11 de junio de 2018

[Dame una noche más] Capítulo 03: Primer contacto


Título: Dame una noche más.
Fandom: Universo Cinematográfico de Marvel. 
Pairing: Anthony Stark x Peter Parker, Anthony Stark x May Parker, Harley Keener x Peter Parker.
Formato: Multi-chaptered. 
Género: AU, drama, smut.
Rating: NC-17.
Número de palabras: 3200.
Sinopsis: Harley y Peter deciden festejar su aniversario de la mejor forma posible, pero May les pide que pasen por su casa por algo sumamente importante.
Esa noche, la vida de Peter cambiará por completo, pero su decisión afectará la vida de todos los que lo rodean.

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Capítulo 03: Primer contacto.

—¿Quieres la manzana? —le preguntó Harley a Peter, sentado frente al muchacho quien asintió—. Nos vemos más tarde.
Ned reparó en las acciones realizadas por el par. Harley dejó la fruta sobre la bandeja del castaño, pero no desaprovechó la oportunidad de rozar apenas el dorso de su mano con la yema de sus dedos antes de levantarse de la silla y alejarse de ellos.
—Eso sí que es un cambio importante —dijo Ned.
—¿A qué te refieres? —inquirió Peter antes de darle una mordida a la manzana.
—Keener y tú. La verdad es que no pensé que iban a durar tanto.
—Sólo fueron un par de semanas…
—Peter, hace como dos meses que estás con Keener. Hasta Michelle está sorprendida de que no lo hayas mandado a volar todavía.
—Bueno —dijo Peter, mirando a Harley a la lejanía—… Ha sabido cómo conquistarme…
—Sí, claro —soltó Ned, revoleando los ojos—. Como si no lo fueras a cambiar por Tony Stark si se te presenta la oportunidad.
—Eso nunca va a suceder —reconoció Peter—. Aunque me muera de ganas, el señor Stark está lejos de toda expectativa amorosa.
—Pero es tu amor platónico.
—Sí, y lamentablemente así quedará.
—¿Por qué no tratas de meter alguno de tus inventos en la expo de este año?
—Mhh… No es mala idea. Lo tendré en cuenta —respondió Peter levantándose de su asiento y agarrando la bandeja sobre la cual había estado almorzando.
—Recuerda: todo sea por estar cerca del señor Stark.
Peter sonrió ante la ocurrencia de su amigo. La verdad es que la idea no era mala. Le daría lástima tener que abandonar a Harley… en caso de tener algún acercamiento con Anthony, por supuesto. ¿Cómo lo saludaría? ¿“Hola, señor Stark. Mi nombre es Peter Parker, un gran fanático suyo”? No, sería demasiado. Quizás él se cansara de oírlo, revolearía los ojos y le prestaría atención a alguien más. Se quedó pensando que desde su separación con Virginia Potts, no había salido en ningún lado que Anthony estuviera con alguien en la actualidad.
Faltaba un mes para la Stark Expo. Quizás podía idear algo en ese lapso de tiempo, sólo tenía que pensar un poco más y tener en mente las palabras de Ned. Después de todo, el único que saldría perdiendo con todo aquello sería Harley.
Sintió una sensación de adrenalina tan sólo por recordar lo que habían hecho en el baño de hombres antes de entrar a clases. El pedido de separación que le había dicho había ocasionado que Harley comenzara a tomar las riendas de la relación… al menos cuando Peter estaba cerca. Cuando no, seguía siendo el niño tierno que había aceptado en su cama por pedido expreso suyo. Porque, claro, nadie se metía en la cama de Peter si él no quería. Aunque algo de esa ternura también le gustaba a Peter, no se comparaba en lo absoluto en lo que Anthony Stark podría hacerle. Ladeó la cabeza de un lado a otro para que su cerebro no terminara por proyectar imágenes obscenas entre ambos, imágenes que Peter estaba muy lejos de hacer realidad.

El atrapante aroma a café recién preparado la despertó. Se acurrucó entre las sábanas hasta sentir un peso ajeno a su lado. Con lentitud abrió los ojos para encontrarse con una hermosa sonrisa que se acercó a ella y terminó por posarse con ternura sobre su frente.
—Buen día —dijo ella.
—El café está listo —dijo Anthony.
—Lo sé. Puedo olerlo hasta aquí —el hombre se levantó pero se quedó de pie al lado de la cama sobre la cual May se desperezó y se quedó mirando el cielo a través de la ventana.
—May.
—¿Mh? —preguntó la aludida mirándolo.
—¿No crees que ya va siendo hora?
—¿De qué?
—De que Peter se entere de lo nuestro.
May suspiró y agarrando la sábana cubrió su cuerpo con ella.
—Creo que todavía es muy pronto, Tony.
El aludido lanzó un suspiro, sonriendo.
—No tienes idea de las veces que dices eso con esa misma expresión en el rostro. Si tengo que ser sincero contigo, sabía que ibas a decir eso…
—¿En serio? —preguntó May, con una expresión de sorpresa y vergüenza ahora decorando su rostro.
—Sí, así es —Anthony se quedó mirando a la mujer hasta sentarse a su lado y llamar su atención—. Dime una cosa. ¿A qué le temes?¿Tienes miedo que Peter no acepte lo nuestro?
—No… Yo —la mujer hizo una pausa y suspiro—… Sí… Probablemente… Mira… Para Peter, su figura paterna siempre ha sido Ben. Te he dicho que sus padres murieron cuando él era apenas un niño, y él no ha conocido a ningún otro hombre en su vida… de mi parte… ¿Me entiendes?
—Quieres decir que nunca has tenido otra pareja después de Ben.
—Exacto.
—Creo que ya va siendo hora de que así sea —la aludida lo miró—. May, soy capaz de casarme contigo, ¿sí lo entiendes? Si temes que Peter piense que voy a hacerte daño o algo así, deja eso de lado porque nunca sucederá.
—¿Dijiste que… serías capaz de casarte conmigo…?
—Sí.
—Estás loco, Tony —concluyó la mujer, apoyando su cabeza sobre el hombro del aludido.
—Seguro. Loco por ti. Mira, podes hacer una cena, ¿qué te parece? Vayamos al restorán más caro de la ciudad…
—Tony, Tony, Tony —intentó frenarlo May—. No.
—De acuerdo, en tu casa. Déjame llevar al menos una botella de vino.
—Eso me gustó más. ¿Qué hora es?
—Tarde, para ti.
—Rayos… ¿Por qué no me despertaste más temprano?
—Amo tu rostro cuando estás durmiendo.
—Deja de decir esas cosas vergonzosas, por favor.
Anthony rió y besó los cabellos de May.
—Vamos, o el café va a enfriarse, tu sobrino se dará cuenta que no estás en casa y tendrás problemas.

Sólo eran siete malditos pisos los que los separaban de una cama, pero no podían evitar rozar un milímetro de su cuerpo sobre el del otro. Eran adolescentes y sus hormonas estaban por las nubes pero cuando estaban así de cerca, todo parecía estar a punto de explotar.
—¿Estás seguro que tu tía no está? —le preguntó Harley a Peter apoyando su pelvis sobre el trasero del segundo, ocasionando su sonrisa.
—Me dijo que no —gimió Peter, fallando en el intento de meter la llave en la cerradura, acción que Harley terminó por realizar mientras su labio inferior era jalado por los dientes de Peter.
—¿Puedes esperar al menos a entrar?
—Sabes que no —la puerta se abrió y ambos fueron sorprendidos por May quien ajena a la situación que había estado a punto de llevarse a cabo, los saludó con una sonrisa—. Ma… May… ¿Qué haces aquí?
Así de rápido como Harley sacó sus manos del cuerpo de Peter, Peter se alejó automáticamente de él, ingresando al departamento de un salto.
—Para tu información, vivo aquí. ¿O no?
—Pues… Sí, pero… Pensé que no volverías hasta la noche.
—Cambié de parecer —dijo May sentándose frente al televisor—. ¿Qué sucede que preguntas tanto? ¿Quieres que me vaya?
—No… No es eso —respondió el muchacho intercambiando miradas con Harley, quien se hincó de hombros—. Olvídalo…
—Ah, Peter. ¿Tienes algo qué hacer el sábado en la noche? —preguntó, asomándose por sobre el sofá.
—Había quedado con Harley…
—Realmente necesito que estés en casa —una vez más, la pareja intercambió miradas pero ninguno dijo nada—… Tengo una idea. Miren, la verdad es que habrá una cena, y… no durará demasiado. Quizás media hora o una hora. Invita a Harley, y luego pueden irse donde sea que tengan pensado ir. ¿Qué les parece?
—¿Una cena de qué? —preguntó Peter.
—Es una sorpresa —dijo May. El aludido se quedó mirando a su tía aún cuando ella volvió a prestar atención a la pantalla del televisor. ¿Cómo decirlo sin sonar cruel? Nunca la había visto así de feliz. May siempre le había sonreído, y aparentaba ser feliz, pero sólo era eso. Él sabía que tarde o temprano tendría que dejar a May e irse a vivir a otro lugar, por el bien de ambos, pero si había algo que le impedía hacerlo aún siendo estudiante de secundaria, era el hecho de que si lo hacía, May se quedaría sola.
—¿Estará saliendo con alguien? —susurró Peter más para él mismo, cuando entró junto con Harley a su habitación. 
—¿Qué? —preguntó el rubio, lanzando su mochila sobre la cama de Peter y sentándose sobre el colchón.
—May… ¿Será que empezó a salir con alguien?
—¿Tú crees?
—No se me ocurre otra razón para la cual necesite mi presencia un sábado por la noche…
—Tampoco es que tú salgas muchos sábados por la noche…
—Pero este sábado era especial…
—Lo sé —susurró Peter, prestándole atención, sonriendo.
—Pero quizás no sea una cena tan larga. Hagamos el esfuerzo de controlar nuestros impulsos un poco más —Peter sonrió por sus palabras. Ahí estaba el tierno Harley asomándose—. Oye, ¿tienes idea de qué harás para la Stark expo?
Si había querido mantenerse a raya hasta que Harley se fuera o May desapareciera por unos minutos mágicos, ese apellido ocasionó que un cosquilleo recorriera todo el cuerpo de Peter hasta agolparse sobre su hombría.
—Todavía no —respondió el aludido, sentándose en la silla frente a Harley y tratando de aparentar calma.
—No te preocupes —dijo el muchacho, palmeando la pierna de Peter y acariciándola luego—. Algo se te va a ocurrir —Peter lo miró. El tierno Harley se había ido al demonio. Lo que ahora tenía en frente, lo que sea que fuere, estaba bajando descaradamente la cremallera de su pantalón y sentía sus brillantes ojos celestes clavándose como flechas sobre los suyos—. Más vale que cubras tu boca, o la señora Parker se enterará de lo que va a suceder aquí.

Peter había quedado en ir a buscar a Harley y pasar un rato con él hasta la hora de la cena. Eso significaba una rutina rápida de sexo agradeciendo que su hermana menor tuviera una fiesta de cumpleaños en casa de una amiga y su madre tuviera que ir a buscarla.
May ya le había preguntado a su sobrino si estaba de regreso, y él le respondió que estaban a pocas cuadras. Admirando la mesa ya esperando por sus invitados, se sobresaltó al oír el timbre. Se sonrió al abrirla y ver a la persona que había llegado.
—Bienvenido —saludó a Anthony.
—Gracias —dijo el aludido en el mismo o quizás peor estado de nerviosismo que la mujer—. ¿Me dejas pasar o vas a pasarme la comida por debajo de la puerta?
—¡Ah! Lo siento —se excusó May haciéndose a un lado—. Pasa, por favor.
El recién llegado ingresó al departamento y miró para todos lados, como si buscara algo.
—¿Y Peter?
—Está viniendo. Fue a casa de un amigo.
—Oh, ya veo. Mi calidad de vida se ha extendido un poco más.
—¡No exageres! Vas a llevarte bien con Peter. De hecho, tiene pensado ingresar a tu feria tecnológica.
—¿En serio?
—Sí. Harley lo está ayudando con eso.
—¿Harley?
—Sí… ¿Sabes algo? Él no me lo ha dicho aún, pero creo que están saliendo. Hacen una linda pareja, ya lo verás. ¿Me ayudas a llevar las cosas a la mesa?
—Seguro —con ayuda de Anthony, May terminó de llevar la comida que había preparado a la mesa, en el instante en que oyó el sonido de la puerta de entrada abriéndose—. Mira, ya parecemos una pareja de recién casado —dijo el hombre, ocasionando que su pareja negara con la cabeza mientras sonreía.
—Todo terminó reventando por los aires —terminó Peter de contarle a Harley lo ocurrido en clase de Química el día anterior.
—Lo que nos perdimos —reconoció el rubio entrando él primero al departamento. Cuando levantó la vista se encontró con la curiosa mirada de Anthony.
—¿Peter? —preguntó el mayor. El aludido señaló al muchacho que estaba buscando—. Oh, lo siento. ¿Tú eres Peter? —dijo dirigiéndose al aludido, quien todavía podía oír las palabras que Ned le había dicho días anteriores. ¿Acaso su mejor amigo era vidente? No podía despegar sus ojos de los suyos, pero cuando lo hizo, recorrió cada facción de su rostro, cada centímetro de su cuerpo en cuestión de segundos, pero volvió a levantarla para perderse en la curva que terminó formando su sonrisa—. Encantado de conocerte, mi nombre es…
—Stark… Tony… Anthony… Señor Stark…
De nada había servido las noches sin dormir pensando en cómo sería el encuentro con el sujeto que estaba frente suyo y las posibles respuestas que él le daría a cada una de sus preguntas. Todo raciocinio se esfumó cuando vio al mismísimo Anthony Edward Stark frente a él, dirigiéndole la palabra. El hombre rió sinceramente y se giró para mirar a May.
—La cena ya está lista.
Anthony dejó de mirarlo para dirigir su vista a su tía. ¿Por qué? ¿Acaso él era la razón de esa cena? Sintió a Harley jalándolo de la remera. Cuando lo miró, vio un deje de preocupación en su rostro. El tierno Harley había regresado.
—¿Te encuentras bien? —le preguntó.
—S… Sí… Pero, ¡¿viste quién es?! —Peter no podía ocultar la enmarañada red de sentimientos que estaba experimentando en esos momentos y por más que tratara de explicárselo, dudaba que Harley lo comprendiera. Ned probablemente, sí, pero no Harley.
—Sí, yo también lo vi —respondió el rubio, tranquilo, acariciando con ternura la espalda de Peter para que calmara un poco sus emociones. El castaño alejó su mano abruptamente y se acercó a la mesa donde Anthony y May los esperaban.
—Bienvenido, Harley —lo saludó May.
—Gracias —saludó el aludido con algo de vergüenza—. Lamento la intromisión.
—¡No te disculpes por eso! Eres uno de los mejores amigos de Peter, eso te hace casi parte de la familia —agregó la mujer, guiñándole el ojo a su sobrino, quien no pareció comprender sus palabras.
—Finalmente nos conocemos —le dijo Anthony a Peter sentados uno frente al otro.
—No pensé que… usted quisiera conocerme —reconoció el aludido.
—May sólo ha mencionado maravillas sobre ti, por supuesto que quería conocer a la persona que ha estado acompañándola durante todo este tiempo.
Peter se dio cuenta que Anthony quiso acercar su mano a la de su tía, pero ella ante el leve contacto bajó la suya hasta su regazo bajando la cabeza y sonriendo ampliamente. De nuevo, el muchacho no estaba comprendiendo qué estaba sucediendo. Lo único que le importaba era que Anthony estaba ahí, frente a él.
—Bueno —dijo May.
—¿Ya es hora? —preguntó Anthony.
—Eso creo —respondió la aludida en voz baja.
—Está bien —volvió a decir el hombre aclarándose luego la garganta—. Peter, la razón por la cual estoy esta noche en tu casa es porque quiero… Me retracto… Queremos que sepas que estamos en una relación.
El aludido pestañeó varias veces. Había sido una mala idea tratar de procesar las palabras de Anthony mientras se perdía en su mirada café.
—¿Qué? —musitó.
—Felicitaciones —dijo Harley volviendo a ser el tierno Harley que había ocasionado que Peter pensara en mandarlo al diablo.
—Pero, ¿qué…? ¿Cómo…?
Por más que lo intentara, todas las conexiones neuronales de Peter parecieron romperse ante las palabras de Anthony.
—¿Recuerdas la fiesta a la que me invitó Christine? —le preguntó May.
—¿Esa a la que no querías ir? —repreguntó Peter con un tono de voz un poco más alto.
—Esa misma —respondió su tía con una sonrisa—. Allí nos conocimos.
Su mirada estaba sobre May, no sobre él. No le estaba prestando atención a él, sino a May. Si alguna vez la mirada de Anthony había osado posarse sobre él, había sido por May.

La cena había pasado con la pareja de tortolos contándoles a los menores acerca de cómo se conocieron y cómo poco a poco fue desarrollándose su relación. Peter sólo asentía e intentaba que su rostro expresara emociones que realmente no sentía. Todo el interrogatorio que haría un sobrino respecto a la nueva pareja de su tía estaba a cargo de Harley. Fue una suerte llevarlo esa noche.
—Peter, ¿me ayudas a traer el postre? —preguntó May.
—Seguro.
—Oye, Peter —le preguntó Harley ocasionando que el aludido lo mirara—. Después de esto, ¿saldremos?
—Estoy algo cansado —suspiró el muchacho—. Mejor dejémoslo para mañana.
—En ese caso… Voy a llamar a mi madre para avisarle que iré a casa.
—Está bien.
May le entregó a Peter los potes con helado para que repartiera. Algo llamó la atención en el rostro de su sobrino, por lo cual lo agarró del brazo.
—¿Sucede algo? —le preguntó, preocupada.
—No… Sólo estoy cansado. ¿Por qué?
—Sé que esto fue apresurado, pero… Tony realmente tenía muchas ganas de conocerte, y sé que tú también. Además, puede darte una mano con lo de la presentación para la feria, ¿no? —Peter forzó una sonrisa y regresó al comedor donde sólo estaba Anthony.  
—¿Y Harley? —le preguntó.
—Fue a tu habitación a hablar con su mamá —respondió el mayor.
—Ah.
Nunca había reparado en sus piernas. Se preguntaba por qué. Estaba sentado cómodamente con las piernas entreabiertas. Automáticamente Peter separó sus labios cuando sus ojos llegaron a su entrepierna, y del mismo modo se mordió el labio inferior como si quisiera ahogar todo lo que quería decirle en ese momento. Sus músculos se tensaron y torpemente lo que estaba entre sus manos terminó cayendo al suelo. Peter no pensó en sus acciones posteriores, o quizás se dejó llevar por su inconsciente. Si una persona ajena a la situación cruzara por la puerta de entrada pensaría cualquier cosa si viera a Peter arrodillado frente a Anthony, limpiando lo que segundos antes había sido una perfecta esfera de helado ahora desparramada sobre las piernas del mayor. Lentamente, cuidadosamente y quizás delicadamente, Peter trataba de sacar todo rastro con una servilleta de papel.
—Lo siento —se excusó mirándolo desde abajo.
—N… No te preocupes —dijo el aludido.
—¿Qué sucedió? —preguntó May, entrando al comedor con dos potes más en sus manos.
—N… Nada —dijo Anthony.
May no pudo evitar reír a carcajadas. Se imaginó el rostro rojo de su sobrino por lo que le había hecho a su querido señor Stark. Tardó un poco en recuperar la compostura, pero cuando le hizo le dijo a Anthony que fuera al baño y agarrara una toalla.
—Pondré ese pantalón a lavar —agregó, entre risas.
—De acuerdo —Anthony se levantó rápidamente y fue al cuarto de baño, cruzándose con Harley en el pasillo quien se sorprendió por la prisa que llevaba el hombre.
—¿Sucedió algo? —preguntó el muchacho una vez regresó al comedor.
—A Peter se le cayó helado sobre el pantalón de Tony —respondió May.
Harley se quedó mirando a Peter que, despreocupadamente, tomaba helado sentado en su lugar.
—¿Vas a venir a comer? Si no lo como yo —le dijo Peter.

Anthony sentía su corazón palpitando con fuerza. Era un mal momento para una taquicardia, por no decir el lugar. Pero lo que más le preocupaba era la razón.  La mirada que Peter le había mostrado, arrodillado frente a él, distaba demasiado de la de un sobrino a su futuro tío, y eso lo perturbaba.

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