16 de octubre de 2015

[Ring] Capítulo 04: Confrontación

Ciaossu~!!
No puede creer que ya estemos en la mitad, literal, de esta historia. Quiero llorar ;; tengo que empezar a escribir más o a publicar oneshots ocasionalmente para que estén entretenidos xDDDDD
En este capítulo, pasa de todo (? Tadayoshi pasa a ser el macho alfa de la relación con Masami xD y Meisa también demuestra quién tiene los pantalones en la casa xD (sorry, Jin xDDDD)
Enjoy y hasta la semana que viene~ ♥

Título: Ring 「指輪」

Fandom: Johnnys.
Pairings: Ryokura [Okura Tadayoshi x Nishikido Ryo].
Formato: Multi-chaptered.
Género: AU, drama, romance.  
Rating: NC-17.  
Estado: Finalizado.  
Capítulo: 04/ 08  
Cantidad de palabras: 4787.
Sinopsis: Accidentado, Ryo es despedido de Nagasawa Corp., aunque es Meisa quien intercede por él, enterándose el por qué de su despido. Así mismo, es la misma Meisa quien prácticamente obliga a Tadayoshi a que vaya a sincerarse con Ryo, y le diga lo que siente por él.

 
( 01. Promesa )
( 02. Trátame suavemente )
( 03. Dudas )

********************************


Capítulo 04: Confrontación.



Tadayoshi entró corriendo a la recepción del hospital, sorprendiendo a la enfermera que estaba allí, con su accionar. 
— Nishikido Ryo-san llegó de urgencia, ¿dónde está? 
— Nishikido-san está en la habitación 313. 
— Muchas gracias — Así como llegó al edificio, llegó frente a los ascensores, pero al darse cuenta que éste no venía, optó por seguir corriendo escaleras arribas hasta llegar al tercer piso. Frente a la habitación de Ryo, encontró a Aya —. Disculpe, ¿usted es conocida de Ryo? — Le preguntó. 
— Sí, soy su amiga — Respondió la aludida, frunciendo el ceño.  
— Ah… Yo soy Okura Tadayoshi. 
— Ah — Musitó la muchacha, abrigándose con un saco que mantenía sobre su cuerpo con ambos brazos cruzados sobre su estómago —. Mi nombre es Oomasa Aya, soy compañera de Ryo en el bar. 
— Encantado — La saludó Tadayoshi, con una reverencia.  
— Mi jefe está por llegar — Le dijo, mirando el camino que él había hecho —. Fue a comprar algo caliente. 
— ¿Cómo está Ryo-chan? 
— No lo sé. Aunque ya está en su habitación, el doctor aún no ha salido. 
— Vine lo más rápido que pude. 
— No tenía por qué hacerlo.  
— Claro que tenía.  
Estaba por agregar algo más a su parlamento, pero la puerta de la habitación de Ryo abriéndose hizo que automáticamente ambos dirigieran su vista a la persona que salió de ella. 
— Doctor… 
— ¿Cómo está Ryo, doctor? — Le preguntó Aya.
— Nishikido-san ha sufrido una lesión en los nervios de su mano derecha. 
— ¿Qué…? — Susurró Tadayoshi. 
— Pudo cubrirse de la mayor parte de los cristales que cayeron encima suyo gracias a la mesa, pero, no pudo evitar que un fragmento quedara incrustado en su mano — Dijo el médico —. Lo siento mucho. 
— Espere — Lo detuvo Tadayoshi —. ¿Eso tiene cura?  
— Hay tipos de lesiones nerviosas en las que los nervios se curan solos, por decirlo de alguna forma, pero en este caso, sólo es posible salvarlo por medios quirúrgicos. 
— Lo pagaré. 
— Okura-san. 
— ¡Concrete ahora mismo una fecha para la operación! ¡Yo mismo la costearé! 
— ¡Okura-san! — Llamó su atención Aya —. Doctor, denos un momento, por favor — Sin esperar a que Tadayoshi reaccionara, Aya lo llevó unos pasos lejos del médico —. Okura-san, no lo haga. Ryo no va a permitir que usted le costee algo así. 
— Pero es por su bien. 
— El doctor dijo que sí o sí tiene que pasar por el quirófano para recuperar el nervio que quedó destrozado. Que lo haga ahora o dentro de dos meses, da igual, pero no haga cosas sin tener en cuenta el consentimiento de Ryo-chan. Por favor.  
La mirada de súplica de la muchacha impidió que Tadayoshi cumpliera con su cometido. Acto seguido, ambos miraron al médico y le dedicaron una reverencia. El hombre se despidió de ambos y se dirigió a su consultorio. 
— Ya he dado el diagnóstico — Le dijo a una persona sentada frente a su escritorio. 
— Muchas gracias — Aquella persona, que no era otra que Masami, se levantó y le extendió un fajo de billetes, el cual el hombre aceptó de no muy buen grado —. Y recuerde que cuento con usted para lo que necesite. 
— Seguro — Bufó el hombre, sentándose en su sillón. 

Eita regresó al tercer piso con una lata de café en cada mano. Se sorprendió al ver a Tadayoshi, pero no dijo nada, simplemente, se acercó a Aya y le entregó una lata. 
— Ten cuidado. Está caliente — Le dijo. 
— Gracias — Musitó la muchacha —. El doctor ya salió. 
— ¿Y? ¿Qué dijo? — Le preguntó, sentándose a su lado. 
— Hay que operar. De otra manera, no va a recuperarse. 
— Muy bien. Vamos a tener que trabajar el doble por él, Aya-chan. 
La aludida asintió con la cabeza. 
— Disculpa. Pero hace un momento dije que yo cubriría los gastos, ¿y estás diciendo eso? — Le recriminó Tadayoshi. 
— ¿Dijo eso? — Le preguntó Eita a Aya, quien volvió a asentir. Acto seguido, con movimientos lentos, se levantó y se paró frente a Tadayoshi —. La diferencia es que usted chasquea los dedos y tiene su puto dinero. En cambio, personas como Aya, Ryo y yo, tenemos que trabajar para conseguirlo. Y por sobre todo, y lo más importante, es que nosotros somos sus amigos. En cambio, usted, ¿qué es en la vida de Ryo? ¿Qué significa Ryo para usted? — Tantas palabras sólo taladraban la mente de Tadayoshi hasta llegar a su médula —. Ryo no me contó si pasó algo entre ustedes o no, pero no soy imbécil para no darme cuenta del profundo amor que siente por usted. Si conociera un poco a Ryo, se daría cuenta que él preferiría que nosotros hiciéramos ese esfuerzo por él a que usted le dé limosnas a cambio de… sexo ocasional — Eita mencionó las últimas palabras mirando a Tadayoshi de arriba abajo. 
— No es eso — Musitó el aludido —. Ryo-chan para mí es… Para mí él es…  
— Okura-san — Llamó Eita su atención —. ¿Por qué no va a su casa con su esposa y se va a descansar un rato? 
Tadayoshi dirigió su mirada a Aya, quien asintió con la cabeza una vez más.  

Aunque su cuerpo estuviera sentado frente al volante de su automóvil, sus manos no tenían la fuerza para buscar la llave en el bolsillo de su pantalón. Suspirando lastimosamente, sí pudo llevarlas a su rostro, cubriendo las lágrimas que empezaron a salir a borbotones de sus ojos.  

Meisa se sorprendió cuando vio a Suzuki cruzando la puerta de su oficina. Ya se había acostumbrado a avergonzar a Ryo cuando recurría a recuerdos de su vida escolar junto con Tadayoshi. 
— ¿Y Nishikido-kun? — Le preguntó. 
— Ah. ¿No lo sabe? Nagasawa-san lo despidió la semana pasada — Respondió la aludida, dejando la taza de café y el trozo de pastel que le había pedido, frente a la mujer. 
— ¿Que Masa-chan hizo qué? 
— Personalmente, no creo que haya sido culpa de Nishikido-san haberse desmayado — Opinó la muchacha un poco más para sus adentros, abrazando la bandeja que había estado llevando, a la altura de su pecho. 
— Gracias, Suzuki-san — Dijo Meisa, pensativa —. ¿Sabes si Masa-chan está en su oficina? 
— Eh… Sí. Está con Okura-san. 
Agradeciéndole la respuesta con un movimiento de cabeza, Meisa se levantó del sillón y salió de la oficina segundos más tardes que Suzuki, con una expresión de asco en el rostro al darle un sorbo al café. Definitivamente, Ryo tenía una mano especial para preparar bebidas. 
— Masa-chan — Llamó su atención al entrar a la oficina de Masami, golpeando la puerta después de haberla abierto —. ¿Podemos hablar… a solas? — Meisa agregó la última frase al ver en ese mismo lugar a Tadayoshi, quien se levantó. 
— Seguimos después — Dijo, con la voz quebrada, aclarándose luego la garganta. 
— Guau. ¿Pasaste una mala noche? — Le preguntó Meisa. 
— Dímelo a mí. Se la pasó deambulando toda la noche y tampoco me dejó dormir — Se quejó Masami. 
— ¿Quieres que pase después por tu oficina? 
— Si es para ayudarme con el trabajo — Casi le suplicó Tadayoshi, antes de irse. 
— ¿Qué necesitas Meisa? Estoy hasta el cuello de trabajo. 
— Así que echaste a Nishikido-kun — Le dijo la aludida, finalmente, apoyando ambas manos sobre el apoyacabezas de uno de los dos sillones frente a Masami. La mujer se sonrió y la miró. 
— ¿Qué? ¿Te habías encariñado con él? 
— ¿Probaste el café que prepara? 
Masami sonrió. 
— Sí, lo eché.  
— Pero él no tiene la culpa de haberse desmayado, Masa. Es normal, teniendo en cuenta que tiene dos trabajos, que se sienta cansado. 
— Debió haber pensando en eso antes de haber aceptado el empleo, ¿no lo crees? 
— Tampoco le dieron aviso de la fiesta por el aniversario de Nagasawa Corp. 
— ¿Que nadie le avisó? Meisa, es un simple empleado. 
— Hay algo más, ¿verdad? — Masami la miró —. Te conozco… A Tada y a ti, los conozco muy bien… 
Masami suspiró, dejó los papeles que estaba revisando y entrecruzó los dedos de sus manos sobre el escritorio, y apoyó sobre ellos su cabeza. 
— Sí lo hay. Tadayoshi me está engañando con alguien — Meisa se sorprendió por sus palabras. Después de aquella confesión, Masami volvió a prestar atención a lo que estaba haciendo antes de que ella entrara —. Pero, ¿sabes? Creo que me hiciste cambiar de opinión respecto a Nishikido-kun. Dice el dicho que es mejor tener al enemigo cerca, ¿no es así? — Agregó, con una sonrisa. 
— Espera, Masa, espera… ¿Estás diciendo que el amante de Tada es…? 
— ¿Por qué no se lo preguntas a él? 
— ¿Tú se lo preguntaste? 
— No. Pero así como tú nos conoces a nosotros, yo también lo conozco a él. Vamos, ¿qué esperas? Ve — Le dijo, dándose cuenta que sus palabras dejaron en shock a Meisa.  
Movilizada más por el bienestar de Tadayoshi que por las órdenes de Masami, Meisa salió de la oficina, encontrándose con su esposo camino a la de Tadayoshi. 
— Ey, hola, ¿no? — La saludó un hombre vestido de traje, con un corto cabello atado en una cola de caballo, mientras se sacaba los anteojos de sol y le dedicaba una sonrisa. 
— Ah… Hola — Dijo Meisa, acercándose a él y dándole un corto beso en los labios. 
— ¿Vengo en mal momento? — Le preguntó, al darse cuenta al instante de su expresión de preocupación. 
— Eh… Ve a mi oficina. En un rato voy para allá y te cuento — Le dijo, acariciando una de sus mejillas con el dorso de su mano.  
A diferencia de lo que había hecho cuando entró a la oficina de Masami, Meisa esta vez golpeó la puerta de la de Tadayoshi antes de entrar.  
— ¿Qué sucede? 
— ¿Mh? — Repreguntó Meisa, cerrando la puerta. 
— ¿Sucedió algo con Masami? Me pareció que estabas bastante seria cuando entraste a la oficina — Reconoció con una sonrisa forzada. 
— ¿Sabes que echó a Nishikido-kun?  
Tadayoshi la miró. Por algún motivo, se quedó un largo rato mirándola hasta responderle. 
— Sí. Lo sé — Respondió, suspirando. 
— ¿Sabes por qué? 
— Dice que por su culpa debió atrasarse el inicio de la fiesta. Por el tema de las copas. 
— ¿Y tú qué crees? 
— Que si hubiera sido su culpa, no estaría en el hospital con la mano inmóvil — Al darse cuenta de sus palabras, Tadayoshi miró a Meisa. 
— ¿Fuiste a verlo? 
— Sí… 
— ¿Qué le sucedió? 
— Eso es lo que dijo el doctor — Respondió Tadayoshi, jugando con un bolígrafo —. Que a menos que se opere, no va a recuperar la movilidad en su mano derecha… 
— Tú tampoco crees que lo hizo adrede, ¿verdad? — Tadayoshi la miró —. Suzuki me dijo que Nishikido-san estaba bien. Una hora antes del accidente, había ido a tomarse un café y todo. Él estaba más que dispuesto a pasar esa noche trabajando. 
— ¿Estás diciendo que alguien provocó ese accidente? 
— Tadayoshi… Voy a preguntarte algo, pero, por favor — Mientras hablaba, Meisa inclinó su cuerpo hacia adelante hasta alcanzar sus manos —…, por favor, necesito que seas sincero conmigo. 
— No voy a responderte, Meisa. Sé lo que me vas a preguntar y no voy a responderte. 
— ¿Por qué no? — Le preguntó, sonriendo, soltando sus manos y apoyando nuevamente su espalda contra el respaldo del sillón —. No se lo contaré a nadie, lo prometo. 
— Es que… ni siquiera a él se lo he dicho. 
— Entonces, ¿qué esperas? — Lo alentó, ocasionando que Tadayoshi se sorprendiera por sus palabras —. Ve a decírselo. 
— Pero… ¿Y el trabajo?  
— ¡Olvida el trabajo! Jin está en mi oficina, ahora lo voy a poner a trabajar a él también — Respondió agarrando las carpetas que Tadayoshi tenía frente a él. 
— ¿Y si me llaman? 
— Deja el celular en el piso. Y di, “¡Ops! Se me cayó”, cuando alguien pregunte.  
— Meisa… 
— Vete antes de que me arrepienta. ¡Y más vale que se lo digas, ¿eh?! 
Tadayoshi sonrió. A Meisa hasta le pareció que su semblante se iluminó.  
La mujer salió de la oficina sonriendo y entró del mismo modo a la suya. 
— ¿Por qué estás tan feliz? — Le preguntó Jin. 
— Te traigo trabajo. 
— Sí, por eso puedes estar feliz… Pero, antes, ¿sucedió algo malo? 
— ¿No me vas a retar? — Le preguntó la mujer, sentándose en su sillón. 
— ¿Qué hiciste? 
— Estoy ayudando a Tada a que engañe a Masa. 
Jin se sorprendió por su respuesta. 
— Bueno… Su relación nunca ha sido la de una pareja… normal. Pero… 
— No es sólo una aventura, Jin. Tada realmente ama a esa persona.  

No importaba cuántas personas llamaran a su puerta, cuántas más lo llamaran al teléfono de su casa o a su propio celular; éste último ya no tenía batería y se había apagado. No tenía fuerzas para levantarse y desconectar el aparato de la línea telefónica y no tenía forma alguna de impedir que llamaran a su puerta.  
Unos golpes sobre ésta lo quitaron de sus vacíos pensamientos. Al ver a su alrededor, no vio más que envoltorios de comida que pudo abrir con una sola mano, y un par de latas llenas que ni estrellándolas contra el piso pudo lograr abrir. Estaba destruido, literalmente. 
— ¿Ryo-chan? ¿Estás ahí? — Adentro, Ryo sonrió. Esa era la última voz que quería escuchar —. ¿Recuerdas que iba a venir a verte dos veces por semana, y un día del fin de semana por medio? Bueno… Es verdad que se me han pasado unos cuantos, pero… 
— Tu mujer no te dejó salir, ¿eh? — Dijo el aludido, para sí. 
— Quiero verte… Por favor. 
Aunque las palabras de Tadayoshi llegaron en un susurró, él pudo oírlas perfectamente. Ayudándose de su mano izquierda, se incorporó lentamente. Aunque sus piernas sí le respondían, lo que le impidió acercarse a la puerta fueron las lágrimas que, agolpadas en sus ojos, le impedían ver correctamente. Con mucho esfuerzo, giró la llave que estaba en la cerradura y abrió, no sin antes enjugarse los ojos con la manga.  
— ¿Qué quieres? — Le preguntó, sin siquiera mirarlo. 
— ¿Cómo estás? 
— Perfecto. Tengo una mano inútil, estoy discapacitado de por vida, pero, ¡estoy perfectamente! Oye, viniste a tener sexo conmigo, ¿no? Bueno, parece que tú vas a tener que hacer todo el trabajo duro — Estaba por cerrarle la puerta en la cara, a medida que hablaba y le dirigía aquellas palabras, pero su voz empezó a quebrarse rápidamente, y una vez más, sus ojos se llenaron de lágrimas. Los movimientos de Tadayoshi fueron más rápidos que los suyos y entró al departamento, abrazando su cuerpo contra la pared, con fuerza, impidiéndole escapar —. Déjame en paz… Vete de una maldita vez…  
— No lo haré… Porque te amo. Es porque te amo que estoy aquí. 
— Me accidenté hace una semana, ¿sabes? 
— No pude… 
— No pudiste escaparte de tu mujer, ¿no? — Le preguntó, mirándolo a los ojos. 
— No… es eso… Tenía que hacer algo antes de venir a verte…  
— Mentiroso — Susurró Ryo, intentando salir del agarre que Tadayoshi mantenía sobre su cuerpo. 
— No estoy mintiendo — Le dijo, entrelazando su mano izquierda a la mano derecha de Ryo, levantándola a la altura de sus labios y besando su dorso tiernamente. 
— Es doloroso… no poder sentir tus besos — Reconoció. 
— Pero el resto de tu cuerpo sí puede — Sonrió Tadayoshi, apoyando su frente sobre la suya. Ryo se dio cuenta que se ruborizó por lo que ladeó la cabeza para ambos lados —. Vamos — Le dijo, agarrándolo de la mano izquierda y haciéndolo entrar al living comedor. 
— ¿Q… Qué haces? 
— Te llevo al baño. ¿Hace cuánto no te duchas? — Ryo dejó conducirse por Tadayoshi hasta el cuarto de baño. Dejó que llenara la tina con agua caliente y esperar a que tuviera la temperatura correcta para que él se metiera. Acto seguido, se arremangó la camisa y lo miró —. ¿Qué esperas?  
— ¿Pretendes que me bañe contigo aquí? 
— Voy a ayudarte — Ryo lo miró de soslayo —. ¿Qué? Hablo en serio. No vas a poder bañarte con una sola mano, ¿no? 
— Me siento un bebé — Bufó Ryo, quitándose la ropa rápidamente, como podía. 
— Hazlo con más calma — Le pidió Tadayoshi, sentándose en el suelo —. No siempre estaré aquí para ayudarte. 
Haciendo caso a su pedido, Ryo se desvistió con más calma. Aunque dejó la ropa en el suelo, al menos, no la rompió en su afán de sacársela. Tadayoshi lo ayudó a meterse en la tina y fue él quien enjabonó sus cabellos, frotando las yemas de sus dedos contra el cuero cabelludo. 
— Gracias — Musitó Ryo, sintiendo la suave fricción de la esponja sobre su espalda. 
— De nada — Dijo Tadayoshi, sonriendo. 
Era ya caída la madrugada cuando, después de ordenar el desastre que Ryo había hecho con su hogar y cenar, el más alto estaba dándole un postre que compró. 
— ¿No vas a comer el tuyo? — Le preguntó Ryo. 
— Ahora lo como. Ahora preocúpate por tu propia alimentación. 
— ¿Qué vas a hacer después? — Curioseó, mirándolo de reojo. 
— Voy a quedarme aquí, contigo — Respondió, dándole un poco más de postre con la cuchara —. Oye, Ryo-chan, estaba pensando… Como no vas a querer que te dé dinero para que alguien venga a ayudarte… ¿Me dejas, al menos, traerte cosas que necesites? Voy a ir descontándotelo de tu sueldo en la empresa, ¿qué te parece?  
— Me parece bien. Pero no me molesta que vengas a ayudarme — Sonrió Ryo. 
— Yo voy a venir cada vez que pueda — Le dijo, besando sus labios con dulzura —. ¿Y el bar? ¿Cómo lo tomó Eita-san? 
— Aya me dijo que están ahorrando para ayudarme con la cirugía. 
— Lo sé — Dijo Tadayoshi, revolviendo el contenido del bowl que tenía entre sus manos, sin atreverse a mirar a Ryo —. Me dijeron que harían eso. 
— ¿Hablaste con ellos? 
— En el hospital. 
— Ah… 
— No es que yo no haya dicho que te ayudaría, pero… 
— Okura… No quiero deberte nada. Que estés aquí, conmigo, es más que suficiente. 
Su sincera mirada y sus palabras, lo hicieron sonreír. 
— Es verdad — Musitó —. Aya-san y Eita-san dijeron que no te conocía, Ryo-chan, y… es cierto…  
— Creo que… ambos hemos cambiado, ¿verdad? Aunque yo siempre fui obstinado, y no me gustaba que me regalaran cosas o me tuvieran lástima… Al fin y al cabo, creo que… Tú fuiste el que se olvidó de mí. 
— No es eso. Yo siempre pensé en ti, pero… Nunca pude… buscarte — Aquel silencio se estaba volviendo incómodo para ambos —. Ryo-chan…Ven conmigo… Quiero que vengas conmigo a un sitio. No quiero que lo tomes como un regalo. Era algo que te había pedido, ¿recuerdas?  
— ¿Eso de querer llevarme contigo a un lugar un fin de semana? 
— Sí, eso.  
— Fue un pedido, nada más. Por mí, está bien — Dijo Ryo, sonriendo —. ¿Vas a comer ese postre? Si no, yo lo haré… 

Se había quedado mirando su pacífico rostro dormido desde hacía cinco minutos o más. Simplemente, no podía dejar de hacerlo. Unió con la yema de sus dedos tres de la múltiple cantidad de lunares que estaban salpicados por su rostro, ocasionado que, entre quejidos, se moviera y despertara.  
— ¿A qué hora piensas levantarte? 
— No me molestes. No sonó la alarma todavía — Se quejó Tadayoshi, semidormido, sin siquiera abrir los ojos, cubriéndose la cabeza con las sábanas. 
— Pero, ¡yo sí estoy despierto! — Sonrió Ryo —. Vamos, levántate — Le ordenó, moviéndose en la cama —. Prepárame un café. 
Tadayoshi lo fulminó con la mirada, levantándose luego. 
— Cuando te cures, me las vas a pagar — Soltó, entrando al cuarto de baño. 
Lentamente, la sonrisa de Ryo se fue borrando. Girándose hasta quedar boca arriba en la cama, alzó su brazo derecho al techo e intentó cerrar la mano derecha con todas sus fuerzas pero ésta, no le respondía. Sonrió forzadamente. 
— Así van a ser las cosas, ¿eh? — Cuando Tadayoshi salió, encontró a Ryo de espaldas a él, dormido, por lo cual se recostó sigilosamente a su lado y besó su brazo, subiendo hasta su espalda y bajando por su columna vertebral —. ¡Me estás haciendo cosquillas! — Se quejó Ryo, girándose luego para estar frente a Tadayoshi. El más alto, en cambio, se quedó un tiempo prudencial mirándolo, intentando que su figura quedara grabada en su mente lo que le restaba de día y hasta poder volver a encontrarse con él —. ¿Qué sucede? — Le preguntó, al darse cuenta la expresión seria que tenía. 
— Nada. ¿No puedo sólo mirarte? — Le dijo, sonriéndole. 
— Debes ir a prepararte el desayuno. Vas a llegar tarde — Dijo Ryo, incorporándose un poco para alcanzar sus labios y atraparlos con los suyos. Pero Tadayoshi, tenía planes muy diferentes para su mañana. Sin permitir que Ryo se alejara, lo agarró de la cintura y lo atrajo hacia él, siendo Tadayoshi quien empezó con una sesión de profundos besos y estremecedoras caricias, pero cuando Ryo sintió que no podía sentir el tacto de su piel con su mano derecha, retrocedió —. Debes irte, no quiero que tengas problemas por mi culpa — Le dijo. 
— Está bien, está bien. Sólo si me haces compañía en el desayuno — Reclamó, besando sonoramente su cuello. 
— De acuerdo, de acuerdo — Sonrió Ryo, debido a las cosquillas que Tadayoshi generaba sobre su cuello. 

Esa mañana, Tadayoshi llegó con una resplandeciente sonrisa en el rostro, encontrándose con una no muy alegre Meisa llegando a su oficina. 
— ¿Mala noche?  
— La próxima vez que digas que estás en mi casa… Trata de avisarme a mí, no a mi marido — Le dijo la mujer —. Bueno, ¿y? ¿Se lo dijiste? 
— Sí. 
— ¿Y él que te dijo? 
— Eh… Nada, pero… Él ya me lo había dicho antes. 
— Eres tan lento para estas cosas… 
— Tadayoshi — Llamó Masami la atención de ambos, sin haber oído absolutamente nada de su conversación —. Tenemos una reunión en cinco minutos. 
— Ah, ya voy. Antes de eso, ¿puedo hablar de algo contigo? 
— Claro, vamos a la sala de reuniones — Le dijo la mujer, siendo seguida luego por Tadayoshi. Al entrar a la sala de reuniones, se sentó en su lugar usual y lo miró —. ¿Qué sucede? 
— ¿Cómo es eso que echaste a Ryo-chan? — Masami simplemente lo miró —. Meisa me comentó que lo hiciste. 
— ¿Te importa? 
— Por supuesto. Ryo es mi amigo, y contaba con este trabajo — Su oyente estaba por decirle algo, pero él se lo impidió —. Y no fue su culpa haberse agarrado del mantel de la mesa de entrada cuando se desmayó.  
— No lo justifiques, Tadayoshi. Si desde el primer momento sabía que no iba a cumplir con lo que se le pedía, no debió haber aceptado el trabajo. Ni siquiera para verte a lo lejos. 
— ¿Qué? — Ante su última frase, Tadayoshi sintió un sudor frío recorriéndole la espina dorsal, pero la entrada de los demás accionistas de la empresa salvaron a Masami. Tadayoshi se dio cuenta que debía sentarse al sentir la mirada de Meisa buscando la suya. 
— ¿Sucede algo? — Le preguntó su amiga. 
— No, nada — Respondió Tadayoshi, en forma nerviosa. 
— Lisiado como está… Nishikido-kun no va a servir para nada. 
Las duras palabas de Masami, hicieron que tanto Meisa como Tadayoshi se la quedaran mirando. Él estaba por decirle algo, pero Meisa llamó su atención y negó con la cabeza, dándole entender que, en ese lugar, lo mejor era que guardara silencio, y si tenía que decirle algo, que lo hiciera en otro sitio. 

— Entonces, ¿Okura-san se quedó cuidándote toda la noche y te trajo esta comida? — Le preguntó Aya a Ryo, en referencia a su refrigerador. 
— Síp — Respondió el aludido, masajeando su mano derecha, desde el comedor, sentado en el sillón y con las piernas cruzadas sobre la mesa ratona.  
— ¿Y te dijo que iba a descontártelo de tu paga? — Agregó, volviendo desde la cocina con un par de vasos con agua. 
— Síp. 
— ¿Y crees que sigas manteniendo el trabajo cuando regreses? ¿No dijiste que sospechas que la esposa sabe algo? 
— No estoy del todo seguro, y tampoco hablé demasiado con Nagasawa-san. 
— Y siendo tu jefa, tampoco fue a verte al hospital o vino aquí. Okura-san lo hizo, pero no por ser tu superior — El timbre sonó, interrumpiendo las palabras de Aya —. ¿Quieres que vaya a abrir? 
— Por favor — Le pidió su amigo, con una sonrisa. Cuando Aya regresó, a quien Ryo vio llegar fue Meisa, poniéndose de pie de un salto —. ¡Ah! Meisa-san…  
— Eh… Yo… tengo que irme de todos modos — Dijo Aya, agarrando el bolso que había llevado consigo —. Nos vemos luego, Ryo-chan. 
— Envíale mis saludos a Eita. 
— Traje un pastel, espero que podamos compartirlo — Dijo Meisa. 
— Ah… Sí… Sí, sí, claro — Dijo Ryo, reaccionando poco a poco mientras iba a la cocina, seguido de Meisa y ponía a calentar algo de agua. 
— Discúlpame por no haber venido antes. He estado con mucho trabajo últimamente. 
— No se tendría que haber molestado — Le agradeció Ryo, abriendo la caja donde estaba el pastel que Meisa le había llevado. 
— Te manejas bastante bien — Le dijo la mujer, sorprendida por eso. 
— Ah… No se crea. Mi caligrafía es un desastre, pero con la izquierda… 
Meisa rió. 
— Nishikido-kun, a decir verdad, esta no es sólo una visita como superior tuya. Quiero que consideres esta visita como la de una amiga — Ryo se dio cuenta en su mirada a qué se estaba refiriendo. 
— ¿Okura se lo contó? 
— No fue Tada exactamente. 
— Nagasawa-san lo sabe, ¿no es cierto? 
— Me temo que sí. Tada no se lo dijo, ella se dio cuenta sola. 
— Ya veo. 
— Iba a echarte de la empresa, pero cuando fui a reclamarle que no lo hiciera… Me lo dijo… Lo amas, ¿verdad? — Ryo la miró —. A Tada. 
— Con toda mi alma — Reconoció Ryo, sintiendo que se aliviaba de una carga sobre sus hombros al soltar esas palabras. 
— Yo no lo diré nada a Masa, pero sólo vine a decirte esto a ti: voy a ayudarlos, siempre y cuando no tenga que traicionar lo que me confían mis amigos. ¿Estarás bien sólo con eso? 
— Por supuesto — Agradeció el muchacho, apagando el fuego que seguía haciendo hervir el agua —. Ahora… si sostiene la taza mientras yo bato el café… 
— Por ese café, ¡daría hasta mi vida! 
Ryo sonrió.  

Masami llegó junto a su esposo a su casa. Estiró sus brazos apenas entró a su hogar. 
— Bienvenidos — Dijo el ama de llaves, agarrando los abrigos de ambos. 
— Gracias — Dijo Tadayoshi. 
— ¿Me haces unos masajes? — Le pidió Masami a su esposo cuando su ama de llaves se fue.  
— Tengo trabajo acumulado. No tengo tiempo — Se negó Tadayoshi, dirigiéndose a su estudio. 
— Bien que si Nishikido-kun te lo pide, irías corriendo, ¿no es así? — El aludido detuvo sus pasos abruptamente y se giró para mirarla —. ¿Qué? ¿Acaso estoy mintiendo?  
Estaba por subir las escaleras hasta su cuarto, pero su esposo agarró con fuerza su brazo. Masami, sorprendida por su acción, lo miró. 
— Si vas a decir algo, dilo. 
— ¿Tú no tienes nada para decirme? 
— Tengo un amante — Le respondió —. Es Ryo. 
— Lo sé. Me ofendes si crees que soy una estúpida que no se da cuenta de las cosas — Le dijo, zafándose de su agarre —. Déjame decirte que estás muy equivocado si piensas que voy a permitir que vuelva a poner un pie en la empresa — Lo desafió, mirándolo seriamente. 
— Yo no te pedí que lo hicieras. Fue Meisa — Ante sus palabras, Masami subió sus escaleras —. Pero si no lo haces, Ryo puede denunciarte, ¿sabes? No puedes despedir a ningún empleado que esté amparado por un accidente laboral. Porque eso fue lo que le sucedió, ¿verdad? 
Su oyente, quien se había quedado de pie en medio de la escalera, no respondió, y siguió subiendo los escalones que la separaban de su habitación.  
Tadayoshi suspiró sonoramente, antes de dirigirse al living y sentarse. Era la primera vez que enfrentaba a Masami; antes, no había tenido necesidad de hacerlo, pero por defender a Ryo, dejaría su cobardía a un lado y sacaría fuerzas de lo más profundo de su alma. 




2 comentarios:

  1. ajhsahsajasljhdjsallajslasldajsllasjlajsdjasljaslasjlalsjdjasljasllasjdjsjsaljajsjalsjsallasjjaslsajjalsjsljajsdjaslajsllasjjasldlajsd

    ash ... si se pueden aprovechar del millonario ... lo hubieran dejado pagar \= maldito orgullo de pobre (?) *patean a claudia*

    Meisa me cae bien xDDDDDD
    y eso es raro por que fue ella la que destruyó el akame xD

    lalalala ... xDDDDDDDDDD

    que linda ! apoya a Tatsu ... y a Ryo! <3 xD ella es de las pocas que me caen bien -w-

    Maldita Masami! como te odio ¬¬ ...

    xDDDDDDDDDDD
    que fácil es Ryo (?)
    yo que el no le hubiera abierto y le hubiera dejado sufrir !

    Aunque bueno ... si lo ama -w- ps se entiende

    que lindo <3 ayuda al inutil ... digo ...al lastimado -w-

    iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiih!
    al fin va a enfrentar a su esposa!
    asi se hace Tatsu! ya era hora!

    *O* de nuevo se me hizo super cortito!
    a esperar por más *O*
    Muchas gracias por el cap!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡DESHONRA! D:
      Nunca vi este comentario TT________TT

      Y que le pague el taxi, y el departamento, y etc., etc., etc. xD

      Es que acá Meisa rlz xD La verdad que no sé cómo es la verdad. Es como Aya en Double U, pero en potencia xDDDDDD

      ¿En serio lo darías afuera? :v jajajaja~

      "ayuda al inútil" xDDDDDDDDDDDDDDDD
      Fui mala, me reí a carcajadas con esa frase xD


      ¿¿CORTITO?? D:
      Eso que fue uno de los capis más largo Dx

      Es que, como se dice en mi país, Tatsu es un pollerudo xD

      Gracias por leer y comentar siempre, Haru-chan *-* ♥

      Eliminar