8 de abril de 2012

[Can you see it?] Capítulo 02 - Besos

Estoy de aburrida...
錦戸亮 - Scarecrow
En casa


Ciaossu~!!
Hace bastante que no actualizaba xD y tendrán que esperar a otro bastante para otra actualización porque mi inspiración... La sigo buscando... xD
Ni inspiración para escribir una entrada tengo... Antes de que se pase el día...
¡¡Felices pascuas~!!
Espero que no se me hayan empachado con tanto chocolate D:
Sin más, las dejo con el segundo episodio de Can you see it? ^^
Enjoy~ ♥

Título: Can you see it?
Fandom: Johnnys.
Pairing: Ryokura [Aunque sería al revés, pero se le dice así a la pareja, así que BUEH xD Okura Tadayoshi x Nishikido Ryo]
Capítulo: 02/ ¿?
Formato: Serial.
Género: Angst, romance, smut.
Rating: PG-13
Resumen: Finalmente uno de los sueños de Tadayoshi se hace realidad: trabajar en un dorama junto a la persona que ama. Pero aquel acercamiento puede traerle un fuerte dolor de cabeza...


Capítulo 02: Besos



No había podido dormir. El reloj despertador descansaba sobre su pecho. La alarma estaba puesta, pero sabía que no había necesidad de que sonara.
- Maldito Ryo – Musitó, segundos antes de que la alarma sonara, apagándola Tadayoshi rápidamente. Suspiró, mirando el techo, y se llevó un brazo a sus ojos, cubriéndolos. Se levantó de un salto, lo menos que quería era llegar tarde por segunda vez.
Llegó a los estudios de filmación, guiado por un mensaje de su representante. Al abrir la puerta en forma casi sigilosa, se encontró con una representación de una situación de violencia familiar. El niño pequeño al que estaban golpeando, de seguro era la versión pequeña de Sousuke, el personaje de Ryo. A los pocos minutos, se oyó un grito de “¡corte!”, dada, obviamente, por el director, quien se levantó de su cómoda silla para acercarse a una de las tantas personas que estaban a su alrededor. Tadayoshi se quedó boquiabierto, no era la primera vez que veía a Ryo con un uniforme de secundaria alta, pero definitivamente aquel atuendo le sentaba muy bien.
- Usted es Okura-san, ¿verdad? – Al girar su cabeza a la izquierda vio a una muchacha de no más de veinticinco años, de cabello azabache claro atado torpemente con una hebilla. Llevaba una remera de mangas largas a rayas negras celestes y rosas y una bermuda de jean. Un delantal crema con un enorme bolsillo lleno de quien sabe qué cosas y hebillas colgando sobre el borde del mismo terminaban de vestirla. Eso sin contar su amplia y brillante sonrisa.
- Sí, yo soy Okura Tadayoshi – Dijo el muchacho, dedicándole una reverencia.
- Mi nombre es Morimoto Rika, soy la maquilladora y peluquera – Dijo la muchacha con una sonrisa, girándose unos noventa grados para indicarle un camino repleto de gente al recién llegado -. Acompáñeme por aquí - Tras entregarle un traje igual al de Ryo de un perchero, Rika lo condujo a una habitación contigua -. Aquí puede cambiarse. Cuando salga, me haré cargo de su – Hizo señas con su mano respecto a su cabello -…
- ¿De mi cabello?
- Eso… Sí – Se quedó unos momentos inspeccionando con la vista el cabello de Tadayoshi, ocasionando que él sonriera.
- ¿Sucede algo malo con mi cabello?
- No, nada, es que creo que es perfecto así como está – Respondió la muchacha, sonriendo -. Buenos, nos vemos dentro de un rato.
Tadayoshi volvió a sonreír una vez que Rika se fue. Hacía mucho tiempo que no veía a una joven tan llena de vida. Aunque no tenía apuro alguno, optó por cambiarse lo más rápido posible. Al salir, la figura de Rika se asomó de uno de los lados de la puerta.
- ¿Me veo bien?
- Bueno… Parece un idol – Dijo la muchacha, riendo -. Sígame.
- No hace falta el formalismo – Tadayoshi siguió sus pasos hasta una silla con una pequeña mesa con cosas tanto de peluquería como de maquillaje, pero la verdadera magia de Rika era traspasada a él por los objetos que llevaba dentro de su delantal.
- Lo siento, pero no logro acostumbrarme – Dijo Rika, empezando a maquillarlo apenas.
- ¿Hace mucho que trabajas aquí?
- ¿Eh? No, empecé hace poco.
- Ah, me parecía no haberte visto por aquí. Aunque… Bueno… Hace mucho que no vengo a estos estudios.
- Ya veo – Dijo la muchacha, con una sonrisa -. Ya puede abrir los ojos.
- Oye, Tatsuyoshi, ni se te ocurra flirtear con ella – Dijo Ryo, apareciendo de brazos cruzados al lado de Rika.
- No sé a qué te refieres.
- Así es, Nishikido-san. Sólo estábamos charlando – Bufó la muchacha, guardando un peine y marchándose ofendida del lado suyo, ocasionando que Ryo estallara en risas.
- Ella es la sobrina del director del dorama – Señaló Ryo.
- Ah, ya veo… De todos modos, no tenía pensando tener algo con ella – Aclaró, mirándolo.
- Lo sé, lo sé. Sueles ser así de atento con todo aquel que te rodea – Dijo, palmeándole el hombro -. Te ves bien así – Declaró Ryo, casi en un susurro, ocasionando que la mirada de Tadayoshi se posara sobre la suya -. ¿Vamos?
- ¿Adónde?
- Pues, ¿adónde más? A grabar – Respondió el aludido entre risas.
Tadayoshi dejó que se acercara primero al set de filmación, siguiéndolo él escasos pasos más atrás, donde siempre había estado y desde donde siempre lo había seguido. Se quedó unos pocos segundos de pie, antes de ingresar al set. O se acostumbraba de una maldita vez a esa forma tan propia en la que Ryo lo trataba o iba a terminar cometiendo una locura. Suspiró y dejó que las luces del lugar le llegaran por completo. La filmación había empezado.

Un vehículo negro andaba sigilosamente por las calles japonesas, casi sin hacer sonido alguno. Se detuvo frente a un edificio. Su conductor miró a su acompañante.
- Gracias por traerme – Le dijo Tadayoshi, antes de abrir la puerta rápidamente.
- Tatsuyoshi – Lo llamó Ryo, logrando la atención del muchacho, quien metió apenas la cabeza dentro del automóvil para mirarlo -… ¿Quieres que cenemos juntos?
- ¿No estás cansado?
- Para nada – Respondió el aludido.
- Pasa, entonces. Es sólo que… Pensé que ibas a estar cansado por la filmación.
Algo en lo profundo del alma de Tadayoshi le decía que lo mejor sería no estar junto a él. Algo dentro suyo, le diría que algo iba a suceder, pero  a ciencia cierta no sabía qué sería aquello.
La cena pasó muy amena, hasta que Ryo agarró una de las tantas botellas que Tadayoshi tenía a modo de colección de regalos y vertió su contenido en dos copas. El dueño del lugar regresó de la cocina tras haber llevado las cosas utilizadas para la cena y miró a Ryo de brazos cruzados.
- No pongas esa expresión, no te favorece – Dijo el muchacho, ocasionando la risa en el segundo, quien se sentó en el suelo y agarró su copa.
- ¿A qué se debe? – Preguntó, mirando la bebida a través del cristal de la copa.
- Por el dorama. Y porque estamos trabajando juntos en él.
Tadayoshi lo miró de reojo. No hicieron falta tantos segundos como para que notara la forma normal con la que Ryo había pronunciado aquellas palabras. Después de todo, para él, sólo era un amigo más del montón que tenía. Sonrió y alzó la copa, buscando la de Ryo, quien con una amplia sonrisa, chocó su copa contra la suya, bebiendo luego ambos un poco de vino.
Las horas habían pasado entre anécdotas y comentarios acerca del pasado y respecto al futuro que poco a poco se acercaba a ellos.
- ¡Ah! ¡Ya sé! – Dijo Ryo -. ¿Quieres que practiquemos algo más del libreto? Hay algo que – Estiró su cuerpo hacia la derecha, dando con la pequeña mesa al lado del sillón donde descansaba su bolso, del cual sacó su guión para empezar a hojearlo en busca de una página concreta -… no me quedó claro…
- ¿Qué cosa? – Preguntó Tadayoshi, dejando su copa sobre la mesa ratona.
- Esto, mira – Respondió Ryo, a escasos centímetros de su rostro, acercando el guión a su cuerpo, rozando apenas su pierna con el brazo.
Ryo le estaba hablando, o al menos eso creía. Era culpa de alcohol, estaba seguro, pero lo único que podía oír en ese momento eran los latidos de su propio corazón. Tadayoshi tragó en seco. Estaba por suceder, lo sabía, y también sabía que algo malo también.
- Te amo – Murmuró, en medio del discurso que le estaba propinando su compañero.
Aquellas dos palabras generaron un incómodo silencio. El dedo de Ryo que se movía línea tras línea dentro del guión se detuvo. El emisor cerró los ojos con fuerza, percatándose en ese momento de sus palabras.
- ¿Qué? – Le preguntó Ryo, sonriendo sobradamente, mirándolo con el ceño fruncido -. Es una broma, ¿no?
Lo siguiente que oyó Tadayoshi fue el sonido de su corazón y de todo ese amor que le tenía a la persona que estaba frente a él quebrándose en varias partes. Hubiera preferido quedarse con la primera pregunta y hacer oídos sordos a la segunda, pero la mirada inquisidora de Ryo se lo impidió.
- No, no lo es – Ya no podía echarse atrás, o le decía la verdad o quedaría como un estúpido borracho. Su respuesta resonó de forma tal en las cuatro paredes de aquella habitación que le ocasionó un fuerte dolor de cabeza.
Ryo volvió a sonreír,  a medida que se levantaba y guardaba el guión en su bolso.
- Creo que te hizo mal el vino, Okura – Le dijo, buscando rápidamente la salida, como su fuera la presa perfecta de un lobo hambriento. Y eso mismo fue, Tadayoshi  fue capaz de leer sus movimientos y empujar su cuerpo contra la pared.
- Te amo – Volvió a soltar, mirando a Ryo a los ojos. Sabía que no iba a tener otra oportunidad y aunque al día siguiente tuviera que verlo, ya no podía controlar sus actos ni el ardiente deseo que tanto tiempo había callado. Sus labios se posaron sobre los suyos. No quería soltarlos, tenía miedo a moverse, a soltar el agarre que él mismo había puesto sobre sus brazos, llegando incluso a apretarlos por miedo a que se alejara. Cerró los ojos, como si eso hiciera que aquel beso durara más tiempo, imaginando que aquel beso sería eterno, pero no fue así. Soltó sus labios muy a su pesar y suspiró sobre ellos, abriendo sus ojos lentamente, encontrándose con la sorprendida mirada de Ryo mientras soltaba el agarre sobre sus brazos para que sin hacer nada para evitarlo, lo dejara ir corriendo de su casa.
Cerró los ojos y sonrió. Se quejó por el dolor de cabeza y entró al cuarto de baño. Una ducha antes de dormir no le vendría mal, ni a su cuerpo ni a conciencia misma. Pero aunque no quisiera, sonreía como un idiota al recordar el dulce sabor de los labios de Ryo, de aquellos labios que había deseado por tanto tiempo y que nunca más tendría el placer de probar, menos aún tras ser indirectamente rechazado por su dueño. Nunca más sería capaz de olvidar aquella mirada burlona con la que le había preguntado si sus sentimientos para con él eran una broma.

Un chirriante sonido lo despertó. El sujeto entre las sábanas estiró su mano para apagar el despertador, pero el sonido seguía retumbando en la cabeza. Al sentarse apenas en la cama, notó que el sonido provenía de su propio teléfono celular, el cual con la usual lentitud matutina tomó entre sus manos y abrió para responder la llamada.
- Diga – Musitó apenas, mucho más dormido que despierto, llevándose una mano para peinar un poco sus despeinados cabellos.
- “¿Okura-kun?”, era la voz de su manager, por lo que sus deseos de matar gente, se apaciguaron un poco. “¿Puedes ir a buscar a Nishikido-kun?
- ¿Eh? – Ese nombre era lo último que quería oír, pero, de nuevo, llegaba a su mente lo ocurrido la noche anterior -. ¿Por qué? ¿Sucedió algo?
- “No responde las llamadas y tendría que haber estado aquí hace una hora.
Aquellas palabras, de alguna manera, despabilaron a Tadayoshi por completo. Si había ido al bar y no había pasado la noche allí…, ¿dónde demonios se había metido? ¿Estará bien? ¿Le habrá pasado algo? Todas aquellas preguntas pasaban por la mente del morocho, reaccionando tan solo para decirle a su manager que iría a buscarlo a su departamento y le preguntaría al resto de sus compañeros de banda acerca de su paradero antes de finalizar la llamada.
Salió corriendo en dirección al departamento de Ryo, llegando al mismo casi sin aliento. El portero le cedió la llave maestra para que pudiera entrar al departamento, lo cual Tadayoshi agradeció enormemente, temiendo lo peor. El resto de Kanjani negó saber acerca de Ryo, lo cual no hizo más que preocuparlo más de lo que ya estaba, empero, Shota le dijo que lo buscaría camino al set de filmación, ya que estaba en su día libre y le parecía hasta divertido verlos filmar juntos.
Al entrar al departamento de Ryo, Tadayoshi descubrió envoltorios de golosinas, paquetes de snacks abiertos y colillas de cigarrillos por todo el suelo. De algo estaba seguro, Ryo no estaba solo.
- ¡Ah! Perdón - Su vista se desvió de la deplorable escena para posarla en la estilizada muchacha que salía del cuarto de Ryo, terminado de acomodarse el cabello lo mejor que podía. Tadayoshi no dijo nada, no podía. ¿Tan por el piso había pasado sus sentimientos? ¿Tan poco le había imortado sus palabras? Se sintió un idiota por estar en ese sitio, por haberse preocupado sobremanera por él cuando sabía que Ryo ya no tenía retorno -. Que tenga buenos días – Musitó la morocha, antes de irse casi corriendo del lugar.
Tadayoshi se quedó en su sitio. La puerta del cuarto de Ryo estaba semi abierta pero no lo suficiente como para que ser capaz de ver lo que sucedía en su interior. Tenía miedo de entrar, y si lo hacía, ¿cómo lo encontraría? ¿Qué le diría?
Con pasos lentos, abrió más la puerta, adentrándose en aquel lugar. La única luz era la del sol entrando por la ventana. De algo estaba seguro: el cuarto estaba limpio. Hasta las colillas de cigarrillo estaban en el cenicero. Miró a Ryo. Estaba profundamente dormido, tapado con las sábanas hasta la altura de la cintura. De alguna manera, ver su pacífico y dormido rostro lo hizo debatirse en si debía despertarlo. Se lo veía tan calmo. Suspiró, apenas, estando a punto de perder de vista su objetivo.
- Ryo – Lo meció, apenas -. Ryo, tienes que despertarte - No estaba preparado para nada, y menos para lo que aconteció. Su cuerpo fue lanzado a la cama y sostenido con fuerza por el supuesto dormido muchacho. Estaba soñando, no había duda de ello. Su pesado cuerpo inmovilizándolo así se lo decía -. Ryo - Sostenido por las muñecas, con un cuerpo con peso muerto encima suyo, Tadayoshi no podía hacer nada más que pedir que lo soltara, y eso si lograba hacerlo, ya que de no ser así… Quién sabe que sería Ryo capaz de hacerle en ese estado. Sus labios besaron con insistencia su cuello, robándole varios gemidos. Por más que se negara, que rogara que lo soltara, al mismo tiempo no quería su libertad, deseaba que sus labios siguieran recorriendo su cuerpo hasta el final. De no haber sido por los gemidos que salían escasamente de sus labios, hubiera sido capaz de oír los latidos de su corazón. Sabía que si seguía así, todo aquello se convertiría en una situación sin retorno para ninguno de los dos. Tomó toda la fuerza que pudo para zafarse de Ryo, haciéndolo hacia atrás para que cayera en la cama. Estuvo unos momentos sin moverse, hasta que se oyó un quejido.
- Ay… Qué dolor de cabeza – Musitó Ryo, sentándose apenas en la cama. Su ceño se frunció al ver a un casi desvestido Tadayoshi frente a él, quien empezó a abotonarse torpemente los botones de la camisa.
- Tenías que estar en el set de filmación desde hace una hora – Bufó y lo miró -.Ve, dúchate rápido y vamos – Levantándose de la cama, recobrando poco a poco el aliento -. Iré a prepararte un café bien cargado.
- Okura – Musitó Ryo, con la voz dormida.
- Dime…
- Recién… ¿Te hice algo? – Se refregó los ojos, el rayo del sol colándose por la ventana era demasiado para él después de una noche algo descontrolada.
- No  te preocupes por eso – Le respondió Tadayoshi, a espaldas suyo -. Mejor preocúpate por apurarte.

Ese día sería uno de los primeros en que todo el elenco haría escenas al aire libre. Tadayoshi agradeció la idea de Shota de terminar su búsqueda por el paradero de Ryo en ese lugar. Necesitaba, aunque sabía que iba a ser duramente regañado, decirle lo sucedido la noche anterior, ya habría tiempo de sobra para contarle lo sucedido esa mañana. Estaba sentado en torno a una de las tantas mesas dispuestas para el personal, solo, con un reproductor de música apagado, los auriculares puestos y las manos sobre sus oídos, buscando que el bullicio se silenciara un poco de ese modo.  Sobre la mesa, a su lado descansaban los tres vasos de café que bebió, pero ninguno de ellos estaba haciendo efecto sobre su resaca. Se quejó, maldiciendo la bebida y maldiciendo a Ryo.
Una mano palmeando su hombro lo quitó de su ensimismamiento. Giró apenas su cabeza para dedicarle una mirada asesina a la persona que tuvo el atrevimiento de tocarlo.
- ¿Qué sucede con esa mirada? – Preguntó Shota, entre sorprendido y con algo de temor.
- Tomé demás anoche – Murmuró apenas el aludido, generando la risita en su oyente.
- Se nota en cómo hablas – Reconoció, sentándose frente a él -. ¿Cómo harás para actuar?
- Soy bueno en eso – Dijo el muchacho, quitándose los auriculares.
- Si no lo sabré yo – Dijo Shota -. Y bien, ¿para qué me llamaste?
Tomó aire. Iba a decírselo todo sin vueltas.
- Le dije a Ryo lo que sentía por él.
Estaba por reír por la expresión de sorpresa en el rostro de Shota, sumado a su olvido por respirar.
- ¿Qué?
- Estaba ebrio y… Se me salió.
Su oyente pasó una de sus manos por todo su rostro.
- Eh… Bueno… ¿Y qué dijo Ryo?
- Se burló.
- ¿Qué?
- Eso mismo, se burló – Reiteró -. Me sonrió y me pregunto si estaba de broma.
- ¿Y luego…?
- Lo besé.
- ¡¿Qué?!
- ¡Shhh! – Dijo Tadayoshi, agarrándose la cabeza -. No grites…
- Pe… Pero… Pero – Negó con la cabeza -… ¿Y ahora?
El aludido se hincó de hombros.
- No me queda otra que seguir actuando… Y olvidarme de todo, ¿no? – Sonrió forzadamente.
- Tacchon…

Ryo llegó tarde a la filmación, puesto a los regaños recibidos por parte de sus superores por haberse quedado dormido, pero el gran trabajo de Rika tapó las enormes ojeras con las que cargaba, al igual que el rostro de resaca de Tadayoshi.
Si había algo diferente y mucho mejor que las filmaciones puertas adentro, era que cada uno de los actores principales contaban con una casa rodante para descansar. El mismo estaba decorado según los gustos de los mismos. Sólo eso le gustaba a Tadayoshi, agradeciéndolo él y aprovechándolo en un cien por ciento, sobretodo en ese momento, sintiendo cómo su cerebro daba vueltas de un lado a otro de su cabeza. Entró a su casa rodante y se tiró literalmente sobre la cama de una plaza, durmiéndose casi en el acto, siendo incapaz de sentir la sigilosa presencia de alguien más entrando al lugar, cerrando la puerta a su paso.
El sujeto se lo quedó mirando. Estaba profundamente dormido, estaba seguro de ello. Se arrodilló a su lado, sin quitar su mirada de sus labios. Una de sus manos descansaba debajo de la almohada, mientras que la otra estaba sobre su ombligo, mostrándole aquella parte apenas desnuda, ya que sin darse cuenta se había levantado un poco la remera. Llevó uno de sus dedos con lentitud sobre sus labios, recorriéndolos con él con miedo a despertarlo. Dejando ambas manos sobre el piso, se acercó a él, corroborando con la vista si era capaz de despertarlo con su acercamiento, pero al no ver señales de un repentino despertar, sin más, lo besó delicadamente. Saboreó sus labios y luego probó uno y luego el otro, sonoramente. Al abrir los ojos, se encontró con la sorprendida mirada de Tadayoshi, ocasionando esto, que su acosador se levantara de un salto y le diera la espalda, cubriendo sus labios, como si quisiera que el sabor de aquel beso perdurara por más tiempo sobre ellos.
- ¿Qué significa esto – El recién despierto muchacho se sentó en la cama, agarrándose de la cabeza -…, Ryo?
- Lo… Lo s…
- Vete de aquí – Susurró, sin siquiera mirarlo, todo lo contrario que él, quien se giró para corroborar con la vista el movimiento de aquellos labios diciendo aquellas palabras, volviendo a acostarse en la cama, dándole la espalda.
- ¿Qué…?
- ¿Acaso pensabas que iba a abrir mis brazos y a decirte: Oh, ahora me amas, ahora está todo más que bien? Esto es la vida real, Ryo, no un dorama – Le dijo.
No podía creerlo, no quería creerlo. ¿Acaso la persona que la noche anterior le había dicho que lo amaba ahora lo estaba rechazando?
- ¿Acaso crees que es fácil esto para mí? Estuve pensando en lo que dijiste y en… lo que… hiciste…
- ¡Lo dices como si te avergonzaras!
- Okura, entiéndeme…
- Entiéndeme tú a mí y vete de aquí.
Sus palabras le dolían, pero no sabía que a su emisor le dolían aún más, que en realidad, no quería decirle eso, sino todo lo contrario, pero su rechazo había sido tan rotundo, su mirada había estado tan cargada de frialdad cuando lo miró, que no podía negar que eso no había pasado, no podía tomar sus palabras y su mirada como un momento de nerviosismo.
- No voy a irme. No voy a irme hasta que me escuches.
- Pues bien, háblale a la pared, pues yo voy a dormir hasta la próxima grabación, así que, no me molestes.
Tenía una extraña mezcla de sentimientos, aquella actitud en él le molestaba. Sin reparar en sus movimientos, se colocó a horcajadas suyo para tomarlo del cuello de la remera y girarlo para que lo mirara.
- Escúchame bien…
- Tadayoshi-san – Una voz masculina llamó al otro lado de la puerta -. Okura-san, en breve empezaremos a rodar la siguiente escena. ¿Okura-san?
No supo en qué momento se le ocurrió aquello, pero de un tirón, Ryo haló del cuerpo de Tadayoshi, llevándoselo al armario vacío para encerrase ambos en su interior.
- Pero…, ¿qué…? ¿Qué haces?
- ¡Shhh! – Le dijo Ryo, sin soltar el agarre sobre su ropa -. ¿Qué vas a hacer si entra y nos ve aquí?
- Suéltame, Ryo – Pidió, fallando en el intento, encontrándose con la otra mano del muchacho acallando sus gritos al taparle la boca.
El sonido de una llamada entrante en el celular de Tadayoshi silenció a ambos.
- ¿Qué ocurre?
- No lo sé. Parece que Okura-san no está aquí.
- Debe estar ya con el director, vamos para allá.
- Sí, seguramente…
Una vez no pudo oírse nada más al otro lado de la puerta, Ryo soltó a Tadayoshi, quién salió casi corriendo del armario.
- Okura…
- ¡Deja de comportarte como un niño, ¿quieres?!
Estaba enfadado. Más que enfadado, furioso. Esa fue la peor manera para lograr una charla con él, pero lo mejor que se le había cruzado por la mente para hacer. El hecho de que lo rechazara lo había enloquecido, cayendo Ryo poco a poco en lo que estaba empezando a sentir por él.
Cuando levantó la cabeza para hablar, lo vio marchándose al set de filmación, cerrando la puerta de un golpe.

Las luces del parque y la tímida luz del sol despidiéndose eran perfectos para la siguiente escena. La misma era un encuentro entre Sousuke y Yuushi, en el que el personaje de Ryo llegaba tarde al partido de fútbol de su amigo tras haber sido castigado y golpeado por su padre.
El personaje de Tadayoshi, jugaba con un balón de fútbol, sentado en el borde de la fuente en el centro del lugar.
- Yuushi – Lo llamó débilmente la voz de Sousuke.
- ¿Qué excusa me vas a…? – Yuushi estaba dispuesto a regañarlo, pero al verlo malherido, dejó que el balón de le cayera de las manos para acercarse a Sousuke, quien al estar en tan mal estado, estuvo por caer al suelo de no ser porque su amigo lo sostuvo de los brazos, evitando tan estrepitoso golpe para arrodillarse ambos suavemente sobre el suelo -. ¿Qué te sucedió?
- Lo siento – Musitó, empezando a llorar, ocasionando la sorpresa por parte de su oyente. No podía salirse del personaje, pero aprovechó la situación al máximo. Apoyó su rostro contra el hombro de Tadayoshi, quién sintió cómo aquella parte de su cuerpo comenzaba a humedecerse -. Realmente… Lo siento mucho…

Estaba cansado, tanto mental como físicamente, lo único que deseaba en esos momentos era tirarse a la cama y dormir, pero el timbre lo sacó de sus pensamientos. Abrió la puerta, pero al segundo que lo hizo, optó por cerrarla, evitando el recién llegado aquello al entrar rápidamente al departamento, ocasionando que el dueño del mismo bufara.
- ¿Qué quieres? – Le dijo, secamente.
- Quiero hablar contigo, por favor.
- Ryo, estoy cansado. Vete de una vez – Le dijo, entrando al living, restándole importancia a su presencia.
- ¿De nuevo vas a echarme? ¿Siempre vas a hacerlo cada vez que te estorbe? – No obtuvo respuesta de su parte, pero parecía que estaba dispuesto a escucharlo, mas no así a mirarlo -. Yo… Anoche no pude dormir después de lo que me dijiste. La verdad es que… Me sorprendieron tus palabras…
- Ja… Más bien parece que te burlaste de lo que te dije.
- ¡No fue así! Te juro que no fue así. Es que realmente… Me sorprendiste… Las lágrimas que derramé hoy… Fueron verdaderas, al igual que mis palabras… Okura… Lo siento… Por haber dicho lo que dije anoche… Por no haberme dado cuenta de…
- Ryo… Vete… Ya has dicho suficiente por el día de hoy, y mi cabeza está por explotar. Vete. Sino…
- ¿Sino qué…?
- Sino no sé qué sería capaz de hacerte… Por favor, vete.
No oyó una negación ni mucho menos una afirmación a sus palabras. Tan sólo oyó el sonido de la puerta del departamento abriéndose para cerrarse luego, ocasionando que de sus labios se escapara un sonoro suspiro de alivio. Se sorprendió al sentir un par de brazos que rodeaban su cintura y el cálido aliento humano antes de un estremecedor beso sobre su cuello. Estaba inmóvil y no sabía qué iría a suceder después. Quizás siendo plenamente consciente  de sus actos, lo agarró del brazo y lo lanzó al sillón, colocándose sobre él. Lo agarró de las muñecas para evitar que se escapara. Podía ver el miedo y la curiosidad en sus ojos.
- No pienso ser tu juguete – Le murmuró, seriamente -. No pienso dejar que juegues con mis sentimientos y me lastimes. Te conozco mejor que nadie, Ryo, sé lo que eres capaz de hacer y todo eso no voy a dejar que lo hagas conmigo.
- ¿Por qué me lo dijiste? ¿Por qué me dijiste que me amas?
- Porque así lo sentía, porque siempre lo sentí. Pero ahora… Ahora – Tanta sinceridad lo estaba desbordando. Lo soltó y se sentó, sin salir de encima suyo, cubriéndose el rostro con ambas manos, buscando esconder las lágrimas que sabía tarde o temprano irían a surcar sus mejillas -… Vete – Musitó -. Vete y déjame solo…
Su oyente se incorporó, agarrando ambas manos del muchacho para alejarlas de su rostro. Sus brazos cayeron a ambos lados de su cuerpo. Poco a poco sentía que las caricias que Ryo le entregaba buscando secar las lágrimas que empezaban a emanar de sus ojos, derribaban aquella protección que había levantado en torno a su corazón.
- No voy a irme, no voy a dejarte así. No lo haré.
Lo miró a los ojos, hablaba más en serio que nunca. Sus palabras fueron aceptadas por Tadayoshi, dejando que sus labios fueran besados por los suyos todas las veces que él quiso hacerlo, descubriendo algo nuevo en todos y cada uno de ellos. Ninguno supo a ciencia cierta a qué hora lograron conciliar el sueño. Sus labios habían sido probados por el otro de mil y un formas distintas mientras que sus manos buscaban recordar hasta el último trozo de su piel.
Fue Ryo, quien, de un salto se sentó en la cama y tras no llegar a ver la hora en su apagado celular, buscó el reloj que descansaba sobre la mesa de luz del lado de Tadayoshi.
- Rayos… Okura, Okura – Lo llamó, meciéndolo apenas.
- Mhhh – Emitió el aludido, girándose para quedar boca abajo y evitar escuchar sonido alguno al taparse la cabeza con la almohada.
- Okura, llegamos tarde, ¡levántate!

De nuevo, Tadayoshi había pasado una mala noche de sueño, pero aunque su rostro no lo expresara, no estaba arrepentido de ello en lo absoluto. Es más, tenía miedo de lo que vendría a continuación. Tarde o temprano, aquellas caricias desearían algo más de piel.


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