[Supplier] Capítulo 02 - Supplier

 Con sueño
La tele...
 En casa de mi Shotosaaaaaa


Ciaossu~!!
Hoy no hay avatar, sólo fic, so...

Enjoy~ ♥

Título: Supplier.
Fandom: Johnnys.
Pairing: Ohkura Tadayoshi x Nishikido Ryo.
Formato: Multi-chaptered.
Género: AU, smut, violento.
Rating: NC-17.
Estado: Finalizado.
Sinopsis: ¿Qué significa ser un supplier y cuál es la diferencia entre serlo por voluntad propia o no? Ryo se entera de todas estas cosas por boca de un nuevo conocido.

( 01. Unnamed )

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Capítulo 02: Supplier.

Al atravesar el camino que lo llevaba a la torre, había un hermoso y pequeño lago rodeado de flores. Había visto un par de bancos a su alrededor también, desde arriba. Se sentó en uno de los mismos y suspiró, mirando el cielo. Ignoraba que a sus espaldas, la casa que se elevaba no pertenecía a Tadayoshi, ignoraba que estaba en una propiedad ajena a la persona que lo había encontrado y, quizás, le había salvado la vida. Cerró los ojos y dejó que el aire entrara a sus pulmones. ¿Realmente estaba muerto? Si podía respirar, ¿lo estaba realmente? Un sonido proveniente de entre los arbustos lo quitó de sus pensamientos, obligándolo a incorporarse y a dejar que sus sentidos lo ayudaran a localizar a ese algo que buscaba perturbarlo.

– ¿Quién está ahí? – Preguntó, sin moverse del banco. No oyó respuesta alguna, alcanzó a ver algo ágil moverse alrededor suyo, por lo que se levantó –. ¡¿Quién está ahí?!

Sin poder evitarlo, Ryo cayó al suelo, sintiendo que sus miembros estaban imposibilitados de moverse, mientras su cuello estaba a punto de convertirse en el desayuno de un inesperado invitado.

– Yuya, ¿no estás siendo un poco rudo con nuestro nuevo amigo? – Cuando sintió un poco de libertad sobre su cuerpo, Ryo se sentó, sintiendo una molestia en el cuello. No había alcanzado a morderlo, sea lo que sea que lo iba a morder, pero el brusco movimiento de cabeza, le hizo doler el cuello –. ¿Te encuentras bien, Nishikido-kun?

Al levantar la vista, vio a un hombre no mucho más grande que él, de cabello azabache y ojos color café. Su sonrisa era igual o todavía más radiante que la de Shota. Escondiéndose detrás suyo, pudo ver a lo que le pareció ser una menuda muchacha de ojos gatunos, posados hambrientamente sobre él.

– Estuvieron a punto de matarme, pero creo que estoy bien, gracias – Le dijo Ryo, levantándose del suelo y sacudiéndose luego el pantalón. Su oyente sonrió melodiosamente, acto seguido, se giró para tomar a la muchacha por los hombros y obligarla a mirarla a los ojos.
– Yuya, ve a la casa. Debes acompañar a Ohkura-san a hacer varias diligencias.

– No quiero.

– Debes hacerlo. Vamos, vamos – Le dijo el muchacho, empujando levemente a la muchacha, la cual se perdió en el camino hacia la casa.

– Entonces…, ¿ella es tu supplier? – Preguntó Ryo.

– No me he presentado, ¿verdad? Mi nombre es Ikuta Toma – Le dijo el muchacho, dedicándole una reverencia. Estaba vestido con una camisa blanca, un chaleco gris y un traje negro –. En realidad, es lo contrario, yo soy el supplier de Yuya.

– Pensé que todo esto era de Ohkura.

– Lo era anteriormente. ¿Quieres entrar a la casa? Tenemos muchas cosas de qué hablar.

Ryo frunció el ceño. Le molestaba que absolutamente todo ser viviente en aquel lugar supieran su nombre y sintieran como si lo conocieran por años, cuando en cambio él, ni siquiera sabía exactamente cómo había llegado a aquel sitio.

La entrada a la casa del sujeto de nombre Yuya, parecía ser lo que había sido una casa de verano de Tadayoshi.

– ¿Cómo llegaste tú a este lugar? – Le preguntó Ryo a Toma, una vez estuvieron puertas adentro. La disposición de los ambientes, no difería demasiado de la casa de Tadayoshi, como si hubiera sido el mismo arquitecto el que construyó ambos lugares.

– Fue el destino – Le respondió Toma, dirigiéndose a una habitación a uno de los flancos de las escaleras –. Mi destino era conocer a Yuya y ser su supplier.

– Oye, no entiendo absolutamente nada de todo esto. Me despierto y dos tipos me dicen que estoy muerto, luego, otros dos tipos me dicen que todos aquí son vampiros, pero que yo no lo soy ycuando intento comprender de alguna forma todo lo que me dicen… Vengo aquí y una chica casi me muerde el cuello. ¿Puedes explicarme toda esta situación en términos menos complicados?

Toma, quien se lo había quedado mirando sorprendido por la velocidad con la que le habló, estalló en carcajadas cuando Ryo terminó de sincerarse. En aquel lugar casi vacío de no ser por armarios antiguos, adornos y un piano de cola, su sonrisa resonaba como un coro de ángeles.

– Lo que sea que entendiste, lo hiciste mal. Yuya es un chico.

– ¿Eh?

– Buenos días, Ryo-chan – Un alegre muchachito entró a la habitación desde otra puerta al extremo de la misma. Se acercó a ambos con un alegre andar y besó sonoramente una de las mejillas de Toma –. Lamento mi comportamiento en el jardín – Se excusó –. ¿Qué puedo decir? Sigo siendo sensible a la sangre humana.

Al oír su risa, Ryo sintió que había sido hipnotizado por aquella melodía por unos instantes, moviendo la cabeza de lado a lado para volver en sí.

– Tegoshi, te dije que te apures – Un muchacho pelirrojo, no tan ágil como Yuya, entró también al lugar. Toma revoleó los ojos al oírlo hablar –. Ah… Estás con… ¡Ah! Tú eres Ryo, ¿cierto? – Preguntó el recién llegado, entusiasmado, estrechando con extrema alegría la mano del morocho –. ¡Encantado de conocerte! Mi nombre es MasudaTakahisa. Soy el secretario de Tegoshi, así que puedes pedirme consejos cuando…

– Llegamos tarde, Massu – Le dijo Yuya, cariñosamente, mientras lo empujaba fuera del lugar.

– Ah, pero… No he…

– Llegamos tarde. Tada-chan nos va a regañar y no queremos eso, ¿cierto? – Le preguntó, volviéndose a Toma una vez su secretario cruzó la puerta –. Lo dejo en tus manos, ¿sí?

El aludido asintió con la cabeza, y volvió a reinar el silencio, una vez aquel par se fue.

– ¿Vamos afuera? – Le preguntó a Ryo, dirigiéndose luego, ambos, a uno de los ventanales que estaban abiertos de par en par –. Como te dije, mi destino era conocer a Yuya. Yo llegué a este sitio hace 136 años. Yuya seguía siendo una persona rebelde que siempre estaba en contra de Ohkura-san – Toma sonrió al recordar aquello –. Si uno los ve ahora, podría pensar que son hermanos. No tuve el privilegio de estar a su lado como Masuda. Él, vino a este lugar un año después que Yuya. Pero ni siquiera él pudo controlarlo. Creo que… yo fui la primera persona distinta de Masuda o de Ohkura-san que no le temieron. Yo pude comprender lo que le pasaba, y quizás, fue por eso que me dejó estar a su lado. Pero, ¿sabes algo? Creo que yo estoy siendo más beneficiado que él. Antes de llegar aquí, mi vida no tenía sentido, mi familia había muerto cuando era pequeño y tuve que criarme en un orfanato. No congeniaba con ningún niño, así que olvídate de que pueda convivir en una familia con niños – Le sonrió –. A los 28 años me suicidé. Ahí empezó de nuevo mi vida. Claro que, al principio, convivir con Yuya fue complicado. Él no soportaba que alguien diferente de Masuda se le enfrentara. Dime, Ryo, ¿qué crees tú que es ser un supplier?

– Pues…, ¿no lo estás diciendo tú mismo? Me dijeron que cuando uno accede a ser un supplier, tiene el mismo promedio de vida que el vampiro al cual le entrega su sangre o algo así. Pero, sigo sin entender cuál es la diferencia con aquel sujeto que no se deja convertir… o como sea que se diga.

– El sometimiento. Dolor. Crueldad. Y, por consecuencia de la pérdida de sangre, la muerte. Esa es la diferencia – Explicó –. Mira – Le pidió, luego de desabotonarse la manga izquierda de la camisa y dejando a la vista una herida sobre su muñeca –. ¿Qué parece esto?

– Una mordida…

– Es algo así. Esto es lo que le dirá a cualquier otro vampiro que me vea que yo sólo le pertenezco a Yuya, que soy su suppliery el de nadie más. No es una herida común, si lo fuera, al cabo de unos años hubiera sanado, y lo que se busca con esto, es que esta marca subsista. No todos los humanos que mueren, llegan a este lugar. Aquellos que lo hacen son una especie de elegidos. Todos y cada uno tienen un papel que cumplir en este lugar, así como los miles de suppliers que han venido antes que nosotros y que, lamentablemente, han perecido. Aquellos que, como nosotros, terminamos eligiendo ser suppliers, gozaremos, no sólo del mismo promedio de vida que el del vampiro al cual le abasteceremos su alimento, sino, también, de cierta facultad especial. Has oído la risa de Yuya, ¿verdad? – Ryo asintió –. Su facultad especial, es su voz. Él puede hacerse de la mente de una persona si tan sólo oye su voz. Aunque, en mí nunca ha hecho efecto, es gracioso cuando lo hace con Masuda.

– ¿Y la tuya? ¿Cuál es?

– Yo puedo ver el tiempo – Respondió, mirándolo con una cálida sonrisa –. Puedo ver el pasado y también el futuro.

– Entonces…

– Yo vi tu llegada. Y vi que sería Ohkura-san la persona que te rescatara. Aunque eso fue, porque él fue la única persona que creyó en mis palabras.

– Tegoshi, ¿no te creyó?

– A él no le importan las cosas como el pasado o el futuro. Yuya sólo se dedica a vivir el presente.

– ¿Puedes ver por qué llegue aquí?

Toma pudo ver un deje de súplica en las palabras de Ryo, pero atinó a sonreír.

– Puedo, pero va a llevarme un tiempo. No es algo que haya sucedido aquí, así que no sólo tendría que tener un cambio de tiempo con mi mente, sino también, un cambio de espacio.

– Ya veo…

– Vamos, no  pongas esa cara – Le pidió Toma, palmeándole la espalda  al ver su expresión de tristeza en el rostro –. No dije que no podía, dije que me tomaría un tiempo lograrlo. Cuando esté preparado para hacerlo, te llamaré para que me acompañes.

– Gracias.

– Hay algo más que me quieres preguntar, ¿cierto?

– Ustedes son…

– ¿Con Yuya? ¿Una pareja? Sí – Respondió –. Para mí, fue amor a primera vista. Un poco salvaje, pero a primera vista al fin. ¿Intentas preguntarme si es obligatorio que se genere un vínculo amoroso entre el vampiro y su supplier? No, no es necesario. Con que sean amigos y se lleven bien, es más que suficiente, después de todo, convivirán por el resto de sus vidas.

– ¿Los “secretarios” no tienen suppliers?

– Los secretarios son personas igual de inteligentes y manipuladores que los vampiros de primera clase, pero con la misma dieta alimentaria de uno de tercera. Ellos son mitad-humanos, mitad-vampiros. Recuerdan fragmentos de sus vidas anteriores, pero, lamentablemente, con el paso del tiempo, esos recuerdos les terminan resultando ambiguos y vagos, como si se hubiera tratado de un sueño.  ¿Podrían tener a un supplierpor ellos mismos? Sí. ¿Eso los convertiría en vampiros de primera clase? No lo sé. Nunca ha ocurrido algo así. Los secretarios generalmente nunca hacen un movimiento sin que su superior lo quiera o sepa.

– ¿Es necesario que… yo sea un supplier?

– Es tu destino, Ryo. Aunque no quieras, terminarás siéndolo. La única diferencia, es  si lo haces por decisión propia o no. Pero…, creo que pronto encontrarás las respuestas de varias de las preguntas que te estás haciendo. ¿Por qué no vuelves a casa?

– ¿Eh?

– Ohkura-san te está buscando – Le respondió con una sonrisa.

– ¿También puedes ver el futuro inmediato?

– Siempre y cuando esté en un radio cercano a mí, sí.

– ¿Sabes qué tipo de habilidad tiene Ohkura? – Le preguntó Ryo, entrando junto a Toma de nuevo a la casa.

– No lo sé – Respondió el aludido unos momentos más tarde, pensativo –. Las habilidades de los de primera clase sólo se manifiestan en ocasiones especiales.

– Ya veo.

– Bueno, Ryo, nos vemos en otro momento.

El muchacho regresó sus pasos hacia la casa. Desde la entrada vio de reojo que Tadayoshi estaba con Ryuhei en el comedor, con la mesa atestada con papeles cuyo contenido, estaba seguro, él no lograría comprender. Ya que, quizás, él iba a vivir bastante tiempo en aquel lugar, lo mejor sería recorrer la casa. Entró al living, el cual relucía tanto como el resto de la casa. Tres sillones de dos cuerpos rodeaban la mesa ratona con bordes de madera labrados y la parte superior de vidrio, todo esto frente a la chimenea. Al igual que en la casa de Yuya, había un piano de cola, pero en este sitio, era de un color marfil. Cruzó el living y entró a la habitación contigua, la biblioteca. Le llamó la atención tanto la cantidad de libros como la altura del lugar. No se había percatado de eso desde afuera. Sobre las paredes estaban postrados los estantes con los millares de libros de distintos idiomas, por lo que pudo interpretar. Agarró varios cuando llegó a la sección del idioma que él mejor dominaba y se sentó en torno al único escritorio que había allí. Se dispuso a leer para matar algo de tiempo. Si Tadayoshi lo llamaba para algo, él iba a estar ahí, no iba a moverse de ese sitio.

– ¿Buscando información acerca de los vampiros, Ryo-kun?– Como si lo hubiera llamado con el pensamiento, ahí estaba él, de brazos cruzados con el cuerpo apoyado sobre el marco de la puerta, mirándolo. El libro que Ryo había estado leyendo resbaló de entre sus manos, pero no fueron las suyas las que lo salvaron de un deshoje seguro, sino las de Tadayoshi, sorprendiendo al humano –. Ten cuidado. Este libro tiene más años que tú y yo juntos – Le dijo, entregándole el libro, con una sonrisa.

– Gracias – Musitó el muchacho –. ¿Así que esta es tu facultad especial?

– Estuviste hablando con Toma, ¿cierto? – Rió el aludido.

– Y tuve un encontronazo con Tegoshi.

– Es un chico especial, ¿no?

– Demasiado.

– Yo lo digo en el buen sentido – Aclaró, apoyando su cuerpo contra el borde del escritorio.

– Yo también.

– No te creo.

– No me conoces.

Se quedaron mirando un par de segundos, como si se estuvieran desafiando con la mirada.

– Ohkura – Lo llamó la voz de Ryuhei, ocasionando que el par frente al escritorio desviara su vista uno del otro.

– Dime – Dijo el mayor, acercándose a él con una elegancia que claramente no era la de un ser humano.

– Llegó… You  – Advirtió el secretario, en voz baja para que Ryo nooyera, pero los ojos de Ryuhei, al hablar se habían posado sobre Ryo, y este lo había notado.

Tadayoshi vaciló unos últimos pasos hacia su secretario, pero terminó acercándose a él y apoyando su mano sobre su omoplato izquierdo.

– Ve yendo. Yo enseguida te sigo. Ryo-kun – Lo llamó el hombre –. ¿Puedes quedarte aquí un momento?

– ¿Mh? Sí…, claro – Accedió el aludido, frunciendo el ceño.

– Muchas gracias.

Tadayoshi se fue, cerrando la puerta a su paso. Suspiró pesadamente y miró a su secretario.

– ¿Dijo que iba a quedarse adentro? – Tadayoshi asintió con la cabeza –. Sabes que no lo va a hacer, ¿verdad? Es como dice el dicho “la curiosidad mató al gato.”

– Entonces, yo tendré que ser el otro gato que lo salve, ¿no, Maru?

Ambos hombres cruzaron el living y llegaron a los pies de las escaleras, donde los esperaban tres personas. El primero de ellos literalmente devoraba cada mínimo detalle con la vista. Esa era su especialidad, recordar minuciosamente cada ínfimo detalle de un lugar y compararlo la siguiente vez que lo pisaba. El segundo, en el medio, era un hombre un poco más alto que sus seguidores, pero no más que Tadayoshi. Al reparar en su presencia, le sonrió y se acercó a él. Y el tercero, era un menudo muchachito que no aparentaba tener más de 25 años. Su piel estaba pálida y sus ojeras eran más que notorias. Aunque su vestimenta estaba impecable, internamente, se notaba que él, no lo estaba.

– ¿Cómo estás, hermanito? – Le dijo el recién llegado a Tadayoshi, besando sus mejillas sonoramente, mientras sus manos se posaban sobre sus brazos.

– Bien, ¿y tú? – Respondió el aludido con un tono de voz que dejó entrever que no le agradaba el modo en que estaba siendo saludado.

– Bien. Espero que no te haya molestado que hayamos venido a visitarte.

– Claro que no – Dijo Tadayoshi con una fingida sonrisa, dirigiéndose rápidamente al comedor para alejar al grupo lo más posible de la presencia de Ryo –. Síganme.

– Ohkura-san – Preguntó el segundo hombre morocho de cabello corto, obligando al aludido a girarse apenas para mirarlo –. ¿Usted tiene un invitado?

– ¿Perdón?

– Su suelo tiene huellas que nunca había visto.

Tanto Ryuhei como Tadayoshi  vieron un brillo especial en la mirada de aquel sujeto, que respondía al nombre de SubaruShibutani, y no era otro que el secretario de You . Ryuhei tragó en seco, se le dificultaba mentir. En cambio You , lo miró curioso.

– ¿En serio? Vaya… ¿Finalmente has encontrado a tu supplier, hermanito? ¿O es alguno momentáneo?

– ¿Los señores  desean pedir algo? – Preguntó Shingo que, habiendo oído la conversación, llegó cual resorte desde la cocina.

– Oh, Hina, ¿cuándo vas a aceptar mi proposición? – Preguntó You , acercándose a sus espaldas y apoyando su mentón sobre su hombro.

– ¿Proposición? – Preguntó Tadayoshi, mirando a ambos.

– Ah, ¿no te lo dijo? Desde hace un tiempo que estoy pidiéndole a Hina que sea mi nuevo supplier.

– ¿Y qué sucederá con Uchi-kun? – Preguntó Tadayoshi, haciendo alusión al muchacho rubio que estaba sentado en uno de los sillones frente a ellos, con la mirada perdida en el paisaje que se extendía por fuera de la ventana.

– Se secará de todos modos – Refunfuñó You  –. Pero…, yo no quiero hacerle daño a Hina – Agregó, volviendo sobre sus pasos y quedando frente al aludido, acariciando una de sus mejillas con las yemas de sus dedos –. Yo lo deseo.

El aludido pudo deslumbrar una sonrisa que le disgustaba bastante. Quería darle un puñetazo en ese mismo momento, sabía que Tadayoshi, aunque lo regañaría para mantener las apariencias, terminaría riendo a carcajadas una vez el trío se fuera, pero terminó suspirando y haciendo un paso hacia atrás.

– Lo siento, Yokoyama-san, pero como ya le he dicho incontables veces, mi deber es con Ohkura-san, no con Usted. Ahora, si me disculpan – Dijo, dedicándole luego una reverencia y volviendo rápidamente sus pasos a la cocina.

– Yo no he pedido nada – Dijo Subaru, sin siquiera mirarlo. Shingo se giró noventa grados y lo miró –. Un jugo de ciruela estaría bien.

Ryuhei hizo una expresión de disgusto ante el sabor elegido por el secretario de You .

– Como te darás cuenta, Subaru tiene un gusto peculiar por las cosas – Dijo su superior.

– Enseguida se lo traigo – Dijo Shingo, dedicándole una reverencia antes de regresar a la cocina.

– ¿Quieren tomar asiento? – Preguntó Tadayoshi, corriendo hacia atrás su silla para sentarse luego.

– Gracias, hermanito. Siempre tan atento – Agradeció You , sentándose a su diestra.

– ¿Y bien? No creo que hayan venido sólo a pasar el rato.

You  entrelazó sus manos sobre la mesa y suspiró sonoramente.

– Para serte sincero, me gustaría buscar un supplier para Subaru.

– ¿Para Subaru? – Repreguntó el aludido.

– Sí – Suspiró You  –. No dudo de su fortaleza, al contrario, me gustaría incrementarla lo más que pueda.

– ¿Y yo qué tengo que ver en eso?

– Es que… En realidad… He estado pensando en alguien y… tú tienes bastante que ver al respecto.

– ¿Quién es? – Preguntó Tadayoshi, sentándose derecho en la silla.

En ese momento, Shota salió de la cocina con la bebida que había pedido Subaru.

– Yasuda-kun.

Shota miró a You  sin comprender sus palabras, puesto que no había oído de que estaban hablando. Tadayoshi miró a su hermano con el ceño fruncido. A pesar de ser su sirviente, Shota era más que eso para él. Habían intentado que él fuera su supplier, pero ambos desistieron a último momento optando el rubio por quedarse al servicio del vampiro.

– No – Respondió Tadayoshi, seriamente.

– ¿Sucede algo?– Preguntó Shota, inocentemente.

– Yasu, regresa a la cocina – Le advirtió Ryuhei con una expresión de preocupación en el rostro.

– Eh… Sí… Claro…

Aún sin comprender la situación con claridad, Shota regresó rápidamente a la cocina.

– ¿Por qué no? – Preguntó Subaru, luego de un rato, bebiendo un sorbo de jugo –. Después de todo, Ohkura-san ya tiene un supplier.

Un destello apareció en la mirada de Tadayoshi. Subaru se había percatado de la presencia de Ryo. Habían intentado dejarlo pasar, pero tanto su esfuerzo como el de Ryuhei, había sido inútil.

– No puede ser – La voz de Ryo proveniente de la entrada del comedor, hizo que aquellos que estaban sentados en torno a la mesa se voltearan para mirarlo. Tadayoshi estaba a punto de levantarse, pero la mano de Ryuhei sobre la suya lo obligó a mirarlo. El secretario negó con la cabeza, por lo que el aludido se quedó en su asiento. Ryo, ignorándolos por completo, se acercó corriendo al muchacho que estaba sentado en el sillón, con una amplia sonrisa –. ¿Hiro? – El aludido giró su cabeza para mirarlo. Su expresión daba a entender que no sabía frente a quién estaba exactamente –. ¿No te acuerdas de mí? Soy yo, ¡Ryo!

Poco a poco, lejanos fragmentos de su vida como humano estaban volviendo a la mente del muchacho. Lentamente, la perdida mirada de Hiroki volvió a brillar, terminando por sonreírle a aquel sujeto que había dicho su nombre.

– Ryo-chan – Le dijo, generando la sorpresa en los presentes, sobre todo la de Tadayoshi. El aludido sonrió ampliamente, por lo que Hiroki, con mucho esfuerzo, se levantó del sillón y se abalanzó literalmente a Ryo, rompiendo en llanto al hacerlo.

– Bueno, bueno, bueno – Dijo You , levantándose de su asiento al mismo tiempo que Subaru –. Creo que deberían presentarnos, ¿no, Hiroki-chan?

Ryo se quedó mirando al sujeto que había hablado. Hiroki se zafó de su agarre, se enjugó las lágrimas y lo miró.

– Él es Nishikido Ryo, un antiguo compañero de secundaria – Dijo el muchacho –. Ryo-chan, él es… YokoyamaYou … Yo soy su supplier.

Ryo miró tanto a Hiroki como a You . Reaccionó a estrechar la mano del hombre al verla extendida frente a él. Internamente, se había dado cuenta de lo decrépito que se veía Hiroki, una imagen completamente distinta de la que él recordaba.

– Ah, Nishikido-kun, te presento a Subaru – Dijo You , haciendo que su secretario se acercara a él rápidamente, pero la rapidez de Ryuhei y Tadayoshi fue mayor dándole ambos la espalda a Ryo y agarrando Tadayoshi la mano del muchacho para evitar que tuviera contacto alguno con el secretario de su hermano –. Bueno, no era para que se pusieran así, chicos – Dijo You  –. Como información relevante, Nishikido-kun, déjame decirte que soy el hermano mayor de este muchachito – Agregó despeinando los cabellos de Tadayoshi, cuya mirada, al igual que la de Ryuhei, seguía posada sobre Subaru, quien estaba inmóvil al lado de You , con la cabeza gacha y ambas manos sobre su regazo. Ryo estaba estupefacto. En un abrir y cerrar de ojos, Ryuhei y Tadayoshi habían aparecido frente a él. Se preguntaba por qué sucedía eso, por qué lo protegían de esa manera. 

– Porque aún eres un ser humano – Dijo Tadayoshi, sin perder su expresión parecida a la de un gato agazapado a punto de atacar.

– ¿Eh?

– Preguntaste, “¿por qué me defienden así?” Esa es la razón. Todavía no eres un supplier, así que cualquier vampiro puede tomarte como tal. Personalmente, no quiero tener que obligarte a hacerlo, pero Ryo – Lentamente, a medida que hablaba, el hombre volvió a su posición normal, volviendo su vista de nuevo a la persona a quien se estaba dirigiendo –, si no aceptas ser mi supplier por las buenas, lo serás por las malas.

Su mirada era completamente distinta a la que había visto en la biblioteca o a la mañana, cuando lo vio por primera vez. ¿Cuál era el Tadayoshi verdadero y cuál era el falso? Si de algo estaba seguro, era de su especialidad: él podía leer sus pensamientos. Y no sólo eso, el desgraciado lo había venido haciendo todo el tiempo.