[Tainted love] Capítulo final - Gloria de la mañana

 Soy un fantasma~ Buuuu~
関ジャニ8 - T.W.L.
 En algún lugar, por ahí

Ciaossu~!! 

Como lo prometido es deuda, acá está el último episodio de TL. Espero que... pese a los golpes xD les haya gustado, porque a mí me gustó mucho escribirla ^^ 

Nos vemos en algún próximo fic mis queridos lectores ♥ :3 

Enjoy~ ♥

Título: Tainted love.
Fandom: Last friends y Yasuko to Kenji.
Pairing: Oikawa Sousuke x Tsubaki Jun.
Formato: Multi-chaptered.
Género: AU, smut, violento.
Rating: NC-17.
Cantidad de palabras: 1394.
Estado: Terminado, pero en proceso de subida.
Episodios: 05/ 05.
Sinopsis: ¿Recuerdas cómo era mi vida cuando creí que te conocía? ¿Puedes imaginarte cómo es ahora que finalmente te conocí?

Notas
En hanakotoba, la gloria de la mañana (asagao en japonés) significa “mantendré mi promesa”.

( 01. Clavel rojo )

( 02. Rosas amarillas )

( 03. Rosa del Nilo )

( 04. Crisantemo blanco )

----------------------------------------------------------------------------

Capítulo final: Gloria de la mañana.

Cada vez que se miraba al espejo, sentía que el tiempo no había pasado. Sentía que jamás se había ido de aquel lugar. El aroma a las distintas clases de flores inundaban cada uno de sus sentidos, haciéndolo sonreír. Era un día especial, en muchos sentidos. Agarró unas cuantas flores violáceas de uno de las macetas y se acercó al mostrador a cubrirlas con un papel.

– Asagao – Dijo Kaori, sosteniendo su cabeza con su mano, sentada cómodamente frente a él –. Deberías llevar una planta, no va a durar mucho esa flor.

– Está bien – Le respondió el muchacho –. Puede usarla de señalador de todos modos – Bromeó.

– Buena suerte.

– Gracias.

No recordaba exactamente, o no quería recordar, cuándo fue que se separaron. Supo por boca de Kenji, un par de meses más tarde, que junto con Erika lo habían hallado inconsciente en el suelo, mientras que Sousuke decía incoherencias sentado encima suyo. También le dijo que Erika se había encargado de que fuera puesto en un centro de salud mental, después de haber llegado a la conclusión por parte de un médico, de que ese sería el mejor lugar donde podía estar hasta su recuperación, si es que la había.

Había decidido no hablar con su hermana del tema sino hasta terminar la secundaria y conseguir un trabajo, para pagarse él mismo tanto los gastos de la facultad como la de su vivienda, ya que no quería seguir siendo apañado por su padre. Sabía exactamente dónde había una faltante por lo que consiguió trabajo enseguida. Era extraño estar vestido prácticamente con el mismo traje que él, por lo que siempre se sonreía cada vez que veía su imagen reflejada en algún espejo.

Aunque intentó alquilar la vivienda donde se había alojado hasta ese momento, esta había sido comprada al poco tiempo, y por más esfuerzos que hizo, los dueños no tenían pensado venderla. Logró comprar el departamento que estaba dos pisos más abajo. Tenía la misma distribución de habitaciones y las cosas del departamento anterior estaban pudriéndose en el desván. Pudo rescatar algunas cosas, ya que el resto, o estaban en manos de ladrones o fueron destruidas por la humedad que se presentaba en el lugar cada vez que llovía. Salvo por estar dos pisos más abajo, el interior era prácticamente igual a lo que su mente recordaba. Sentía que esa era una forma de sentir su presencia en el lugar, aunque a Erika no le gustaba demasiado. El mismo día que Jun consiguió el trabajo, le pidió la dirección donde estaba Sousuke. Necesitaba verlo.

Era una imagen común ver a la horda de enfermeras cuchicheando detrás de sus espaldas. Uno de los médicos le había dicho que las volvía locas cada vez que lo veían entrar. Justo como a él le pasaba con Sousuke. Hizo el mismo recorrido que hacía una vez a la semana en ese lugar, hasta llegar a su habitación. Como siempre, en ese horario, una enfermera entraba a cambiar las sábanas; como siempre, ella lo saludaba cuando lo advertía apoyado sobre el umbral; como siempre, él le pedía silencio, para mirarlo en paz un poco más.

Allí estaba él, un poco diferente de lo que su mente solía recordarlo. Sentado en torno a una mesa ratona frente a la ventana, leía un libro, mientras sus dedos jugaban con una flor seca que terminaba destrozando porque sabía que ese día él iba a llegar con una nueva flor que se marchitaría al día siguiente y él podría usar de señalador para un nuevo libro.

– Buenas tardes – Le dijo, entrando finalmente.

Sousuke levantó la vista, sorprendido y le sonrió.

– Ah, no te oí llegar – Le sonrió, agarrando la flor marchita entre sus dedos y dejándola en medio de dos páginas, para saber qué tenía que seguir leyendo.

– Nunca lo haces – Lo regañó el recién llegado, generando la sonrisa en la enfermera.

– Voy por un poco de té. ¿Quiere galletas? – Preguntó la enfermera.

– Por favor.

La muchacha se fue, dejando la puerta semi abierta al salir.

Bajo su mirada, agarró el florero vacío que estaba al lado de la cama y lo llenó con la tierra que había llevado dentro del papel de diario, colocando luego las flores que había cortado.

– ¿Por qué no trajiste una maceta?

– Kaori-san me dijo lo mismo.

– Nunca coincidimos.

– ¿Mh?

– Con Kaori-san – Respondió, mientras el invitado se sentaba frente a él –. Ella siempre pensó que era una mala persona.

– No lo eres – El hombre lo miró y le sonrió sinceramente.

– Gracias. Por tus palabras. ¿Cómo está el trabajo?  – Le preguntó, después de una larga pausa.

– Bien. Por suerte no ha pasado a mayores problemas, el asunto que te comenté el otro día.

– Ya veo. ¿Y los estudios?

– Me dijeron que tengo las calificaciones para ir a estudiar al exterior.

– Eso es genial.

– Pero la rechacé. Les dije que hay algo sumamente importante que debo hacer en Japón.

– ¿Qué puede ser más importante que estudiar lo que te gusta en un ambiente de privilegio?

– Tú – Le respondió, sonriendo, generando su sorpresa –. Eres un egocéntrico…

– Claro que no.

– Sabías que iba a responder algo así, por eso me hiciste esa pregunta.

– Que no. ¿Qué fecha es hoy?

– Veintiséis de julio.

Ambos miraron hacia la ventana. Había sentido un cosquilleo sobre el dorso de su mano, en el mismo instante que la enfermera entró con una bandeja con dos pocillos y un pequeño plato con galletas. Al volver la mirada a Sousuke, lo halló con ambas manos sobre su regazo, frunciendo los labios.

– Aquí tienen – Dijo la muchacha, dejando los pocillos y el plato sobre la mesa –. Si necesitan algo más, no duden en llamarme.

– Muchas gracias.

Cuando estuvieron solos de nuevo, pusieron toda su atención al desayuno.

– ¿Siempre vienes sin desayunar? – Le preguntó Sousuke.

– Es que me gustan las galletas de aquí. Si como algo antes de venir, no podré comer todo.

– Rápido.

– ¿Eh?

– Que termines de comer rápido.

El aludido, sorprendido, hizo caso a su pedido, limpiándose luego las comisuras con una servilleta.

– Ya.

Sousuke se levantó y se acercó a él, levantó su mentón con delicadeza y besó sus labios, generando en ambos un millar de sensaciones que jamás habían pensado que volverían a sentir.

– Feliz cumpleaños, Jun – Le susurró, volviendo a besar sus labios y regresando luego a su asiento –. ¿Qué? – Dijo, al verlo con una expresión de asombro.

– No me esperaba… eso…

– ¿Qué cosa?

– Ni el beso, ni… que recordaras mi cumpleaños – Se sinceró, sonrojándose.

– Claro que iba a recordar una fecha como esa.

– Gracias, Sousuke – Le dijo, agarrando su mano.

– Daré lo mejor de mí para salir de aquí lo antes posible – Afirmó, mirándolo a los ojos.

– Te esperaré. No importa si te toma toda una vida. Yo te esperaré, Sousuke.

– Que fe que me tienes…

– ¡Déjame ser poeta de vez en cuando! – Se quejó el menor, entre risas.

– Cuando eso suceda, nos iremos al exterior, para que puedas seguir estudiando.

– Yo estaré bien donde tú estés, mientras que tú estés a mi lado – Sostuvo la mano de Sousuke en alto y besó su dorso sonoramente, ocasionando que el mayor se zafara del agarre rápidamente.

– No hagas esas cosas… Me dan vergüenza…

– ¿Eh? ¿Qué es eso?

– ¿Qué?

– Eso en tus mejillas… Sousuke, ¿te hice sonrojar…?

– Estúpido.

– Has cambiado – Dijo Jun, después de un ataque de risa.

– Tú me hiciste cambiar. Jun…

– Dime.

– ¿Me vas a esperar? – Le preguntó, suplicándole con la mirada.

– Te dije que lo haría. Si es necesario, te esperaré toda mi vida.

Volvieron su atención al té. Al ser verano, se había enfriado rápidamente ya que estaba tibio. Jun volvió a sentir un cosquilleo sobre el dorso de su mano. Al volver su vista a la misma, halló la mano de Sousuke apoyándose sobre ella.

– Te amo con toda mi alma.

– Lo sé – Le dijo el aludido, sonriendo –. Yo también te amo.

– No va a alcanzarme la vida para arrepentirme por todo lo que te hice, por todo el sufrimiento que le ocasioné a las personas que te quieren. Por favor, Jun, perdóname.

– No digas eso. Es por eso que tienes que curarte rápido y salir de aquí.

– Te lo prometo.

– Yo te esperaré. Esa es mi promesa.

Mirando el cielo despejado, ambos terminaron de comer las galletas, tomados de la mano, prometiéndose que algún día, volverían a formar fuertes cimientos donde poder reconstruir su amor.