
Ciaossu~!!
Hoy me dije "vamos a publicar lo que sigue de Double U" :D creo que nunca pasé tanto tiempo en publicar un episodio de algo... -.-' Mil perdones...
Antes de pasar al episodio de hoy, voy a explicar qué miércoles significa el título... No tengo la más pálida idea xD
Rurarira es el título del cuarto track del 18° single de Kanjani8, "Ai deshita" y canción con la cual estoy completamente obsesionada xD (pueden encontrar su traducción al español acá)
De alguna extraña y loca forma, la palabra rurarira me suena a algo que pasa rápido o a una onomatopeya de algo (en la canción puede escucharse como una especie de sonido de tic tac de un reloj, creo que de alguna forma fui influenciada por eso xD). ¿Y qué tiene que ver con este episodio? Con que pasan muchas cosas y todas muy rápido xD
Enjoy~ ♥
Título: Double U.
Fandom: Johnnys.
Pairing: IkuTego [Ikuta Toma x Tegoshi Yuya],
OkuMassu [Okura Tadayoshi x Masuda Takahisa], RyoPi [Yamashita Tomohisa x
Nishikido Ryo] (pero nadie dice que no pueden haber más ;3)
Formato: Multi-chaptered.
Género: AU, romance.
Rating: PG-13
Capítulos: 07 / 09
Sinopsis: Dos personas que nunca debían cruzarse en ese lugar se cruzan y hay una sola persona para la cual las apariencias no engañan.
( 01.
Respuesta )
( 02.
Cita )
( 03.
Noviazgo )
( 04.
Fiebre )
( 05.
Celos )
( 06. Deseo )
Capítulo 07: Rurarira
- Yo soy la prima de Tegoshi Yuya, mi nombre es Tegoshi
Yuuko.
- ¿Qué…? – Preguntó Toma, por demás asombrado.
- ¡Hola! ¡Hola! ¡Buen día! – Aya salió como un rayo de su
departamento para entrar al de sus amigos -. ¡Ah, Ryo-chan! Qué suerte que te encuentro. Ven, tienes que ver
algo – Le dijo, llevándoselo a la rastra y cerrando de un golpe la puerta. Toma
lanzó el libro sobre la mesa y miró a Yuuko, quien lo miraba esperando a sus
reacciones a priori para con ella, sino no sabría del todo bien cómo actuar.
- ¿Por qué no me lo dijiste? – Pregunto Toma, cruzado de
brazos sobre la puerta.
- ¿Qué cosa?
- Que conocías a Tegoshi-kun.
- Tú nunca me lo preguntaste. Ni siquiera me lo
mencionaste, sino te hubiera dicho, al menos, que compartíamos el mismo
apellido – Respondió, sentada en torno a la mesa.
- ¿Y siempre dejas que tu vecino te toque? - Yuuko
suspiró, mirándolo -. ¿Qué? ¿Ahora vas a decirme que no te estaba haciendo
nada? ¿Con qué otra mentira vas a venir? Yuuko… Si hay algo que no tolero… Son
las mentiras.
- Perdón – Dijo la muchacha, seriamente -. No puedo
responder por las acciones de Ryo-chan, pero…
- ¿Ryo-chan?
- De Ryo. No puedo responder por sus acciones, pero sí
por las mías. Él siempre es así. Siempre me provoca, pero Toma, te juro que
jamás ha pasado a mayores. Mucho menos ahora.
- ¿Qué es lo que impide ahora que te toque? ¿Qué te bese
o hasta que…? – Toma negó con la cabeza, pero Yuuko se levantó e impidió que se
fuera, dando ella un portazo con la puerta por la cual el morocho iba a irse.
Lo empujó contra la misma y le puso el seguro a la puerta. El muchacho se quedó
atónito por las acciones de su aparentemente inocente pareja. Hasta llegó a
darle algo de miedo la forma en la que lo estaba mirando.
- Porque te amo. Porque estoy en pareja con la persona
más maravillosa del mundo – Besó sus labios a medida que hablaba -. Porque es
la persona más celosa que he conocido en mi vida -. Yuuko bajó con sus besos
hasta su cuello, mientras sus manos acariciaban todo su pecho -. Porque tus
caricias hacen que mi piel se estremezca – Dijo, desprendiendo uno a uno los
botones de la camisa del muchacho, besando todo su pecho hasta llegar a su
vientre -. Porque con sólo una mirada, sólo tú me tienes a tus pies, Ikuta
Toma.
Le dedicó una rápida mirada antes de arrodillarse frente
a él, sin dejar de besar su cuerpo.
- Yuu… Yuuko-chan – Musitó Toma, jadeando, sintiendo su
sangre hirviendo, mientras su pareja, lejos de detenerse, desabrochó su
cinturón, bajó su cremallera y lo despojó de su pantalón.
- Te deseo – Susurró, besando su erección por sobre su
ropa interior, haciéndolo estremecer, antes de bajársela y acariciar su
virilidad con la mano -. Te deseo tanto, mi amor – Volvió a susurrar,
sonrojada, acariciando todo su cuerpo antes de besar su glande.
- Yuuko… Mi amor… No…
- No voy a dejarte ir… así – Reiteró las palabras que Ryo le había dicho al verlo en ese
mismo estado -. Te amo, Toma… Te amo tanto…
No sabía si la muchacha que estaba debajo suyo era
virgen, si él era su primera pareja, lo que sí sabía es que sólo ella lo estaba
enloqueciendo de mil y un formas distintas. Sus manos estaban siendo apresadas
por las de Yuuko, entrelazadas a las suyas, como si esa conexión era lo que
necesitaban para sentir cuánto amaba uno al otro. En cambio Yuuko, quien nunca
había estado con otro hombre, sentía que de esa forma, siendo hombre, podía
tranquilizar el agitado sexo de Toma, aquellas desbordantes ganas de hacerla
suya, cuando eso era prácticamente imposible.
Toma intentó que lo soltara. Tanto si esa era la primera
vez teniendo sexo de esa forma como no, para esa primera vez con él, no sería
correcto como hombre, correrse dentro de su boca, pero el agarre de Yuuko sobre
sus muñecas era demasiado fuertes y en ese momento, Toma era el más débil de
ambos. Sintiendo su cuerpo agitarse como una fina hoja de papel, mordiéndose el
labio inferior, se corrió, agachándose para abrazar a su pareja una vez soltó
su hombría.
- Gracias – Le susurró, estrechándola con fuerza entre
sus brazos. La miró para poder besar todo su rostro, sonriendo por la expresión
que la muchacha mantenía en su rostro -. ¿Qué sucede? – Le pregunto, con una
sonrisa, mientras él se vestía.
- No… Nada – Dijo la muchacha, con la cabeza gacha -. Es
que… nunca pensé que sería capaz de hacer esto – Respondió, ocasionando la
sonora risa de su pareja, quien levantó su rostro con ambas manos.
- ¿En serio? Déjame decirte que no se notó – Acarició sus
mejillas -. Eres perfecta, Yuuko. Con cada día que pasa, me voy dando cuenta
que tú eres la persona con quien quiero pasar el resto de mi vida.
- ¿Estás seguro de eso? – Le preguntó Yuuko.
- Por supuesto que sí…, mi princesa.
- ¿Puedo pedirte un favor?
- Dime.
- ¿Podrías no decirle a Yu-kun que sé que tú eres su
compañero?
- ¿Eh? ¿Por qué?
- Bueno, si él no te dijo que es mi primo… Seguro que fue
porque me cela mucho – Suspiró la muchacha -. Síguele hablando de mí como
viniste haciéndolo hasta ahora, ¿de acuerdo?
- Está bien – Respondió el muchacho, buscando su mano
para entrelazar su dedo meñique al suyo -. Te lo prometo.
Guiado por un bien croquis, Ryo llegó al departamento de
Tomohisa. No había ido por iniciativa propia, eso estaba claro. Lo que lo llevó
a ir fueron las curiosidades que sus superiores de trabajo tenían por aquel
muchacho, su edad, estado civil y hasta si su casa era un desorden o una
mansión. Quizás por eso había ido. Tocó el timbre y esperó. Fue alertado por un
grito y el sonido de un tropezón. Al abrir la puerta encontró al dueño del
departamento arreglando sus gafas, ya que, cualquiera hubiera sido el tropiezo,
hizo que sus gafas se estropearan.
- Ah, hola, pasa – Le dijo Tomohisa, sin siquiera
mirarlo, poniendo toda su atención en sus gafas, las cuales se puso una vez Ryo
entró al departamento.
- Ehh – Dijo el recién llegado.
- ¿Sí?
- Se te rayó el vidrio
- Le advirtió.
- Oh – Tomohisa volvió a sacarse las gafas e intentó por
todos los medios de quitar esos rayones, al frotarlo con su ropa, camino al
living, en compañía de su nuevo modelo.
- Tal parece que vas a tener que comprar unos nuevos.
- No hay problema – Dijo el muchacho, lanzando los
anteojos a un cesto de basura para agarrar otro par que tenía celosamente
guardado en un cajón.
- Sí que solucionas rápido las cosas.
- Ah, es que, no tengo una graduación muy alta y estas
gafas siempre están de ofertas - La primera apreciación que podía hacer
respecto a esa persona era que era muy tacaño, o por el contrario, no le
gustaba reparar mucho en su salud. Así mismo, podía decir que pese a lo que
parecía en Eden, era una persona muy ordenada, ya que salvo por su cabello,
todo estaba en perfecto orden en ese lugar -. ¿Estás preparado?
- Creo que sí – Dijo el muchacho.
- A tus espaldas está el cuarto donde puedes cambiarte –
Le dijo, sentándose en un cómodo sillón de tres cuerpos y colocando encima suyo
un enorme bloc de hojas -. Tómate el tiempo que quieras, Nishikido-san.
- Ah… Sí…
Segunda apreciación: sin duda, era un tipo muy raro.
- Gracias por traerme el libro – Le agradeció Yuya a
Toma.
- Últimamente estás un poco fuera de este mundo – Dijo su
amigo, camino a la cafetería -. Sabes que puedes contar conmigo para lo que
necesites.
- S… Sí… Lo sé – Dijo el rubio, sonriendo forzadamente.
Toma fue por algo para beber y comer, regresando casi a los quince minutos.
- Oye, Tegoshi – Llamó su atención, recibiendo por
respuesta una mirada que lo obligó a seguir hablando, mientras su oyente
luchaba con una bolsa de patatas fritas -… Alguna vez… ¿te hicieron sexo oral?
- ¡¿Ehhh?! – Con la pregunta tan directa de Toma, de las
patatas que venían dentro de la bolsa sólo quedó una dentro del paquete, debido
a la fuerza que utilizó Yuya para abrir el mismo. Su nerviosismo y notorio
sonrojo ocasionaron que Toma le sonriera.
- ¿Eso es un sí? – Le preguntó, ofreciéndole su bolsa de
patatas para que pudiera comer.
- Ah… Eh… No… Es sólo que… me sorprendió tu pregunta –
Musitó el rubio, comiendo un par de patatas -. Pero…, ¿a qué viene eso?
- Mhhh – Toma se lo quedó mirando, recordando en esa
fracción de segundo que estaba hablando con el celoso primo de su novia -… No,
por nada. Es sólo que me preguntaba si tenías novia – Su oyente se ahogó al oír
su respuesta -. Tegoshi, ¿qué te sucede? – Le dijo, sonriendo.
- ¿Podrías dejar de ser tan directo? – Pidió el rubio.
- Está bien, está bien, lo intentaré. Pero no creas que
lo he olvidado…
- ¿Qué cosa?
- La cita grupal.
- Ya te dije que no tengo novia.
- Pregúntale a Becky.
- Olvídalo. Sí tengo novia.
- ¿Qué?
- Es… una vecina – Aquellas dos palabras fueron las más
dolorosas que pudo haber pronunciado, sobre todo porque Toma ya la conocía, por
lo que a la tarde, le tocaría contarle a Toma, como Yuuko una creíble historia
respecto a la supuesta relación que mantenía con Aya.
Con todo el cansancio encima que le llevaba la
universidad y el trabajo, Yuya regresó a su departamento, encontrando, como de
costumbre a Aya y Ryo en la cocina. Desde la noche anterior, no había cruzado
palabras con ellos porque sabía qué sería lo primero que le dirían, o le
preguntarían. Al ver sus sonrisas, se dio cuenta que lo sucedido con Toma no
iba a pasar desapercibido.
- Tegoshi – Lo llamó la voz de Ryo, por lo que el aludido
lo miró -… No estoy seguro de que me quieras – El rubio sonrió.
- ¿Ah, no? ¿Y qué tengo que hacer para cambies eso?
Ryo le hizo una seña para que se acercara a él. Corrió la
silla hacia atrás y le hizo otra seña para que se agachara.
- Más abajo… Más abajo…
Yuya rió, junto con Aya.
- Ryo-chan, idiota.
- En serio, Tegoshi. ¿En qué momento se te ocurrió hacer
eso?
- Fue tu culpa.
- ¡¿Eh?! – Exclamó Aya -. ¡¿Qué me perdí?!
- Pregúntale a Ryo-chan – Dijo Yuya, mientras iba a su
dormitorio -. Ah – El rubio se dio vuelta, llamando la atención de sus amigos
-. Mañana viene Toma a almorzar.
- ¡¿Eh?! – Exclamaron los dos.
- Y Oo-chan, vas a tener que hacerte pasar por mi novia.
- Sí, señor – Dijo la morocha, generando la sonrisa del
muchacho.
Al día siguiente, Ryo se encargó del almuerzo. Preparó el
plato preferido de Toma: curry.
- Recuerden – Le dijo Ryo a Aya y Yuya -: no besos
franceses, no rodillas en entrepiernas.
- Tus consejos me dan miedo, Ryo-chan – Dijo Aya.
- Yo ya no opino nada – Dijo el rubio.
El timbre interrumpió los consejos del morocho. Las únicas
tres personas dentro de la casa se miraron, se sentaron en sus lugares y Yuya
fue a abrir la puerta.
- Buenas tardes – Saludó Toma.
- Bienvenido – Dijo Yuya, haciéndose a un lado para
dejarlo entrar.
- Perdón por la intromisión – Dijo el morocho a Aya y
Ryo, quienes le dedicaron una reverencia.
- Ah, no, por favor – Dijo Ryo, levantándose -. Entra,
siéntate. Siéntete como en casa, Ikuta-kun.
- Gracias – Dijo el aludido, mirando a Ryo con un deje de
desconfianza, al recordar las palabras de Yuuko respecto a él.
Toma se sentó frente a Aya, al lado del asiento que más
tarde fue ocupado por Yuya.
- Espero que te guste el almuerzo – Le dijo Yuya, por lo
cual el muchacho lo miró -. Ryo-chan cocinó curry.
- Aunque no lo aparente, Ryo-chan es un muy buen cocinero
– Dijo Aya.
- Gracias por los halagos – Dijo Ryo, entregándole al
invitado el primer plato -. Ikuta-kun, nosotros nos vimos en Eden, ¿cierto?
- Sí, así fue.
- ¿Qué te pareció la comida?
- Deliciosa.
Al terminar de servir el curry, Ryo se sentó y empezaron
a almorzar. Toma estaba en silencio, limitándose a responder preguntas y a
hacer preguntas él mismo. Yuya agradeció haberle dicho, como Yuuko, que no
mencionara su nombre. Una cosa era controlarse él mismo, pero no podía decir lo
mismo de Aya y Ryo.
- Te acompaño a la puerta – Dijo Yuya.
- No, no hace falta – Dijo Toma, en la puerta del
departamento.
- ¿Seguro? – Pregunto el rubio.
- Sí, no hay problema. Gracias por todo. El curry estuvo
exquisito – Dijo el muchacho, antes de irse -. Nos vemos.
- Gracias.
Una vez Toma se fue, Yuya se estiró dejando que sus
vértebras sonaran.
- Qué cansancio.
- Todo salió bien, ¿no? – Preguntó Aya, mirando a los
presentes.
- Calculo que sí – Dijo Ryo, levantando las cosas de la
mesa.
El sonido de un celular los interrumpió, llamando la
atención de Yuya, quien se acercó al living en busca del aparato. Era el
celular de Yuuko. Al leer el mensaje recibido, el muchacho sonrió, dirigiéndose
corriendo a su cuarto, cerrando la puerta del mismo a su paso.
- ¿Crees que…? – Dijo Aya.
- Seguro – Respondió el muchacho, sabiendo de antemano la
segunda parte de la pregunta. A los pocos minutos, Ryo se dio cuenta que había
dado en el clavo al ver salir del cuarto de Yuya, a Yuuko, quien del mismo modo
en que entró a la misma, se despidió a los gritos de ambos.
Al salir del edificio, halló a Toma, esperándola al lado
de la puerta.
- Viniste corriendo – Le dijo, besando con dulzura su
frente.
- Sí, espero no contagiarte – Fingió la muchacha, con un
barbijo.
- No creo que lo hagas, si ni siquiera me dejas besarte –
Se quejó Toma.
- ¿Te parece que vayamos a la plaza? Hay un lindo día.
La muchacha asintió con la cabeza efusivamente. Ninguno
de los dos se había dado cuenta que estaban siendo observados por alguien…
- …Así que al final aceptó y cuando te mandé ese mensaje
había salido de almorzar con ellos.
- ¿En serio? – Preguntó Yuuko, bebiendo un refresco -.
¿Qué te pareció la comida de Ryo-chan?
- Bueno… No seré un conocedor de la comida mundial, pero…
cocina un muy buen curry - Yuuko rió -. Aunque… No se lo digas a nadie…, ¿eh?
- ¿Qué cosa?
- De alguna forma, me pareció que Oomasa-san y Tegoshi…
Eran muy buenos amigos. En términos de pareja, hasta podía jurar que tenía más
química con Nishikido-kun.
- ¿Eh? – Musitó la muchacha, sumamente sorprendida.
- Sí… No sé cómo explicarlo, pero me dio esa sensación –
Agregó -. ¿Sabes hace cuánto salen?
- ¿Oo-chan y Yu-kun? – Su pareja asintió con la cabeza -.
No hace mucho. Pero… Realmente me extrañan tus palabras… Respecto a Ryo-chan…
Quizás haya sido tu imaginación. Yu-kun conoce a Ryo-chan de toda la vida, en
cambio a Oo-chan la conoció hace tres años, cuando vino a Tokio.
- Supongo que debe ser por eso… O quizás mi presencia los
haya inhibido – Se hincó de hombros -. No lo sé – Sonrió.
- Ah, tengo que irme – Dijo Yuuko, tras ver la hora en su
celular.
- ¿Trabajo?
- Ahjá – Dijo la muchacha, sonriendo.
- Deberías decirle a tu jefe que escoja un personaje con
barbijo, al menos para hoy.
- Se lo diré.
- Cuídate – Le dijo, besando su mejilla.
- Gracias, tú también.
Shibuyan no estaba muy lejos, así que Yuuko se tomó todo
el tiempo del mundo para llegar.
- Tegoshi – Una voz mencionando su apellido hizo que se
diera vuelta. Sus ojos se abrieron como platos al ver a Misako, quien se acercó
a ella -. Vaya… No pensé que a ti también te gustaban estas cosas del cosplay –
Dijo la muchacha, con una sonrisa en el rostro, viendo todos los detalles de la
vestimenta y hasta del maquillaje de Yuuko.
- ¿Perdón? Creo que me confunde con alguien más… Ahora,
si me disculpa – Dijo la muchacha, intentando escapar de ella, pero Misako la
agarró de la muñeca, obligándola a mirarla.
- ¿Así que tú eres la novia de Toma? Pero, ¿realmente
está bien decir que eres su novia? –
Preguntó, poniendo especial énfasis en la última palabra.
- Discúlpeme – Musitó Yuuko, zafándose de su agarre.
Sus pasos se dirigieron a Shibuyan a toda prisa. Entró al
negocio casi corriendo y del mismo modo llegó a los vestidores, sentándose en
uno de los bancos que allí había. Aya, quien la había visto, la siguió.
- ¿Qué sucedió? – Le preguntó, arrodillándose a su lado y
acariciando su espalda.
- No aguanto más. Realmente, no sé hasta cuándo voy a
poder soportarlo, Oo-chan – Sollozó -. Tengo miedo… Miedo de que Toma se entere
de todo… Miedo a que me deje… No sé qué hacer… No lo sé…
La muchacha se incorporó y se sentó a su lado, para poder
abrazarla.
- Bueno… Nadie dijo que el amor era una cosa fácil, ¿no?
En Eden, las cosas con Tadayoshi iban de mal en peor. Se
equivocaba con los pedidos, recibía quejas en la cara por parte de los
clientes, pero aún así, mantenía una hermosa sonrisa.
- ¿Viste que Tacchon está todo sonriente? – Le preguntó
Yu a su colega.
- Parece que Ryo-chan tenía razón… No sólo está
enamorado. Está perdidamente enamorado…
- Y en la etapa floreciente de ese romance – Agregó Yu.
- ¿Podrían dejar de chismosear y cocinar? – Les pidió
Shota a sus espaldas.
- Ahhh…
- ¡Sí, señor! – Exclamó Shingo. Se volvió a Yu una vez
Shota salió de la cocina -. Y algo me dice que ese es el otro enamorado…
- ¿Ehhhh…?
- ¿No crees que está siendo más duro de lo normal con
Okura?
- Mhhh…
- Creo que Ryo-chan es mucho más observador que nosotros,
Yoko.
- Perdimos el toque – Negó con la cabeza su amigo.
- Hablando de Ryo-chan… ¿Dónde se metió?
- Está en su trabajo con Yamapi.
- Waaa… Ese chico va a escalar muy alto…
Ryo estaba posando sentado sobre una silla, rodeado
literalmente de telas superpuestas, mientras Tomohisa boceteaba. Ya habían
pasado casi tres horas desde que había llegado a su casa y desde que el dueño
de la misma había empezado a dibujar. Era como si el lápiz tomara posesión de
su cuerpo y de su conciencia cada vez que lo apoyaba contra el papel. Otra
apreciación que podía
hacer respecto a esa persona es que tenía una hermosa
sonrisa que sólo mostraba en el instante en que dibujaba.
- Eso es todo – Dijo, finalmente, por lo que Ryo,
exhausto de tanta rigidez, se desplomó sobre esa misma silla, sentándose menos
derecho y más cómodo -. ¿Te cansa hacer esto? – Le preguntó Tomohisa, juntando
los dibujos que había hecho.
- No, para nada – dijo Ryo, levantándose y sacándose las
telas que dobló y dejó sobre la mesa -. Sí me cansa estar tanto tiempo en la
misma posición.
Sin haber notado su presencia, Tomohisa empezó a hacerle
masajes en la nuca y los hombros.
- No es eso, es que estás todo contracturado – Le dijo el
muchacho -. Ven – Se sacó las gafas y las dejó sobre la mesa -. Siéntate en el
sillón.
- ¿Vas a hacerme masajes? – Le preguntó Ryo, sonriendo.
- Bueno, no quiero que mi mejor modelo tenga dolor de
espalda por mi culpa – Respondió, palmeando luego el lugar vacío a su lado -.
Ven - Ryo se sentó dándole la espalda, en el sillón y dejó que las manos de
Tomohisa pasaran por su nuca, por toda su espalda, calmando el dolor que
parecía estar naciendo entre sus músculos. Pegó un salto cuando sintió los
dedos de Tomohisa masajeando su espalda baja, por lo que se giró para mirarlo.
Estaba sonriendo -. Perdón, no sabía que tenías cosquillas.
- Tienes una sonrisa… muy bella – Musitó Ryo, más para
sus propios oídos que para los de su masajista.
Sin saber cómo y mucho menos por qué, besó sus labios, mientras Tomohisa se
centraba sólo en parpadear.
Cuando salió de su trabajo de medio tiempo, se sintió un
completo estúpido. Sonreía al recordar el sabor de los labios de Tomohisa,
estaba demasiado perdido en sus pensamientos, que ni siquiera notó su andar por
la calle.
Toma había invitado a Yuya a cenar, luego de una larga jornada
universitaria, cosa a lo que el rubio no se negó. Al llegar a Eden, todo estaba
tranquilo, a excepción por Tadayoshi que, con ropa informal, iba de un lado al
otro del restorán.
- ¿Okura-san? ¿Todo está bien? – Le preguntó Yuya,
sonriendo por las corridas del muchacho.
- ¿No te avisó Oomasa-san?
- No… ¿Qué?
- Ryo-chan tuvo un accidente.
- ¿Qué…?
En compañía de Toma, fueron al hospital, donde
encontraron a Aya en la sala de espera.
- ¿Cómo está Ryo-chan?
- Está bien – Respondió la muchacha -. Pero los doctores
dijeron que querían que se quedara al menos una noche en observación.
- ¿Qué le sucedió? – Preguntó Tadayoshi.
- Estaba cruzando la calle, no vio un auto que dobló en
su dirección y… bueno… Por lo menos, el conductor del auto se dio cuenta y
frenó gradualmente, pero eso no evitó que terminara con Ryo-chan sobre el
parabrisas.
Yuya suspiró.
- ¿Puedo verlo? – Aya asintió -. Sígueme.
- Ah… ¿Le avisaron a Yuuko-chan?
Aya miró a Yuya y luego a Toma.
- S… Sí, sí. No te preocupes por eso – Le respondió, con
una sonrisa.
Al llegar a la habitación perteneciente a Ryo, vieron
salir de allí a una enfermera.
- ¿Puedo pasar? – Preguntó Yuya.
- Recién le di un calmante – Respondió la muchacha -. Se
estaba quejando del dolor.
- Está bien… Entonces… Me quedó aquí.
- ¿Estás seguro? – Le preguntó Aya.
- Sí, está bien.
- Cuando termine en Eden, vengo para acompañarte, ¿de
acuerdo? – Dijo Tadayoshi, a lo que el aludido asintió con la cabeza.
- Puede entrar si gusta, pero, por favor, no lo altere
demasiado, si es que está despierto todavía – Dijo la enfermera.
- Muchas gracias – Agradeció Yuya. Lo encontró dormido,
el calmante ya le había hecho efecto. Tenía una venda en la frente y un par de
moretones en el rostro. Al menos alcanzó a ver eso. Acercó una silla a la
camilla, sentándose en ella y se quedó dormido, mirándolo.
Al volver Aya y Tadayoshi a la sala de espera,
encontraron a Toma.
- Ikuta-kun, Yu-kun va a quedar con Ryo-chan, así que…
puedes irte a tu casa si quieres.
- Ah, está bien. ¿Necesitan algo?
- No, no, todo está bien. Puedes irte – Le dijo la
muchacha, con una sonrisa.
Sintió una mano que acariciaba sus cabellos, por lo que
se despertó. Era Ryo, quien lo miraba con una sonrisa en el rostro.
- Buen día – Le dijo.
- ¿Cómo estás? ¿Necesitas algo? – Le preguntó Yuya,
sentándose de un salto en la silla.
- Creo que el calmante todavía tiene algo de efecto –
Dijo el morocho -. No puedo levantar los brazos… ¿Puedes rascarme la pierna
derecha? – Yuya acató sus órdenes y empezó a rascar por sobre la ropa la pierna
del muchacho -. No, no, más arriba – Le dijo, por lo que el rubio subió hasta
arriba de su rodilla -. Mhh… No… Más arriba… Más al medio…
- Idiota – Dijo Yuya, comprendiendo sus intenciones -.
Ah, espera… ¿Cómo me acariciaste el cabello si no podías mover las manos?
- ¿Quién te dijo que esa era mi mano? – Pregunto Ryo,
llevando ambas manos suyas detrás de su nuca, levantando sus cejas, mientras
movía su pelvis hacia arriba y hacia abajo, generando la sonrisa en su mejor
amigo.
- No te duele nada, ¿cierto? Sino no estarías de tan buen
humor.
- Creo que no. Eso de que el calmante seguía manteniendo
su efecto sí era verdad.
- Ya veo…
- ¿No vas a ir a la universidad? – El rubio negó con la
cabeza -. Entonces vas a tener que hacerme lo que te pedí. Se lo pediría a una
enfermera, en serio, pero tu presencia me lo impidió por la noche.
- ¡Olvídalo! ¡No voy a hacerte nada! – Exclamó Yuya,
forcejeando con Ryo.
- No seas malo, se lo hiciste a Toma.
- ¡Ryo-chan!
- ¡Shhh! Guarda silencio. Estás en una hospital – Rió el
morocho, hasta oír dos leves golpes sobre la puerta -. Pase.
La puerta se abrió en el momento en que Ryo soltó a Yuya,
quien no podía dejar de reír.
- Buenos días – Dijo Toma, generando la sorpresa de
ambos.
- Hola – Dijo Ryo.
- Genial, ahora no tengo a nadie a quien pedirle los
apuntes.
- Otra razón para que vayas a la universidad – Dijo Ryo.
- Cállate de una vez…
- Veo que ya estás bien – Dijo Toma, con un ramo de
flores en sus manos, el cual le entregó al muchacho herido.
- Casi que me siento consentido. Creo que voy a dejar que
un auto me atropelle más seguido…
- No digas eso ni en broma – Pidió Yuya.
- ¿Yuuko-chan no vino? – Preguntó Toma, mirando a ambos.
- Vino más temprano, pero ya se fue – Respondió su
compañero.
- Estaba con un tipo… Mhhh… ¿Cómo se llama?
- Basta, Ryo-chan – Sonrió el rubio -. Es mentira,
Ikuta-kun. Yuuko vino y se fue sola.
- Oye, déjame medir los niveles de celos de este
muchacho.
- Déjame decirte, Nishikido-kun, que no hace falta que
hagas eso. Sí, celo a Yuuko, después de todo, ella es mi pareja, ¿no? Aún no la
he visto con Tegoshi, pero cuando la vi cerca de ti y la cercana relación que
mantienes con ella, tuve celos.
Ryo intentó aguantar las ganas de reírse lo más que pudo,
pero no lo logró. Yuya miró a Toma y se hincó de hombros.
Me encantó!!!!!!!!!!!!! ♥
ResponderEliminarWaaaaaaaaaaaaa.. quiero YA saber qué va a pasarrrrrrrrrrr!!!!
Vaaaaaaaaaaaaamos por el 8 XD
Gracias ^^
EliminarEncima en este episodio pasa de todo xDDDDDDD