Ciaossu~!!
Yo era feliz... Hasta que leí un fic yaoi de KuroBasu... ._. Así que desde ya a aquellas pocas personas que me conocen... Lamento el spam que haré respecto a mencionado anime xD Nada más... Ah, sí... Como que le entro un poco a Kise... No sé xD
Enjoy~ ♥
Título: Double U.
Fandom: Johnnys.
Pairing: IkuTego [Ikuta Toma x Tegoshi Yuya], OkuMassu [Okura Tadayoshi x Masuda Takahisa], RyoPi [Yamashita Tomohisa x Nishikido Ryo] (pero nadie dice que no pueden haber más ;3)
Formato: Multi-chaptered.
Género: AU, romance.
Rating: PG-13
Capítulos: 04 / 09
Sinopsis: Con Toma enfermo, Yuya debe decidir si ir como Yuya o como Yuuko. Esto no sólo le genera problemas sino que al día siguiente debe enfrentar uno mucho peor... La aparición de una posible rival.
( 01. Respuesta )
( 02. Cita )
( 03. Noviazgo )
Capítulo 04: Fiebre
Con indicaciones por mensajes de texto por parte de Toma,
llegó a su casa, notando dos cosas: que su familia tenía dinero y que el lugar
realmente quedaba lejos del lugar de trabajo de Yuuko. El hecho de estar
viviendo en una casa, ya lo hacía adinerado. Tocó el timbre y esperó a ser
atendido. Para su sorpresa, quien abrió la puerta, fue una mujer entrada en
edad.
- Tú debes ser Tegoshi-kun, ¿no?
- Ah… Sí…
- Toma me dijo que vendrías.
- Pasa, por favor.
- Ah… No… Estoy algo apurado – Dijo el rubio, buscando
algo en su mochila -. ¿Podría entregarle estos apuntes, por favor? – Le pidió a
la mujer, entregándole unas fotocopias.
- Seguro – Respondió la mujer.
- Eh… ¿Cómo está Ikuta-kun? – Dijo, acomodando la mochila
sobre su hombro.
- Hace unos momentos almorzó y estaba mirando la
televisión. Le dije que descansara para resguardar su estado.
- Ya veo…
- ¿Seguro que no quieres pasar a verlo?
- No, está bien – Agradeció el rubio -. Mándele mis
saludos. Y dígale que si no entiende algo de los apuntes, me lo haga saber por
celular.
- Está bien. Gracias por venir, Tegoshi-kun.
- De nada – Dijo el muchacho. Cuando la mujer cerró la
puerta, se echó a correr en dirección de la estación. Le iba a llevar dos horas
llegar a Shibuyan, cambiarse salir y llegar nuevamente a la casa de Toma. Lo
maldijo internamente por vivir tan lejos.
De: Yuuko-chan
Perdón. Parece ser
que mi celular a veces pierde la señal. ¿Puedo ir a verte? :(
Para: Yuuko-chan
No soportaría que
termines contagiada con algo por mi culpa.
De: Yuuko-chan
Prometo que te
besaré lo estrictamente necesario.
Para: Yuuko-chan
Con esa condición,
está bien :) Te dejo la llave debajo de la alfombra en la puerta de entrada XD
No hay nadie en casa.
Yuuko llegó a la casa de Toma. La puesta de sol era
inminente, por lo que agradeció haber llegado antes de que la luna apareciera
sobre su cabeza. Tal y como le había dicho Toma, la llave de la casa estaba debajo
de la pequeña alfombra frente a la puerta de entrada. Abrió la misma y entró.
Miró para todos lados buscando a alguien, pero sólo se oía el sonido del
televisor proveniente de la planta alta. Subió las escaleras y entró a la única
puerta que vio con luz. Vio a una persona moverse entre las frazadas. Al
acercarse a él, se dio cuenta de que era Toma. Sonrió, reparando luego en la
pequeña toalla que servía para bajarle un poco la fiebre, mojando la almohada y
que el agua del pequeño bowl a su lado ya estaba a temperatura ambiente. Notó
que dentro de la habitación había un cuarto de baño, al cual entró para cambiar
el agua. Salió sigilosamente, y bajó el volumen del televisor, para sentarse en
el suelo, humedecer la toalla y posarla sobre la frente de Toma, despertándolo.
El muchacho sonrió al ver a su novia, levantando su mano para acariciar su
mejilla.
- ¿Esto es un espejismo?
- Claro que no. Me dijiste que estaba bien que viniera –
Dijo la muchacha, agarrando su mano para besarla.
- Ah, cierto. Parece ser que la fiebre hizo que me olvide
de las cosas que hago o digo.
- Mientras que no te hayas olvidado que te amo.
- Tranquila, nunca voy a olvidarme de eso – Dijo Toma,
incorporándose apenas en la cama para poder besar los labios de la muchacha,
generando su sonrisa.
- ¿Cómo te sientes?
- Creo que la fiebre bajó un poco. Si tienes hambre,
fíjate que hay para comer.
- No, estoy bien.
Toma sólo la miró, con eso ya se sentía bien, tan solo
con tenerla cerca, y Yuuko sentía exactamente lo mismo.
- Ven – Le dijo, corriendo un poco las cobijas de su
cama.
- ¿Ehhhhh? – La muchacha sintió sus mejillas rojas de
sólo imaginarse tal situación.
- Bueno – Se quejó Toma, poniendo la sábana para que
separara ambos cuerpos, si es que Yuuko accedía a su pedido -… ¿Ahora?
- Sólo un momento – Dijo la muchacha, levantándose y
dejando su cartera al lado del televisor. Con sumo nerviosismo, se quitó las
botas, dejándolas a un costado de la cama y se acurrucó al lado de su pareja -.
Qué bien se siente…
Toma besó su frente con dulzura, impidiéndole Yuuko
llegar a sus labios.
- ¿Qué sucede? – Preguntó Toma, abrazándola.
- Nada – Respondió la muchacha, sintiendo su corazón
latiendo a mil por hora por la situación -. Lo mejor es que descanses, amor.
- Así, podría dormir la vida entera.
- Exagerado – Rió la muchacha.
Sin percatarse de la hora ni del cansancio que llevaba
encima después de andar de un lado a otro todo el día, Yuuko cayó dormida entre
los brazos de Toma, sin darse cuenta mucho menos de eso.
Oyó el sonido de su celular sonando dentro de su cartera,
por lo que se despertó. Buscó el mismo con la mano pero, al no encontrarlo
quiso darse vuelta. Pensando que estaba en su cama, casi cayó al suelo, si no
hubiera sido porque Toma la estaba abrazando. Al sentir aquel cálido contacto, se
despabiló, encontrándose no sólo en una cama ajena, sino, para colmo de males,
en la de Toma.
- ¿Adónde va mi princesa? – Murmuró el morocho, recién
despierto.
- N… ¡No me mires! – Le pidió, tapándole los ojos con la
mano, sin saber ella mismo el estado de su cabello.
- ¿Qué sucede?
- Luzco muy mal cuando me despierto – Mintió.
- Me desperté hace menos de cinco minutos y estabas igual
que anoche: perfecta – Le dijo, agarrando ambas manos suyas para terminar
besándolas. Toma sonrió ante su expresión de terror -. ¿Qué sucede?
- ¿Esos son pájaros…?
Toma hizo silencio para oír lo que le pedía su novia.
- Sí, son pájaros.
- ¡No puede ser! – Dijo, intentando levantarse, pero su
pareja volvió a impedirle que se escapara -. Toma, ¡suéltame!
- Shhh – Rió el morocho, besando con dulzura sus labios
-. Me gustaría vivir solo para poder despertar así todos los días – Le dijo,
acariciando su mejilla mientras mantenía su cuerpo a su lado abrazándola por la
cintura. Esperando más de él, esta vez Yuuko tomó la iniciativa, profundizando
el beso que al principio había sido tierno.
- ¿Toma?
La puerta del cuarto se abrió y, automáticamente, Yuuko
se hizo a un lado, cayendo al suelo al haber calculado mal las dimensiones de
la cama del muchacho.
- Ay…
- ¿Estás bien? – Le preguntó Toma, sonriendo, ante la
mirada atónita de la mujer que había entrado.
- Sí – La muchacha se incorporó y le dedicó una
reverencia a la mujer -. Mi nombre es Yuuko, encantada.
- ¡Ah! Yuuko-chan. Toma me ha hablado maravillas de ti.
- Mamá, por favor – La interrumpió el muchacho.
- ¿Mamá? – Repitió Yuuko, mirando a su pareja con cara de
horror puro.
- Sí, esa mujer que ves ahí es mi madre.
Yuuko la miró y volvió su vista a Toma. Definitivamente
había dejado una pésima impresión en su suegra.
- Si van a desayunar, ya preparé el desayuno. ¿Cómo te
sientes? – Le preguntó a su hijo, acercándose para apoyar su mano sobre su
frente. Yuuko estaba sentada en el suelo, poniéndose las botas.
- Mejor. Yuuko-chan es una gran enfermera.
Si no había dejado una mala impresión en la mujer, con
sus palabras, Toma lo había logrado.
- Ya veo. Bueno, los espero abajo.
Ambos asintieron con su cabeza.
- ¿Por qué no me dijiste que vivías con tu madre? – Le
preguntó la muchacha, asomándose apenas desde el suelo.
- Te dije que me gustaría vivir solo, ¿o no? Eso supongo
que quiere decir que estoy viviendo al menos con una persona.
- Que vergüenza – Se quejó Yuuko, cubriéndose el rostro
con ambas manos.
- No digas eso – Dijo Toma, jugando con su cabello -.
Eres hermosa. ¿Esperas que me cambie y bajamos? No voy a ir a la universidad
hoy tampoco. Le dije a un compañero que me pase los apuntes de ayer, voy a
enviarle un mensaje para que haga lo mismo hoy también.
- ¿Eh? – Preguntó, mirándolo.
- ¿Qué sucede? Hoy quiero que pasemos todo el día juntos
– Respondió, sonriendo.
- Lo siento, pero hoy no puedo.
- ¿Por qué? ¿Tienes que trabajar?
- Tengo que cubrir a Oo-chan sí o sí. Que ayer me haya
desaparecido la debe estar teniendo como loca - Yuuko se levantó del suelo y
descubrió una innumerable cantidad de mensajes de texto sin leer en su celular.
Era fácilmente deducible que al encender el celular perteneciente a Yuya, la
cantidad sería el triple o hasta el cuádruple sumando a Ryo, Takahisa y hasta
al propio Subaru -. Tengo que irme. Te mando mensaje luego.
Sin darle tiempo a réplica, besó fugazmente a Toma y bajó
corriendo las escaleras.
- ¿No vas a desayunar, Yuuko-chan? – Le preguntó la madre
de Toma, obligándola a detener su carrera.
- Ehhh… No… La
verdad es que anoche vine a ver a Toma, no le di aviso a mi compañera de cuarto
y me dormí, así que lo más probable es que tenga que cubrirla todo el día de
hoy.
- Ya veo. Qué mal. Al menos llévate una galleta para el
camino – Le pidió, acercándose a ella con una bandeja con unas humeantes
galletas redondas con chispas de chocolate -. Me sentiría mal si te vas sin
comer nada – Reconoció la mujer -. Sobre todo después de todo lo que haces por
mi hijo.
- ¿Eh? – Preguntó la muchacha, mirándola, mientras
agarraba una galleta.
- Toma está muy feliz desde el momento en que te conoció.
Y por eso, cualquier madre estaría completamente agradecida.
- No es nada… Yo… Yo amo a Toma.
- Lo sé – Le dijo la mujer, sonriendo -. Créeme que lo
sé. Suerte en el trabajo.
- Muchas gracias – Dijo Yuuko, sonriendo, antes de salir
corriendo del lugar. Marcó un número en su celular y se detuvo a esperar a que
le respondieran al otro lado -. ¡Perdón! Voy para Shibuyan, allá te explico. Ve
para allá cuando tengas un tiempo así te comento lo sucedido.
- ¿Yuuko-chan? – La llamaron, desde un automóvil. Al
darse media vuelta, reconoció al conductor del vehículo -. ¿Qué estás haciendo
por aquí?
- Murakami-san... Ah, nos vemos luego – Dijo Yuuko,
cortando rápidamente la llamada -. ¿Está yendo para el restorán?
- ¿Quieres que te alcance a Shibuyan?
- Se lo agradecería muchísimo - Dijo la muchacha. El
hombre le quitó el seguro a la puerta del lado del acompañante y esperó a que Yuuko
subiera al automóvil.
- ¿Y bien? – Preguntó Shingo, siguiendo su camino -. ¿Qué
hace una chica como tú a esta hora por estos lugares? Si no tengo mal
entendido, no vives muy lejos de Shibuyan - Mientras el hombre hablaba, Yuuko
aprovechaba para encender el celular de Yuya, en el cual, tal y como había
imaginado, no dejaban de llegar mensajes de textos y llamadas perdidas -.
¡Guau! ¡Sí que eres una chica popular, Yuuko-chan!
Inevitablemente, el comentario del hombre, no ocasionó
otra cosa que su sonrisa.
- Es que anoche me quedé a dormir en casa de mi novio y
me olvidé de avisarle al menos a Oo-chan.
- ¿Eh…? ¿Yuuko-chan tiene novio? ¿Sabes la cantidad de
hombres que van a suicidarse por eso?
- No diga esas cosas, Murakami-san – Pidió la muchacha,
esperando a que el timbrar de su otro celular terminara para poder, al menos,
responder uno.
- Ese muchacho debe ser muy especial, ¿no?
- ¿Por qué lo dice?
- Bueno… Desde que te conozco, no te he visto con ningún
novio. Siempre con buitres a tu alrededor, pero con ninguno que haya llamado tu
atención.
- Realmente, mi novio es muy especial conmigo. De hecho,
fui a almorzar con él el otro día a su restorán.
- ¡¿En serio?! ¡Waaa! ¿Por qué no me lo presentaste?
- Pregúntale a Okura respecto a él, cruzaron un par de
palabras.
Estaba llegando al restorán cuando lo vio. Sin el cabello
hacia atrás, el chaleco y el reloj de bolsillo colgando de uno de sus
bolsillos, era muy difícil percatarse que era él. Cuando estuvo lo suficiente
cerca de él, hasta le pareció escuchar una canción de Panic at the disco, pero
pensó que definitivamente su oído cada día estaba peor. Volvió a tomar
distancia para que él no notara su presencia y así siguió su camino hasta
llegar a la parte trasera del restorán. Lo siguió hasta que dobló a su
izquierda para seguir los pocos metros que lo separaban del vestuario. Desde
allí, esperaba poder oírlo, si es que iba a decir algo.
- Ah, Yasu – Reparó Tadayoshi en su presencia, terminando
de vestirse con un saco -. Buenos días.
- Buenos días – Lo saludó el aludido, dejando su mochila
sobre uno de los bancos y deteniéndose a mirar al muchacho -. Oye, Tacchon,
lamento lo del otro día – Suspiró el muchacho, generando la sorpresa en Ryo, a
quien no sólo le sorprendió el apodo que le dio el gerente, sino, también, por
la dulzura con la que lo estaba tratando. De alguna forma, parecía otra persona.
- ¿Qué cosa? – Le preguntó el muchacho.
- ¡¿Cómo que qué cosa?! – Reiteró el Shota, inflando
levemente sus mejillas, mientras le arreglaba el cuello de la camisa al
muchacho -. Que el otro día me molesté porque hiciste que Nishikido-kun se
pusiera a servir a los comensales.
- Ah… Eso… Pero, Yasu, Ryo-chan ya te había dicho que no
fue como tú pensaste que fueron las cosas. Yo había terminado con mi trabajo
cuando Ryo-chan ya estaba yendo a entregarles su pedido a los clientes, no iba
a hacerlo retroceder a mitad de camino.
- Tienes razón, por eso me estoy disculpando – Dijo el
muchacho -. Ya estás.
- Gracias – Le dijo Tadayoshi, con una sonrisa -. Y,
realmente, no tienes nada de qué disculparte.
Shota sonrió, asintiendo con la cabeza.
Tadayoshi salió, por lo que Ryo sintió que ya era hora de
entrar. Al hacerlo, vio la mochila de Shota y a él cambiándose.
- ¿Me permite? – Le preguntó, agarrando uno de sus
auriculares. Al apoyarlo sobre su oído, escuchó que el reproductor musical aún
estaba encendido -. Como pensaba, Panic at the disco.
Shota frunció el ceño, agarró su mochila y apagó su
reproductor.
- ¿Qué quieres?
- Absolutamente nada, Yasuda-san – Dijo el muchacho,
dejando a un lado su mochila y empezando él también a cambiarse -. ¿Cómo va a
decirme a mí?
- ¿Eh?
- Nada, nada – Negó Ryo, notando que si dejaba salir ese
pequeño detalle a la luz, Shota notaría que los había estado oyendo y eso es lo
último que él debía saber.
Yuuko bajó corriendo del automóvil de Shingo, entró a
Shibuyan del mismo modo y así llegó al vestuario, donde encontró a Aya sentada
en uno de los largos bancos del lugar, cruzada de brazos.
- Vas a decirme ya mismo dónde estabas – Le dijo,
seriamente.
- Básicamente… Fui a lo de Toma. Le agarró fiebre por lo
de antenoche y… me dormí. No sé cómo, pero me dormí – No recibió queja o
respuesta por parte de la muchacha -. Oo-chan, realmente lo siento. Fue mi
culpa no haberte dicho a ti por lo menos que estaba…
- Fue Renbutsu Misako la que me dijo donde era posible
que estuvieras. ¿Te parece eso justo? ¿Que una extraña me diga dónde está mi
mejor amigo?
- Lo siento – Repitió Yuuko.
- Sabes que tienes que quedarte todo el día en Shibuyan,
¿verdad?
- Claro que lo sé, por eso vine. Y de no ser porque en el
camino me encontré con Murakami-san hubiera llegado más tarde. Lo siento.
- Como sea – Dijo Aya, rascándose la nuca y levantándose
del banco.
- Pero, ¿por qué no estás en la universidad?
- Hoy mi departamento no tiene clases, así que aquí
estoy, pero sólo porque quería regañarte.
- Puedes vivir en paz el resto del día – Dijo Yuuko,
cerrando uno de los cambiadores para poder cambiarse de ropa.
- Repíteme algo que dijiste…
- ¿Sí? Dime.
- ¿Dormiste en casa de Toma?
- Sí. Y con Toma.
- ¿Ehhh? – Preguntó la muchacha, abriendo el cambiador en
un arrebato.
- No pasó nada.
- Ya sé que no pasó nada. Tampoco estarías en este mundo
si algo hubiera pasado.
- ¿Puedo seguir cambiándome?
- Ah, perdón.
Aya volvió a sentarse en los bancos y esperó a que Yuuko
saliera para poder seguir con el interrogatorio.
- Creo que voy a tener que ir a la universidad durante el
almuerzo.
- ¿Por qué?
- Bueno… Dado que voy a ausentarme por asuntos laborales
y en otro momento del día de hoy me es imposible hacerlo… Hasta creo que voy a
tener que ir así…
- Déjame ir contigo.
- No, mejor voy a cambiarme – Dijo, caminando hacia la
entrada -. Sino tendría que dar el doble de explicaciones que yendo como Yuya.
- Yuuko, mala – Se quejó la muchacha -. ¿Y cómo está
Toma?
- Está mucho mejor. Sólo espero que ni su madre ni él se
enojen por no haberme quedado al menos a desayunar.
- ¿Ma… Madre? ¡¿Conociste a tu suegra?!
- ¡Shhh! Sí. Eso también fue catastrófico.
- Espera, no me cuentes nada. Cuando llegues a casa a la
noche, llámame así me cuentas todo.
- Está bien, está bien.
La mañana pasó amena. Aunque Toma le había dicho que ese
día iba a descansar, internamente deseó que apareciera en la plaza como por
arte de magia, pero no fue así. Llegó el mediodía y con él, la visita a la
universidad. Apenas pudo comentarle algunas de las razones por las cuales iba,
a Subaru, quien como de costumbre, no se molestó. Aún así, Yuya prometió que
volvería antes de terminada la hora de almuerzo.
Al llegar a la universidad, encontró rápidamente a la
persona que buscaba.
- ¡Renbutsu-san! – La aludida se dio media vuelta,
alertada por el llamado. Estaba vestida con una camisa, un chaleco rojo, jean y
botas. Esta vez, su cabello estaba atado en una cola de caballo.
- Tegoshi-kun, ¿recién llegas? No te vi en la clase.
- Sí, pero, me toca trabajar todo el día – Respondió el
muchacho -. ¿Podría sacarle fotocopia a los apuntes del día de hoy?
- Claro – Misako buscó los apuntes de ese día dentro de
una de las carpetas que tenía -. Aquí tienes.
- Muchas gracias. Mañana te los devuelvo sin falta –
Agradeció el muchacho, echándole una hojeada a aquellas hojas.
- ¿Puedo hacerte una pregunta?
- Claro, dime.
- ¿Sabes si algo le pasó a Toma-kun? – El rubio la miró,
levantando su ceja, inconscientemente -. Ah… Es que… ya lleva faltando dos
días… y como ustedes son amigos…
- Tiene fiebre.
- ¿Él está bien? – Preguntó con un notable tono de
preocupación.
- Sí, fue una fiebre leve, por suerte.
- Ah… ¿Podrías pasarme su número de celular? – Le pidió
la muchacha.
- Claro – Dijo Yuya. Después de todo, sin ser Yuuko, no
tenía excusas para no pasárselo.
- ¿Tegoshi-kun? – Volvió a llamarlo, no sólo teniendo a
Toma como nuevo contacto en su agenda, sino también al propio Yuya -. Tú que lo
conoces, ¿crees que Toma-kun se molestará si le pregunto si puedo ir a su casa?
- ¡Qué casualidad! Estaba por ir a verlo una vez
terminara con mi trabajo.
- ¿En serio? ¡Genial! ¿Podría ir contigo?
- Claro que sí – Respondió el rubio con fingida
exageración.
- Bueno, entonces, espero tu mensaje para saber dónde nos
encontramos.
El muchacho sonrió forzadamente antes de irse.
Había hecho una mala jugada. Tendría que haber dejado que
Misako fuera sola a casa de Toma. Si llegaba como Yuuko, Toma iba a ignorarla
por completo, después de todo, Toma sólo tomaba sus decisiones en base a Yuuko. Pero como Yuya, ¿cómo
reaccionaría Toma? Lo ignoraba por completo, principalmente porque Toma
ignoraba que él era Yuuko.
Sí, estaba celoso, y lo peor, era que estaba celoso de una
mujer.
Buenisimo!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarme encanta, me encanta!!!!!!!! nfldskjvafjksnvkjsdnvjkgnkjdvn
:D
*mira la hora*
EliminarNo me eches la culpa de tus pocas horas de sueño, ok? xD
Gracias por el comentario :3
jajajajajajaj si, es TU culpa!!! Es TU fic000000000000000
EliminarIgual, me encanta :P
Wow!!! me encanta. Nunca se me había ocurrido shipear (si se dice así ¿?) a IkuTego pero me pareció GENIAL!! ahora tendré ese pair por la eternidad.
EliminarDe verdad está excelente la historia... *se va a leer lo que le falta y seguir hurgando en los otros fics*
jajajajajajajaja xD A mí tampoco xD
EliminarEs más, odiaba a Toma xD Quién sabe por qué razón... pero fue gracias al rol que Tegoshi empezó a "salir" con él... y bueno... (también culpa del rol es que nacieron otras parejas... raras de shipear xD) (y síp, se escribe así :3)
Es que el IkuTego es lkdjfkldkljflkdjklfjldskjflkjd ♥ (?) *-*
arigatou ^/////^ Mil gracias por leer y por el comentario :3
*chu*