10 de febrero de 2018

[Corazón extraviado] Capítulo 03: Sin importar qué

Ciaossu~!!
No, no es martes xD pero no pude publicar esto en tiempo y forma, así que, como había mencionado en la fanpage de YnR, esta es la segunda actualización del día.
¡Nos leemos el martes! ;)
Enjoy~ ♥


Título: Corazón extraviado [me estaría chocando muchísimo que el título esté en español xD].
Fandom: Universo Cinematográfico de Marvel.
Pairing: Tony Stark x Peter Parker & Steve Rogers x Peter Parker.
Formato: Multi-chaptered.
Género: Drama, romance, smut.
Rating: NC-17.
Estado: Finalizado.
Capítulo: 03/ 06
Número de palabras: 1290.
Sinopsis: Inconscientemente, Peter encuentra en Steve a la persona que le da la tranquilidad que Anthony, no. De igual forma, se da cuenta que, por algún motivo, le gustaría pasar con él mayor tiempo posible...
Advertencia: 
Al Cap no le gustaría leer esto xD

Notas importantes: Los hechos suceden después de 'Spider-Man: Homecoming', pero es mucho más necesario que hayan visto 'Captain America: Civil War' para entender a qué se refieren cuando hablan de los Acuerdos de Sokovia.


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Capítulo 03: Sin importar qué.

—Señor Stark, yo--
El muchacho no pudo decir nada más. Anthony ya estaba desvistiéndolo y besándolo como si no hubiera un mañana. Y Peter lo estaba haciendo mejor que la primera vez que lo había besado de esa forma. De hecho, estaba usando su lengua mucho mejor para todo comparado a su primera vez. Anthony sabía que todavía no estaba listo, pero no le importó. Nunca le importaba una mierda cuando quería hacerlo con alguien, y eso era lo que Peter era para él. Sentía su ego ir cada vez más alto con cada eco de la voz de Peter pidiéndole más y pidiéndole que se detuviera. Él sonrió de lado.
—No puedes decidirte, ¿cierto?
—¿Q-- Qué--?
—¿Qué quieres, chico? —gruñó Anthony.
—No-- No lo sé…
Fueron unas pocas palabras, y eso fue todo lo que pudo decir. El techo estaba tan transparente que podía ver su propio reflejo en él, su cuerpo pegado a las sábanas y el de Anthony embistiéndolo con fuerza. Su rostro estaba rojo debido a la sangre que corría dentro de sus venas. Sus ojos estaban hinchados debido a no haberse negado a una sesión de sexo inesperada, y porque si llegaba a quejarse al respecto, sabía lo que iba a sucederle si le decía ‘no’ a Anthony Stark.
Peter cerró los ojos y volvió por unos instantes al pasado.

—Lo-- Lo siento, hoy no puedo-- Lo siento —tartamudeó el muchacho mientras miraba al hombre frente suyo y al suelo debajo de sus pies—. Puedo quedarme mañana si está apura--
Lo siguiente que sintió fue una mano agarrando con firmeza su brazo y conduciéndolo a la oficina. Con las puertas cerradas, Anthony empujó el cuerpo del muchacho contra la pared y lo obligó a desnudarse. Peter no podía pensar en nada: la lengua de Anthony, sus dientes, sus manos y sus uñas fueron dejando marcas sobre su cuerpo y lo volvían loco. No usó lubricante ni nada para prepararlo, hizo que el muchacho lo montara en ese mismo instante. Sus uñas arañaron la espalda de Peter con tanta fuerza que lo hicieron acabar primero y rápido.
—Si hubiera sabido que te gustaba que te lo hiciera así, lo habría hecho antes.
¿Realmente le gustaba? ¿Realmente lo estaba disfrutando?
Claro, porque era su perra. Tenía que serlo aunque no le gustara.

Una palmada sobre su rostro lo hizo regresar a la tierra.
—Perdón —le dijo.
—Eso fue lo único que dijiste en todo el día. ¿Por qué te sientes tan culpable? —le preguntó Anthony, sin aliento, en el lado opuesto de la cama, para sentarse y beber un sorbo de su whisky.
—Nada. Es sólo… Es porque no pude venir hoy. Lo siento.
—Pero estás aquí, ¿no? No tienes nada de qué disculparte. Estás aquí, cogimos, ya está.
—Sí, ya está —repitió el aludido, mirando el cielo estrellado al otro lado de los enormes ventanales de la habitación. Pudo ver cómo el viento jugaba con las hojas de los árboles. La luna estaba escondida  detrás de las nubes rosas que viajaban por el cielo. Y las estrellas estaban brillando por sobre todas las cosas mencionadas anteriormente.
Pudo ver una pequeña estrella pero perdió su luz segundos más tarde. Se sintió tan parecido a ella en ese momento. Sí. Era justo como esa pequeña estrella. Estaba muriendo igual que ella.
— Ven a verme cuando quieras, ¿de acuerdo?
De repente, recordó las palabras de Steve. Estuvo a punto de decir algo, pero aunque separó sus labios, no dijo nada. Anthony, acostado al lado de sus pies, ya estaba dormido. Se dio cuenta debido al sonido de sus ronquidos.

—¿No vas a desayunar?
Peter negó con la cabeza con su cuerpo apoyado sobre la pared del baño. Anthony estaba peinándose frente al espejo. Se dio cuenta que Peter estaba mirando el suelo, así que se acercó a él.
—¿Qué?
—¿Estás bien?
La pregunta hizo que la mente del muchacho se pusiera en blanco.
—Sí, estoy bien —mintió el aludido. Sentía una maldita puntada en sus partes bajas cada vez que hacía un solo paso, pero, sí, estaba bien.
—Bien, recuerda que tienes que regresar a las 6.
Anthony no vio la sonrisa de lado que hizo Peter, porque jamás se detenía a mirarlo.
—Sí, señor.

Había estado parado allí como desde hacía treinta minutos. Quería tocar esa puerta, pero no sabía con qué se encontraría si lo hacía: ¿un amigo que lo apoyaría u otro tipo gruñón que lo enviaría de vuelta a la escuela de una patada?
Peter suspiró y decidió regresar a casa, pero la puerta frente a él se abrió y Steve lo miró sorprendido.
—Hola —le dijo con una sonrisa tan jodidamente brillante que podría dejarte ciego.
—Ho-- Hola…
—¿Te escapaste de la escuela otra vez? —Peter lo miró—. Está bien, necesitas tomarte un respiro alguna vez, ¿cierto? ¿Me acompañarías a la tienda?
Un amigo. Definitivamente.
Peter sonrió y asintió.

Nunca sabrán si el dueño no vidente de la tienda reconoció la voz del Capitán América o si apoyaba sus ideas respecto a los Acuerdos de Sokovia. Lo único de lo cual Peter se dio cuenta que Steve tenía un buen gusto para la comida y que sólo compraba lo que era necesario para su existencia.
—¿Quieres algo? —le preguntó.
—¡Oh! ¿Viniste con un amigo? —preguntó el dueño de la tienda.
—Sí.
—Me alegra oír eso. ¿Sabes algo? —agregó, dirigiéndose a Peter—. Él siempre ha estado solo desde el día que se mudó a este vecindario, así que me alegra oír que ya tiene un amigo.
—Eh… Gra-- Gracias…

—Perdón por eso —dijo Steve, guardando lo que había comprando.
—Está bien.
No hubo mucha plática entre ellos. ¿De qué iban a hablar luego de lo sucedido la tarde anterior?
—¿Puedo preguntarte algo? —Peter miró a Steve y asintió—. ¿Estás con Tony? —los ojos del aludido se abrieron como platos, ocasionando que Steve modificara su pregunta—. Es decir-- El internado es financiado por él, ¿cierto?
—Sí.
—Ya veo…
—Pero no estoy involucrado con los Acuerdos. Para nada. Ni siquiera mi tía sabe algo respecto a--respecto a--
—¿A Spider-Man? —Peter miró nuevamente a Steve. No hubo necesidad de corregir lo que había dicho. Había dicho ‘Spider-Man’. Peter sonrió—. ¿Quieres café? Sin malvaviscos esta vez, lo prometo.
—Está bien… si tiene uno.
Steve asintió.

Charlaron sobre lo que aparecía en la conversación, incluso Anthony. Steve le contó a Peter respecto a su última discusión, sobre su mejor amigo, James, sobre su vida en Brooklyn, acerca de cómo se había vuelto en lo que se había convertido. Cuando se dieron cuenta, sólo habían comido un sándwich con unas cuantas tazas de café y eran como las cinco de la tarde.
—Creo que tengo que irme.
—¿El internado?
—Sí.
—Espero que puedas sacar algo bueno de eso —dijo Steve acompañando a Peter a la puerta—. Tony tiene un mal temperamento a veces, pero después de todo, es un buen tipo.
—Sí, sé a lo que te refieres —dijo Peter esbozando una sonrisa—. Bueno…
—Espero verte de nuevo, chico, pero deja de faltar a la escuela, ¿de acuerdo?
—Está bien —dijo el aludido, sonriendo.
—Buena suerte, Peter.
No era la primera vez que alguien lo llamaba por su nombre, pero por alguna razón, sintió su corazón dando un respingo dentro de su pecho. Claro que Anthony nunca le había dicho ‘Peter’, quizás ‘Parker’, así que no tenía nada con qué comparar ese sentimiento. Un sentimiento que nunca había tenido antes.
Podría saltarse la escuela un par de días a la semana, podría hablar con May al respecto, decirle que era algo relacionado con el internado aunque tuviera que mentirle –de nuevo-. Todo esto porque quería ver a Steve, sin importar qué.

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