11 de julio de 2018

[Starker Week 2018] Día 02: Sugar Daddy?

Ciaossu~!!
Más vale tarde que nunca, el segundo oneshot sobre esta pairing :)
El tema está entre signos de interrogación... porque creo que me dejé llevar y dfkjdkljfldskflksdj~ xD
Enjoy~ ♥



Título: Sugar daddy?
Fandom: Universo Cinematográfico de Marvel.
Pairing: Starker (Anthony Stark x Peter Parker).
Formato: Oneshot.
Género: Smut.
Rating: NC-17.
Número de palabras: 1979.
Sinopsis: Tony le regala unos nuevos juguetes a su nene... y se pone a experimentar con ellos.

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Día 02:Sugar Daddy?

¿Cuánto tiempo había pasado? ¿Tres horas?
No.
El maldito reloj de su teléfono marcaba que apenas había pasado quince minutos desde que empezó esa jodida reunión.
Y pobre de él que se atreviera a interrumpir a Steve Rogers para ir al sanitario. No es que el Cap no se dejara interrumpir, pero cada reunión en la que todo el grupo de Avengers estaba reunido se traducía a un problema de escala global.
Sin embargo, lo que más le crispaba los nervios era que cada vez que intercambiaba miradas con alguno de los presentes, todos ellos expresaban estar preocupados por él. Seguía siendo el menor del equipo, pero hacía mucho tiempo que había dejado de ser un niño. Aún así, entre Steve y Tony se había ganado el apodo de “niño”, y el resto sólo empezó a usarlo todavía más que su nombre clave. De hecho, en algún momento “niño” había pasado a ser su nombre clave dentro del equipo.
Maldito Tony…
De acuerdo, lo que más le crispaba los nervios en ese momento era la sonrisa burlona de Tony, que en esos quince minutos había aumentado el nivel del vibrador que tenía enterrado dentro suyo hasta el máximo.
Ese era el pequeño inconveniente de haber aceptado estar con alguien a quien le encanta ponerlo como objeto de todas las miradas cuando todo el equipo estaba reunido.
—“Al menos no se le ocurrió hacer esto cuando estamos en alguna misión”, pensó Peter, suspirando mientras se secaba el sudor que no dejaba de escurrirse de su frente.
—Peter, ¿estás bien?
Fue la voz de Tony la que interrumpió a Steve. Usualmente él se sentaba en la otra punta de la mesa, pero, ¿cómo iba a sacarse la satisfacción de ver a Peter en ese deplorable estado a menos que se sentara justo frente a él? La mirada del aludido se clavó sobre la suya. El desgraciado sabía lo que estaba sucediendo y se las estaba empañando bastante bien como para no estallar en carcajadas frente a sus compañeros. Estaba por responder a su pregunta pero el instintivo acto de verlo relamerse los labios hizo que todas sus conexiones neuronales se rompieran.
—S… Sí, estoy bien, Ton… Señor Stark —tragó saliva en seco. Sintió un sabor amargo bajando por su garganta. No. Era una mezcla extraña con el sabor de su propia sangre, la cual sentiría cuando Tony mordiera sus labios hasta el punto de herirlo.
Carajo. ¿Cómo era posible que hasta eso lo excitara de esa forma?
Era su culpa. Su jodida culpa. Su culpa y la de su maldito cuerpo que reaccionaba más rápido que su mente.
Suspiró aliviado cuando la reunión terminó.
—Señor Parker, ¿tiene un momento?
—S… Sí —jadeó Peter prácticamente, siguiendo los pasos de su mentor escaleras arriba.
El nuevo complejo de los Avengers era majestuoso. No existía otra palabra para describirlo. Pero desde que empezó a vivir ahí, Peter se dio cuenta de la manía que tenía Tony de tener que controlarlo absolutamente todo. Sin que los demás estuvieran al tanto, había instalado cámaras en las habitaciones de sus compañeros a las cuales tenía acceso solamente a través de un programa cifrado de su computadora. Peter lo descubrió de casualidad, un día de esos en los que el monitor estuvo a punto de caerse del escritorio mientras su cuerpo era embestido por Tony. Se mordió el labio inferior, una vez más, mientras entraba a la oficina. ¿Se lo haría de esa forma de nuevo? ¿Con qué le saldría esta vez?
Dentro de sus pantalones su erección ya le dolía. Lo vio sentándose en su sillón, un sitio que parecía ser sagrado para Tony ya que nunca dejó que Peter estuviera encima suyo en ese lugar. Su mirada se cruzó con la de Peter mientras palmeaba una de sus piernas.
—¿Qué esperas? Daddy está esperando —sonrió. Ahí estaba. Eso era lo que había esperando desde el instante cero en que la reunión dio inicio. Las manos de Tony lanzaron sobre el escritorio el control que había estado todo el tiempo en su bolsillo y con el cual había estado atormentando a Peter. Él levantó una mano para acariciar su rostro, pero el mayor fue más rápido y le agarró la muñeca con fuerza antes de que llegara a destino—. Sin tocar —Peter bufó. Odiaba cuando se ponía en ese plan aunque la recompensa siempre ameritaba el sacrificio—. Manos atrás —le dijo, sacándose la corbata de satín color bordó de un tirón—. De rodillas, Parker —agregó. Eso era sólo el principio. El polvo de la suela del zapato exageradamente caro de Tony hizo que la huella quedara grabada en el pantalón de Peter—. ¿Está bien?
—Perfecto —susurró Peter.
—Bien.
Tony le sacó la corbata del mismo modo en que lo hizo con la suya: de una forma tan jodidamente sensual que el más joven no podía contener absolutamente nada.
Daddy —gimió, a milímetro de sus labios. El aliento a menta y la colonia de siempre parecía fuego consumiéndolo lentamente. Tony sólo se sonrió de lado. Mientras ataba la corbata de Peter ahora sobre su cuello se acercó a su oído y lo besó sonoramente, haciéndolo estremecer—. Sígueme —como si Peter fuera un perro, Tony lo llevó justo hasta el centro de la oficina. Internamente el muchacho agradeció que ese cubo dispuesto prácticamente en medio del complejo y que le daba una vista privilegiada del mismo contara con paneles polarizados. Tony lo dejó allí, sentado sobre sus piernas, devorándolo con la mirada mientras sus zapatos resonaban sobre el suelo. Algo le llegó a la mente, lo cual lo hizo esbozar una sonrisa—. Ah, me había olvidado. Tengo un pequeño obsequio para ti.
La mirada de Peter se iluminó por unos instantes. Después de todo, le gustaba ser su baby boy aunque a Tony le encantara experimentar con él.
El mayor volvió hacia el escritorio y agarró un abrecartas con el cual jugó lanzándolo al aire y atrapándolo mientras se acercaba nuevamente a Peter. El muchacho tragó en seco. ¿El juego estaba yendo demasiado lejos?
Daddy…? —musitó.
—De boca al suelo —le ordenó Tony. Su voz seria ocasionó que una corriente eléctrica recorriera cada nervio del aludido. No podía hacer otra cosa más que hacer caso a sus órdenes. Ya había osado negarse a uno de sus pedidos y no la había pasado exactamente bien. La ropa de Peter terminó siendo destrozada por el objeto cortante. En ningún momento Tony tocó su piel con aquel objeto. Aunque estaba desnudo en el suelo, Peter suspiró. Esperaba que en ningún momento se le cruzara por la mente hacer algo distinto con eso. Sin darle tiempo a respirar, Tony sacó el objeto vibrador que estaba en el interior de Peter de un tirón, haciéndolo lanzar un grito—. ¿Te gustó?
—Mhh… Sí —susurró Peter.
—¿Qué?
—Sí, daddy, sí —reiteró el aludido, gimiendo.
—Muy bien, eso es lo que quería oír —Peter no entendió qué sucedió después de eso. Sólo oía sonidos detrás suyo hasta que Tony apareció frente a él, y lo ayudó a sentarse—. ¿Ves esto? —le preguntó enseñándole un artefacto del tamaño de una falange del dedo de Tony pintado con los colores del traje de Iron Man.
—Sí.
—Este es mi regalo —por más que Peter tratara de encontrarle alguna utilidad en ese momento a lo que Tony le estaba enseñando, nada se le venía a la mente—. Espero que te guste. Acuéstate —Peter hizo caso a su pedido y se acostó nuevamente en el suelo. Su pelvis fue levantada por la mano de Tony quien introdujo el artefacto entre sus muslos. Peter sintió tan solo una ligera molestia. Su interior aún se encontraba resentido por el vibrador y no había vuelto a su tamaño normal—. ¿Te gusta?
—S… Sí —respondió el muchacho, confundido.
De pronto, el artefacto pareció hincharse dentro suyo mientras trataba de salir y volver a enterrarse en su interior como si contara con cierta autonomía. Cuando quiso darse cuenta estaba gimiendo por un trozo de metal. Tony volvió a pararse frente suyo. Peter trató de levantar la vista para mirarlo aunque fuera de reojo.
—Esto —le dijo señalando los anteojos que tenía puestos y que desplegaban la interfaz de, aparentemente, el software del “regalo” que Tony le había dado— sirve para manejar eso.
—¿T… Tú…?
—Yo le doy la forma y el movimiento que sea. Sólo tengo que pensarlo para que se haga realidad.
Peter se dio la cabeza contra el suelo sin darse cuenta. La excitación lo estaba enloqueciendo y no poder llegar a su erección y masturbarse, todavía más.
—D… Daddy… Por favor —gimoteó—… Necesito que me toques…
—Oh, sí. Tengo un regalo para esa parte también.
Ese día la palabra “regalo” de Tony se traduciría en “tortura” para Peter. No supo qué fue, pero colocó algo alrededor de su virilidad. Su cuerpo se estremeció al sentir el suave contacto de su piel contra la palma de Tony. Estuvo a punto de acabar en ese instante, pero no pudo hacerlo. Sintió una ligera opresión sobre la base del tronco, por debajo de sus testículos y sobre su glande.
Daddy… ¿Q-- Qué fue lo que hiciste…?
—Apenas estamos empezando, nene. No pensarás terminar antes, ¿no? —jadeó, sobre su oído. Dentro suyo, Peter sentía cómo el nuevo juguete de Tony se movía hacia atrás y hacia adelante, cada vez más cerca del punto que a él lo hacía explotar. Lágrimas de dolor y al mismo tiempo de puro placer salían de sus ojos avellanas. Le dolía. A cada estocada que aquel aparato hacía dentro de su cuerpo, el otro parecía vibrar con más intensidad en torno a su hombría—. ¿Te duele? —Peter giró lo que pudo la cabeza y asintió—. Oh, pobrecito mi nene —gimió Tony, acariciando su propia erección por sobre la tela del pantalón—. ¿Quieres que tu papi te atienda?
—¡Sí! ¡Por favor! —gimió Peter sintiendo que su sangre hervía.
Tony se deshizo de su ropa de la cintura para abajo. Después de todo, esa era la única parte que utilizaba con Peter. Rió al sentir que no necesitó ni de lubricante ni de demasiada presión para penetrar al muchacho: su nuevo juguete pareció haber hecho todo el trabajo por él.
—¿Sientes cómo el nuevo juguete que te regalé llega hasta lo más profundo? —gimió, mientras masturbaba a Peter aún con aquella restricción sobre su hombría. Lo oyó decir que sí, débilmente, casi sollozando. Le dio un suave beso sobre el cuello, como si tratara de apaciguar al menos un poco su dolor de aquella dulce manera—. ¿Puedes verlos ahí abajo? —le preguntó, en referencia a varios de sus compañeros de grupo, quienes seguían sentados en torno a la mesa de reuniones—. ¿Sobre quién te gustaría acabar? —agregó, en forma sensual, recorriendo el contorno de su oreja con la punta de su lengua.
—N-- Nadie… Sobre nadie…
Tony frunció el ceño. Definitivamente esa no era la respuesta que él estaba buscando.
—Si no me lo dices este juguete va a quedarse aquí para siempre, y ninguno de los dos queremos eso, ¿no es así?
—Pero…
—Mira.
Tony golpeó dos veces el suelo con fuerza. Desde abajo, las miradas parecieron posarse sobre Peter, pero aunque eso era imposible, de todos modos, se estremeció.
—¡No! ¡Por favor! ¡No, daddy!
—Te gusta —susurró Tony, sin poder creerlo él tampoco—. ¡Vaya! Resulta que este nene es toda una sorpresa. Sólo por eso… Yo seré quien elija —le dijo antes de liberar su erección de la opresión y masturbarlo hasta que el suelo terminó con una mancha blanquecina—. Buena elección —Tony se sentó en el suelo. Su mirada estaba posada sobre el cuerpo de Peter que trataba de recuperar el aire acostado a unos cuantos pasos lejos suyo—. Peter —el aludido lo miró—…, es hora de la comida…  
—Sí, daddy

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