parece? — Preguntó
Emi, intentando mirar las nubes a través de los ventanales del restorán, pero
las gruesas gotas de lluvia que golpeaban sin cesar, le impedían ver más allá
de unos pocos centímetros —. Lo mejor es que regresemos a casa. Gracias por
esta cena y… envíale mis saludos a Nishikido-kun cuando ya no esté enojado.
— Lo intentaré — Dijo Tadayoshi. Acompañó a Emi a tomar
un taxi con un paraguas prestado por la gerencia del lugar, el cual Tadayoshi
pidió hasta ir por su vehículo, en el estacionamiento del restorán, pero grande
fue su sorpresa, al ver de pie al lado de la puerta, a nadie más y nadie menos
que Ryo que, aún empapado de pies a cabeza, lo había estado esperando allí —.
¿Qué rayos haces aquí?
— Vine a buscarte — Le dijo, lanzando a la acera una
colilla de cigarrillo que ya había terminado —. Es el tercero que me fumo
esperándote…
— Tuve un déjà-vú…
y no fue para nada agradable — Dándose cuenta a qué se refería Tadayoshi, el
morocho se sonrió.
— Fue con esa intención. Vámonos — Le dijo, sin siquiera
esperar respuesta de su parte, agarrándolo del brazo para arrastrarlo unos
metros hasta llegar al automóvil de Ryo.
— ¿Qué haces?
— Vamos a mi casa.
— Pero, ¡yo quiero ir a la mía!
— Lo siento, pero esta noche, vas a dormir en la mía —
Declaró el morocho, lanzando a Tadayoshi dentro del vehículo y poniéndole el
seguro a la puerta antes de cerrársela en la cara y caminar hasta abrir la del
lado del conductor.
— Ryo, ¡esto es un secuestro!
— Si te dejas, no lo será — Dijo el aludido, sacándose la
gorra que había quedado completamente empapada y lanzándola al asiento trasero
antes de emprender el camino a su hogar.
— ¡Pero…!
— Okura… Estoy cansado, me jodieron con los horarios y no
estoy de humor para oír reclamos. Vienes a mi casa, te guste o no.
Con una expresión de completa furia en el rostro,
Tadayoshi se acomodó en su asiento, ateniéndose a lo que sea que iba a
depararle el destino para aquella noche cuya lluvia parecía no tener fin.
Apenas llegaron al departamento del mayor, Ryo se
apresuró a agarrar un par de toallas y secar su cuerpo, despojándose de sus
ropas y dejándolas desparramadas por todo el departamento, como si estuviera
marcando un camino con cada una de aquellas prendas.
Tadayoshi, por su parte, se sentó en el sillón frente al
televisor, a esperarlo. Aunque quería que Ryo lo abrazara por detrás y lo
besara, pidiéndole perdón, sabía que en su mente aún seguía latente la pregunta
del día; y también sabía que tendría que ser él quien diera inicio a la
conversación.
— ¿Qué pasó con los horarios? — Le preguntó, viendo a Ryo
beber una cerveza y lanzar un suspiro de placer por ello.
— Los cambiaron a último momento, fue un desastre. ¿Y tu
cita con Emi-chan? ¿La pasaron bien?
Tadayoshi revoleó los ojos y suspiró sonoramente.
— Sabía que dirías eso. Lo sabía — Finalizó, cruzándose
de brazos.
— ¿Para qué me hablas si ya lo sabes? — Dijo Ryo,
subiendo las escaleras hasta su cuarto.
— ¿Para eso querías que viniera? — Le preguntó el rubio,
poniéndose de pie y mirando a su pareja detener sus pasos sobre las escaleras,
pero, aunque quería que bajara y se disculpara por haber actuado de una forma
tan infantil, sabía que Ryo no lo haría. Volvió a suspirar y a dirigirse hacia
la puerta del departamento, pero cuando quiso darse cuenta, su cuerpo estaba
inmovilizado entre la espada y la pared, casi de forma literal, ya que el
cuerpo de Ryo estaba, con razón, bastante frío —. ¿Qué haces?
— Deteniéndote — Le respondió su pareja, susurrándole al
oído, mientras sostenía una de sus manos en alto, entrelazándola a la suya —.
Te extrañé — Susurró, una vez más, tan sensual y melodiosamente que a Tadayoshi
le dolía, además de generarle miles de sentimientos encontrados.
— Te odio…
— ¿Por qué?
— Porque sabes que me tienes a tus pies…
— Me alegra escucharte decir esas palabras — Reconoció el
morocho, soltando el agarre sobre la mano de su pareja para abrazarlo por la
cintura —. Pensé que estarías enojado.
Lentamente, Tadayoshi se giró y rodeó su cuello con ambos
brazos.
— Lo estoy.
— No, no lo estás — Reconoció Ryo, dándole un suave beso
en los labios —. ¿Sabes una cosa?
— ¿Qué?
— No voy a aguantar hasta que lleguemos a la cama…
— Ni que estuviera tan lejos…
— Ya es demasiado tarde — Dijo el morocho, besando entre
palabras el cuello de Tadayoshi y desabrochando su pantalón.
— Eres tan insaciable…
— Es que te extrañé —Se sinceró, mientras besaba el
cuello de Tadayoshi y empezar un camino descendiente hasta llegar a su cintura.
— Sólo pasamos un día sin vernos, Ryo-chan…
— Imagina lo que te estaría haciendo si hubieran sido
más…
El más alto simplemente sonrió de lado, sin poder hacer
otra cosa más que sentir cómo su cuerpo reaccionaba al tacto de su pareja.
— ¿Será que nuestra relación siempre será así? — Ryo lo
miró —. ¿Nunca seré capaz de decirte que no?
Ryo se estremeció al sentir la cálida caricia de
Tadayoshi sobre su mejilla. Automáticamente, se incorporó y acomodó su cabeza entre
su cuello y uno de sus hombros, sintiendo que el champú de su pareja, al
haberse mojado con la lluvia, parecía haber ganado un aroma cada vez más
intenso.
— Creo que más bien es al revés.
— ¿Eh?
— Es porque tú me haces sentir todo esto, que terminamos
haciéndolo.
— ¿Entonces ahora es mi culpa? — Exclamó Tadayoshi,
girando lo más que pudo su cabeza para poder mirarlo a los ojos.
Ryo suspiró y lo besó con ternura.
— Ya cállate y hagamos el amor — Le susurró, con los ojos
cerrados, apoyando su frente sobre la suya.
Intentando seguir siendo lo más delicado que podía, Ryo
sostuvo las piernas de Tadayoshi y las entrelazó alrededor de su cintura.
— ¿Vas a soportar mi peso? — Preguntó el menor, sintiendo
un leve ardor sobre sus mejillas.
— Sí, no te preocupes. Si no, terminaremos haciéndolo en
el suelo — Reconoció Ryo, dándole un fugaz beso en los labios.
Mientras pensaba que debía perder un poco de peso,
Tadayoshi sintió la erección de Ryo irrumpiendo dentro suyo, una vez más, pero,
inesperadamente, de una forma mucho más lenta que lo usual. El rubio se aferró
a él, y gimió sobre su oído, dejando que de sus labios salieran las palabras
más tiernas que sólo Ryo podía hacerle decir, en ese momento tan íntimo para
ambos.
— Ryo-chan…
— ¿Me dejas intentar algo?
— Claro — Respondió el más alto, sorprendido por las
palabras de su pareja. Intentando no separarse demasiado de su cuerpo para
evitar que terminara cayendo al suelo, Ryo alzó cómo pudo una de las piernas de
Tadayoshi hasta la altura de su propio hombro. Cuando se dio cuenta que la pierna
de Tadayoshi que aún estaba entrelazada a su cintura perdía agarre, la sostuvo
con fuerza —. No… Déjala ahí — Jadeó el
morocho.
— ¿Qué quie…?
Tadayoshi recibió la respuesta en su propio cuerpo, tensionándose
al sentir cómo la erección de su pareja entraba y salía de su cuerpo de una
forma tan perfecta como certera. Él hizo bien en acercarse a él lo más que
pudo, y al mismo tiempo obligarlo a aferrarse al propio. Podía sentir sobre sus
espaldas, el frío tacto de la pared, oír el sonido de las yemas de Ryo raspando
aquella zona, intentando enterrarse en él lo más que podía y, al mismo tiempo,
el sonido de pasos yendo y viniendo a través del pasillo. Sus miradas se
encontraron y sonrieron, sabiendo que si aumentaban las intensidades de sus
gemidos, que si por algún motivo sus voces sonaban más alto que el zumbido de
un mosquito, cualquier vecino podría llegar a oírlos. Sellando los labios del
otro tan sonora como apasionadamente, ahogaron entre ellos sus gemidos. Aún
contra la pared, Ryo culminó de cuclillas, manteniendo el cuerpo de Tadayoshi
encima suyo y ahora, ambas piernas sobre cada uno de sus hombros.
— Fue increíble — Logró susurrar, sin deshacer su
posición.
— La próxima vez, más vale que me amordaces cuando
intentes hacer algo parecido…
— Tus deseos son órdenes — Le dijo, abrazándolo con
fuerza.
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