Mambrú - Una mirada
En casa~
Ciaossu~!!
Aunque Ryo-chan no haga acto de presencia en este epi... Créanme que ese avatar y esa expresión tiene MUCHO que ver xD No es un santo, al menos en Touch, Ryo-chan no es ningún santito D:
Pero tiene sus motivos para ser yeguito y falta mucho para que ustedes, mi gente lectora, se enteren ^^
Por lo pronto, con mi dolor de garganta galopante >< les dejo el fic~ :3
Enjoy~ ♥
Título: Touch
Fandom: Johnnys.
Pairing: IkuTego [Ikuta Toma x Tegoshi Yuya], OkuMassu [Okura Tadayoshi x Masuda Takahisa] (pero nadie dice que no pueden haber más ;3)
Formato: Multi-chaptered.
Género: AU, romance, drama.
Rating: PG-13
Capítulos: 06 / ¿12?
Sinopsis: El encuentro de Tadayoshi y Takahisa no genera más que dudas y frustraciones en el menor. Mientras tanto, Takahisa le da toda las pistas a Yuya quien termina deduciendo fácilmente que su amigo está enamorado de alguien...
“Sinceramente, no creo que la palabra Adiós
sea difícil de pronunciar.
En cambio, creo que una de las más
difíciles, una frase difícil, es decir te amo.
¿Qué otra cosa puedes hacer cuando el miedo
te invade?
Aunque hayan estado rodeados de mentiras,
ellos se amaban, del mismo modo en que nosotros los hicimos. Si en ese momento,
o incluso antes, lo hubiera sabido, le hubiera dicho a Massu que fuera sincero
con Okura-san. No sólo estaba su propia felicidad de por medio,
sino, también la de Okura-san, pero eso, claro que
Massu no lo sabía”
( 02. Bienvenida )
( 03. Mentiras )
( 04. Rumores )
( 05. Quiero verte )
Capítulo 06: Susto
Tal y como se lo había dicho por mensaje de texto, su
casa era bastante normal. Y Tadayoshi lo estaba comprobando con sus propios
ojos.
- Aquí tiene – Dijo la hermana mayor de Takahisa, dejando
frente a sus ojos una taza de café.
- Ah, muchísimas gracias.
- No hace falta la formalidad – Dijo la muchacha,
sentándose frente a él, en torno a la mesa cuadrada de madera.
- Lo siento.
La muchacha lo invitó a beber el café, cosa que el
muchacho hizo, segundos más tarde.
- ¿Cómo está?
- Delicioso. Está realmente delicioso.
- Me alegro. Hace mucho que no hago café, pero parece que
no he perdido el toque – La mirada de la muchacha se volvió melancólica,
haciendo un dibujo imaginario sobre la mesa -. A mi padre le gustaba cómo le
preparaba el café…
- ¿Hace cuánto… se fue su padre…?
- Hace once años. Creo que yo pude entender por qué se
fue, con el paso del tiempo, pero para Taka-chan fue un golpe muy duro. Él
tenía siete años después de todo. Es el día de hoy que no puede perdonárselo.
- Ya veo – Dijo Tadayoshi, bebiendo otro sorbo de café.
- Ya – Llamó su atención Takahisa -… puede subir…,
Okura-san.
- ¿Subir? – Preguntó su hermana.
- Claro, él no ha venido a verte a ti, neesan.
- Pero pueden conversar aquí, yo tengo que irme ya – Dijo
la muchacha, agarrando la mochila que estaba a su lado -. Siéntate como en tu
casa, Okura-chan.
- ¿-Chan? – Preguntó su hermano.
- Es sólo una forma cariñosa de llamarlo – Aclaró,
corriendo hasta la puerta de entrada -. Llego tarde, ¡nos vemos!
- Tu hermana es muy enérgica.
- Ni que lo diga – Suspiró Takahisa, mirándolo unos
segundos -. Ehh… Sígame… Por aquí.
- Sí.
Tadayoshi subió las escaleras junto con Takahisa,
siguiendo sus pasos hasta su cuarto. El menor señaló su cama para que el mayor
se sentara, haciéndolo él sobre la silla que estaba frente a su computadora.
- ¿Cuándo vino?
- Llegué recién.
- E… E… ¿Recién? Pero…
- Me quedé a dormir en el aeropuerto porque no sabía cómo
volver a casa – Suspiró el mayor, avergonzado, jugando con sus dedos sobre la
taza de café. El modo vibrador de su celular lo hizo sobresaltar, sacando el
aparato del bolsillo de su pantalón.
03 de agosto – 08:37
De: Yasu >^^<
¿Y, Romeo? ¿Cómo
están las cosas con su Julieta? No he podido pegar un ojo en toda la noche por
eso.
Sonrió, volviendo su mirada a Takahisa, quien no le había
quitado la vista de encima, antes de guardar el celular rápidamente.
- Mi madre – Le dijo.
- Ah, respóndale. Debe estar preocupada por usted.
- Ah… Sí…
Le estaba mintiendo de nuevo. No porque quisiera, sino
porque no quería lastimarlo.
Para: Yasu >^^<
Exagerado. Está
todo bien.
03 de agosto – 08:42
De: Yasu >^^<
“Está todo bien”.
¡Dame más detalles! ¿No te estoy diciendo que me estoy cayendo del sueño?
¿Estaba su familia? ¿Cómo lo tomó?
Para: Yasu >^^<
Después te cuento.
Se supone que me estoy mandando mensajes de texto con mi madre…
- ¿Está todo bien? – Preguntó Takahisa, preocupado.
- Eh… Sí, sí, no sucede nada malo – Respondió, guardando
el teléfono celular. Suspiró, volviendo
su vista al café que había llevado desde el comedor y mirando luego a Takahisa -. Lamento… haber
llegado sin avisar.
- No, no se preocupe por eso. Lo que me preocupa es que
durmió en el aeropuerto y… ¿sus maletas? – Preguntó, mirando para todos lados
para dar con algo parecido a una maleta.
- No tengo – Respondió Tadayoshi, antes de beber un poco
de café -. ¿No te dije que fui al aeropuerto y tuve que dormir allá porque no
había más vuelos?
- Eso quiere decir…
- Que apenas unos momentos después de ver tu mensaje fui
al aeropuerto. ¿No te lo dije? – Repitió, sonriendo, dejando el pocillo quieto
entre sus manos -. Yo también quería verte.
Su oyente sintió que su corazón dio un respingo,
sintiendo que sus mejillas ardían de un momento a otro, por lo que se levantó.
- Ah… Ja, ja, ja… Ah… Ya veo – Dijo, nervioso, desviando
su vista de la de Tadayoshi -. Debe tener sueño entonces, no creo que en el
aeropuerto le hayan dado una cama. Lo dejo entonces, duerma aquí.
Tuvo que mirarlo al sentir el roce de su mano contra la
suya, buscando entrelazar sus dedos y no permitirle escapar. Sus ojos estaban
abiertos como platos, pero Tadayoshi sólo miraba su mano, jugando con ella.
Finalmente lo soltó, dejando la taza en el suelo para jalar a Takahisa hasta
arrodillarlo en el suelo y besarlo suavemente en los labios. Se separó para
mirarlo a los ojos, pero el menor, aparte de rojo, estaba inmóvil, con los ojos
cerrados con fuerza como la primera vez que lo había besado. Tadayoshi acarició
su mejilla y abrió su boca pero las palabras que quería decirle quedaron
atascadas en su garganta. Decirle que lo amaba, significaba decirle muchas
cosas que no le había dicho en su momento, significaba tener que decirle toda
la verdad. Pero el verlo así, tan indefenso, no hizo más que incitarlo a
besarlo todavía más, sobre todo después de oír el suspiro que se escapó de sus
labios, haciéndolo sonreír. Volvió a besarlo, sin moverse ninguno de los dos en
lo absoluto, acariciando Tadayoshi sus facciones hasta acariciar su nuca. Quería
conocerlo más, besarlo más, pero al mismo tiempo tenía miedo a cómo
reaccionaría el menor. Cuando lo soltó, separándose de él con lentitud,
saboreando aquel último beso, abrió sus ojos, hallándose con los de Takahisa
mirándolo.
- S… Senpai – Musitó. Ahora fue Takahisa quien lo abrazó,
temblando, buscando sus labios con los suyos, besándolo como si nunca lo
hubiese hecho antes. Tomó su rostro, sonriendo Tadayoshi al sentir el temblor
en sus manos, entrelazando ambas a las suyas.
- No hace falta… que lo hagas…
- Quiero hacerlo… Quiero… besarlo – Reconoció, nuevamente
sonrojado, acaparando los labios del mayor. Siendo preso por un sentimiento
hasta entonces desconocido para él, Takahisa fue quien hurgó en el interior de
los labios de Tadayoshi, buscando su lengua para entrelazarla a la suya.
- Takahisa – Gimió el mayor, agarrándolo de las caderas
para acostarse en la cama, con él encima suyo, sin dejar de besarlo en ningún
momento. Era capaz de sentir cómo su piel se erizaba por completo, solo con
aquellos besos, cómo el calor de su cuerpo estaba siendo cada vez más
insoportable. Takahisa también lo sentía, no quería separarse de él, sentía que
la ropa le molestaba. Tiritó de pies a cabeza al sentir las manos de Tadayoshi
acariciando su piel directamente, casi con delicadeza por miedo a quebrarla.
- Senpai – Volvió a jadear, antes de ser él quien estaba
abajo, con el cuerpo del mayor cortándole el paso. Tadayoshi no podía controlar
lo que Takahisa estaba despertando en él. Lentamente la mano que estaba
entrelazada a la suya fue bajando hasta posarse sobre su muñeca, impidiéndole
el movimiento. Su otra mano acariciaba su cintura, buscando subir sobre su
cuerpo, grabar la textura de su piel en las yemas de sus dedos. Soltó sus
labios por falta de aire, viendo su reflejo en sus ojos, un reflejo que le era
tan familiar que terminó por paralizarlo. Se levantó de un saltó, con la cabeza
gacha. Su respiración estaba entrecortada y su corazón palpitaba a mil por
horas, pero aquel reflejo sediento de sexo le recordó a Ryo cada vez que
utilizaba su cuerpo para su propia satisfacción.
- Lo siento – Musitó, levantándose de un salto. Salió del
cuarto, cerrando la puerta a su paso y se dirigió al cuarto de baño, dando con
él luego de dos intentos fallidos. Agarró su celular y envió un mensaje.
Para: Yasu >^^<
Tal parece que
cuando más intento olvidarlo, cuando estoy a punto de hacerlo, su imagen sigue
apareciendo en mi mente, en el propio reflejo que los ojos de Takahisa me
dieron. Soy igual a Ryo, Yasu… Soy igual que él…
Al enviar el mensaje, lloró. Recibió dos casi seguidos,
seguramente proveniente de Shota el segundo al no responderle el primero. Los
dos se volvieron tres y luego cuatro para terminar siendo cinco. No quería
leerlos. No quería hablar con nadie. Quizás la idea de ir con él, de verlo,
había sido errónea. Quizás estar a punto de entregarle su amor había sido una
muy mala decisión.
Takahisa miraba el techo, recapitulando los hechos hasta
el momento.
- ¿Acaso hice algo mal…? – Murmuró, antes de reparar en
la llamada que llegó a su teléfono celular -. ¿Diga?
- “Massu, ¿cómo
estás? Habla Yuya.”
- Ah… Tegoshi. Todo… bien… ¿Tú?
- “¿Seguro que
estás bien? Tienes la voz agitada…”
- Ah… Es que… El celular estaba en el piso de arriba y
tuve que correr para atender…
- “Ya veo. ¿Tienes
planes para la tarde? Toma quiere ir al parque de diversiones y nadie está
disponible para acompañarnos.”
- Eso es…
- “¿Eh?”
- Eh… No, no. Nada. Sí, sí, voy para allá. ¿Puedo llevar
a alguien?
- “C… Claro que sí…”,
balbuceó Yuya, sin comprender las palabras de su amigo.
- Perfecto. Nos vemos allá, entonces – Dijo, cortando la
llamada y corriendo para dar con Tadayoshi -. ¿Senpai? – Lo llamó, golpeando
apenas la puerta. No sabía del todo bien qué decirle, por lo que fue directo al
grano -. ¿Quiere ir al parque de diversiones?
Adentro, Tadayoshi se secó las lágrimas lo más que pudo,
levantándose del suelo donde había estado sentado todo ese tiempo.
- ¿Parque de diversiones?
- Sí. Tegoshi nos invitó. Bueno, en realidad a mí, pero
le pregunté si podía llevar a alguien y me dijo que no había problema. ¿Quiere
ir, o prefiere descansar un rato?
- No, está bien. Iré.
Takahisa suspiró.
- Qué suerte. Pensé que se había enojado conmigo, que
había hecho algo mal.
La puerta del baño se abrió rápidamente, dando paso a
Tadayoshi.
- No, no es eso – Se apresuró a decir -. La culpa… fue mía…
Lo siento mucho.
- Entonces… ¿Vamos? – Preguntó el menor, buscando su
mirada.
- ¿Te molesta si me ducho antes? Estoy hecho… un asco…
- No hay problema. ¡Ah! ¿Quiere algo de ropa?
- No creo que tengas ropa de mi talla…
- Si quiere…
- ¿Podemos ir a comprar algo antes de ir al parque de
diversiones? – Le pidió.
- Claro que sí – Respondió Takahisa, con una sonrisa -.
Enseguida le traigo una toalla.
- Muchas gracias. Lamento… Todo esto…
- No se preocupe – Le sonrió el menor, encontrándose con
sus ojos finalmente, antes de dirigirse a su cuarto.
No comprendía cómo la sonrisa de una persona podía
apaciguar su alma, pero ese era el efecto que Takahisa tenía sobre él. Entró al
baño y leyó los mensajes de Shota.
De: Yasu >^^<
¿Qué sucedió?
De: Yasu >^^<
Tacchon, ¿qué
sucedió? ¿Estás bien?
De: Yasu >^^<
Si no me respondes,
voy a llamarte.
De: Yasu >^^<
Está bien, me
rindo. Mira, tú no te le pareces a Ryo ni en la hebra del cabello, ¿de
acuerdo? Tadayoshi, tú eres una persona
maravillosa. Siempre te lo he dicho. Tienes tus mañas, los mil y un problemas,
pero aún así sigues sonriendo. Eso es lo que te hace maravilloso. En cambio
para Ryo, lo único que le causa placer es el sufrimiento ajeno. Y tú no eres
así.
De: Yasu >^^<
Sabes que cuentas
conmigo para lo que necesites.
Sonrió.
Para: Yasu >^^<
Gracias, Yasu. Como
siempre, gracias. Creo que… Me dejé llevar. No puedo controlar lo que siento
por él.
Cerró su celular, en el mismo momento en que Takahisa
golpeaba la puerta del baño.
- Pasa.
- Permiso – Dijo el dueño de casa, entrando con una
toalla y una bata de baño -. Pensé que…
- Es que – Agitó su teléfono celular entre sus manos -…
No sabía dónde dejarlo.
- Ah… Se lo dejo en mi cuarto.
- Muchas gracias.
Takahisa se fue, dejando el celular sobre el escritorio
de la computadora que estaba en su habitación. Lo sintió vibrar sobre la mesa
así que vio a través de la pantalla al
remitente del mensaje de texto. Allí estaba aquel nombre que tanto desagrado le
causaba. Leer el contenido del mismo estaba mal, pero al mismo tiempo, ¿quién
iba a reparar en ello? No había pájaros cerca como para que fueran a contarle a
Tadayoshi. Tragando en seco, mirando hacia la puerta abierta, abrió el celular
y leyó el mensaje de texto.
De: Yasu >^^<
¿Tan difícil es
decir te amo?
Lo cerró, haciendo lo mismo con sus ojos, queriendo
borrar aquellas palabras de su mente. De nuevo una de las tantas cosas que
quería preguntarle a Tadayoshi estaba presente en su cabeza: ¿qué relación
tenía con Yasuda? Pero por miedo a despertar su furia, no lo hacía. ¿Su destino
será convertirse tan sólo en su compañero de cama? Con eso, tan sólo con eso él
sería tan feliz. Tan inmensamente feliz. Dejó sus fantasías de lado al notar
que el sonido del agua de la ducha cayendo había cesado. Rápidamente, dejó el
celular sobre la mesa y bajó las escaleras del mismo modo. Las dudas estaban
carcomiendo su mente de a poco, pero quitárselas quizás significaba algo mucho
peor. Por nada del mundo quería alejarse de él, no ahora que lo tenía tan
cerca.
El mediodía había llegado a la ciudad de Tokio, hallando
a Tadayoshi y Takahisa comprando ropa en el centro comercial. El mayor se
sentía bastante mal no sólo por terminar usurpando parte de la habitación de su
kohai, sino también por haber llegado sin maletas a su hogar. Agradeció no
haber olvidado su billetera y por sobre todo su tarjeta de crédito. Al menos de
esa manera podía costear algo de sus gastos en aquel lugar.
Detuvieron sus compras en una cafetería, coincidiendo con
Toma y Yuya para encontrarse en aquel sitio.
- Pesa demasiado – Se quejó Tadayoshi, mientras su oyente
sonreía.
- ¿Cómo se las apaña en Osaka?
- Bueno – Dijo el morocho, leyendo el menú -… En Osaka,
Wakayama-san es quien se encarga de las bolsas…
- ¿Wakayama-san?
- El chofer.
- Ah. Bueno, aquí no tenemos nada como eso, como verá.
- Lo noté – Giró su cabeza hacia la derecha, mirando la
vista de la ciudad -. Ahh… ¿Quién está en tu casa ahora?
- A esta hora… Está mi hermana…
- ¿Puedo enviar la ropa a tu casa?
- ¿Eh?
Con una sonrisa en el rostro, Tadayoshi agarró todas las
bolsas y paró un taxi ante la mirada de Takahisa, quien sólo pidió dos jugos
para tomar. El clima estaba siendo bastante cálido y lo menos que quería era
que alguno terminara desmayado.
- Ya está – Dijo el mayor, volviendo a sentarse frente a
él.
- ¿Qué hizo?
- Le dije al chofer que llevara las bolsas a tu casa y
que comprara un ramo de flores para tu hermana. ¿Estuve mal?
- Bueno… Las bolsas no estaban tan pesadas.
- No vamos a estar sentados todo el día, ¿verdad?
- ¿Nos esperaban? – Dos manos se posaron sobre los
hombros de Tadayoshi, haciéndolo voltear.
- Toma…
- Así que viniste… No pensé que para eso me habías
mandado ese mensaje anoche…
- ¿Mensaje? – Preguntó Takahisa, recibiendo por parte de
la camarera el jugo que había pedido momentos antes.
- Ah… No… No, nada – Dijo Tadayoshi, mirando a Takahisa y
a Toma.
- ¿No te dijo nada? – Preguntó Toma a Takahisa, con un
tono inquisidor -. Me mandó un mensaje a la madrugada pidiéndome…
- Toma, basta – Le rogó Tadayoshi, generando sólo una
suave risa por parte del muchacho.
- La dirección de tu casa, Masuda-kun.
- Lo dijiste…
- Bueno, bueno, ¿vamos al parque de diversiones o no? –
Preguntó Yuya, apoyando sus manos sobre los hombros de Takahisa.
- Estuvo todo el camino planeando los juegos adónde
subiríamos – Dijo Toma.
- Está bastante emocionado, ¿no? – Le preguntó Tadayoshi.
- Sí…
- Ah… Y, ¿dónde te estás alojando?
- Tengo un departamento en el centro.
- Ah… Ya veo – Dijo el muchacho, levantándose.
- ¿Y tú?
- Eh… ¿Yo?
- Sí, viniste de Osaka… Hoy, ¿verdad? ¿Dónde te estás
hospedando?
- Ah… Eh… ¿Podemos hablar de eso más tarde, por favor?
- Tranquilo, no voy a decirle nada a Keiichiro. De seguro
va a obligarte a ir al club si se entera que estás por Tokio. ¿Cuánto tiempo te
quedas?
- No… Lo sé…
- Y, ¿para qué viniste? – Le preguntó, acompañándolo a
pagar las bebidas.
- Secreto – Respondió el muchacho, con una sonrisa.
- Me cuentas o Keiichiro se entera que estás aquí.
- Prometo contártelo más tarde.
El grupo entró al parque de diversiones Cosmo World,
yendo de juego en juego, guiados por Yuya.
- Se lo ve animado – Recalcó Tadayoshi.
- Desde que mandaste ese mensaje anoche, se quedó
despierto, buscando información acerca de este parque. Vino hace un tiempo con
su madre, así que realmente estaba emocionado por venir.
- Qué raro que Yuichi no vino…
- Fue a ayudar a Keiichiro con el club de literatura. Es
uno de los pocos clubes en el que la mayoría de los chicos sigue yendo.
- De todos modos, el plan de Yuya era venir en grupo. Me
dijo que Masuda-kun iba a traer a alguien, pero no me imaginé que sería… a ti…
- Me estoy alojando en su casa, ¿satisfecho?
- ¿Por qué en su casa?
- Larga historia.
- ¿Quieres que te confiese algo?
- Dime.
Toma detuvo sus pasos, haciendo que su oyente también lo
hiciera y se lo quedara mirando.
- Empecé a salir con Yuya.
- ¿Eh? ¿En serio? – Preguntó Tadayoshi, sonriendo -.
Felicidades.
Toma suspiró.
- No pensé que lo irías a tomar tan bien. Es decir… Yuya
no es…
- Tú sabes que estuve enamorado de Ryo, ¿verdad?
- Pi me ha contado algo al respecto.
- Desde que lo conocí, en secundaria alta, siempre
pensaba en él, siempre pensé en él.
- Y, ¿ahora…? ¿Sigues pensando en él?
- No lo sé… Creo que por más que piense en otra persona,
hay una parte de mí que se niega a olvidarlo… Quizás… Sea ese tipo de amor
enfermizo… Con la diferencia… que siempre el que sale herido soy yo…
- ¿Estás enamorado de alguien más? – Le preguntó Toma.
- ¿Acaso se puede estar enamorado de dos personas a la
vez?
- Bueno… Supongo que no, pero… Creo que con el tiempo… El
amor que se le tiene a una persona disminuye conforme lo que sientes por la
otra va en aumento, ¿no?
- ¿Lo crees? – Lo miró, sonriendo.
- Creo que sería así.
- Me recuerdas a alguien con tus palabras.
- ¿Ah, sí? Bueno, vamos yendo, sino van a pensar
cualquier cosa – Lo apuró Toma, asintiendo Tadayoshi con una sonrisa.
Al llegar los mayores con sus acompañantes, Toma pudo
vislumbrar las verdaderas intenciones de su pareja por ir a ese lugar al ver la
fila en la que estaba junto con Takahisa.
- Así que esto era lo que querías – Dijo Toma, mientras
Yuya lo agarraba del brazo, entre risas.
- ¿La noria? – Preguntó Tadayoshi.
- Con Tegoshi veníamos seguido cuando éramos niños –
Respondió Takahisa.
- Es verdad, hace mucho que no venimos – Dijo Yuya,
mirándolo.
- Hace mucho que no salimos a algún lado en realidad.
Sólo nos veíamos en las vacaciones del instituto y…
- Y lo único que hacía Massu era comer en su casa –
Terminó la frase, Yuya, riendo.
- ¡Oye! ¡Niégame que no has extrañado la comida de tu
madre en el tiempo que estuviste en el instituto!
- De acuerdo, de acuerdo, no lo niego, pero tú exageras,
Massu.
- Por supuesto que no – Se quejó el aludido -. Usted
probará hoy la comida de mi madre y entenderá todo, Okura-san.
- De acuerdo.
- ¿Okura senpai… está en casa de Massu?
- Es una larga historia – Dijo Toma, sacando dos boletos,
dirigiéndose a las cabinas de la noria -. ¿Cómo nos dividimos? – Miró a Yuya,
que parecía que no iría a soltar su brazo por nada -. Bueno, creo que… Está
decidido – Le entregó el segundo ticket a Tadayoshi quien, en compañía de
Takahisa, esperaron a la siguiente cabina para abordarla, reinando luego el
silencio en el lugar.
- Es una lástima que no sea de noche – Dijo Takahisa, una
vez cerrada la cabina, mientras la noria empezaba a girar lentamente.
- Mhhh… Es verdad – Dijo Tadayoshi, sentado frente a él,
mirándolo, mientras el menor, en cambio, admiraba el paisaje aéreo que le
mostraba aquel juego de atracción. Suspiró, sin despegar su vista de la brillante
sonrisa de Takahisa, y sin despegar sus puños cerrados que descansaban sobre
sus piernas. ¿Serían verdaderas las palabras de Toma? A medida que sus
sentimientos por Takahisa fueran en aumento, ¿sería capaz de olvidarse de Ryo y
todo lo sucedido con él? No, sabía que no podría hacerlo, del mismo modo que
sabía que si quería hacerlo, tendría que contarle toda la verdad a Takahisa. No
podía hacer eso, tenía miedo a su reacción. Se preguntaba qué estaría pensando,
pero su rostro se lo transmitía sin necesidad de preguntar. De alguna forma u
otra había aprendido a leer sus expresiones, y la que le entregaba Takahisa en
aquel momento, lo hacía sumamente feliz. Pero él sabía que tanta felicidad no
podía durar para siempre. Algo en su interior le decía que iba a suceder algo
que atentaría contra ese sentimiento.
Cayó la noche en Cosmo World, cuando los cuatro sujetos
que allí se habían reunido, volvían sus pasos camino a casa.
- Massu – Llamó su atención Yuya, agarrándolo del brazo y
apoyando su cabeza sobre su hombro.
- ¿Mhh?
- ¿Puedo contarte algo?
- Claro, lo que sea…
- En realidad, iba a contártelo cuando fuimos a comer,
pero – Tomó aire y habló -… Estoy saliendo con Toma.
- ¡¿Ehhh…?! P… P… ¿Cuándo…? ¿Por qué…?
- ¿Cuándo…? La verdad… No lo sé… Desde hace un tiempo
que… hemos estado más cerca de lo normal… Y simplemente… Sucedió…
- ¿Cómo… te diste cuenta… de lo que sentías por
Ikuta-san?
- Cuando me di cuenta que no podía dejar de pensar en él.
Bueno…, en realidad me llevó tiempo darme cuenta de que lo sentía por Toma era
amor. Sólo sentía que estar a su lado me hacía bien, que me sentía seguro, y
que estaba sumamente feliz sólo con tenerlo cerca.
- Ahhh… Ya veo…
- ¿Y tú, Massu? ¿No te has enamorado de alguien?
- ¿¿Ehhhh?? ¿Por qué lo preguntas?
- No sé cómo decirlo, pero… Te veo raro… En el buen
sentido. Te ves más alegre de lo usual – Rió su amigo.
- ¿Lo crees?
- Sí. Y… Sonríes más de lo usual también. Massu…
Cualquier cosa que te suceda, cuéntamelo. Somos amigos de la infancia después
de todo, ¿cierto?
- Así es.
- Lamento interrumpir su charla, pero – Toma agarró el
brazo de Yuya que estaba entrelazado al
de Takahisa y le tomó la mano -… Este chico me pertenece.
- Lo siento – Dijo el pelirrojo, sonriendo.
- Nos separamos aquí – Dijo Yuya.
- Cuídense camino a casa – Pidió Tadayoshi.
- Gracias, e igualmente – Dijo Toma, empezando a caminar
con Yuya de la mano en dirección contraria a la que fueron Tadayoshi y
Takahisa.
El camino a casa de Takahisa fue en silencio. Sentía que
sería de mala educación por parte de Tadayoshi romperlo, sobre todo sin saber
de qué manera hacerlo.
Al entrar a la casa, la encontraron sin ninguna persona
ajena más que ellos dos.
- Mi hermana se fue, y dejó la ropa que mandó en mi
cuarto – Dijo Takahisa, tras leer una breve nota dejada sobre la mesa del
comedor por parte de su hermana mayor.
- Ahh…
- Y agradece las flores, dice que no hizo falta el gesto.
- Ja, ja. No fue nada. ¿Está bien si voy a sacar la ropa
de las bolsas?
- Claro, vaya – Dijo Takahisa.
Tadayoshi subió las escaleras y se dirigió al cuarto del
pelirrojo, sacando la ropa que había comprado y dejándola sobre la cama, sin
llegar a dar con un lugar correcto dentro de tan pequeña habitación. Un sonido
no del todo tan familiar proveniente de su celular hizo que lo abriera,
coincidiendo con la apertura de la puerta de entrada del hogar en la planta
baja.
- Okura-san, venga, por favor – Lo llamó Takahisa desde
la puerta de la habitación.
- Ah… Yo… P…
- Venga, rápido – Sin dejarlo responder, el menor lo jaló
del brazo llevándolo escaleras abajo, llegando ambos al final de las mismas,
reparando Tadayoshi en la mujer no tan mayor que lo miraba -. Mamá, te presento
a Okura Tadayoshi-san, es mi senpai un año mayor que yo. Okura-san, ella es mi
madre.
Tadayoshi parpadeó varias veces hasta recordar en que
debía saludar a aquella mujer, por lo que le dedicó una reverencia.
- Encantada de conocerte, Tadayoshi-kun. Mi hija me ha
hablado acerca de ti.
- ¿Mi hermana? – Preguntó Takahisa, siguiendo los pasos
de la mujer por dentro del living, donde desparramó las pertenencias que
llevaba encima.
- Sí, hoy al mediodía nos encontramos aquí y me lo dijo.
- Ah… Lamento mucho… la interrupción.
- No te preocupes por eso. Los amigos de Takahisa son
bienvenidos aquí. Hijo, ¿puedes ir
acomodando las cosas? En un rato les preparo la comida – Agregó la mujer,
poniéndose el delantal para cocinar.
- ¡Sí! – Respondió el aludido con una sonrisa.
- Ah, Masuda-kun, ¿tienes cargador para este tipo de
celular? – Preguntó Tadayoshi, enseñándole su teléfono celular.
- Ah… Creo que mi hermana tiene uno de la misma marca –
El teléfono de la casa sonando, interrumpió la charla -. Ahh… Disculpe – El
mayor asintió con la cabeza dirigiéndose, mientras el menor atendía la llamada
telefónica, a hacer el trabajo que le había asignado la recién llegada a
Takahisa -. ¿Diga?
- “¿Masuda-kun?”
- Ah… ¿Ni…?
- “Shhh… No me
menciones. Sé que Tadayoshi está ahí y no creo que le agrade oír mi nombre.”
- Ah. Ahhhh…
- “¿Así que fue a
Tokio? Quién lo hubiera dicho. Bueno, después de todo, tal parece que las cosas
no le salieron bien en casa…”
- ¿Quién es, Takahisa? – Preguntó su madre, desde la
cocina.
- Ahh… Un amigo, mamá – Le dijo, volviendo a su
conversación -. ¿A qué se refiere con eso? – Preguntó en voz baja a la persona
al otro lado de la línea telefónica.
- “Bueno… No sé si
te interese, pero… Tadayoshi fue a ver a Sho-chan…”
- ¿Y qué con eso…?
- “Según me
contaron, cenaron anoche y Tadayoshi salió como un rayo. Creo que se pelearon.”
- ¿Por qué me lo cuenta?
- “No estaría bien
que Tadayoshi vaya a desquitar el motivo por el que se peleó con Sho-chan
contigo… Eso si es que se pelearon… Quizás volvió a Tokio sólo para darle un
susto a Sho-chan contigo, no lo sé. Sólo… Cuídate de él…”
- Ah… Está bien. Gracias… Nos… vemos…
Takahisa cortó la llamada quedándose mirando la nada.
- ¿Masuda-kun? – Lo llamó la voz de Tadayoshi, reparando
el aludido en el aparato que descansaba en su mano derecha.
- ¡Ah! Voy a fijarme si mi hermana tiene el cargador –
Respondió, subiendo corriendo las escaleras.
Entró al cuarto de su hermana mayor para dar con el
cargador que encajaba perfectamente en el celular de Tadayoshi. Fue a cargarlo
a su cuarto y se quedó mirando un largo rato el celular. De nuevo lo abrió y de
nuevo envió un mensaje con Shota como destinatario.
Para: Yasu >^^<
Perdóname por la
pelea de anoche.
De: Yasu >^^<
Yo tienes nada por
lo que pedir disculpas. No fue tu culpa. Además, sabes que te quiero :) Me
debes otra cena cuando vuelvas a Osaka, ¿eh?
Cerró el aparato, borrando antes esos dos mensajes. ¿Por
qué se dejaba llevar por las palabras de Ryo? Después de todo, le hacía mal.
Todo lo que él le decía respecto a Tadayoshi, le hacía mal, pero al mismo
tiempo, él era la única persona que le diría cómo era realmente Tadayoshi, él
era la única persona que lo conocía mejor que nadie. Bajó las escaleras sin
hacer ruido, oyendo la conversación que su madre mantenía con su superior.
- ¿Cuánto tiempo te quedas en Tokio, Tadayoshi-kun?
- No lo sé con exactitud. Tengo que volver a Osaka, he
dejado cosas qué hacer allá.
- Ya veo… Eres de allá, ¿verdad?
- Sí, así es.
“He dejado cosas
qué hacer allá.”
Aquellas palabras, sumadas al mensaje de texto de Shota,
no dejaban más dudas en Takahisa. La única persona en la vida de Tadayoshi,
definitivamente, no era él. ¿Por qué había respondido en realidad a su mensaje
regresando a Tokio? No lo sabía, pero en ese momento, la tristeza le había
hecho un nudo en la garganta que a menos que llorara, no sería capaz de
desatar. Corrió hasta la puerta, pero fue oído por su madre.
- ¿Taka-chan? ¿Adónde vas a estas horas?
- Ah… Ah… Me surgió algo. Ustedes cenen, no me tardo.
Salió de la casa y corrió lo más lejos que pudo. No
quería verlo, no quería oírlo, el hecho de hacerlo, de ver su sonrisa dirigida
a él, le dolía. Se detuvo frente al parque, percatándose en ese instante de la
fina llovizna que empezaba a mojar sus ropas. No le importaba, lo único que lo
iluminaba eran las luces de los automóviles y de la calle misma. Sus lágrimas
se mezclaban con las gotas de lluvia que mojaban su rostro. ¿Por qué le dolía
tanto pensar en él? No había duda de que estaba experimentando lo mismo que le
había sucedido a Yuya con Toma. Estaba enamorado de Tadayoshi. Se llevó ambas
manos a su rostro, escondiendo sus lágrimas de los transeúntes que aún a esas
horas seguían pasando por el lugar.
- ¿Qué haces aquí? - Levantó la vista, era él, la persona
que sin saberlo, lo estaba haciendo sufrir. Se levantó como un resorte del
banco donde estaba sentado, dándole la espalda para evitar que lo vea llorar -.
Masuda-kun, si hay algo que quieras…
- Abráceme.
Ese era su destino después de todo, lo sabía.
- ¿Eh?
- Abráceme. No me pregunte nada más, por favor.
Sabía que lo único que sería Takahisa para él, sería un
cuerpo más dónde depositar su amor.
Sonrió al sentir aquel cálido peso sobre su espalda,
aquellos brazos rodeando su cintura y su rostro escondiéndose sobre su hombro,
sintiendo apenas, la calidez de su aliento golpeando contra su cuello. Aunque
le doliera, de alguna manera, sentirlo así, sólo para él en ese momento, lo
hacía feliz.
Tadayoshi lo abrazó lo más fuerte que pudo, sintiendo la
fina llovizna contra su espalda y sus cabellos. Lo único que quería en ese
momento era protegerlo.
- Takahi…
El sonido del teléfono celular del menor interrumpió el
abrazo.
- ¿Diga?
- “¡Niichan! ¿Dónde
estás?”
- ¿Eh? ¿Tú dónde estás?
- “Estoy en la
ambulancia, camino al hospital.”
- ¿Ehhh? ¿Ambulancia? ¿Qué sucedió?
- “Llegué a casa y
mamá estaba inconsciente en el suelo. Ven rápido, por favor.”
- ¿Qué? ¿Mamá? Pero…
- ¿Qué sucedió con tu madre? – Le preguntó Tadayoshi,
viendo el inexpresivo rostro del menor.
- Mi madre… está en una ambulancia… yendo al hospital…
- ¿Qué…?
No supo en qué momento abordó el taxi que los llevó al
hospital, en qué momento entraron corriendo al mismo y en qué momento Tadayoshi
preguntó por su madre. Recién notó el lugar en el que estaba cuando su hermana
mayor le dio una cachetada. Estaba frente a una habitación, en la sala de
esperas, con los ojos rojos de tanto llorar. La salida de un médico de aquel
cuarto fue lo único que impidió que lo insultara.
- ¿Cómo está mi madre, doctor?
- Logramos estabilizarla.
- ¿Qué le sucedió…? – Musitó Takahisa.
- Tuvo un pre-infarto.
- ¿Un pre-infarto? Pero… ¿Por qué…?
- ¿Su madre ha estado estresada últimamente?
- No, pero… ¿Puede ser el trabajo? Ella tiene dos
trabajos a media jornada que la mantienen fuera de casa durante todo el día…
- Podría ser una causal que derivó en esto – Dijo el
doctor -. Aunque esto no haya sido más que un aviso, consideraría como opción
que su madre opte por dejar uno de esos trabajos, siguiendo una dieta que les
entregaré mañana.
- ¿Va a quedarse aquí está noche? – Volvió a preguntar la
muchacha.
- Preferiría que sí. En estos momentos está durmiendo y
no creo que se despierte en toda la noche, así que pueden irse a casa. Aquí
está en buenas manos – El hombre les dedicó una reverencia a los tres y se fue.
- Ve a casa – Dijo la hermana de Takahisa.
- Pero…
- Tienes un invitado, ¿cierto? No tienes por qué hacerlo
quedarse aquí para acompañarte.
- Neesan…
- No tienen que preocuparse por mí. No es molestia el
quedarme aquí – Expresó Tadayoshi.
- De todas maneras… Tampoco podemos dejar la casa sola.
Me quedaré aquí hasta mañana. Takahisa, ve a casa.
Estaba enojada, se le notaba en el habla, y no era para
menos. Si no hubiera salido corriendo, eso no hubiera sucedido. Había sido su
culpa por dejarse llevar. Quizás, todo lo que estaba sintiendo estaba mal.
Al volver a la casa, lo único que hacía Takahisa era
dedicarle muecas a su invitado. Tadayoshi sabía que no tenía ánimos para hablar
y al mismo tiempo quería hacerse cargo de su malestar, pero en ese momento se
dio cuenta que no tenía las armas para hacerlo, que no conocía qué cosas lo
hacían sentir mejor.
En eso pensaba Tadayoshi, sentado en el cuarto de
Takahisa, rodeado de la ropa que había comprado, interrumpido por la llegada
del menor.
- Ah. Me había olvidado de traer el futon – Musitó para
sí el menor, antes de volver sus pasos hacia otro cuarto y regresar con un
futon no muy viejo. Tadayoshi se levantó cual resorte para ayudarlo a colocarlo
al lado de la cama -. Ya está. Voy a… cambiarme y vuelvo – Dijo Takahisa,
sacando de debajo de su almohada una remera y un pantalón corto que usaba como
ropa de dormir.
- De acuerdo – Dijo Tadayoshi, sin quitarle la vista de
encima. Debía usar el tiempo que iba a tardar el dueño de casa en regresar para
ordenar nuevamente su ropa dentro de las bolsas, cambiarse y acostarse sobre el
futon, viendo los mensajes de texto que ya había leído.
- ¿Qué hace ahí? – Preguntó Takahisa, de pie en la
puerta.
- ¿Dormir? – Dijo a modo de pregunta el mayor, sonriendo.
- No, vaya a la cama.
- ¿Eh? – Tadayoshi se sentó, mientras el menor acomodaba
su ropa sobre la silla al lado del futon.
- Yo voy a dormir ahí – Respondió, sin mirarlo.
- Está bien – Dijo el morocho, subiendo rápidamente a la
cama -. Pero no te arrepientas luego – Prosiguió, dándole la espalda, sin dejar
en paz su teléfono celular. La luz desapareciendo sobre su cabeza fue la
respuesta a sus palabras. Takahisa no tenía ánimos de hablar, en cambio él,
quería hablarle de cualquier cosa con tal de hacerlo sentir mejor. Jamás había
experimentado algo así, ni siquiera sus traviesos hermanos habían sufrido algún
tipo de accidente o enfermedad, por lo que no sabía exactamente qué hacer.
Suspiró, sintiendo más tarde un agarre sobre su remera, por lo que se giró. La
lluvia seguía cayendo afuera, cada vez con más potencia. Era una de esas
repentinas y fuertes lluvias de verano. Gracias a la luz de un rayo, pudo
vislumbrar la mirada de Takahisa a través de las sábanas del futon, mientras
una de sus manos se aferraba a su ropa.
- ¿Puede dormir… conmigo…? – Le preguntó, tímidamente.
Tadayoshi prácticamente saltó a su lado, abrazándolo con
fuerza. Quería besarlo, amarlo, pero las lágrimas de impotencia culpándose por
lo sucedido con su madre, pudieron más que todo aquel deseo. Sólo se dedicó a
darle palabras de aliento, remarcándole cada tanto que él estaría a su lado
cuando lo necesitara.
El sonido de la lluvia cesando hizo que Yuya se zafara
del agarre de Toma sobre su cuerpo. Acarició sus cabellos, despertándolo sin
querer.
- ¿Estás bien? – Preguntó el mayor, somnoliento.
- Sí, perdón por despertarte… Y por todo – Se disculpó el
rubio, arropándose con las sábanas. Toma sonrió suavemente, dándole un sonoro
beso sobre su mejilla, acercando su cuerpo al suyo, hablándole mientras
arreglaba las sábanas alrededor de ambos.
- Mientras que tú estés bien, no me importa la hora.
- Tonto – Murmuró, hundiendo su cabeza sobre su pecho,
acortando aún más la distancia sobre su cuerpo.
- Te amo, Yuya – Le susurró, haciéndolo estremecer.
- Toma… No – Suplicó el aludido, separándose de su
cuerpo. Toma pudo ver el temor en los ojos de su pareja. Aún no había logrado
superar lo sucedido con Ryo y la tormenta no ayudaba en lo más mínimo. Toma
sonrió, acariciando su mejilla para tomar la mano que había utilizado Yuya para
formar una distancia de su cuerpo y besarla dulcemente.
- Voy a esperarte el tiempo que sea, Yuya. Quiero que
sepas eso, pero no me alejes de ti – Le pidió, mirándolo a los ojos.
- Perdón… La verdad es que… No sé cómo reaccionar cuando
te tengo cerca…
- Yuya…
El mayor agarró con fuerza al menor, jalándolo hacia él
para besar su rostro múltiples veces.
- Ay, ay, ay… ¡Toma!
- Perdón, perdón – Se disculpó el morocho, riendo y
terminando aquella sesión de besos en un fuerte abrazo.
- Toma…
- ¿Sí?
- Creo que a Massu le gusta alguien…
- ¿Y eso?
- Es que… Lo veo más raro de lo usual…
- Qué criterio el tuyo para decir que una persona está
enamorada.
- Es que… Estuvo preguntando mucho acerca de cómo me
enamoré de ti…
- ¿Y quién crees que sea esa persona?
- No lo sé, pero… Estoy seguro de que no es una chica…
- Quien sabe…
La luz intermitente de su celular avisándole que ya
estaba totalmente cargado hizo que se despertara. Odiaba tener el sueño tan
liviano. Miró a la persona que dormía abrazado a él. Acomodó sus revueltos
cabellos suavemente, admirando sus facciones. Suspiró. Deseaba haberlo conocido
en otra época, en otras circunstancias, sin Ryo en medio de su vida y en medio
de su alma. Besó dulcemente sus labios, soltándolo lentamente, con miedo a
despertarlo, ocasionando tan solo que se diera media vuelta, entre quejidos,
provocando su sonrisa. Se levantó y sacó el cargador del enchufe, viendo el
mensaje que le había llegado quien sabe a qué hora.
De: Yasu >^^<
Chico importante,
¡respóndeme los mensajes!
Para: Yasu >^^<
¿Qué mensaje? Sabes
que te respondo todos y cada uno de ellos a menos que esté realmente ocupado.
Tipeó rápidamente, antes de hundirse en las sábanas de la
cama. Tal parecía que no habría más lluvia, hasta podría jurar que vio a la
luna aparecer por entre las nubes de refilón, por la ventana.
De: Yasu >^^<
¿Cómo qué mensaje?
Me pides perdón por la cena, te digo que no te preocupes por eso, que me debes
una cena, ¿y me preguntas qué mensaje?
Parpadeó varias veces al recibir una respuesta tan
rápida. No sólo porque no esperaba que Shota estuviese despierto a esa hora,
sino también, por el contenido del mensaje de texto en sí.
Para: Yasu >^^<
Yasu… Yo no te
mandé nada respecto a la cena…
De: Yasu >^^<
Sí que me lo
mandaste. Leelo: “Perdóname por la pelea de anoche.” Y yo respondí esto: “Yo
tienes nada por lo que pedir disculpas. No fue tu culpa. Además, sabes que te
quiero :) Me debes otra cena cuando vuelvas a Osaka, ¿eh?”
Tadayoshi frunció el ceño. Buscó una y mil veces en las
casillas de mensajes algo parecido a los que Shota le había enviado, pero no
encontró ni un mensaje ni el otro. Un quejido proveniente del futon iluminó su
mente por arte de magia.
- ¿Será posible que Takahisa…?
Aquella duda le quitó el sueño por varias horas. No dejó
de mirarlo. Quizás creía que sólo por mirarlo, Takahisa terminaría diciendo
entre sueños que él había agarrado su celular y que él le había mandado
aquellos mensajes a Shota. Pero, ¿por qué? ¿Qué lo había llevado a hacerlo?
¿Acaso no eran lo suficientemente cercanos como para preguntar acerca de
cualquier cosa al otro?
El sonido de las llaves abriendo la puerta de entrada lo
hizo sentarse de un salto sobre el futon. Semi dormido, miró a su lado,
tanteando el cuerpo de Tadayoshi que dormía plácidamente sobre la cama. Se topó
con su rostro. Se lo veía perfecto hasta dormido.
- Senpai – Musitó, apenas, acercándose para besar sus
labios.
Oyó un tosido por lo que se alejó de él. Se rascó la
cabeza, pues Tadayoshi no había sido. De nuevo aquel tosido. Más dormido que
despierto, miró hacia la puerta de entrada al cuarto, hallando a la culpable de
la interrupción de aquel dulce beso.
- Mamá está abajo. Ve a ayudarla – Dijo su hermana mayor,
esbozando una amplia y burlona sonrisa.
- Ahh… Neesan…
- No tienes nada qué explicarme, ni que fuera tu novia…
- P… ¡Pero…!
- Nada, ve con mamá. Yo me voy a asear y salgo para la
universidad – Sin permitir que su hermano menor hablara, se dio media vuelta,
dirigiéndose a su cuarto -. ¡Ahh! Qué cansancio.
En ese momento, Takahisa se despertó por completo,
dándose cuenta que su hermana mayor lo había visto besando no sólo a su
superior, sino, lo cual era peor, a un hombre. El pelirrojo buscó levantarse
rápidamente, consiguiendo sólo enredarse con las sábanas del futon, cayendo de
cara al suelo.
- Cuidado - No supo en qué momento, pero fue salvado. Lo
notó al sentir el peso del cuerpo de Tadayoshi encima suyo -. ¿Estás bien?
- Ah… Eh… Sí – Dijo Takahisa, antes de que el mayor se
levantara y se sentara a su lado -. Vino mi madre… Así que…
- Claro, ve. Yo… Voy a cambiarme e iré a asearme.
- ¡Ah! Quizás esté mi hermana – Dijo Takahisa, agarrando
su ropa.
- De acuerdo.
Una vez Takahisa se fue, Tadayoshi se sentó contra la
cama y abrió su teléfono celular.
Para: Yasu >^^<
Creo que es posible
que haya sido Masuda-kun el que te envió ese mensaje, Yasu.
De: Yasu >^^<
¿Y por qué va a
querer hacer eso? Pásame su número de celular.
Para: Yasu >^^<
No lo sé. ¿Para qué
quieres su número?
De: Yasu >^^<
Para nada. Sólo
dámelo. Yo sé que es lo que debo hacer.
Tras largar un suspiro, Tadayoshi le pasó por mensaje de
texto el número de Takahisa. Acto seguido, se vistió y se dirigió al cuarto de
baño.
- Buen día – Lo saludó la hermana mayor de Takahisa,
apoyada con un toallón alrededor de su hombros sobre el umbral de la puerta de su
cuarto. Estaba vestida, lo cual significaba que estaba por entrar a bañarse.
- Muy buenos días. ¿Va a entrar? - Le preguntó, señalando
el cuarto de baño.
- No, está bien, entra tú primero – Le dijo la muchacha
-. Eh… ¿Tadayoshi-kun?
- ¿Sí? – El aludido se giró para mirarla.
- Debes ser muy popular con las chicas, ¿no?
- Hasta que ingresé al instituto, lo era. Ahora… Bueno…
Sólo me rodean chicos…
- ¿Tienes novia?
- No… ¿Puedo saber a qué viene eso?
- A nada. Simple curiosidad. Siempre fui algo curiosa con
los amigos de mi hermano. Tú sabes, esos celos tontos pensando que van a
abandonar a su hermana – Tadayoshi la escuchó reír, pero algo le decía que
aquel cuestionario tenía un significado oculto que le fue imposible de
descifrar.
- Sí, lo entiendo. Entonces – El morocho le dedicó una
reverencia, antes de entrar al cuarto de baño. La hermana de Takahisa se quedó
mirando la puerta. Aparentemente, Tadayoshi no estaba consciente de los
sentimientos de su pequeño hermano para con él.
“Cuando una persona está enamorada en
secreto, no puede saber con exactitud qué piensa la otra persona. Uno lo ve
perfecto tal cual es.
Aunque haga cosas indebidas, una persona
enamorada tiene justificación para todas y cada una de sus acciones.
De no conocer sus pensamientos, una persona
enamorada puede ser fácilmente influenciada por un tercero, por cualquier
tercero que conozca mejor que uno a ese amor no correspondido, a ese amor
secreto.”
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