20 de marzo de 2012

[Can you see it?] Capítulo 01 - Contrato

quieroesedvdquieroesedvdquieroesedvdquieroesedvd *se mece como loca (?)*
Innerpartysystem - Obsession
En casa


Ciaossu~
Al fin con Internet ;_______________________; *llora de felicidad*
Debo reconocer que no fue LA abstinencia, teniendo en cuenta que entraba a Facebook y Twitter desde el celular xD y más que nada a responder MPs y menciones; aproveché para borrar cosas y ver un par de cosas que dejé colgado, así que taaaaaaan mal no la pasé xD pero me alegra que EN ESTAS FECHAS me hayan habilitado todo de nuevo xD
¡¿DÓNDE ESTÁ EL ISO DEL EIGHT X EIGHTER, CHINITAS?! ¡¿EHHHHH?! ¡¿DÓNDE ME LO ESCONDEN, MALDITAS?! D:
Hasta el Blu-ray no paro, lo juro xD Y lo peor del caso es que estoy segura de que me lo voy a bajar y reemplazar los archivos de las 84758743658374 formatos en que venga... Gracias, Culebra ¬¬U por permitir que me empezara a gustar Kanjani. ACÁ tenés las consecuenciassssssssssss... Un fic ¬¬ sin terminar, pero fic en fin xD
Bueno... Me retiro... (?) Pero les dejo antes el fic :D
Enjoy~ ♥

Título: Can you see it?
Fandom: Johnnys.
Pairing: Ryokura [Aunque sería al revés, pero se le dice así a la pareja, así que BUEH xD Okura Tadayoshi x Nishikido Ryo]
Capítulo: 01/ ¿?
Formato: Serial.
Género: Angst, romance, smut.
Rating: PG-13
Resumen: Durante muchos años Tadayoshi mantuvo en secreto un amor no correspondido por Ryo. El único cómplice de aquel secreto es Shota, la única persona a la que él recurre cuando Ryo llega ebrio a su casa en busca de un refugio para pasar la noche. pero después de tantos años y estando juntos en un mismo drama, ¿podrá controlar sus sentimientos y no decirle nada a su tan querido amigo?


 Capítulo 01: Contrato
 
Había llegado a su casa hacía menos de media hora. Abrió la heladera en busca de comida, tras ser advertido por su estómago acerca de la falta de contenido en su interior. Apoyó su mano sobre el mismo al oír el sonido proveniente de él, esbozando una sonrisa.
- Ya, ya, vamos a ver qué comemos hoy, ¿sí?
El sonido del timbre interrumpió su conversación, llamándole la atención, preguntándose quién sería capaz de llegar a su departamento a esa hora, suspirando sonoramente antes de posar su mano sobre el picaporte en forma molesta, ya que al día siguiente tendría finalmente su día de descanso semanal, deseando internamente que al abrir la puerta, no hubiese nadie al otro lado de la misma. Giró el picaporte y abrió la puerta. Sus ojos se abrieron como platos al ver a la persona que estaba frente a él.
- Hola – Dijo, levantando el brazo, tropezando con absolutamente nada al hacer aquello. Se sostuvo del umbral para no terminar de cara al suelo -. ¿Puedo pasar?
Lo miró, sabía que iba a decirle que sí, como siempre solía hacerlo cada vez que llegaba a su casa en ese deplorable estado de ebriedad, en busca del refugio que él siempre solía darle.
- Claro – Le dijo el dueño de casa, abriéndole más la puerta para dejarlo entrar. Su cuerpo entró al departamento en forma torpe. Él no se movió de su lado, sabía que tarde o temprano iba a tropezar incluso con sus propios pies… Como solía hacerlo cada vez que llegaba a su casa.
Finalmente sucedió, al intentar desanudarse los zapatos que no tenían cordones, su cuerpo quiso encontrarse de la peor forma con el suelo, pero sus brazos lo sostuvieron, generando una carcajada por parte del recién llegado. Podía sentir su cuerpo en contacto directo con el suyo. Juraría haber oído el respingo que dio su corazón al tenerlo tan cerca, como siempre le sucedía al tener un acercamiento de aquel tipo, del cual la otra parte, obviamente, no tendría la menor idea al día siguiente.
- Ops, perdón…
- Está bien – Susurró el dueño de casa, pasando su brazo alrededor de su nuca y rodeando su cintura con la mano para ayudarlo a caminar y llevarlo de ese modo el living. Lo sentó sobre el sofá y lo miró -. Con razón saliste más temprano que el resto, Ryo.
El aludido lo miró, con una media sonrisa.
- Bueno… No se puede hacer nada, ¿no?
- Claro que no – Cruzándose de brazos -. No puedes enseñarle trucos nuevos a un perro viejo.
- ¿Quieres decir que soy tu perro?
Bajó la cabeza. Debió hacerlo, de no ser así, hubiera sido capaz de hacerle quién sabe qué cosa en ese lugar, aún con él en esa condición, pero, si había mantenido ese amor en secreto por tanto tiempo, podía aguantar un poco más, ¿verdad? Sonrió por lo bajo, levantando la vista cuando oyó el sonido del televisor encendiéndose. Ryo se había cansado de mirarlo, de quizás, provocarlo para encontrar una respuesta, y se puso a ver la televisión.
Sonrió y se quedó mirándolo unos instantes, antes de dirigirse a la cocina.
- ¿Quieres que te traiga algo?
- ¿Tienes una cerveza? – Preguntó a modo de pedido, sin sacar la vista del televisor.
- ¡¿Vas a tomar todavía más?! – Exclamó, dirigiéndose a la cocina.
- Una más – Dijo, con voz aniñada, provocando su sonrisa. Abrió la puerta de la heladera y sacó una lata de cerveza, pero al regresar al living, halló a Ryo durmiendo plácidamente con la cabeza ligeramente ladeada hacia la izquierda aún con el control remoto en la mano abierta. Le sacó el aparato con sumo cuidado para no despertarlo, apagó el televisor y volvió a la cocina a guardar la bebida, agarrando antes su celular. De pie frente al mismo, en compañía del silencio, suspiró. Abrió su teléfono celular y marcó un número, empezando a hablar apenas la persona al otro lado respondió la llamada.
- Ryo… Está aquí…
- “Ese Ryo… ¿Será posible que no te deje en paz siquiera en tu día libre?
Sonrió. Quizás eso era lo que buscaba al haberlo llamado. Algo que lo hiciera sonreír.
- Creo que sigue mal por eso.
- “Oye, Tacchon, nosotros vivimos algo parecido con Uchi, pero no por eso lo seguimos sufriendo, ¿no?
- Pero lo de Uchi…
- “Sí, bueno… No había sido por voluntad propia, pero… Bueno, ¡lo que sea! Fue Ryo quien decidió irse.
- Lo sé…
- “No puede estar lamentándose eternamente por eso. Ya no es un niño.
- Lo sé…
La voz masculina al otro lado guardó silencio. Tadayoshi oyó un suspiro de su parte.
- “¿Desayunamos mañana?”, le pidió, cambiando por completo su tono de voz.
- Claro – Respondió el morocho con una media sonrisa.
- “El otro día fui a una cafetería en la que servían cosas exquisitas.
- Está bien, envíame la dirección por mensaje.
- “Ok. Nos vemos.
- Nos vemos.
Cortó la llamada  y volvió al living, hallando ahora a Ryo de brazos cruzados, acostando sobre el sofá. Entró a su habitación y regresó con una manta para cubrirlo. Se quedó unos segundos mirándolo, sonriendo luego antes de regresar a su cuarto, cerrando la puerta a su paso.

Al día siguiente, preparó algo de comida que dejó sobre una bandeja sobre la mesa ratona en el living, con una nota para Ryo. Al mirarlo, notó que faltaba mucho tiempo para que se despertara, por lo que se fue sigilosamente, dejándole la llave del departamento al lado del desayuno.
Tras leer la dirección de la cafetería en su teléfono celular, llegó a la misma caminando, puesto que no estaba demasiado lejos de su casa y el clima lo acompañaba.
Entró al negocio, con enormes ventanales dando a la calle y encontró a uno de sus compañeros de banda y amigo sentado en medio del lugar, leyendo el menú.
Se acercó a él y apoyó sus manos sobre el respaldo de la silla que se encontraba frente suyo. Lentamente el rubio levantó la vista. Pudo notar por su ceño fruncido que de no ser él quien se encontraba frente suyo, lo llenaría de insultos, pero aquella expresión fue reemplazada rápidamente por una amplia sonrisa.
- ¿Estabas viendo el menú? – Preguntó el morocho, sentándose en la silla.
- Sí, pero estaba esperando a que llegaras para ordenar – Dejó de mirarlo para llamar al mozo con una seña, quien se acercó rápidamente para tomar sus pedidos. Una vez el muchacho anotó los mismos en una pequeña libreta, se fue, dedicándoles una reverencia -. ¿Y bien? – Preguntó finalmente Shota, apoyando ambas manos sobre su mentón, mirando fijamente a su amigo.
- ¿Y bien, qué?
- Me dijiste que Ryo-chan fue de nuevo a tu casa…
- Sí, pero… Estoy seguro que es porque soy el único que es capaz de no darle con la puerta en la cara aunque llegue a las tres de la mañana.
- Lo entiendo…
- ¿Adónde quieres llegar? – Preguntó Tadayoshi entre risas, obteniendo por respuesta tan solo un parpadeo por parte de Shota -. El bar donde suele ir está cerca de casa, Yasu. Nada más.
- Ah – Dijo, antes de que el mozo trajera su pedido -. Entonces, ¿qué sucede?
- No lo sé – Suspiró el morocho, sin perder su sonrisa. El sonido del celular de Tadayoshi lo interrumpió, atendiendo él la llamada -. ¿Diga? E… ¿Ehh? N… No sabía nada… Ah, está bien – Se levantó de la silla, cortando la llamada, pero fue alertado por Shota.
- ¿Sucedió algo?
- Me acaban de decir que tendría que estar en la agencia hace media hora…
- ¿Ehhhh? ¿Para qué?
- Para contratarme para un nuevo dorama…
- Bueno, más vale que te apures, sino no creo que obtengas el papel – Shota agarró los palillos que se encontraban frente a él, los separó y agarró el bowl con arroz que lo esperaba para ser devorado -. Yo pago esto, no te preocupes – Agregó, guiñándole el ojo.
- Ja, ja - Rió sarcásticamente el morocho, llevándose un pedazo de carne entre sus manos antes de irse.
Tomó un taxi, indicándole la dirección de la agencia de publicidad donde trabajaba, pero un repentino embotellamiento lo dejó justo en frente de no ser por el parque que lo separaba del edificio. Cruzado de brazos y piernas, el nerviosismo era notorio en el rápido movimiento ascendente y descendente de una de sus piernas. Bufó y terminó sacando dinero de su billetera para dirigirse al chofer del vehículo.
- Hasta aquí está bien, quédese con el vuelto.
Tadayoshi salió del vehículo y cruzó el parque a toda carrera, entrando completamente agitado a la empresa en el momento justo en que su celular volvía a sonar.
- ¿Adónde están reunidos? – Preguntó, por demás agitado a su representante -. Ah, está bien, voy para allá. Sin detenerse ni por un instante, optó por subir las escaleras a toda prisa. Llegó al quinto piso del edificio y entró a uno de las pocas salas en ese piso, dedicándoles una reverencia a sus futuros o no, compañeros de trabajo.
- Bienvenido, Okura-san.
- Disculpen mi tardanza – Dijo el morocho, incorporándose.
- No hay problema, no tenemos apuro alguno – Dijo un hombre de no más de cuarenta años, de un rizado cabello corto color azabache, peinado un mechón del mismo hacia adelante, buscando cubrirle el ojo, pero fallando al encontrarse con un par de anteojos que decoraban los mismos -. Puedes sentarte.
- Muchas gracias – Dijo el muchacho, recuperando el aliento.
Tadayoshi cerró la puerta de la sala y se sentó casi al final de la enorme mesa rectangular plagada de lo que parecían ser los guiones de aquel nuevo dorama. Se sentó y suspiró.
- Al fin llegas.
Reconoció aquella voz, por lo que sus ojos se abrieron para poder mirarlo. Tenía su cabeza apoyada sobre su mano. Su boca se había ensanchado hasta formar una sonrisa al ver la manera con la que él lo estaba mirando. Sus ojos delataban que la noche anterior había estado de fiesta.
- Ryo…
- ¿Sabes de qué se trata el dorama? – Le preguntó el muchacho, antes de extenderle un libreto de los varios que estaban a su derecha.
- Ehh… No – Respondió el aludido, agarrando el libreto entre sus manos.
- Es una precuela de Last friends. Recuerdas aquel dorama, ¿no?
Tadayoshi podía jurar que los ojos de Ryo brillaron al recordar el simulacro de pelea que tuvieron en uno de sus conciertos, él personificando a Tsubaki Jun de “Yasuko to Kenji” y Ryo a Oikawa Sousuke de “Last friends”.
- Claro que sí – Dijo Tadayoshi, agachando la mirada mientras una de sus manos abría el libreto frente a él -. Y… ¿Cuál vendría a ser mi personaje? – Volvió su mirada a Ryo.
- El de Yuushi, el mejor amigo de Sousuke – Respondió el morocho.
La mano que sostenía el libreto abierto, se soltó, dejando que las hojas volvieran a su lugar automáticamente. Levantó la vista, dirigiéndola a Ryo, quien lo miraba, sonriendo.
- ¿Eh? – Atinó a preguntar Tadayoshi, en un susurro.

La reunión terminó antes de lo esperado y agradeció que, salvo su representante, no recibió regaño de ninguna otra persona. El sonido de su estómago pidiéndole un poco de comida lo volvió a la realidad, ocasionando que de sus labios se escapara un leve quejido. Pero unas llaves surcaron su vista, viendo a la persona que se las extendía al lado suyo.
- Ryo…
- Gracias – Le dijo el morocho, devolviéndole el juego de llaves a su dueño.
- No… De nada…
- ¿Desayunaste algo?
- Eh… No – Respondió, sintiendo un leve ardor en sus mejillas.
- Bueno, vamos. Yo te invito – Dijo Ryo con una sonrisa en el rostro.
Tadayoshi se dedicó a seguirlo, saludando junto con él a las personas que se cruzaban camino a la cafetería.
- ¡Ryo-chan!
No pudo ver quién, pero sí supo que era un muchacho quien se abalanzó sobre su compañero, ocasionando que su ceño se frunciera.
Estaba vestido con una remera larga, unos pantalones de jeans y unas botas ocre, mientras que sobre su cabeza llevaba un sombrero negro.
- Tanto tiempo, Tegoshi – Lo saludó el morocho, con un sonoro beso en la mejilla -. ¡Ah! – Dijo Ryo, percatándose de la presencia de Tadayoshi a su lado, por lo que soltó a Yuya, quién reparó en el muchacho.
- Buenos días, Okura-san – Dijo el menor, dedicándole una reverencia.
- Hola – Respondió secamente el aludido.
- ¿Estás de paso? Nosotros vamos a comer algo por ahí.
- Ah… Lo siento, pero… Tengo que ir a una sesión de fotos y ya estoy llegando tarde – Respondió el rubio, apenado.
- Toma no quiso soltarte, ¿eh? – Lo codeó Ryo, guiñándole el ojo, ocasionando una mueca de sorpresa en el rostro del aludido.
- E… ¿Ehhhh?
- Vamos, Tegoshi, Toma me lo dijo. ¿Acaso crees que iba a tardar mucho en abrir su enorme bocota?
- Ah, bueno… Yo…
Yuya agachó la cabeza, rascándose la nuca, generando la risa en su oyente más cercano, a quien Tadayoshi no le quitó la mirada ni por un segundo.
- Bueno, lo mejor es que vayas yendo, o vas a recibir el doble de regaño.
- S… ¡Sí! – Reconoció el aludido, levantando la cabeza rápidamente dejando sus mejillas rojas visibles ante cualquiera que pasara por el lugar. La risa de Ryo aumentó su volumen, terminando por empujar suavemente a Yuya para que siguiera su camino.
- Ya, vete de una vez – Le dijo, despidiéndose de él con un gesto con la mano, caminando en sentido contrario al suyo junto a su compañero de banda.
- ¿Qué sucedió con Ikuta?
- Ah, están saliendo – Respondió Ryo con toda naturalidad.
- ¿Eh?
- Toma y Tegoshi están saliendo – Afirmó. Tadayoshi buscó procesar sus palabras. Pensando, no en aquella relación, sino en un tiempo mucho más pasado, en el tiempo en que Ryo compartía camarín con aquel muchacho llamado Yuya. Bien sabía de los encuentros casuales de Ryo con Tomohisa, siendo el mismo Ryo quien le puso fin por aburrimiento cuando la realidad estaba muy lejos de ser ella, siendo el verdadero motivo los encuentros que sabía que él tenía con diversas mujeres. No lo tomaba en serio y Ryo odiaba eso. Porque lo amaba, algo tan simple como eso. Él sabía todo de Ryo, incluso más que el propio Ryo. Pero Tadayoshi siempre había estado a sus espaldas, sin forzar a que sus ojos lo miraran sólo a él, posándose aquellas orbes sobre él tan solo cuando necesitaba de su ayuda. Sabía que Ryo lo quería mucho, pero ese cariño distaba mucho de ser como el suyo, distaba mucho de sus propios sentimientos para con él. Suspiró. Lo amaba. Y demasiado -. ¿Sucede algo?
Estaban bajando las escaleras cuando Ryo le habló. Su oyente sólo le sonrió y negó con la cabeza.
- No, nada. Estoy un poco cansado, creo.
- Perdóname por ir a tu casa sin avisar – Murmuró Ryo, en parte, avergonzado de sí mismo.
- No te preocupes, no hay problema.
- Gracias, Tacchon – Le agradeció, mirándolo a los ojos -. Gracias por estar siempre, aunque sea así de molesto algunas veces.
- Ya te dije que no hay problema. No sigas diciendo esas cosas o voy a terminar enojándome en serio, Ryo-chan.
- Está bien, está bien – Dijo el aludido, levantando ambas manos -. Si me dices Ryo-chan es porque te estás empezando a enojar.
Tadayoshi se lo quedó mirando, pensando en si aquello era cierto. Agachó la cabeza.
- Ah… ¿Sí?
- Sí, ¿no te habías dado cuenta?
- Para nada.
Ryo ensanchó su boca hasta volverla una sonrisa.
Llegaron a la cafetería, donde Ryo le dijo a Tadayoshi que se sentara en una mesa vacía, a la cual él iría una vez tuviera su almuerzo en las manos.
El menor se sentó cerca de los enormes ventanales de la empresa y suspiró largamente, llevándose ambas manos a la cabeza. Trabajar al lado de Ryo en un dorama había sido un sueño hasta el momento incumplido, y muy deseado. En parte estaba feliz de que le hayan dado aquella oportunidad, pero… Si su personaje era su amigo… Quería decir eso que el contacto iba a ser demasiado estrecho, ¿no es verdad? Después de todo, todo era matketing. Volvió a suspirar. En esos momentos, la idea de estar a su lado, de tener que estrecharlo entre sus brazos, de darle palabras de aliento… Sabía que no iba a poder contenerse. Sabía que tarde o temprano, él…
- ¿Tatsuyoshi? – Lo llamó el mayor, dejando una bandeja con comida frente a él, mirándolo con una visible expresión de preocupación -. ¿Estás bien?
- ¿Eh? Sí, sí – Respondió rápidamente, haciéndose el cabello hacia atrás con una mano -. Sí…
- No se te nota – Volvió a decir Ryo, devorándose un poco de verdura.
- Creo que… mejor me voy a casa – Murmuró Tadayoshi, levantándose.
- ¿Tienes sueño? De nuevo, discúlpame – Se sinceró el muchacho, sonriendo apenas.
- No, no te preocupes… por eso – Le dijo su compañero, forzando una sonrisa.
- Oye, no te olvides el guión – Le indicó Ryo, señalando el libreto con los palillos -. No quiero tener que regañarte el primer día de filmación.
- Sí, ¿no?
Tadayoshi agarró el libreto entre sus manos y se fue, tranquilamente, o al menos, aparentando tranquilidad. La verdad es que estaba por demás nervioso y lo menos quería era arruinar una oportunidad así con esa cosa estúpida a la que llaman amor.
Saliendo de la empresa, vio a dos personas bajando las escaleras, charlando y sonriendo. El menor, estaba tomado del brazo del mayor, a quien no le molestaba en lo absoluto aquel acto. Eran Yuya y Toma. Se los quedó mirando, de pie en las escaleras, recordando las palabras de Ryo, pensando en por qué no podían ser ellos los que estuvieran así. Sonrojado, negó con la cabeza, pensando en que Ryo no es tan meloso como para hacer eso. Sonrió, aunque quisiera no pensar en él, el mínimo acto de una persona hacía que lo comparara con él.

2 comentarios:

  1. Me gusta esta historia, pobre Tachon y su amor unilateral

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    1. Eso hasta que Ryo-chan se dé cuenta de los sentimientos de Tacchon~ ♥ xD

      Creo que el Ryokura es una de las parejas que las tiene más o menos fácil en mis fics xDU

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