Ciaossu~!!
Esto lo puse en la fanpage, pero BMS ya tiene cantidad de capítulos confirmados ^^
Van a ser ocho los capítulos que completen esta historia. Y después, ya saben, si no leyeron More than souls, saber que es la continuación de BMS, es una buena razón para hacerlo :P (y para mí para subirla a AO3 y Asian fanfics xD) (esto de hacer setenta páginas para lo mismo no rinde xD).
Sin más, los dejo con el quinto de BMS.
Título: Before my soul was no longer mine.
Fandom: Johnnys.
Pairings: OkuTego [Okura Tadayoshi x Tegoshi Yuya], RyoTego [Nishikido Ryo x Tegoshi Yuya]
Formato: Multi-chaptered.
Género: AU, romance, smut, violento.
Rating: NC-17.
Estado: Finalizado.
Cantidad de palabras: 2465.
Sinopsis: Ryo se acerca a Yuya y Tadayoshi con intenciones de acercarlos, pero debido a lo sucedido con Yuya, él intenta alejarse de su pareja, diciéndole que cuando sea el momento, va a confiar en Ryo para contarle sus problemas.
Esto lo puse en la fanpage, pero BMS ya tiene cantidad de capítulos confirmados ^^
Van a ser ocho los capítulos que completen esta historia. Y después, ya saben, si no leyeron More than souls, saber que es la continuación de BMS, es una buena razón para hacerlo :P (y para mí para subirla a AO3 y Asian fanfics xD) (esto de hacer setenta páginas para lo mismo no rinde xD).
Sin más, los dejo con el quinto de BMS.
Enjoy y hasta la semana que viene~ ^3^ ♥
Título: Before my soul was no longer mine.
Fandom: Johnnys.
Pairings: OkuTego [Okura Tadayoshi x Tegoshi Yuya], RyoTego [Nishikido Ryo x Tegoshi Yuya]
Formato: Multi-chaptered.
Género: AU, romance, smut, violento.
Rating: NC-17.
Estado: Finalizado.
Cantidad de palabras: 2465.
Sinopsis: Ryo se acerca a Yuya y Tadayoshi con intenciones de acercarlos, pero debido a lo sucedido con Yuya, él intenta alejarse de su pareja, diciéndole que cuando sea el momento, va a confiar en Ryo para contarle sus problemas.
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Capítulo 05: Acercamiento.
Cuando
Ryo bajó las escaleras, encontró a la madre de Yuya sacando cosas que había ido
a comprar al almacén.
— Hola
— La saludó, ocasionando que la mujer se girara y le sonriera.
—
Buenas tardes, Nishikido-kun. ¿Dormiste bien?
— Sí…
Lo que pude dormir — Respondió el aludido, rascándose el brazo.
—
¿Yuya no te dejó?
— No,
es que…
— ¿No
puedes dormir si no es tu cama?
— Algo
así.
— Ya
veo — La mujer se sirvió un vaso de agua y se sentó en la mesa en medio de la
cocina —. Siéntate — Le dijo a Ryo, con una sonrisa. El aludido accedió a su
pedido —. ¿Yuya te ha comentado si le sucede algo?
— ¿Eh?
No, ¿por qué? — La mirada del morocho se clavó sobre la mujer mientras oía su
respuesta.
—
Quizás sea mi imaginación, pero creo que le pasó algo… Instinto maternal,
quizás. ¿Será que se peleó con Tadayoshi-kun? Ya van dos días que no va a la
escuela…
— No
me ha dicho nada al respecto — Le dijo Ryo, cerrando ambas manos en un puño al
haber oído la mención de la relación amorosa de sus amigos —. Creo que está
imaginando cosas — Intentó calmarla, dedicándole una sonrisa.
—
Tienes razón. Si no te ha dicho nada, entonces, no pasa nada.
—
Respecto a la escuela… Tengo pensado regresar.
— Eso
es bueno — Reconoció la mujer, prestando atención a sus palabras.
— Y quizás
con eso pueda sacarle algo a Tegoshi… Si es que le pasa algo.
— Eso
es genial — Reconoció —. A Yuya le dará mucho gusto saber eso.
—
¿Saber qué? — Preguntó el aludido bajando las escaleras restregándose los ojos.
— Voy
a regresar — Respondió Ryo.
—
¿Adónde…?
— Eres
lento, Tegoshi. ¡A la secundaria!
— ¿A
la secundaria…? ¡¿En serio, Ryo-chan?! — La reacción tardía de Yuya, hizo que
el morocho se sonriera.
—
Bueno… Al menos lo voy a intentar.
— Ve
por tus cosas, yo te explico todo lo que necesites.
—
Yuya, él tiene que regresar a su casa — Le dijo su madre, ante lo cual, el
aludido calmó un poco su entusiasmo.
— Si
no es molestia… Puedo irme a bañar, buscar mis cosas, y pasar la noche aquí.
Después de todo, si Tegoshi estuvo sintiéndose mal estos días, es mejor que no
esté solo, ¿no es así?
— Eso
es verdad — Dudó la madre del rubio, mirando a su hijo.
—
¿Puede quedarse, mamá? Por favor, por favor.
— Está
bien, está bien.
—
Entonces, en dos horas como mucho, estoy de regreso — Dijo Ryo, levantándose de
la silla. Yuya lo acompañó a la puerta, donde se despidieron. Camino a su casa,
silbando una canción, Ryo agarró su celular y marcó un número —. ¿Dónde estás?
Ah. Está bien. Espérame ahí. En una hora más o menos estoy por allí.
Jin y
su pandilla vio llegar a Ryo a su usual lugar de reunión, casualmente el templo
donde él antes se reunía con Tadayoshi. El grupo se sorprendió al verlo tan fresco
teniendo en cuenta las noches que habían estado pasando.
— ¿Qué
pasa que luces tan… tan…?
—
¿Tan...? — Le preguntó el aludido, con una sonrisa.
— No
encuentro la palabra apropiada. ¿Para qué querías verme?
— Vengo
a decirte que voy a volver a la secundaria.
— Y
eso a mí me afecta porque…
— En
nada, en realidad. Pero puedes seguir con tus planes sin mí.
— Eres
una persona bastante particular, Ryo — Declaró Jin, finalmente.
— ¿Por
qué?
— Lo
estás haciendo para ver el desenlace en primera fila, ¿no es así?
Ante
sus palabras, Ryo no pudo evitar sonreír.
—
Bueno, eso era todo. Nos vemos.
De
regreso a la casa de Yuya, no pudo evitar la sonrisa que decoraba su rostro.
Delante suyo, vio una figura bastante familiar para él. Intentando volver a ser
el Ryo de antes, se acercó sigilosamente y lo abrazó por atrás, asustándolo.
—
Okura — Llamó su atención de una forma melodiosa.
—
Ryo-chan…
El
aludido, no podía salir de su asombro. No sólo al verlo distinto a la persona
que había encontrado al ir a su casa, sino por la expresión cercana a la
felicidad que había en su rostro.
— Oye,
ni que hubieras visto a un fantasma. ¿Adónde vas?
— Voy…
a llevarle a Yuya la tarea de hoy — Reconoció el más alto, con un tono
apesadumbrado en sus palabras.
— ¡Ah!
¡Qué casualidad! Yo también voy para allá.
— ¿Sí?
¿Para qué?
— Para
que me explique qué estuvieron haciendo hasta ahora.
—
¿Quieres postularte para estudiante del año o algo así?
— Ya
era hora que regresara, ¿no lo crees?
—
¿Quieres llevarle esto por mí? — Le preguntó, en referencia al folio que tenía
entre sus manos.
— ¿Por
qué no vamos juntos? Estoy seguro de que estará feliz de verte.
Aunque
el televisor estuviera encendido, Yuya no prestaba atención a lo que estaba
diciendo la conductora del programa que estaban transmitiendo. Estaba sentado
en el sillón, con la cabeza apoyada sobre sus rodillas flexionadas. Sus ojos,
miraban la nada misma dentro de su vacío hogar. Mantuvo su teléfono en su
habitación, lejos de su alcance, todo el día, el tiempo que pudo.
No
quería recibir llamadas, mensajes o algo parecido. Necesitaba estar solo.
El
timbre sonó, quitándolo de su ensimismamiento. Supo que era Ryo, al darse cuenta
de la hora, pero grande fue su sorpresa al ver primero a Tadayoshi.
— ¿Te
gusta lo que me encontré en la calle?
La
pregunta de Ryo, lo hizo sonreír de lado. Alejarse de Tadayoshi no sería una
tarea fácil después de todo.
—
Pasen — Fue lo único que dijo, con parsimonia.
— Hola
— Lo saludó Tadayoshi, recibiendo por respuesta el mismo esbozo de sonrisa que
hizo al oír a Ryo, quien no le quitó la vista de encima al rubio, aún estando
unos cuantos pasos lejos de ambos —. ¿Te sientes mejor? — Le preguntó, entregándole
la tarea del día.
—
Algo. Gracias.
— Se
te oye cansado…
— Me
estaba quedando dormido en el sofá, eso es todo. ¿Quieres algo de tomar?
—
Estaba pensando en pedirle a Okura que se quede esta noche a hacernos compañía.
¿Qué te parece? — Declaró Ryo, ante lo cual, Yuya lo miró casi con una
expresión de terror que debió disimular rápidamente.
— Me
parece bien — Respondió el aludido, sirviendo jugo de naranja en tres vasos —.
Además, va a facilitarme las cosas contigo.
Lo que
más se le complicaba, era entender las cosas de Matemática. Nunca le habían
parecido fáciles esas cosas prácticas. Hasta podía decirse que era su materia
menos favorita, pero en ese momento se dio cuenta que incorporar cosas nuevas
le estaba costando más de lo habitual.
También
se dio cuenta que cada vez que Tadayoshi intentaba acercarse a Yuya, él lo
usaba como medio de escape, preguntándole si necesitaba algo, o si había algo
que no entendiera, saltando a su lado.
El día
y la noche pasaron tranquilos. Aunque Yuya podía ir a dormir a la cama de su
madre y dejar que sus amigos durmieran en la suya, Ryo no se lo permitió y,
evocando viejas épocas, lo convenció de dormir los tres en la misma habitación.
Habían empezado a recordar cosas de cuando eran pequeños, hasta que sólo se oyó
la voz de Ryo resonando en la habitación. Cuando giró su cabeza hacia la
derecha, se dio cuenta que tanto Yuya, a quien tenía más cerca, como Tadayoshi,
ya estaban profundamente dormidos. Pero, por más veces que lo intentara, él no encontraba
forma de quedarse dormido. No pensaba en nada, pero aún así, no podía conciliar
el sueño. Bufando, se levantó y bajó las escaleras para ir a buscar el paquete
de cigarrillos que había llevado en su mochila. Volvió al dormitorio y se sentó
frente a la ventana, alternando entre mirar la luna menguante o las pocas
personas que pasaban ocasionalmente por la calle.
— ¿No
puedes dormir?
La voz
de Yuya no lo asustó, simplemente lo sorprendió.
— No,
¿y tú?
—
Tampoco — Respondió el rubio, acercándose a él para robarle el cigarrillo que
había estado fumando y darle una probada.
— No
sabía que fumabas — La respuesta que recibió por parte del rubio fue un par de
toses que se escaparon de sus pulmones.
— No
sé…
— Me
di cuenta — Reconoció el morocho, sacándole el cigarrillo de las manos —. ¿Te
sucede algo? — Inquirió, buscando su mirada.
— No,
¿por qué?
— Te
noto raro… Es decir… a Okura también. ¿Se pelearon o algo?
— No.
Es otra cosa, pero… No viene al caso.
— Tego
— El aludido lo miró —…, sabes que cuentas conmigo para lo que necesites.
—
Gracias, Ryo-chan — Le dijo, sonriendo ante sus palabras —. Cuando sea el
momento… te lo diré.
— Así
debe ser.
— Me
voy a dormir.
— Que
descanses.
No
tardó más de cinco minutos en seguir los pasos de Yuya. Cuando regresó a su
lugar de la cama, el rubio se acurrucó en busca de calor. Se sintió satisfecho
cuando sintió el del cuerpo de Ryo a su lado. El aludido sonrió. Aunque
Tadayoshi, ajeno a todo, les estaba dando la espalda, lo abrazó. Abrazó a su
pareja, imaginándose qué expresión tendría cuando se despertara a la mañana
siguiente y los encontrara así.
El sol
de la mañana lo despertó. Abrió los ojos lentamente, con lentitud, intentando
que su vista se acostumbrara a tal resplandor. Cuando pudo abrirlos por
completo, pensó que estaba soñando. A su lado, estaba la persona que más amaba,
por quien sería capaz de dar su vida, por quien sería capaz de quitarle la vida
a alguien más. Sintió un extraño palpitar dentro de su pecho. Sintió una
calidez que recorría todo su cuerpo. Tuvo curiosidad acerca de la cantidad de
lunares que parecían oscuras estrellas sobre su rostro. Unió varios de ellos
con la yema de su dedo índice hasta que el sujeto en cuestión lanzó una
indescifrable queja, haciéndolo sonreír. De repente, aquel leve tacto llegó a
sus comisuras. A sus labios. Se relamió los propios, mordiéndose luego el
inferior, deseando tener la oportunidad de besarlos en algún momento, de
poseerlos, de no entregárselo a nadie más.
Cuando
se dio cuenta que seguir fantaseando no haría más que interferir con sus planes,
se levantó de un salto de la cama, despertando del mismo modo a su acompañante.
—
Ryo-chan — Mencionó Tadayoshi su nombre con somnolencia, restregándose los ojos
de una forma infantil —. Buenos días.
—
Buenos días — Respondió el aludido, sin siquiera mirarlo, sintiendo aún su
corazón palpitando aceleradamente.
— ¿Y
Yuya?
—
Supongo que abajo — Su corazón, que antes latía furiosamente por estar cerca de
Tadayoshi, ahora latía por la furia de oír el nombre de Yuya saliendo de sus
labios.
— Ah,
ya se despertaron — Dijo el rubio, subiendo las escaleras —. El desayuno está
listo.
—
Gracias — Dijo Ryo, pasando a su lado y yendo a la planta baja pisando fuerte
—. Voy a comer algo por ahí.
— ¿No
vas a quedarte a desayunar? — Le preguntó Yuya, girándose para mirarlo.
— No,
me olvidé algo en casa y tengo que ir a buscarlo — Respondió el aludido —. Nos
vemos en la escuela.
— Nos…
vemos — Se despidió Yuya, pero Ryo ni siquiera pareció oírlo, ya que
prácticamente huyó de la casa —. ¿Vienes? — Le preguntó a Tadayoshi, mirándolo
escasos segundos para darse cuenta que aún estaba semidormido. Estaba sentado
sobre sus rodillas sobre la cama, pero por algún motivo, parecía que no estaba
del todo despierto todavía —. ¿Tatsu? — Lo llamó, sonriendo y acercándose a él.
De un tirón, terminó sobre la cama, y siendo abrazado por Tadayoshi. Su cuerpo
no hizo más que anhelar por más calidez de la que ya estaba sintiendo pero, al
mismo tiempo, le dolía el alma por no poder ser capaz de pedírselo. Se quedó
unos pocos segundos hasta reaccionar e intentar zafarse del agarre —. Vamos a desayunar.
Si no te levantas, vamos a llegar tarde.
— El
día de hoy quedémonos aquí — Le pidió Tadayoshi, adormilado.
— Lo
dices porque tú no faltaste dos días — Logrando escaparse del agarre de su
pareja, se sentó en la cama y lo miró —. Vamos, Tatsu.
Tadayoshi
lo miró, se levantó y se dirigió al cuarto de baño. Yuya se dio cuenta que
estaba molesto con él, y no era para menos, pero no podía contarle lo sucedido,
y tampoco quería perderlo. En medio de esa encrucijada, llegó la hora de
gimnasia en la cual, sorprendentemente estaba sentado sobre las gradas, en vez
de estar en el campo de juego con sus demás compañeros de grupo. El sonido de
su teléfono celular lo volvió un poco a tierra.
—
¿Quién habla?
— “Más
vale que guardes este número, ya me estoy cansando que preguntes quién habla.”
— Sé
que eres tú, reconozco el número. ¿Qué
quieres?
— “¿Acaso
crees que estás protegido entre esas rejas, Tegoshi-kun?”
Sus
palabras hicieron que sus ojos se abrieran como platos y empezara a buscar con
la vista a algún desconocido.
—
¿Cómo…?
— “Así
no vas a encontrarme. Pero, recuerda: ni una palabra de esto a nadie. ¿Me
oíste?”
— ¿Con
quién hablas? — Le preguntó Tadayoshi, apareciendo a su lado, haciéndolo
sobresaltar y cortar la llamada.
— Ah…
Nadie… Era… un número equivocado.
— Para
que haya sido un número equivocado, estás bastante nervioso.
— No,
realmente no pasa nada. Eh… Tengo que irme… Nos vemos luego.
—
Yuya, espera — El aludido se giró para mirarlo al sentir su mano agarrándolo
con fuerza de una de sus muñecas. Desde uno de los pisos superiores, Ryo
observaba la situación, sin ser capaz de entender de qué estaban hablando a tal
distancia —. Si tienes problemas, vas a decírmelo, ¿verdad?
— Claro…
— No
tengo que preocuparme, ¿cierto?
Por
primera vez, Yuya lo miró a los ojos. Tal y como sus palabras se lo estaban
expresando, la distancia que Yuya había impuesto entre ambos, había empezado a
preocupar a Tadayoshi. Deshaciendo por unos instantes la barrera que él mismo
levantó, se sentó sobre sus rodillas y apoyó su frente a la suya, cerrando los
ojos.
— Todo
está bien — Le susurró, como si quisiera que aquellas palabras quedaran entre
ambos. Acto seguido, le dio un beso furtivo en los labios, antes de levantarse
e irse lo más rápido que pudo. Esperó a llegar al baño y encerrarse en uno de
los cubículos. Mirando la puerta cerrada del mismo pero, al mismo tiempo, con
la consciencia en un lugar aparte, se llevó ambas manos al rostro y cubrió sus
lágrimas. Aquel beso despertó sentimientos en él que debía suprimir todo lo que
pudiera, todo lo necesario para no lastimar a Tadayoshi.
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