Ciaossu~!!
¿Qué? ¿Creyeron que por ser Navidad no iba a actualizar?
( Día 03: Primera vez )
¿Qué? ¿Creyeron que por ser Navidad no iba a actualizar?
JÁ.
ILUSOS (?)
Feliz Navidad~ ^^
Enjoy~ ♥
Título: 30 days with you.
Fandom: Johnnys.
Pairings: Ryokura [Okura Tadayoshi x Nishikido Ryo].
Formato: Multi-chaptered.
Género: Romance, smut.
Rating: NC-17.
Estado: En proceso.
Capítulo: 16/ 30
Cantidad de palabras: 1793.
Sinopsis: Lo que aparenta ser una cita común y corriente, termina siendo el pedido que Tadayoshi aún le debía a su pareja.
Fandom: Johnnys.
Pairings: Ryokura [Okura Tadayoshi x Nishikido Ryo].
Formato: Multi-chaptered.
Género: Romance, smut.
Rating: NC-17.
Estado: En proceso.
Capítulo: 16/ 30
Cantidad de palabras: 1793.
Sinopsis: Lo que aparenta ser una cita común y corriente, termina siendo el pedido que Tadayoshi aún le debía a su pareja.
( Día 11: Dom/ sub )
( Día 13: Rimming )
( Día 14: 69 )
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My sixteenth day with you
Día 16: En un lugar público
Día 16: En un lugar público
Odiaba tener que esperar, y Ryo lo sabía. Aún así, hacía
casi dos horas que lo estaba esperando en aquel centro comercial con dos
entradas de cine en la mano. Todavía faltaban quince minutos para que la
función empezara. Lo había llamado incontables veces por teléfono, pero todas
ellas, o estaba apagado o fuera del área de cobertura. Cuando bajó la vista
para mirar una vez más la hora en su reloj de muñeca, un fuerte agarre sobre su
brazo lo hizo girar y correr hasta donde lo esperaba una muchacha que agarró ambas
entradas y les permitió entrar a la sala a pocos minutos de empezar la función.
Los asientos elegidos estaban algo distantes del tumulto
de gente que se agolpaba en las butacas del medio, pero la pantalla podía verse
perfectamente.
— Perdón por llegar tarde — Le dijo Ryo, una vez ambos se
sentaron en sus respectivos asientos.
— Nos sentamos mal.
— ¿Mh?
— ¿Ves los números de los asientos?
— Ya, olvídalo. Son nuestros de todos modos — Intentó
tranquilizarlo su pareja —. ¿Quieres que vaya a comprar algo?
— Un refresco está bien.
— De acuerdo — Ryo se levantó y se acercó a la vendedora
de refrescos y golosinas que recorría la sala antes que la función diera
inicio. Segundos antes de que las luces se hubieran apagado por completo, Ryo
llegó a su asiento, extendiéndole a Tadayoshi su bebida —. Aquí tienes.
— Gracias — A los cinco minutos de empezada la película,
Tadayoshi se dio cuenta que Ryo estaba particularmente inquieto, lo cual le
llamó la atención ya que fue él quien sugirió hacer esa salida. Finalmente,
pudo sentir su brazo derecho colándose por sobre su nuca, hasta llegar a su
hombro contrario. También, alcanzó a oír un sonoro suspiro de su parte, pero no
pudo entender por qué razón. A diferencia de su pareja, él estaba disfrutando
la película. Aunque era de suspenso, el drama también predominaba en la
historia. Se dio cuenta que conforme el tiempo pasaba, Ryo lo acorralaba cada
vez más contra la pared. Tadayoshi lo miró con el ceño fruncido, sólo para que
Ryo tomara su mentón para darle un apasionado e inesperado beso —. ¡¿Qué rayos
estás haciendo?! — Le dijo, en voz baja mientras intentaba agarrar su bebida en
el aire y logrando alcanzarla antes de que se estrellara contra el suelo. La
sorpresa que le había dado aquel beso dado por Ryo fue tal, que sus manos
habían aflojado el agarre de su refresco.
— Te beso. ¿Qué tiene de malo? — Le susurró al oído,
antes de agarrar el lóbulo de su oreja con los dientes.
— Ryo-chan, no — Le pidió el rubio, sintiendo la fricción
de la mano de su pareja sobre su hombría por sobre el pantalón.
— No, ¿qué? — Gimió el morocho, acariciando sus cabellos
con su mano libre.
— Estamos en una sala de cine…
— Y eso, ¿qué? ¿Crees que le van a prestar atención a una
pareja que hace el amor apasionadamente? — Le preguntó, bajando la cremallera
de su pantalón.
— P… ¡Ryo-chan! Espera! — Le dijo Tadayoshi, al borde de
un ataque de nervios, pero lejos de hacer caso a su pedido, el aludido ya
estaba masturbándolo y, sentado sobre una de sus piernas, abría lo que más que
podía la de Tadayoshi.
— Mhh… Tacchon — Gimió Ryo, sobre su oído, refregándose
sobre uno de sus brazos, oyendo como sus dedos se clavaban a ambos lados del
asiento, haciéndolo sonreír —. Me dices que espere, pero, la realidad es que no
puedes escapar de mí…
— Lo hiciste a propósito…, ¿verdad? — Jadeó el rubio.
— ¿Qué cosa? — Le repreguntó su pareja, mirándolo con una
sonrisa.
— Esto…
— Me fascina que me conozcas tanto — Reconoció,
recorriendo el contorno de su oreja con la punta de su lengua.
— Basta — Volvió a pedirle, muy a su pesar, ya que su
cuerpo reaccionaba a todas y cada una de las pruebas sometidas por su pareja en
forma satisfactoria.
— Ya es demasiado tarde — Ronroneó, empezando un camino
descendente con sus labios desde el cuello del más alto y dirigiéndose a su
entrepierna. A pesar de la prácticamente nula visibilidad, Tadayoshi podía ver
perfectamente el brillo de placer que decoraba la mirada de Ryo. Acarició sus
cabellos con ternura, antes de que él empezara a hacerle sexo oral. Agradeció
que la película careciera de escenas en silencio ya que, aunque intentaba
reprimir sus gemidos por completo, debajo suyo, Ryo hacía todo lo posible para
oírlo. De un momento a otro, volvió a incorporarse lentamente para no llamar la
atención del público, pero tal parecía que nadie había reparado aún en lo que
estaban haciendo —. ¿Ya estás listo? — Cuando se acercó a su pareja, pudo
sentir su cálido aliento sobre su cuello, su respiración entrecortada —. Creo
que no hace falta que me respondas — Reconoció, tomando su mentón para besarlo.
Llevó su mano libre a sus muslos y se separó de sus labios para decirle algo al
oído —. Si no me desvistes, no voy a poder hacértelo…
— Esto es por lo del otro día, ¿cierto? — Le preguntó,
bajándole los pantalones y la ropa interior.
— Bingo — Respondió el morocho, acariciando sus cabellos
y besando luego su frente. Ryo rodeó su cintura con las piernas de Tadayoshi,
acariciándolas de arriba abajo, sintiendo cómo aquel contacto con su cuerpo,
encendía aún más a su amante.
— ¿Sin condón?
Ryo sonrió ante su pregunta.
— Me olvidé.
— Sabía que al final no lo ibas a usar — Susurró el
rubio, suspirando la última palabra.
Mientras sus labios se encontraban lo más sonoramente
posible por parte de Ryo, Tadayoshi intentaba que no fuera así, pero el aludido
se sonreía ante la desesperación de su pareja ante una situación que él
disfrutaba sobremanera.
— ¿Evitas mis besos?
— Si no fueran tan ruidosos, los aceptaría. Pero lo estás
haciendo a propósito.
— Bueno, pero eso es lo que quería.
— ¿Obligarme a hacer el amor en una sala de cine?
— Yo ya dejé de acariciarte, y sin embargo tienes las
piernas alrededor mío. ¿Eso es obligar?
Tadayoshi se quedó inmóvil unos segundos. Al reaccionar,
empujó a Ryo hacia atrás, se levantó y cerró su cremallera.
— Hazte un lado — Le dijo a Ryo, con un ademán de mano —.
Quiero seguir viendo la película.
— ¿Eh? — Lanzó el aludido, en un tono de voz alto, de pie
frente a él y con los pantalones bajos. Su vocablo fue oído por el guardia de
seguridad que, hasta ese momento, no se había percatado de lo que estaban
haciendo.
— Disculpe, señores, pero tengo que pedirles que
abandonen la sala.
Ryo estaba por insultar a quien le habló, pero al darse
cuenta que era un guardia, se levantó los pantalones de mala gana y, chistando,
junto con Tadayoshi, lo siguieron hasta una habitación donde el hombre estaba
por dejarlos sus buenas horas, de no ser por la intervención del morocho antes que
el guardia se fuera.
— Una pregunta, ¿podría indicarme dónde está el baño?
— Claro. Allá a la derecha.
— Gracias — Le dijo el morocho que, sin mirar a su
pareja, se dirigió al baño, dándole un portazo a la puerta del cubículo.
— Lo que me faltaba, que ahora te hayas enojado — Le dijo
Tadayoshi, al otro lado.
— Púdrete, Okura — Lo insultó el aludido, quien, al no
oír más palabras de su parte, se bajó los pantalones y, sentado sobre el
sanitario, empezó a masturbarse.
— ¿Quieres ayuda con eso?
Ryo casi cae muerto del infarto. Al levantar la vista,
vio a Tadayoshi mirándolo desde el cubículo de al lado, posiblemente, de pie
sobre el sanitario contiguo al suyo.
— Vas a matarme de un infarto — Reconoció el morocho,
agarrándose la remera a la altura del corazón —. ¿Lástima?
— Ganas de hacer el amor — Reconoció el aludido, apoyando
su cabeza sobre sus brazos anteriormente apoyados sobre la división de los
cubículos.
— Qué pedigüeño eres — Soltó Ryo, alcanzando la manija de
la puerta para abrirla.
De un salto, Tadayoshi entró junto a él, encerrándose ambos
en el cubículo. A la legua Ryo podía distinguir el inconfundible aroma que
Tadayoshi desprendía cada vez que iban a tener sexo. Era algo peculiar que sólo
Ryo sentía.
— ¿De qué te ríes? — Le preguntó Tadayoshi, apoyado sobre
la puerta.
— De nada. Olvídalo — Respondió el aludido, levantándose
y acercándose a él sosteniéndose los pantalones. Tadayoshi agarró su rostro y
lo besó.
— Te necesito…
— Al final, ¿te hubiera gustado hacerlo entre esas
personas?
— Claro que no. Todavía me queda algo de vergüenza —
Respondió el rubio, rodeando el cuello de su pareja con ambos brazos.
— Sí, claro — Susurró Ryo, mientras su pareja se giraba
para quedar mirando la puerta del cubículo. El morocho, recorrió con sus manos
la espalda de Tadayoshi, levantándole de este modo la remera. Pegó su cuerpo al
suyo, mientras besaba y marcaba su blanca piel. Sentir que debajo suyo aquella
piel ajena se estremecía, lo llevaba al borde de la demencia. Soltó sus
pantalones para que cayeran al suelo y bajó los de Tadayoshi con ambas manos,
sin poder calmar siquiera un poco los deseos de hacerlo suyo. Se dio cuenta que
no hizo falta prepararlo. Podía sentir cómo su hombría entraba en el cuerpo de
su pareja con la facilidad justa y necesaria para enloquecer a ambos. Ryo se ayudó
de las manos de Tadayoshi que estaban pegadas contra la puerta para entrelazar
sus dedos a la suya y usar aquel apoyo para el vaivén de sus embestidas —. Ah…
Tacchon — Gimió el morocho.
Debajo suyo, el cuerpo de Tadayoshi se derretía. A
diferencia de la vez en que Ryo le había hecho el amor en esa posición, ahora
estaba más cómodo y no fue nada forzado, fue algo natural, que simplemente se dio. Podía sentir perfectamente sus
embestidas entrando y saliendo de su cuerpo, intentando de una vez por todas
llegar hasta su punto más sensible. Con una de sus manos, acercó el rostro de
Ryo al suyo jalando de sus cabellos para besarlo apasionadamente.
El guardia que los había confinado a aquel encierro
regresó, encontrando a los delincuentes en el mismo lugar donde los había
dejado, pero por alguna inexplicable razón, parecían haber sudado bastante y las
mejillas de ambos estaban algo rojas. Frunciendo el ceño, se acercó hasta su
escritorio.
— Ya pueden retirarse. Y que sea la última vez que hacen
espectáculos como esos — Dijo el oficial, con un ademán de mano.
Sin agregar palabra alguna, tanto Ryo como Tadayoshi le dedicaron
una reverencia antes de irse y, apenas cruzaron la puerta de salida, estallaron
en carcajadas.
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