11 de diciembre de 2015

[Ring] Capítulo 08: Anillo

Ciaossu~!!
Y se terminó Ring ;;
Todavía no puedo creer lo rápido que se me están pasando estos fics semanales @@ (seguro que con el desafío se me hace un lío con los posteos jajajaja). Hablando del desafío, espero tenerles algo más el día de hoy, aunque creo que si llego a enchufar algo más, va a reventar todo @@ ya dejé la notebook apagada, y aunque la prendí hace... una hora más o menos, está más caliente que el asfalto del Microcentro con las temperaturas de hoy (?
Espero sus comentarios, qué les pareció el final, qué le habrían cambiado, sacado y agregado. Siempre para chusmear, después de todo, toda crítica constructiva, siempre es bienvenida :3
Y acuérdense que reemplazando Ring, se viene Memories, la secuela de Supplier ^^
Enjoy~ ♥



Título: Ring 「指輪」
Fandom: Johnnys.
Pairings: Ryokura [Okura Tadayoshi x Nishikido Ryo].
Formato: Multi-chaptered.
Género: AU, drama, romance.

Rating: NC-17.
Estado: Finalizado.
Capítulo: 08/ 08
Cantidad de palabras: 2825.
Sinopsis:
Tadayoshi debe decidir si seguir viviendo en una mentira junto a Masami, o hacerle caso a su corazón e irse con Ryo, antes de que él lo termine haciendo por su propia cuenta.



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Capítulo 08: Anillo

Miró las cajas a su alrededor y al mismo tiempo, lo vacío que estaba el lugar. Sabía que era lo mejor para su propia salud mental. Sacó el anillo que estaba en el bolsillo de su pantalón y lo miró.
— Quizás lo mejor hubiera sido no habernos vuelto a encontrar, ¿verdad? — Dijo, dándole un dulce beso y dejando el objeto sobre la mesada de la cocina. El sonido del timbre lo quitó de su ensimismamiento. Sonrió y se acercó a abrir la puerta —. ¿Dónde perdiste las…? — Pensó que era Aya, quien había bajado a pedir un taxi, pero no era ella, sino Tadayoshi quien había tocado el timbre —. ¿Qué haces aquí?
— Vine a verte. ¿Puedo pasar? — Ryo lo miró, seriamente, y se hizo a un lado para que entrara a su, ahora, antiguo hogar —. ¿Te vas a mudar?
— Así es. Aya fue a buscar un taxi, no tarda en venir, así que…
— Le dije que esperara a que yo bajara — Ryo lo siguió con la vista hasta que Tadayoshi detuvo los pocos pasos que hizo, en medio del living-comedor —. Ven conmigo, Ryo-chan — Le suplicó.
El aludido se lo quedó mirando, sorprendido, hasta estallar en risas.
— ¿Y tu esposa? ¿Y tu hijo?
— ¿Acaso crees que Masami me necesita?
— ¿Y las acciones de tu padre? ¿Las vas a dejar a merced de tu esposa así sin más? ¡¿Después de todo el esfuerzo que hizo Okura-san?!
— ¿Quién te lo dijo? — Le preguntó.
— Akanishi-san…
Tadayoshi suspiró.
— Si Jin está en la empresa es justamente por eso.
— ¿Eh?
— El se va a hacer cargo de esas acciones cuando yo me vaya.
— Lo estás diciendo como si yo me fuera a ir contigo…
Tadayoshi se acercó a él y lo besó tiernamente.
— Te necesito…
— Yo he pasado mucho tiempo pensando lo mismo… Pero, me di cuenta que no es así. Si nosotros estamos juntos, muchas personas resultarán heridas. Pude soportar que Nagasawa-san se metiera conmigo, pero se metió con mis amigos, y eso no voy a tolerarlo.
— ¡Ya lo solucioné! Le pagué a Eita una indemnización por…
— Ese es tu problema…
— ¿Qué?
— Crees que todo se soluciona con dinero, pero Okura, ¿pudiste superar la muerte de tu padre con dinero? ¿Verdad que no? Entonces, no vengas a decirme que solucionaste todo. ¿Crees que huyendo a Bali todos tus problemas se terminarán? ¿Acaso crees que ese bebé va a vivir una vida feliz sin su padre?
— Tampoco creas que Masami será una madre ejemplar…
— Con más razón. No voy a meterme en el medio de su relación. Ya lo hice con Nagasawa-san y contigo, pero no me meteré en medio de la relación que tienes con tu hijo. No le quitaré el derecho de tener un padre.
El sonido de las llaves girando en la cerradura hizo que mirara hacia la puerta, desde donde se asomó Aya.
— ¿Ya está…?
— Ya nos vamos — Le respondió, por lo que la muchacha asintió con la cabeza y cerró la puerta a su paso —. ¿Ya terminaste? Tengo que irme — No recibió respuesta por parte de Tadayoshi por lo que empezó a caminar hacia la puerta de salida, pero recordando algo, se volvió para mirarlo —. ¡Ah! El anillo que me diste… ahí lo tienes. Te lo devuelvo — Salió del departamento lo más rápido que sus pasos le permitieron, no quería arrepentirse y terminar traicionando lo que le quedaba de moral y sentido común.

Llegó a su hogar tranquilamente, sin querer pensar en nada. Al hacerlo, lo recibió el ama de llaves, a quien le extendió su abrigo.
— Bienvenido a casa, Okura-san — Lo saludó.
— Gracias. ¿Y Masami?
— Está en el patio trasero con Kuroki-san.
— Ah… Meisa. Sí, vi su auto. Gracias
La mujer le dedicó una reverencia y él se dirigió al lugar donde estaba su esposa y su mejor amiga. Desde el enorme ventanal vio que Meisa le había comprado ropa a su bebé aún no nacido.
— ¿Qué haces ahí? Ven aquí — Lo llamó su amiga, por lo que se acercó a ellas. Cruzó el ventanal y bajó los pocos escalones que lo separaban del verde jardín. Ambas estaban sentadas en torno a una mesa de hierro calado.
— Mira lo que Meisa trajo para nuestro bebé — Le dijo Masami, enseñándole un suéter tejido de lana color rosa.
— ¿Aún no sabemos qué va a hacer y ya le estás trayendo ropa?
Masami borró su sonrisa del rostro y bajó el abrigo.
— No te preocupes. Todos se ponen así el primer tiempo — Intentó animar Meisa.
— No es por eso que está así — Dijo Masami, sin despegar su mirada de Tadayoshi —. Está así porque le dije a su amante que estoy embarazada.
— ¿Hablaste con Nishikido-kun…? — Le preguntó Meisa.
— Por supuesto. Si hubiera sido por Tadayoshi, hasta le hubiera ocultado que estoy esperando un hijo suyo.
— ¡Masami, ya basta! — Gritó el aludido —. ¡Ya me tienes aquí, ¿de acuerdo?! ¡Ryo se fue! ¡Se fue de mi vida! ¡¿No era eso lo que querías?!
— Fuiste a verlo — Musitó la mujer —. Ese anillo es suyo, ¿no es así? — Le preguntó, enreferncia al segundo anillo que había sobre el dedo anular de su esposo —. ¡¿Por qué ni siquiera cuando más te necesito puedes olvidarlo?!
— Masa, cálmate… Puede hacerle mal al bebé…
— ¡Al demonio con el bebé, Meisa! ¡Estoy segura que Tadayoshi prefiere nunca haberlo concebido! ¡Lo siento por tenerte atado de por vida con este hijo! Pero, ¿sabes algo? Haz lo que quieras. Si tú no lo quieres, lo criaré yo sola.
Acto seguido, Masami se levantó y entró a la casa. Tadayoshi se quedó en el mismo sitio, detrás de Meisa, de pie.
— Tada — Lo llamó su amiga, girándose apenas para verlo llorar.
— Este anillo… tiene más valor que el de mi matrimonio, Meisa — Le dijo, sintiendo las afectuosas caricias que Meisa le daba a su brazo, con una sonrisa lastimera.
— Tranquilízate y ve a hablar con ella. Va a estar así de sensible unos buenos meses. Como sea que haya llegado ese bebé, no tiene importancia ahora, quizás no lo planearon, pero…, Tada…, tiene una parte tuya también. Debes cuidarlo — La mujer se levantó y sostuvo el rostro de Tadayoshi, dándole un tierno en la frente —. Y cuídate tú también.
El aludido asintió con la cabeza, sin decir nada más. Esperó un buen rato para decidir si ir en busca de su esposa o seguir sentado allí, simplemente mirando el cielo sobre su cabeza, donde, pese al frío, las nubes seguían cruzándolo sin reparar en sus problemas.
— ¡Okura-san! ¡Okura-san! — Los gritos de una de las sirvientas lo hicieron volver a tierra.
— ¿Qué sucede? — Preguntó, masajeándose el tabique nasal.
— ¡Su esposa está tirando su ropa por la ventana de la habitación!
— ¿Qué? — Dejando que la silla cayera detrás suyo, Tadayoshi cruzó la casa para volver a salir de la misma, se giró y miró hacia la ventana que correspondía a la de su habitación, desde la cual, varias de sus prendas salían volando y aterrizaban donde el viento las dejaba —. ¡Masami, ¿qué estás haciendo?! — Exclamó al ver a su esposa asomándose por la ventana.
— ¡Te estoy facilitando las cosas! ¡Eso hago! — Respondió la aludida, lanzando una nueva cantidad de camisas.
— ¡Ya deja de hacer eso! — Dijo Tadayoshi, volviendo sus pasos hacia el interior de la casa —. Levanten lo que puedan, por favor — Le pidió al ama de llaves antes de subir corriendo las escaleras y golpear la puerta de su cuarto, dándose cuenta que estaba cerrada con llave al intentar abrirla —. ¡Masami! ¡Abre la puerta! — Exclamó.
— Señor, ¿quiere que llame a alguien? — Le preguntó la misma sirvienta que le había avisado lo que estaba aconteciendo.
— Llama a Kuroki-san, por favor.

Con el asunto de la mudanza de Ryo, Aya llegó al bar con el tiempo justo. Le sorprendió no encontrar el típico letrero de neón encendido, al igual que la usual poca iluminación del lugar. En la entrada del edificio, se encontró con el encargado, a quien saludó.
— Buenas noches. ¿Eita no vino todavía?
— No lo vi pasar.
— Qué raro… Siempre suele estar antes que nosotros en el bar. Gracias.

Se acostó en la cama, lo único que podía hacer después de haber estado ordenando sus cosas al menos para acomodarlas dentro de su nuevo hogar. Había terminado de ducharse hace relativamente poco, pero no le importaba, lo único que quería era descansar, pero cada vez que sus ojos se cerraban, una sola persona pasaba por sus pensamientos, absorbiéndolos por completo. Chistó y se sentó en la cama, terminando por levantarse y buscar algunas botellas que había recibido de regalo de parte de varios clientes del bar. Abrió una de vino blanco y sacó una de las copas de su correspondiente caja, para servir un poco en la misma.
— A tu salud, Okura — Dijo, mirando a la nada.

Meisa detuvo su vehículo frente a la mansión de Tadayoshi, y bajó casi corriendo del mismo. En la puerta, su amigo la esperaba.
— ¿Y Masa?
— No lo sé. No abre la puerta.
Seguidos de Jin, llegaron a la habitación donde Masami estaba encerrada. Tadayoshi intentó dialogar con ella una vez más, pero fue inútil.
— ¿Hace cuánto que no te responde? — Le preguntó Meisa.
— ¿Por qué preguntas eso? — Dijo Tadayoshi.
— Bueno, Masa es…
— No creo que sea capaz de hacer algo así…
Meisa y Tadayoshi se quedaron mirando.
— ¿Me ayudas a derribar la puerta? — Le pidió Jin a su amigo —. A la una, a las dos, y a las… ¡tres! — Exclamó, empujando ambos la puerta con todas sus fuerzas hasta tirarla abajo.
— ¿Masa…? — Llamó Meisa a su amiga, mientras su esposo y Tadayoshi se levantaban del suelo —. ¡Masa! — Al entrar al baño, halló a Masami dentro de la bañera, con una de las muñecas cortadas con una filosa tijera que yacía al lado suyo.
— Masami, ¿qué hiciste? — Musitó Tadayoshi, cayendo sobre sus rodillas, mientras veía cómo todo el mundo a su alrededor, se movía con mucha más velocidad que él.

A diferencia suya, que estaba solo, Masami tenía una hermana y un hermano, que habían ido junto con sus respectivos cónyuges, más un par de tías y, por supuesto, su madre y su padre. Sabía que lo estaban atravesando con la mirada, diciendo quién sabe qué cosas de él, pero no le importaba, el color opaco del anillo de fantasía sobre su dedo anular, lo calmaban un poco.
El doctor había dicho que tanto Masami como el bebé estaban bien, pero que la tendrían en observación hasta que recuperara la conciencia.
Levantó la vista al sentir una palmada sobre su hombro.
— Meisa…
— Qué suerte que nos llamaste, Tada.
— No quiero estar aquí — Le dijo, en voz baja.
— No digas eso. Todo estará bien.
— No me importa Masami, Meisa. Lo único que me importa es ese bebé.
— Lo sé… ¿Por qué no esperas un poco más?
— Ryo-chan no me va a esperar de por vida. Mira — Le dijo, mostrándole su dedo anular —. Hoy me devolvió esto.
— ¿Y realmente crees que se olvidará tan rápido de ti? Tada…, ese chico realmente te ama.

Le pareció que los golpes que le estaban dando a la puerta, se lo estaban dando a él en la cabeza. Se levantó y llegó a abrir a su invitado con total torpeza y lentitud.
— Aya…
— Dame tu teléfono.
— ¿Qué?
— ¿Estuviste tomando?
— Sólo un poquito…
— ¿Tienes el número de Okura-san?
— Por supuesto que no… Pero lo sé de memoria…
— Bueno, márcalo…
— ¿Qué?
— Que me lo marques, ¡rápido!
— ¡Uff! ¡Qué humor! — Se quejó el aludido, frunciendo el ceño y marcando el número pedido en su aparato —. Aquí tienes. ¿Para qué lo vas a llamar?
— Shh…
— No quiero saber más nada de él, ¿eh? ¡Díselo!
— Cállate.
— “¿Diga?
— ¿Okura-san?
— “Sí. ¿Quién habla?
— Habla Aya, la amiga de Ryo. ¿Puedo hablar con usted?
— “Ahora… no puedo hablar…
— Por favor, es urgente…
— “Si puedes movilizarte hasta el hospital…
— ¿El hospital? ¿Qué sucedió?
— “Mi esposa tuvo un malestar.
— ¿El bebé está bien?
— “¿Eh? Sí… Sí.”
— Bueno. Espéreme allá, ¿de acuerdo? Ni se le ocurra moverse de ahí — Le pidió, cortando luego la llamada. Al dirigir su vista a Ryo, lo encontró llenando una copa con vino —. ¿Y tú qué esperas?
— Lo que tengas que hablar con él, no tiene nada que ver conmigo.
— Por supuesto que tiene que ver. Anda, vamos, vamos — Le dijo, intentando levantarlo.
— Aya — La voz de Eita, detrás suyo, hizo que la aludida lo mirara.
— ¡Eita! — Lo llamó Ryo —. Oigan…, ¿ustedes no tendrían que estar trabajando?
— Aya, por favor, no digas nada.
— ¿Qué pretendes que haga? ¿Que cierre la boca y vea cómo se destruyen la vida por una mujer? Me importa un demonio lo que le suceda a esa, Eita. Lo que me preocupa es el bienestar de ustedes dos.
— ¿De qué hablan…? — Musitó Ryo, dándole un sorbo a su copa, sentado en el suelo.
— ¡Y tú, deja de beber! — Exclamó Aya, sacándole la copa de las manos —. ¡Nos vamos al hospital!
— ¿Qué sucedió? — Preguntó Eita.
— Parece que tu mujer está mal.
— ¿Su mujer? — Preguntó Ryo, con el ceño fruncido, ayudándose de Aya para incorporarse.
— Te lo cuento cuando lleguemos al hospital.
— ¡Aya! ¡No quiero verlo! ¡No quiero ver a Okura! — Vociferó su amigo.

Apenas llegaron al hospital, Aya bajó corriendo del taxi, dejando a Eita como encargado para llevar a Ryo adonde sea que se encontraba Tadayoshi. Tras pedir información en la recepción, subieron al piso donde estaba el cuarto de Masami. Cuando Aya divisó a Tadayoshi entre la cantidad de gente que estaba en la sala de espera, se le acercó corriendo, llamando la atención de todos los presentes.
— ¿Qué sucede? — Le preguntó Tadayoshi.
— Ese bebé no es suyo — Respondió la muchacha, ocasionando que el aludido frunciera el ceño.
— ¿Qué?
— El bebé es de Eita.
— ¡¿Quién te crees que eres para decir eso?! — Le preguntó la madre de Masami.
— ¡Cállese, señora! — Le pidió la muchacha, antes de volverse a Tadayoshi —. Le estuvieron viendo la cara de estúpido todo este tiempo. Su elegante y refinada esposa por sobre todo.
— ¿Eso es cierto? — Le preguntó Meisa a Eita que había llegado con Ryo recargado sobre su hombro mientras Aya hablaba —. Tú eres Eita-kun, ¿verdad?
El aludido asintió con la cabeza. Jin lo ayudó a sentar a Ryo sobre una silla. Eita miró a un atónito Tadayoshi y le dedicó una profunda reverencia.
— Perdón. Perdóneme por todo el daño que les he hecho. A usted…, a Ryo-chan — Lentamente, sus piernas se doblaron hasta tocar el suelo —… Por favor, perdóneme…
Sin despegar su mirada de él, Tadayoshi se levantó de su asiento y apoyó ambos manos sobre sus hombros.
— Levántate. No tienes por qué estar haciendo esto.
— Yo… Yo no lo supe hasta que usted me citó en la cafetería, pero… Si lo hubiera sabido antes… Si hubiera sabido lo que Masami pretendía hacer, yo…
— Te creo. Eita, te creo — Le dijo Tadayoshi, mirándolo a los ojos y meciéndolo apenas —. Hazme un favor: cuida a ese hijo. Cuídalo de Masami.
Tras sincerarse, Tadayoshi se incorporó y se sacó los dos anillos que estaban sobre su dedo anular. Acto seguido, le extendió el de matrimonio a Meisa.
— Dáselo.
La aludida asintió con la cabeza.
— Yo cuidaré de las acciones de tu padre — Le dijo Jin.
— Lo sé — Dijo Tadayoshi, sonriendo —. Gracias… a ambos — Se acercó a Ryo, quien estaba más dormido que despierto. Miró a Jin para que le legara a él la tarea de impedir que ese cuerpo terminara cayendo al suelo —. ¿Nos vamos? — Le preguntó, pero no obtuvo respuesta. Sonrió y lo sacó de ahí del mismo modo en que Eita lo había llevado.

Sintió una brisa familiar, un aroma familiar, una sensación familiar. Al intentar girarse, se dio cuenta que estaba suspendido quién sabe con qué. Abrió los ojos rápidamente y se aferró al lugar donde estaba acostado, dándose cuenta que estaba dormido sobre una hamaca. Oyó una risa, al levantar la vista, vio a Tadayoshi sentado en una silla frente a una pequeña mesa. Se dio cuenta que hasta ese momento había estado leyendo un libro.
— ¿Dormiste bien? — Le preguntó.
— ¿Dónde estamos?
Tadayoshi se tomó su tiempo en levantarse, dejar el libro sobre la silla y acercarse a él. Se sentó en cuclillas y besó sus labios con delicadeza antes de mirarlo, mientras su mano izquierda con un anillo de fantasía decorando su dedo anular se entrelazaba a la de Ryo, con un anillo similar en el mismo lugar.
— Estamos en casa.

2 comentarios:

  1. Gracias por el ff!
    Me gusto mucho!
    Creo que hasta cierto punto, lo de Eita y Masami era evidente...Pero me gusto mucho el drama y suplicio de Ryo y Okura para quedar juntos, lo ame <3

    Gracias por el tiempo y dedicación para escribir y publicar el ff! Sigue así! ^^

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  2. Gracias a vos por comentar, Dulce ^u^
    Si no hay comentarios, ¿para qué escribir? xD

    Ohhhh... ¿En serio era evidente? xD
    Y yo que quería que se sorprendieran xD jajajajajaja

    De nada ^^ Y, de nuevo, gracias por leer y comentar~ *chu!*

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