21 de diciembre de 2015

[THW] Capítulo 06: Y todo se vuelve más y más absurdo

Ciaossu~!!
Les pido miles de disculpas por no haber actualizado el viernes, pero el calor constante hace que mis neuronas terminen haciendo combustión espontánea ;;
Les dejo el ante último de THW (otro bebé que se me va ;A;).
Ya sé que dije que la semana que viene se viene Memories, pero realmente quiero terminar de escribirlo antes de subirlo, para no dejarlo por la mitad xD así que, mientras tanto, voy a ir adelantando los 30 days OTP challenge ~NSFW version~ y el año que viene se viene el 30 days OTP challenge normalito, ya van a ver con qué pairing ^^
Enjoy~ ♥



Título: The hardest word.
Fandom: Johnnys/ Kyanjani∞.
Pairings: Ryokura [Okura Tadayoshi x Nishikido Ryo/ Nishikido Ryo x Okura Kurako].
Formato: Multi-chaptered.
Género: AU, drama, romance.
Rating: NC-17.
Estado: Finalizada, en proceso de subida.
Capítulo: 06/ 07
Cantidad de palabras: 1918.
Sinopsis: Tadayoshi intenta acercarse a su hermana, pero después de todo lo sucedido ella lo rechaza. De igual forma lo hace Ryo, quien cuestiona sus acciones hasta el momento. Finalmente, Tadayoshi termina tomando el camino más absurdo que pudo encontrar, en vez de enfrentarse a ambos.
Notas: Acá hay drama del bueno (y) xD

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Capítulo 06: Y todo se vuelve más y más absurdo



Desde la estación de tren, Kurako optó por volver caminando a su casa. Aunque Nishikiko le había prestado dinero para que volviera en taxi, prefirió hacerlo a pie para distenderse un poco. A medida que iba acercándose a su hogar, una ensordecedora melodía saliendo del mismo empezó a retumbar en su cabeza. Cuando abrió la puerta de entrada fue recibida por una de las empleadas.
— ¿Qué es eso? — Le preguntó.
— Dice el ama de llaves que esa música está sonando desde anoche.
— Mis padres no están, ¿no?
— No. Es Tadayoshi-san…
— Ah.
— ¿Quiere algo de desayunar? — Le preguntó la muchacha, pero Kurako negó con la cabeza.
La morocha entró a su cuarto y se tapó los oídos con la almohada, intentado aislar aquel sonido lo más que pudo. Sintió un cosquilleo sobre uno de sus brazos, al abrir los ojos y girarse, vio a Tadayoshi sentado a su lado. Si estaba esperando una respuesta afectuosa de su parte, estaba muy equivocado. Por el contrario, Kurako se sentó de un salto y le dio una sonora cachetada. Cuando Tadayoshi volvió a mirarla, vio en sus ojos una furia incontenible.
— Olvídate que existo — Le susurró, antes de volver a acostarse sobre la cama y, dándole la espalda, volviendo a taparse los oídos con la almohada. Después de que Tadayoshi se fue, la música se detuvo y un par de golpes sonaron sobre su puerta —. ¡Te dije que…!
— ¿Kurako-san? Tiene una llamada — La interrumpió una de las empleadas.
— Ah… Gracias… Contesto desde aquí — Dijo la muchacha, pausadamente, mientras se sentaba sobre la cama y se extendía para alcanzar el tubo telefónico detrás suyo —. ¿Diga?
— “¿Kura-chan?”, mencionó su nombre Nishikiko, con un tono de voz similar al que ella había tenido no hace mucho tiempo.
— ¿Nishi-chan? ¿Qué sucede?
— “Ryo… Está en el hospital.
— ¿Qué…? ¿Qué le sucedió?
— “No lo sé. Estoy yendo para allá con mamá. No entiendo nada. Por favor, ven. No lo hagas por él. Hazlo por mí. Te necesito…
— Voy… Espera un momento… Me baño y salgo para allá — Le dijo Kurako, incorporándose y caminando de un lado a otro de la habitación.
— “Gracias”, musitó su amiga, antes de cortar la comunicación.

Cerca de dos horas más tarde, Kurako llegó al hospital donde Ryo estaba internado. Encontró a Nishikiko sentada en una de las sillas frente a lo que creyó, era la habitación de su ahora ex-pareja.
— Nishi-chan — Llamó su atención su amiga, ocasionando que la aludida se levantara cual resorte y la abrazara con fuerza —.  ¿Qué sucedió?
— Lo encontraron inconsciente en una plaza cerca de la escuela. Una de las enfermeras me dijo que tiene golpes en la cabeza. No… No lo sé…
— Ya, ya — Intentó calmarla su amiga, acariciando su espalda. De la habitación salió una enfermera y llamó la atención de ambas.
— Disculpen… ¿Alguna de ustedes es Kurako-san?
— Eh… Sí… Yo… ¿Por qué?
— El paciente la está llamando. Pensé que estaba delirando, pero, ya no tiene fiebre. Puede pasar unos momentos, pero, por favor, que no se esfuerce demasiado.
— Está bien — Kurako miró a su amiga, quien asintió con la cabeza antes de volver a sentarse. La muchacha entró a la habitación, encontrando a Ryo acostado en la camilla, con un respirador artificial y un suero que lo alimentaba —. Ryo — Lo llamó, ocasionando que el muchacho la mirara y le sonriera. Débilmente, se llevó una mano al respirador, pero Kurako evitó que se lo quitara —. No te esfuerces demasiado.
— Lo… siento — Susurró.
— No tienes que hacerlo. No fue tu culpa.
— Claro que lo fue… Te mentí…
— A ti también te mentiste — Reconoció la muchacha —. Estuve pensando en frío mientras venía para acá. En todo. Estaba todo tan claro. Me siento una estúpida por no haberme dado cuenta antes.
— No…
— Tú lo hiciste demasiado tarde, Ryo. Cada vez que me mirabas, no me buscabas a mí… Buscabas a Tadayoshi — Imposibilitado de hablar por su condición actual, Ryo empezó a llorar —. Quizás él se haya acercado a ti con trucos bajos, pero…, mi hermano te ama.
— Es una manera… bastante cruel de amar — Reconoció el muchacho, sonriendo débilmente.
Kurako se sentó a su lado y sostuvo la mano derecha de Ryo, a quien miró luego.
— ¿Quieres que sea sincera contigo? Si lo hubiera sabido antes… Si tan sólo Tadayoshi hubiera hablado antes conmigo… Yo me hubiera hecho a un lado…
— No digas eso. Por favor…
— Ryo… Tengo que hacerlo. Es por el bien… de todos…
— ¿Y tus sentimientos?
La muchacha negó con la cabeza.
— Lo que más me importa en estos momentos… es la felicidad de mi hermano… y la tuya… no importa quién sea la persona que elijas amar. Eso es el amor; ser feliz aún cuando la persona que amas no te corresponde y dejar que esa persona sea feliz con quien él ama — Finalizó, acariciando dulcemente una de sus mejillas.
— ¿Kurako?
— Dime…
— ¿Puedes quedarte conmigo hasta que me duerma?
— Claro — Respondió la aludida, apretando su mano con algo más de fuerza.

Nishikiko vio salir a su amiga de la habitación. Se incorporó y se acercó a ella.
— ¿Qué sucedió?  — Kurako simplemente apoyó su rostro sobre el hombro de su amiga, quien la abrazó —. ¿Kura…?
— Tengo que dejarlo ir, Nishi-chan… Es lo mejor…, ¿verdad?
Sin saber cómo responderle, la muchacha simplemente la abrazó.

Sabía que era muy tarde, pero tenía que ir a hablar con él. Tenía que explicarle toda la situación aunque eso significara tener que arriesgarse a ser atrapado por la policía. Espío sigilosamente para ambos lados cuando abrió la puerta de la salida de emergencias desde el lado contrario, y del mismo modo entró a su habitación, cerrando la puerta delante suyo.
— ¿Qué haces aquí? — Le dijo Ryo.
— Vine a verte — Respondió Tadayoshi, satisfecho por haber logrado llegar a su habitación pasando totalmente desapercibido. Se sentó de un salto a su lado, sin reparar en la bandeja con comida que descansaba a un costado de la camilla, moviéndola un poco —. ¿Cómo te sientes?
— ¿Te importa? — Le preguntó Ryo, levantando una ceja antes de secar el contenido del jugo que Tadayoshi había derramado cuando se sentó.
— Llegué hasta aquí por la escalera de emergencia y nadie me vio. Creo que merezco saberlo.
— Siempre pensando en ti — Se sonrió el aludido.
— Ryo-chan…
— ¡Estoy bien, ¿de acuerdo?! — Le dijo, finalmente, mirándolo —. ¡Casi me abro la cabeza por la mitad, pero estoy perfecto! ¡¿Qué más quieres saber?!
— ¿Qué sucedió? — Le preguntó, sosteniendo una de sus manos con ternura, dedicándole una mirada de preocupación —. ¿Por qué lo hiciste?
— Suéltame — Le pidió Ryo, susurrando y zafándose de su agarre con lentitud —. Y encima lo preguntas… No entiendo para qué viniste hasta aquí…
— Para explicarte.
— Explicarme, ¿qué?
— Todo fue una mentira.
— Eso lo tengo más que claro.
— No. Lo que te dije en la escuela fue mentira — La expresión de curiosidad de Ryo fue el pie necesario para seguir hablando —. Me di cuenta que Kurako estaba allí, Subaru me había enviado un mensaje diciéndome que ella estaba yendo a la escuela a buscar su teléfono.
— ¿Qué…? Tú… ¿Tú dijiste todas esas cosas sabiendo que ella estaba escuchándonos?
— Por supuesto. ¿De qué otra forma iba a conseguir que te dejara? Si hubiera sido por ti, habrían terminado casándose, con hijos, pero aún seguirías siendo mi amante.
— Eres… Eres un enfermo… Fuiste capaz de herir a tu propia sangre y sólo para satisfacer un deseo egoísta…
— Pero este enfermo egoísta te ama — Le respondió, sinceramente. Ryo no podía reaccionar. La expresión en el rostro de Tadayoshi le dolía.
— ¿Y los sentimientos de Kurako? ¿No te importan?
— Se repondrá — Respondió Tadayoshi, hincándose de hombros —. Lo único que importa ahora es que estamos juntos, Ryo-chan. Ya no hay ningún obstáculo entre nosotros.
Ryo parpadeó perplejo ante su sonrisa y ante la desbordante alegría del más alto.
— Si no…
— ¿Eh?
— Si no me hubieras dicho todo esto… Quizás… habría vuelto contigo… Pero… Lo que hiciste… fue demasiado bajo.
— Pero…, yo te amo… ¡Lo hice porque te amo, Ryo-chan! — Poco a poco, el rostro alegre de Tadayoshi fue transformándose en uno sombrío, como si quisiera luchar con las dudas y la angustia que Ryo estaba sembrando en su corazón.
— Eso no es amor, Okura. ¿Sabes lo que me dijo hoy Kurako? Que si le hubieras dicho antes lo que pasaba entre nosotros, ella se habría hecho a un lado. En cambio, tú, jugaste por lo bajo, le mentiste…
— ¡No es así! ¡Ella lo sabía! ¡Ella lo supo todo este tiempo! — Exclamó, encolerizado —. Desde que me enseñó los primeros dibujos que hacía de ti, yo… yo me enamoré… como un idiota — Susurró, con la mirada perdida.
— Entonces, ¿por qué no se lo dijiste? ¿Por qué… no me lo dijiste a mí siquiera una maldita vez? — Lo cuestionó Ryo, aferrándose a las sábanas, pero aún así, buscando con desesperación su mirada —. Jamás me dijiste que me amabas, siempre fui yo el único que te quise, aunque me usaras.
— Iba a decírtelo.
— Ya es tarde, Okura — Tadayoshi lo miró, pero esta vez, Ryo ya no estaba buscando su mirada —. Por favor, vete. Y no vuelvas nunca más.
Sin saber del todo muy bien qué sentir, ahogado con una incontable cantidad de sentimientos desbordando de lo más profundo de su alma, Tadayoshi salió del hospital y volvió a su casa. Se dirigió a la cocina, donde tomó un poco de todas las bebidas que allí encontró, pero ni su mente ni su corazón podían borrar a Ryo. Volvió a su cuarto y encendió la música, subiendo el volumen lo más que le permitió el equipo musical. Aún así, al otro lado del pasillo, Kurako podía oír claramente su desgarrador llanto.

Varios estruendos sobre su puerta la hicieron despertar sobresaltada. Se dio cuenta que eran puñetazos sobre su puerta, seguidos de gritos en el pasillo.
— ¡Kurako-san! ¡Abra, por favor! ¡Kurako-san!
La voz del ama de llaves la alertó, alcanzando a ponerse la camisa del uniforme escolar antes de abrir la puerta.
— ¿Qué ocurre?
— Es… Es…
Justo frente a su puerta, dos choferes alcanzaron a abrir la puerta del cuarto de Tadayoshi usando sus propios cuerpos. Aún desde su propia habitación, Kurako pudo ver el cuerpo de su hermano en medio de un charco de sangre. No pudo oír los gritos de las personas a su alrededor, corriendo escaleras abajo para llamar a una ambulancia, pidiendo por toallas para usarlas como torniquetes e intentar salvar la vida de una persona que, simplemente, prefería morir a vivir una vida sin la persona que amaba. Kurako saltó sobre el cuerpo de su hermano y lo sostuvo entre sus brazos, intentando que la sangre que emanaba de sus venas, ya no corriera, que se detuviera.
— Tadayoshi… No — Gimoteó —. Por favor… Hermanito… No, no…
— Kura-chan — El aludido mencionó débilmente el nombre de su hermana con un tono de voz musical, llamando su atención.
— No hables — Le pidió la muchacha —. Ya va a llegar la ambulancia… Por favor, no me dejes.
— Kura-…chan — Repitió Tadayoshi, intentando alcanzar una de las mejillas de su gemela, pero terminó por perder la conciencia antes de hacerlo.



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