13 de febrero de 2015

[LDS] Noveno secreto: Obsesión

Con sueño~
La tele
En casa


Ciaossu~!!
En este episodio estamos en el nudo de LDS y el lugar donde realmente empieza la historia *-*
Espero que les guste :P
Enjoy~ ♥

Título: Little dirty secrets.
Fandom: Johnnys.
Formato: Multi-chaptered.
Género: Smut.
Rating: NC-17.
Estado: Finalizado.
Sinopsis: Ryo se queda con Tadayoshi una vez sale del hospital, pero mientras más se quede a su lado, más lejos llegará la obsesión que va a despertar en él.
Nota: En este episodio, la letra itálica corresponde a lo relatado por Ryo.



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Noveno secreto: Obsesión.

Finalmente entramos a su departamento. Él me agradeció, pero aún así siguió necesitando mi ayuda para sentarse en el sillón. Tanto la transfusión de sangre, como los calmantes, lo tenían bastante cansado. — Gracias, Ryo-chan — Me dijo. No tienes nada qué agradecerme, alguien debe evitar que vuelvas a cometer esa estupidez.
— ¿Qué tiene? A nadie le importará si me muero.
Después de dejar las maletas en medio del lugar, me acerqué a él. Me senté sobre la pequeña mesa entre el televisor y el sillón donde él estaba sentado y lo miré a los ojos. Acaricié su mejilla, pero él no parpadeó. Me miraba fijamente, aún más que yo.
No pude descifrar su mirada, ni sus pensamientos.
Suspiré y me incorporé para ir a preparar algo para comer.
La comida del hospital es muy mala en comparación a la mía, ¿no? — Le pregunté.
Habíamos pasado una tarde agradable, charlando de cosas sin sentido. Tacchon siempre respondía con monosílabos, sin agregar nada más a lo que yo estaba diciendo.  
¿Sucede algo?
— Creo que me voy a dormir un rato — Respondió, levantándose del sillón. — Voy a beber algo, ¿quieres algo antes de irte a descansar?
— Iré a preparar algo yo, no te preocupes — Me dijo lentamente, después de quedarse mirándome un rato.
A los pocos minutos, volvió con un refresco que terminó vertiendo en dos vasos. Se lo agradecí y lo bebí.
Maru quiere venir a cenar algo a la noche. Dice que te extraña.
— Dile que no.
— ¿Eh? ¿Por qué?
— Todavía me siento un poco débil como para estar atento a una cena.
— Como quieras.
Oí cómo Tacchon subió las escaleras y se metió en la cama. Yo me acomodé frente al televisor y me quedé mirando una de mis películas favoritas. No supe en qué momento me dormí, pero tuve un sueño muy gratificante. Una vez más, estaba teniendo sexo con mi amante. 

Me desperté de un salto. Ya era de noche y todas las luces, salvo las del televisor y la de la cocina, estaban apagadas. De repente, noté un delicioso aroma entrando directamente a mi nariz. Me levanté para ir a la cocina, pero mi equilibrio me jugó una mala pasada y me hizo sentar de golpe sobre el sillón. Me llevé una mano a la cabeza y tanteando todo lo que pude, me acerqué a la cocina. Ahí estaba Tacchon, haciendo la cena.
¿No es que no ibas a poder estar atento a una cena? — Le dije, bromeando, por lo que él se giró apenas para mirarme y sonreír.    Creo que el descanso me sirvió de algo. ¿Te sientes bien? — Me preguntó, al ver que me acercaba a la mesada sosteniéndome de todo. 
— ¿Me habrá bajado la presión...?
— ¿Quieres algo para subirla?
— Por favor — Él me sonrió y me sirvió un vaso con agua y me dio una pequeña pastilla, la cual yo digerí sin siquiera preguntar qué era —. ¿No llamó nadie? — Le pregunté, al ver mi teléfono sobre la mesada frente a mí. ¡Ah! No, nadie. Lo dejé al lado mío porque le quité el sonido, para que no te despertara.
— Gracias por eso — De nuevo, como pude, me levanté —. Voy a darme una ducha, a ver si se me pasa.
— No te bañes con agua demasiado caliente.
— Lo sé, lo sé.
Dejé que el agua cayera sobre mi espalda, pero mientras más tiempo dejaba mis ojos cerrados, más cansado y fatigado me sentía. Me senté en cuclillas sobre el suelo. En ese momento, no supe por qué, pero pensé en Tegoshi. ¿Qué estaría haciendo? ¿Qué estaría sintiendo? ¿En qué forma me estaría maldiciendo? Cerré los ojos y suspiré. Dejé que en el silencio, mis lágrimas se fundieran con el agua de la ducha que no hacía más que correr. Salí de la ducha y me pareció oír a Tacchon hablando en la planta baja. Bajé despacio las escaleras y me quedé oyendo con quién hablaba. Nishikido-kun en estos momentos no está disponible, pero le daré su recado cuando se encuentre en mejor condiciones. De nada. Buenas noches.
Lo vi cortar la llamada y me acerqué a él. ¿Quién era? — Le pregunté, mientras él seguía tocando un par de botones del aparato. ¡Ah...! Equivocado.  
No estaba sordo, ¿cierto? Había escuchado claramente cómo le había dicho mi nombre a la persona que me había llamado. Agarré mi celular cuando lo dejó al lado suyo, sobre la mesada y busqué esa llamada, pero en el listado, no había nada. Ninguna llamada había entrado desde el mes pasado. Miré a Tacchon, pero no le dije nada. Él seguía preparando la cena para nosotros.
Llevamos los platos y los vasos a la mesa en el living y yo me senté en el sillón.
— Voy a buscar la bebida.
— Voy yo - Me dijo, al ver que yo ya estaba sentado en mi lugar usual. — No me cuesta nada levantarme.
— ¡Te dije que voy yo! - Me lo quedé mirando, sorprendido por su respuesta. Él reaccionó y me sonrió con dulzura . Tienes la presión baja y aún así sigues esforzándote. Déjame mimarte a mí también alguna vez.
— Está bien. Pero tú deberías estar tirado en la cama y todo adolorido, no yo.  
Él me sonrió y no dijo nada. A los pocos minutos, volvió con una jarra con un líquido color naranja. Él bebió agua.  

Me desperté en la cama. Me dolía la cabeza y todo el cuerpo. La débil luz de la lámpara sobre una de las mesas de noche a ambos lados de la cama, me dejaron ver un vaso con agua y un pequeño frasco con pastillas al lado. Me levanté, de nuevo la cabeza me daba vueltas. Me acerqué al barandal para divisar en la planta baja, a Tacchon sentado en el sillón, en medio de la oscuridad. Me di cuenta que estaba buscando algo en mi teléfono celular, pero no podía ver qué era. Quise bajar las escaleras, pero apenas puse un pie sobre las mismas, mi vista se nubló y lo siguiente que oí fue un horrible estruendo. 


Nunca imaginé despertarme así, pero sí que fue el mejor momento para hacerlo. Hacía mucho tiempo que no veía a Tacchon con tanta energía moviéndose encima mío. Pero, si hasta hace unos pocos días estaba postrado a una cama de hospital, ¿podría ser eso posible? Apenas despierto, me corrí, y él también lo hizo, sonriendo satisfactoriamente.
— Te despertaste — Me dijo, con la respiración agitada. Creo que sí — Inmediatamente, me llevé una mano a la cabeza. Sentí algo que no era piel, por lo que fruncí el ceño. — Anoche te caíste por las escaleras — Respondió Tacchon a mi pregunta aún no formulada, levantándose de encima mío . Te traje hasta aquí y te curé.
— Gracias.
— ¿Quieres algo para el dolor? — Me preguntó, incorporándose mientras se vestía tan sólo con una bata de seda color añil. Por favor — Le pedí, con una sonrisa.
Miré el techo y suspiré, cerrando los ojos. Quise sentarme, pero lo logré como pude. Mi teléfono celular vibraba salvajemente sobre la pequeña mesa frente al televisor. Quise levantarme para agarrarlo, pero algo me impedía mover mi mano izquierda. Cuando giré a mirarla, estaba atada al sillón con un nudo de esos que son imposibles de desatar. Vi la figura de Tacchon acercándose y lo miré con una expresión de sorpresa. Él suspiró lastimosamente al darse cuenta que el celular no dejaba de sonar.
Han estado llamando como locos — Dijo, apagando el aparato y quitándole la batería —. Ya está — Yo no podía salir de mi asombro. A continuación, se sentó sobre la mesa ratona y sacó una pequeña pastilla de dos frascos diferentes —. Aquí tienes — Me dijo, con total naturalidad. —  ¿Qué es esto? — Le pregunté, finalmente. — Es para el dolor.
¿Dos pastillas? ¿Con una no es suficiente?
— La otra es para mantener tu erección aún cuando estás dormido.
— ¿Qué? — Musité —. ¿Qué rayos significa esto? — Le pregunté, en referencia al agarre sobre una de mis muñecas, sintiendo mi garganta áspera y seca cuando quise levantar la voz. Sabía que cuando me encontrara mejor, saldrías corriendo tras Tegoshi — Respondió, acariciando una de mis mejillas mientras yo lo miraba desesperado —. No puedo permitir eso, Ryo-chan. Yo te amo demasiado. Mucho más de lo que Tegoshi te ama. Hasta se rumorea que anda de cama en cama con cualquiera, cobrando por sus servicios.
— Eso es mentira... Tegoshi jamás haría eso.
La suave caricia sobre mi mejilla, se volvió en un fuerte agarre hasta convertirse en una violenta cachetada. Deja de hablar de él cuando estás conmigo — Me susurró, poniéndose de pie. Pasamos unos segundos en silencio, hasta que él me forzó a ingerir esas dos pastillas que nunca quise tomar. En ese momento me di cuenta que esas mismas pastillas las había venido tomando desde que volvimos del hospital. Me había estado usando, me había estado drogando para que fuera su juguete, para que sólo estuviera, respirara y viviera a disposición suya y de sus satisfacciones sexuales.
Yo había despertado eso en él sin darme cuenta, y me estaba arrepintiendo de haberlo hecho. Ese no era el Okura Tadayoshi que yo conocía, el que me había encantado con su sensualidad. Este era un Okura Tadayoshi posesivo, dispuesto a dañar lo que supuestamente más amaba, con tal de satisfacerse a él mismo.
En ese momento, no pude dejar de pensar en Tegoshi. Por más que lo intenté, no pude dejar de hacerlo. Le pedí perdón internamente. Si este era el castigo que me merecía por haberlo traicionado, le pedía perdón para que no se ensañara de esa forma conmigo. Pero no hubo respuesta. Por el contrario, sin siquiera a detenerse a pensar en mi estado, Tadayoshi me violó.
La garganta me dolía. Quería gritar, pedir auxilio, pero no podía. El dolor era demasiado. Era demasiado cruel. 


Tegoshi, ¿me merezco todo esto?
¿De esta forma debo pagar el pecado de haberte traicionado?

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