4 de febrero de 2022

[Only Unfading Love Won't Disappear] Capítulo 01: Sobre Shinoda Kouta - Yoshikawa Yuu

Ciaossu~!!
NO TE DAS UNA IDEA DE LO QUE ME QUEMABAN LOS DEDOS HASTA QUE LE DI EL PUNTO FINAL AL PRIMER CAPÍTULO DE ESTA HISTORIA SLKSJDLSJLJDLJSDLJD. Este dorama me voló la cabeza y hace muchísimo tiempo que no me pasaba eso :))))))))))
¿Van a haber spoilers? No sé... No creo jajajaja. Como hay una ligera diferencia con el canon... Creo que la respuesta a eso sería que no. Quizás sí mencione algo sobre la familia de Kouta, pero nada más.
Es muy loco que este sea el primer fic de ese fandom :( pero es que no hay naaaaada ;_; y la verdad es que contaba con muchísimo material para que sea popular, no sé: chicos lindos, historia atrapante, misterio, ¿capaz faltaba amor? xD no sé xD
Como sea, espero que te guste :D
Enjoy~ ♥

Título: Only Unfading Love Won't Disappear.
Fandom: Chocolate sensou
Pairing: Shinoda Kouta/Yoshikawa Yuu.
Formato: Longfic.
Género: Drama, romance, smut.
Rating: NC-17.
Número de palabras: 1256.
Sinopsis: La llegada de un nuevo estudiante revoluciona a toda la academia Momose. Desde los profesores hasta los estudiantes, todos caen rendidos a los pies del nuevo rey. Pero este rey solo tendrá ojos para una sola persona, y aunque expresar sus sentimientos no sea su fuerte, hará todo lo posible para llamar su atención. 
Disclaimer: Los personajes presentados a continuación pertenecen a sus respectivos creadores. Las relaciones y trama de la historia sí son de mi autoría..
*No se admiten adaptaciones y mucho menos, PLAGIOS.
*Que tengas una feliz lectura.

Acordate que también podés seguir esta historia en las siguientes plataformas: Amor::Yaoi, AO3 & Livejournal :)
En caso de empezar a publicar en alguna otra, se avisará acá. Pero, en caso de que encuentren este fanfic en otra plataforma y no haya sido informado, por favor avísenme en los comentarios o en las redes sociales que pueden encontrar en las notas finales ya que fueron publicados sin mi consentimiento.


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Capítulo 01: Sobre Shinoda Kouta - Yoshikawa Yuu. 

El invernadero era el lugar perfecto para almorzar con tranquilidad. La cafetería y los salones de clase siempre estaban demasiado concurridos. Pero ese espacio tenía algo especial, mágico, y allí era donde Kouta solía escabullirse. Yuu no sabía porque lo había seguido la primera vez que le pidió que lo acompañara o por qué lo seguía haciendo cuando el timbre sonaba. Verlo dormir y comer algo rápido antes de regresar a clase se había vuelto parte de su rutina diaria. Según Yuu, así como estaba, dormido, hasta parecía una persona normal. Desde que apareció en la academia Momose, Kouta se había convertido en una luz que atraía a todos los que lo rodeaban como si fueran moscas. Y él no entendía qué le veían. Estaba seguro que tenía más problemas en casa de los que podía contar, pero que lo escondía todo detrás de esa sonrisa falsa que Yuu había logrado descifrar. Una suave brisa mecía sus cabellos y el sol del mediodía acentuaba sus facciones, destacando los lunares sobre su mejilla y cuello. Su estúpida sonrisa interrumpió la vista.

—Hola.

—¡Hasta que por fin te despiertas! —Yuu desvió la mirada mientras se llevaba un trozo de zanahoria a la boca—. Está por sonar el timbre.

Kouta frunció los labios y arqueó una ceja mientras cruzaba una pierna sobre la otra acostado sobre un par de sillas.

—Qué raro. Esperaba que me despertaras metiéndome los palillos en la nariz o algo así.

—De nada. —Kouta se sentó y se llevó una mano al estómago—. Ahora, ¿qué?

—¿Te sobró algo? —Yuu no sabía por qué lo seguía. Quizás se había vuelto una más de esas moscas que revoloteaban en torno a él. Resopló, pero terminó abriendo su caja de almuerzo para que Kouta agarrara algo de lo que ahí había—. Eres mi salvador.

—Acostúmbrate a traer comida tú también.

—Mañana.

—Sí, claro.

Los adolescentes se dirigieron en silencio al salón de clase. Kouta se detuvo un momento, llamando la atención de su acompañante.

—Se acerca el día de San Valentín, ¿no?

—¿Y qué con eso?

—¿No estás emocionado?

—¿Por qué debería? Es un fastidio que el casillero esté a punto de reventar por los chocolates…

—Este año no será así.

—¿De dónde nace toda esa seguridad?

Yuu desvió la mirada al darse cuenta que le había dado voz a sus pensamientos. Agradeció haber dicho eso y no algo inapropiado.

—Solo digo que yo recibiré más chocolates que tú.

—¿Es una apuesta o algo así?

Kouta puso una expresión pensativa. Yuu sabía que lo que lo siguiente que saldría de su boca sería una burla. El pálido rostro de su compañero de clase pareció iluminarse cuando sonrió de forma pícara.

—¿Será? De todos modos, preferiría recibir algo más que eso.

—¿Algo como qué?

—No lo sé. Algo que me sea de utilidad. ¿Qué puedo hacer con un envoltorio de chocolate? Solo terminaría atrayendo a las moscas.

—De hecho…

La conversación se terminó cuando Kouta vio a Nishida Tomoya, el profesor adjunto de su clase, caminando en sentido contrario a ambos por el pasillo. Yuu lo saludó con una leve reverencia y entró al salón de clases. Se sentó en su asiento, justo detrás del de Kouta, y esperó a que la clase diera inicio. Sacó lo necesario, pero la voz de una de sus compañeras sentada al lado de Kouta le llamó la atención.

—¿Qué sucede, Kouta-kun?

La forma en que se dirigió a él hizo que Yuu pusiera los ojos en blanco.

—Tengo que comprar otro estuche para mis cosas. El cierre se rompió.

—¿Quieres usar el mío mientras tanto?

Yuu apoyó su mentón sobre su mano mientras seguía observando la penosa situación de parte de la muchacha. No era la única que haría hasta lo impensado por tener unos minutos de la atención del rey.

—Muchas gracias, pero no es necesario.

El único espectador de ese espectáculo sintió sus labios curvarse hacia arriba. Kouta no solo estaba rechazando su ofrecimiento, estaba destruyendo cualquier pizca de esperanza que esa chica tuviera de mantener una relación con él más allá de aquella lejana que los unía. No entendía cómo la gente lo seguía adorando después de eso. Todos eran unos masoquistas. Y, al mismo tiempo, sentía que Kouta nunca había querido tener tal influencia sobre las personas. Sentía que el poder y la carga de ser el rey de la academia era demasiado pesado para él.

 


 

El día de San Valentín finalmente llegó. Kouta recibió un mensaje apenas entró a la secundaria, por lo que se arriesgó a ser amonestado y no pasó a cambiarse los zapatos. El mensaje decía que era requerido en la azotea.

—Qué frío… —Mientras frotaba sus manos heladas dentro de su abrigo, se giró al oír el sonido de la puerta abriéndose. Le sonrió a la persona que salió—. Buen día.

—Ah. Hola.

Yuu cerró la puerta detrás suyo.

—No pudiste elegir un lugar más cálido, ¿no?

—Solo será un momento. —El recién llegado revolvió el contenido de su mochila hasta encontrar lo que estaba buscando—. Toma.

Kouta recibió una caja envuelta con un papel blanco y un brillante moño rojo sobre uno de sus extremos.

—¿Chocolate?

Yuu resopló antes de responderle.

—Ábrelo. —Kouta, curioso, rompió el papel y abrió la caja rectangular del mismo color para encontrar un estuche para lápices. Levantó la mirada hacia Yuu y frunció el ceño—. Dijiste que preferías algo de utilidad para San Valentín. Y escuché que necesitabas uno de estos.

La sonrisa de Kouta hizo salir el sol de entre las nubes grisáceas. Literalmente. 

—Gracias, Yoshikawa.

—Hasta ahí.

—¿Eh?

—No hace falta que me digas lo mismo que a los demás.

—¿Por qué dices eso? Tú no eres como los demás.

—Porque también formo parte de Dust Kiss, ¿no?

—No. No exactamente. —Yuu conocía todas las expresiones de Kouta. Había aprendido a lidiar y a reconocer cada una de ellas en el tiempo que llevaban juntos tanto como compañeros de clase como formando parte de Dust Kiss. Sin embargo, no podía identificar la manera en la que estaba siendo observado en esos momentos—. Como sea… —Yuu sintió que el tiempo se detuvo. La brisa invernal había dejado de soplar y su mente se había quedado en blanco. Sentir el cabello de Kouta sobre su piel le daba cosquillas. Los labios besando los suyos, también. Quería cerrar los ojos, pero no quería perderse ni un segundo de lo que estaba sucediendo, de los sentimientos que revoloteaban en su interior. No sabía si debía quedarse donde estaba o huir. Aunque quisiera, las extremidades no le respondían como para hacer lo segundo. Aquel beso inesperado terminó con Yuu perdiéndose en la mirada de Kouta que le sonrió al separarse—. ¿Quieres que salgamos?

—¿Adónde?

—No me refiero a eso. —Su oyente no emitió ninguna otra palabra. Su cerebro seguía tratando de procesar qué estaba sucediendo—. Te estoy preguntando si quieres que seamos una pareja.

—No entiendo a qué viene eso.

—A nada en particular.

El impulso era una de las cosas que movían a Kouta, y Yuu sabía que esa ocasión no sería la excepción.

—¿Por qué no?

El rey guardó su regalo en su portafolios y tomó las manos de Yuu entre las suyas. Él siguió con la mirada el trayecto desde ellas hasta el rostro de Kouta, que seguía sonriendo.

—Genial. Entonces, nos vemos más tarde.

Yuu asintió con la cabeza. El invierno pareció regresar para él cuando Kouta entró al edificio. El sonido de la puerta de la azotea cerrándose lo hizo reaccionar.

—¿Qué demonios fue eso?

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