[LDS] Undécimo secreto: Amenaza

                                Las olas y el viento~ y el frío del mar~
NEWS - FIGHTING MAN
En casa~

Ciaossu~!!
Estaba pensando que este era el ante-último capítulo de LDS, pero como estuve escribiendo algunos capítulos por separado, me di cuenta que faltan tres dos para poder escribir eso xD
Mientras tanto, ¿cómo les parece que va el fic? ¿Qué cosas les sorprendió o qué les pareció haber leído en algún otro de mi autoría? (lo de Tego y Toma conociéndose por un drama o película lo quemé sin darme cuenta xD perdón por eso jajajajaja)

Enjoy~ ♥

Título: Little dirty secrets.
Fandom: Johnnys.
Formato: Multi-chaptered.
Género: Smut.
Rating: NC-17.
Estado: Finalizado.
Capítulo: 11/ 14
Cantidad de palabras: 1446.
Sinopsis: Ryo es hospitalizado sin que nadie se entere. Buscándolo, Tadayoshi llega al lugar pero es increpado por Yuya, quien termina increpándolo, volviéndose, quizás, en su próxima presa.
Nota: En este episodio, la letra itálica corresponde a lo relatado por Ryo y después a las palabras de Tego :)

( Primer secreto: Primera persona )

( Segundo secreto: Antes de la medianoche I )
( Tercer secreto: Antes de la medianoche II )
( Cuarto secreto: Decisión )
( Quinto secreto: Joker )
( Sexto secreto: Confesión )
( Séptimo secreto: Sinceridad )
( Octavo secreto: Lenguaje corporal )
( Noveno secreto: Obsesión )
( Décimo secreto: Escapatoria )

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Undécimo secreto: Amenaza.

Sentí un pinchazo sobre mi brazo. Me desperté sobresaltado y miré con terror a la mujer que había hecho eso. Ella también se sorprendió, quizás porque me desperté, y me sonrió.
— Lo siento — Me dijo —. ¿Estaba teniendo una pesadilla?
— No exactamente — Susurré, con un poco de voz.
— Ya está — Agregó, con una sonrisa —. No dolió nada, ¿cierto?
— No — Miré el suero a mi lado y luego volví mi vista a la muchacha que se alejaba en dirección a la puerta —. Disculpe — Ella se giró y me miró —..., ¿qué fue lo que me puso?
— Calmantes y nutrientes. Tuvimos que alimentarlo de esa manera, ya que su cuerpo estaba demasiado debilitado hasta para que usted estuviera con los ojos abiertos.
— Gracias — Le dije.
A los pocos minutos, Tegoshi y Toma entraron a la habitación.
— ¿Cómo te sientes? — Me preguntó Toma.
— Creo que he dormido por años.
— Por dos días exactamente — Dijo Tegoshi, ocasionando que lo mirara con los ojos abiertos. Él se rió como hacía mucho tiempo no lo oía reír, pero a los pocos minutos, su expresión cambió a una de aflicción y miró a Toma.
— Ryo..., ¿qué vas a hacer?
Suspiré y miré el techo por unos segundos.
— No quiero que nadie sepa que estoy aquí.
— Está bien — Dijo Toma.
— De todas formas, no se lo hemos dicho a nadie todavía.
— ¿La agencia qué sabe?
— No hemos preguntado directamente a alguno de los chicos, pero... no parecen estar preocupados por ti. Así que, supongo que Okura sigue ocultándoles tu paradero.
— Es increíble — Dije, después de haberme quedado unos instantes mirando el sol que brillaba al otro lado de la ventana —. Todo lo que ha hecho Okura... Todo lo que he... ocasionado en él.
— Lo mejor es que vayas una temporada a Osaka — Dijo Toma, por lo que volví mi vista a él —. Estuvimos pensando con Yuya cuál sería el mejor lugar para que te escondas por el momento.
— ¿Justo a Osaka? — Le pregunté, sonriendo. Toma se quedó pensando, mirando el techo. 
— Creo que no es el mejor lugar, ¿no?
— Tenemos tiempo para pensar dónde puede hospedarse, no te preocupes — Lo calmó Tegoshi, a lo que su oyente, asintió con la cabeza. 
— Oye, oye, oye, ya estoy cansado de estar postrado en esta cama — Me quejé.
— Pero, ¡si recién te despiertas! — Exclamó Tegoshi, riendo.
— Algo haremos para sacarte de aquí sin que se den cuenta — Me dijo Toma, palmeando mi hombro.  
— ¿Me dejan a solas con el paciente? — Preguntó la misma linda enfermera que casi había terminado de mi vida con un infarto, entrando con un suero entre sus manos.
— Nos vemos más tarde — Dijo Tegoshi, antes de salir de allí con Toma. — ¿Qué sucede? - Preguntó Toma, una vez salieron junto con Yuya de la habitación de Ryo.
— Nada — Respondió el aludido, con una sonrisa forzada —. Es sólo que... sigo preocupado por lo que pasó.
— ¿Quieres ir a tomar algo a la cafetería? — El rubio asintió con la cabeza y siguió sus pasos. La cafetería estaba en la planta baja, al otro lado de la recepción —. ¿Sabes? Estaba pensando que Ryo podría refugiarse en mi ca... sa...
No entendí porque había hecho esa pausa, pero lo comprendí cuando vi en la recepción a alguien que no debía estar allí. Ambos nos miramos y nos acercamos de un salto a su lado, lo más rápido y lo menos exageradamente que pudimos.
— Okura — Lo llamé, tragando saliva en seco. Él se giró y nos dedicó una reverencia. Una muchacha de la recepción estaba por llamar su atención, pero Toma rápidamente le hizo entender con una seña de mano que ya no era necesario —. ¿Qué haces aquí?
— Estoy preocupado por Ryo-chan — Dijo, suspirando. Llevando una mano a su espalda, lo alejé de la recepción y le hice una seña a Toma para que me dejara hablar con él a solas. Esperaba poder sonsacarle algo de ese modo.
Lo llevé hasta una máquina expendedora, desde la cual saqué un jugo que él me quitó de las manos.
— ¿Qué sucedió con Ryo? — Le pregunté.
— No sé dónde está.
Lo miré, mientras agarraba una lata, esta vez, para mí, y apoyé mi cuerpo sobre la pared al lado de la máquina, al igual que lo estaba haciendo Okura. Lo miré de pies a cabeza, pensando por qué Ryo me había dejado por él, por una persona tan manipuladora y mentirosa.
— ¿Has preguntado en la agencia?
— No, no quiero preocuparlos. A decir verdad..., nos peleamos — Mentiroso —. Últimamente..., Ryo-chan estaba hablando mucho de ti y yo me molesté — Mentiroso —. Aún cuando está conmigo, me siento celoso de ti — Hipócrita.
— Por algo será, ¿no?
— ¿Qué cosa?
— Que no hace otra cosa más que pensar en mí — Solté, mirándolo de reojo mientras bebía el contenido de mi lata. Sentí su mirada penetrándome, pero le resté importancia.
— No te creas tan importante — Me dijo —. Poco se acordaba de ti cuando me hacía suyo.
Me tragué mis palabras y suspiré. Era de imaginarse que su táctica sería sacarme de quicio.
— ¿Realmente crees que me importa? ¿Viniste a buscar a Ryo pensando que estaría en algún hospital después de haber terminado tirado en la calle, borracho, por haberse peleado contigo? ¡No me hagas reír!
— Tú no sabes todo lo que significo para Ryo-chan — Claro, hubieras sido su verdugo si no llegábamos a tiempo con Toma, hijo de puta.
Me volví a tragar mis palabras junto con el contenido de la lata que estaba bebiendo. Aunque el líquido era dulce, por el momento que estaba pasando, me sabía amargo.
— No creo que hayas significado mucho más de lo que fui yo — Lo había conseguido. Me había puesto los pelos de punta, pero todavía estaba lo suficientemente consciente como para no decirle nada acerca del paradero de Ryo —. Tú sólo fuiste su perrita.
No oí nada provenir de él. El barullo del hospital me lo impedía.
— Ryo-chan me ama.
— ¿Puedes dejar de mentir, por favor? Ryo no te ama, jamás te amó y nunca lo hará — El maldito lo logró. Ni aún estando con Toma podía tolerar que Ryo realmente amara a alguien así, a alguien que es capaz de doparlo con tal de hacerlo suyo —. ¿A qué llamas amor? ¿Eh? ¿A pasar una noche de sexo y al día siguiente actuar como si no hubiera ocurrido? El amor es algo compartido, es algo más sentimental que el sexo. Pero claro, tú no lo entiendes.
— En este último tiempo, Ryo-chan me dijo que las cosas contigo estaban frías.
— Eso te habrá dicho a ti, pero déjame decirte que no fue así. Contigo habrá compartido la cama, pero, ¿tú sabes cuál es su color favorito? ¿Conoces sus miedos, sus alegrías, sus frustraciones? ¿Las conoces? No. No lo sabes, porque no eres su pareja.
— Tú no eres su pareja — Me corrigió, poniendo especial énfasis en el pronombre.
— Lo sé. Ahora estoy con la persona más maravillosa del mundo. ¿Quieres que te agradezca por haberte metido en medio de la relación que tenía con Ryo? Te lo agradezco. Pero, ¿sabes algo? Estoy completamente seguro de que si yo le digo que quiero volver, él lo hará. Sin ninguna duda.
Había terminado mi monólogo, pero un fuerte agarre sobre mi remera, me impidió moverme. Cuando me di cuenta, sentí la respiración de Okura sobre mi cuello y su mano agarrando mi brazo para girarme bruscamente.
— Si vuelves a meterte en la vida de Ryo-chan, soy capaz de matarte. De matarte a ti y a tu noviecito. Así que, mejor hazte a un lado y déjanos en paz, ¿de acuerdo? — No estaba mintiendo. Podía verlo en sus ojos. Lo que le había hecho a Ryo no significaba nada en comparación con lo que podía ser capaz de hacer. Sentí un nudo en mi garganta que me impedía hablar —. Ahhh... ¿Ahora te doy miedo? — Me di cuenta que dos lágrimas furtivas salieron de mis ojos. No quise demostrarme débil, pero en ese instante tuve miedo.
No.
Tuve terror.
Okura se fue, y dio paso a Toma, quien al verme sollozando, me estrechó entre sus brazos, donde empecé a temblar lentamente.
— Yuya, ¿qué sucedió? ¿Qué te dijo?
— Ryo... no debe volver a verlo. Es capaz de matar, Toma. Okura es capaz de matar a cualquiera con tal de tener a Ryo.
— No debemos pensarlo más, Yuya. Ryo debe irse cuando antes de Tokio.