Ciaossu~!!
A modo de excusa estúpida, voy a decir que al menos el sexto lo publiqué este año xD
No puedo creer haber tardado tanto en publicar esta historia que está tan buena ;w;
Voy a armarme otro calendario para hacerlo más seguido ;;
Título: Memories.
Capítulo 07: Enfrentamiento.
A modo de excusa estúpida, voy a decir que al menos el sexto lo publiqué este año xD
No puedo creer haber tardado tanto en publicar esta historia que está tan buena ;w;
Voy a armarme otro calendario para hacerlo más seguido ;;
Enjoy~ ♥
PD: ¿Saben qué? Es re doloroso escribir sobre el Baru ahora que ya no
está ;; </3 Listo, chau, ya lo dije. Ahora me voy a llorar al rincón
;A;Título: Memories.
Fandom: Johnnys.
Pairing: Shibutani Subaru x Kato Ai.
Formato: Multi-chaptered.
Género: AU, drama, violento.
Rating: NC-17.
Capítulo: 07/ 10
Cantidad de palabras: 3415.
Sinopsis: Luego de la proposición de matrimonio de Ryuhei a Ai, y que Shingo eligiera el bando al cual va a pertenecer, You opta por mantenerse neutral hasta ver cómo siguen avanzando las cosas.
Tadayoshi le saca información a Ryo aunque eso signifique destrozar parte de su propio hogar.
Toma se empecina en hacer que Yuya recupere sus peores recuerdos, pero es enfrentado por Takahisa, quien corre a advertirle a Keiichiro quien no logra comprender por qué amigos y enemigos están viviendo peligrosamente bajo el mismo techo.
Todos eligieron su bando y sólo resta esperar lo peor.
Tadayoshi le saca información a Ryo aunque eso signifique destrozar parte de su propio hogar.
Toma se empecina en hacer que Yuya recupere sus peores recuerdos, pero es enfrentado por Takahisa, quien corre a advertirle a Keiichiro quien no logra comprender por qué amigos y enemigos están viviendo peligrosamente bajo el mismo techo.
Todos eligieron su bando y sólo resta esperar lo peor.
Precuela: Supplier.
Acordate
que también podés seguir esta historia en las siguientes plataformas: Amor::Yaoi, AO3, Asian Fanfics, Livejournal & Wattpad :)
*************************************
Capítulo 07: Enfrentamiento.
Ai no podía creer lo que había oído. No
supo cuánto tiempo se había quedado inmóvil, mirando a Ryuhei, esperando que le
dijera que podía reaccionar, y que todo era una broma.
—Parece que la novia se quedó sin
palabras —bromeó Ryuhei.
—¿Puedo… pensarlo…? —preguntó Ai.
—No tienes todo el tiempo del mundo, pero
puedes —respondió Ryo—. No queremos acaparar todo el tiempo importante que
tiene tu tío.
—Oh, no te preocupes por mí —dijo You,
con una seña de mano—. Yo sí tengo todo el tiempo del mundo.
—Yoko —llamó su atención Shingo, en voz
baja.
—Lamento ser inoportuno, pero, ¿podemos
ir a casa? —preguntó Yuya a su secretario y a su supplier.
—¿Para qué? —le dijo Ryo, con una
sonrisa—. La casa es lo bastante amplia como para que todos se queden aquí,
¿no, Tadayoshi? Además —agregó sin dejar responder al aludido—…, yo aún no
estoy del todo repuesto de lo sucedido…
—Como siempre, haz lo que quieras, cariño
—dijo Tadayoshi. You lo miró, sin comprender del todo tal empalagosa muestra de afecto entre ambos. Ryo sonrió sinceramente.
—Entonces…, me retiro —dijo Ai, mirando a
Tadayoshi, quien asintió con la cabeza.
—Yasu —llamó la atención del rubio el
dueño de la mansión—, ve con Ai, por favor —le pidió. El aludido sin mediar
palabra, siguió los pasos de la muchacha, al igual que Subaru—. Ryo, ¿podemos
hablar? —le pidió, levantándose de su asiento.
—Ah, lo siento, pero, creas o no, estoy
algo cansado. Iré a descansar un rato. Que atiendan a nuestros invitados, por
favor —le dijo a Tadayoshi, antes de subir por las escaleras hasta su cuarto.
El aludido omitió sonido una vez Yuya fue instalado.
—Yoko, ¿podemos hablar? —le pidió a su
hermano, levantándose de su asiento. You lo imitó, al igual que Shingo—. A
solas, por favor.
Shingo miró a You, quien negó con la
cabeza, dándole el pie a quedarse en el comedor con el resto de los presentes. El
vampiro, por su parte, siguió a su hermano menor hasta la biblioteca.
—¿Puedes explicarme qué está sucediendo
aquí?
—Cuando te conté lo de Subaru fue para
prevenirte.
—¿De?
—Va a estallar una guerra.
—Intuyo contra quiénes se están
enfrentando, pero, ¿es en serio…?
—No son solo las mentiras a las que
fuimos sometidos, también está el proceso de tortura hacia un igual, y la forma
en que se burlaron de Erika…
—¿Quieres saber de qué lado voy a estar?
—Sí —respondió Tadayoshi, en un suspiro.
—Por mi parte, me gustaría seguir viendo
a este nuevo Subaru, saber si realmente perdió la memoria.
—Erika nos advirtió que fue un error esperar
a que siguiera utilizando sus poderes como si nada. La búsqueda se limitó a
grandes cantidades de energía en vez de enfocarse en su fortaleza en sí.
—De todos modos, quisiera hacer las cosas
a mi manera. Sin embargo, cuando llegue el momento de pelear, no dudes que
obtendrás mi respuesta.
La noche pareció llegar más temprano que
de costumbre. Cuando se dio cuenta, se había quedado leyendo hasta muy tarde en
la madrugada. Inconscientemente, le incomodaba tener que compartir la
habitación con el enemigo, pero tenía que tenerlo cerca ante cualquier
eventualidad. Además, necesitaba saber por qué había alojado a Yuya en la
mansión, cuando sus recuerdos respecto a Subaru habían sido suprimidos. Si su
as bajo la manga era Yuya, debía estar preparado.
—Ah, pensé que nunca vendrías —le dijo
Ryo, quien estaba sentado en la cama en medio de la oscuridad.
—Rayos… Y yo que pensé que estarías
durmiendo —se quejó Tadayoshi, cerrando la puerta de la habitación a su paso.
—No sin mi beso de buenas noches —dijo el
aludido.
—Te mereces estar en penitencia por lo
que hiciste.
—Era eso o algo peor.
Tadayoshi se sentó al lado de Ryo y se
arropó con las sábanas.
—Míranos… Estamos en la misma cama, uno
al lado del otro y, sin embargo, algo invisible nos separa…
—Y siempre lo hará…
—Porque tú lo crees…
—Ohkura, por favor… ¿Acaso no recuerdas
cómo me puse cuando me enteré de la forma en que llegué a este lugar?
—Pero, pese a todo tu rencor, tus
sentimientos por mí no cambiaron…
—Ai desconoce su fuerza…
—¿Por eso quieres a Maru? ¿A Tegoshi? ¿Por
eso vas a obligar a nuestra hija a casarse con alguien que no quiere?
—De nuevo con eso —susurró Ryo,
aferrándose a las sábanas—. ¿Cuándo vas a entender que ella no es mi hija?
—¿Y qué con eso? Ella te ve de esa
manera.
—¿Y tú crees que es fácil? —le preguntó,
levantándose de la cama. Su cuerpo empezó a dar vueltas alrededor de la cama—.
¿Que Ai me pregunte a mí qué carajo le pasó a su madre? A ver, dímelo tú, señor
sabelotodo, ¿cómo respondes a una pregunta así si tú fuiste el causante de todo
eso? Estamos de acuerdo en que yo no lo hice directamente, pero usé y lastimé a
muchísima gente en el proceso.
—Lo mismo que vas a hacer ahora.
—Quiero protegerla —reconoció Ryo,
acercándose a Tadayoshi.
—Utilizando a Tegoshi de nuevo.
—Es la única solución.
—¿Para qué?
—Para que la presencia de Subaru
desaparezca de una vez por todas.
—Bingo —susurró Tadayoshi, después de un
rato. Ryo, que estaba en la otra punta de la cama, lo miró con el ceño
fruncido, sin entender su reacción.
—¿Qué…?
—Lo siento, pero necesitaba conocer tu
plan —respondió el aludido, arreglando su parte de las sábanas y acomodándose
para dormir—. Ahora voy a poder dormir tranquilo. Buenas noches.
Ryo se quedó de pie frente a la cama,
pensando qué era lo importante qué había soltado sin querer.
—Espera un momento, tú sabías que el plan
era matar a Subaru. ¿Qué es lo relevante?
—Que utilizarás a Tegoshi para eso
—respondió Tadayoshi, quien le daba la espalda.
—Hay una cosa que no sabes, mi amor —dijo
Ryo. De su mano, emanó un aura negra la cual utilizó para golpear el lugar del
lecho donde Tadayoshi estaba descansando—. Que yo también tengo parte de su
poder.
—Eso lo supe desde que Erika dijo lo que
hiciste —reconoció el aludido que había saltado de la cama para evitar ser
atacado. Su parte de la cama quedó reducida a trozos de madera.
—Debiste haberte ido a dormir al living.
—¿Cuándo nos peleamos? ¿Nos peleamos?
Utilizando el mismo ataque, esta vez, Ryo
utilizó aquella aura para expulsarla de su mano y disparar directo a Tadayoshi.
Sin embargo, el aludido salió de la habitación y el ataque fue recibido por la
puerta. Ryo suspiró y salió en su búsqueda, sin embargo, se notaba la
diferencia de experiencia a la legua: cada golpe que trataba de asestarle era
evadido por Tadayoshi y desviado a algún sector de la casa donde no hubiera
gente. De ese modo, llegaron a la biblioteca, donde Tadayoshi pareció volverse
vulnerable. A un extremo de la misma, alzó ambos brazos en dirección a Ryo.
—¿Qué quieres?
—Espera, espera, espera. Aquí, no —le
pidió—. Por favor —Ryo se acercó a él, pero un agarre sobrenatural lo estampó
contra la pared y agarró sus extremidades para impedirle el movimiento—. Tienes
a Tegoshi, tienes a Maru, pero, ¡oh! ¿Recuerdas quién le cedió a Maru los atributos
que tanto alardeas tener de tu lado?
—De ti —respondió el aludido.
—Muy bien, Ryo-chan. ¿Y sabes una cosa?
—de repente, el agarre sobre Ryo fue reemplazado por la mano de Tadayoshi sobre
su cuello—. Hace mucho tiempo que no los uso.
Lejos de hacer alarde de sus poderes,
Tadayoshi besó a Ryo apasionadamente. El más bajo utilizó sus manos para que
ahora fuera Tadayoshi quien estuviera contra la pared, empujándolo con fuerza.
Abrazándolo él también, lanzó un gemido de placer que hizo sonreír a su pareja.
En medio de aquella pelea que apenas estaba comenzando, no pudieron evitar
seguir sintiendo una pasión que los consumía por dentro y que necesariamente
necesitaba del otro para poder seguir viva.
En el corto camino que Toma hizo desde su
habitación hasta encontrarse con Ryuhei en el pasillo, le pareció que había
pasado un tornado.
—¿Qué pasó aquí…?
—Parece que Ryo hizo las paces con
Ohkura.
—¿A esto le llamas hacer las paces? A
propósito, ¿sabías que han vuelto a desaparecer dos archivos del registro
negro?
—¿De nuevo Ai? —suspiró Ryuhei.
—Sabes que ella no puede abrirlo —el
aludido miró a Toma.
—Entonces fue…
—Exacto. ¿No te interesa saber cuáles
archivos desaparecieron?
Toma se acercó a Ryuhei y le dijo algo al
oído que lo dejó sorprendido.
—Buenos días —saludó Yuya a ambos,
mientras salía de su habitación.
—Buenos días —lo saludó Ryuhei.
—¿Cómo dormiste? —le preguntó Toma,
acercándose a él.
—Mal porque estabas a mi lado.
—Perdón por eso.
—Ah, Maru, ¿podemos hablar? —la voz de
Shingo alertó al grupo.
—Claro, vamos a mi habitación —respondió
el aludido.
—¿Sucede algo malo? —preguntó Yuya a su supplier, una vez estuvieron solos.
—No, ¿por qué? —dijo Toma, pasando su
brazo por sobre la espalda del rubio y caminando ambos hacia las escaleras.
—Siento el clima un poco tenso… ¿Cómo es
eso que Maru le pidió matrimonio a Ai-chan?
—Cosas que pasan —respondió Toma,
hincándose de hombros.
—Estás parco de palabras, Toma —le
recriminó su pareja con una sonrisa.
—Perdón. Oye, Yuya —llamó su atención el
aludido, aminorando el paso.
—Dime…
—¿Recuerdas lo que pasó en la empresa
hace unos días? ¿O cómo nació Ai-chan?
—Por supuesto que… no —la segura voz del
vampiro se tornó en una llena de duda—… N… No lo recuerdo…
—Pronto lo harás, pero no te esfuerces
—le advirtió Takahisa, apareciendo en el pasillo—. Es una secuela del golpe que
tuviste.
—Ah, sí. Erika me lo dijo —reconoció
Yuya—. Si es así, no tienes de qué preocuparte, mi amor —le dijo a Toma—; tarde
o temprano los recuperaré.
El aludido sonrió y dirigió luego su
mirada a Takahisa.
—¿Quieres ir bajando? Me olvidé algo en
el cuarto —le dijo el secretario.
—¿Tú no vienes? —le preguntó a Toma.
—Tengo que preguntarle algo a Maru, lo
esperaré aquí.
—Está bien.
Takahisa esperó prudentemente a que Yuya se
hubiera ido para hablar con Toma.
—¿Estás consciente de lo que estás
haciendo?
—Por supuesto que sí.
—Algo me dice que no.
—Ryo lo detendrá. O, en el peor de los
casos, Maru.
—¿Matándolo?
—Reteniéndolo. Así como Ryo pudo tomar
parte de su alma, también podrá hacerlo con el poder que tiene en su interior.
—Lo de la otra vez no fue más que pura
suerte. Ryo no tiene el conocimiento suficiente ni la fortaleza para hacer
frente a tremendo poder.
—Gracias, Masuda. Por primera vez estamos
de acuerdo en algo.
—¿En qué?
—En que seremos enemigos.
—Siempre lo fuimos.
—Pero ahora vienes a mostrar tus
garritas.
—No quieres verme enojado, Ikuta.
—Mira cómo tiemblo —le dijo el aludido, a
centímetros suyo.
—¿De qué querías hablar? —le preguntó
Ryuhei a Shingo.
—Lo que sea que estén tramando para
derrotar a Subaru, cuentan conmigo.
—Así que tú eras la cuarta persona de la
cual hablaba Ryo…
—¿Qué?
—Hace unos días Ryo dijo que alguien más
se nos uniría. Gracias.
—Pero saben que todos los demás están en
su contra.
—Lo sé. Erika, Koyama, Ai…, Sho-chan…
—Me di cuenta de todo cuando le dijiste
eso a Ai… ¿Realmente vas a sacrificar lo que sientes por Yasu?
—Él lo entenderá…, tarde o temprano
—reconoció en un suspiro.
—Más vale que lo haga temprano, porque
está sufriendo.
—¿En serio estás de mi lado? —le preguntó
Ryuhei, sonriendo de lado.
—Aunque, a decir verdad…, en parte no me
sorprende la situación… Es decir, Ai y tú…, podrían funcionar…
—No ahora. Hace algunos meses, tal vez,
pero no ahora.
Ryo miraba a Ai, Shota y Subaru recorriendo
el parque desde el balcón aunque frente suyo se estaba exhibiendo un banquete
que estaba pasando desapercibido.
—De aquí puedes asestarle un golpe mortal
—le susurró Tadayoshi al oído, haciéndolo asustar.
—¿Con todos esos hakudaku acechando? Olvídalo, no soy un suicida.
—¿No sientes pena por Yasu? —le preguntó
el más alto, sentándose frente a él.
—Daño colateral.
—Si te oyera decir eso… no lo creería
viniendo de ti…
—Las personas cambian.
—No así sus corazones.
—¿Otra vez vamos a tener una conversación
de esta índole?
—Tiene razón —dijo Erika, sentándose en
la silla vacía entre ambos. Hiroki, que estaba de pie detrás suyo, se sentó en
la silla frente a ella—. Sería un suicidio que te atrevieras a levantar la mano
y atacar a Subaru.
—Pensé que yo tenía inmunidad —dijo Ryo.
—Eso se terminó cuando me cambiaste por
Tadayoshi-kun.
—Pensé que no había más rencores al
respecto —le dijo, sirviéndole té en un pocillo.
—¡Qué poco conoces a las mujeres!
—También pensé que eras mi amigo, Hiro.
¿Té?
—Que no comparta tus mismas intenciones,
no quiere decir que haya dejado de serlo. No, gracias. No tengo apetito.
—¿Quién lo hubiera dicho? —dijo Ryo,
dejando la tetera en medio de la mesa—. Antes Tadayoshi hubiera sido capaz de
matarte, y ahora…, los dos están en el mismo bando…
—Como dijiste, las personas cambian,
Ryo-chan.
—Alguien como Subaru, no lo hace.
—Wow… ¡Qué clima más tenso! —exclamó
Yuya, acercándose al grupo. Hiroki se levantó para darle su asiento. El rubio
agradeció con un movimiento de cabeza y se sentó—. ¿Me perdí de algo?
—No, de nada en particular —respondió
Erika, bebiendo té.
—¿Qué sucedió anoche? —preguntó Yuya—.
Escuché algunas voces, pero…, no podría decir si estaba despierto o era parte
de un sueño.
—Depende lo que hayas oído —dijo Ryo—.
Tuvimos una pequeña discusión con Tadayoshi.
—¿Ah, sí? ¿Por qué?
—Nos sirvió para arreglar nuestras
diferencias —dijo Tadayoshi, tratando de terminar con esa conversación.
—Pobre Tegoshi-san —dijo Shota, mirando
hacia el balcón.
—¿Por qué? —preguntó Subaru.
—Debieron suprimir parte de sus recuerdos
para evitar una recaída.
—¿Recaída?
—Ustedes no lo saben, pero, una vez, la
fuerza de Tegoshi-san nos puso a todos en peligro.
—Ehh… No sabía que Tego era así de poderoso…
Es decir…, no lo aparenta —dijo Ai.
—Es verdad —reconoció Shota con una
sonrisa—. Pero cuando estás en problemas es cuando muestras tu verdadera
fuerza, Ai-san.
—Debe ser horrible llegar hasta esos
extremos —dijo la aludida—. Es decir, tuvo que enfrentarse a todos ustedes,
¿no?
—En realidad, fue Maru el que se le
enfrentó.
—¿En serio? —preguntó Ai después de lo
que pareció una eternidad.
—Sí. Él también estuvo en problemas por
su culpa —dijo Shota—. Pero, al fin y al cabo fue el amor de Ikuta-san lo que
lo salvó y lo trajo de vuelta.
—Ai —dijo Subaru.
—Exacto —dijo Shota con una sonrisa.
—¡Ay, Yasu! Siempre me siento tan bien
cuando hablo contigo —reconoció Ai.
—¿En serio?
—Eso es porque Yasuda-kun tiene un
corazón lindo —dijo Subaru.
—Debes aprender más palabras, Subaru
—dijo la muchacha.
—Que Ikuta-kun hizo, ¿qué? —dijo
Keiichiro que, aunque había escuchado perfectamente cada una de las palabras
pronunciadas por Takahisa, algo le impedía creerlo.
—Tengo la impresión de que Ryo quiere
tomar posesión de sus poderes.
—Tadayoshi debe saber esto —dijo el vampiro
con la intención de dirigirse al balcón, pero Takahisa agarró su brazo y lo
detuvo.
—Espere… Algo me dice que Ohkura-san ya
lo sabe…
—Y también sabe que Toma mantuvo cautivo
a Subaru-kun y los mantiene a todos viviendo bajo el mismo techo.
—Yo también pienso que es una locura,
pero…, es mejor tener cerca al enemigo, ¿no? —dijo Takahisa, comprendiendo sus
sentimientos.
—Aún así, voy a ir a decírselo. No
podemos permitir que pongan en peligro la vida de uno de los nuestros por un
capricho —hecho una furia como nadie nunca lo había visto, Keiichiro se dirigió
al balcón donde aún estaban desayunando y, al mismo tiempo, desafiándose con
las palabras. La tensión que podía sentirse en el aire aumentó su descontento.
Sin mediar palabras, se acercó a Ryo y le dio un golpe que lo hizo caer al
suelo. Los presentes se levantaron de sus asientos, y Ai, Subaru y Shota
miraron hacia aquel lugar debido al ruido de la silla de Ryo cayendo al suelo
junto con él. Ryo, por su parte, no terminó de salir de su asombro que Keiichiro
lo estaba levantando del suelo agarrándolo del cuello con una mano—. No te
atrevas a hacerlo.
—Kei-chan, espera —intentó calmarlo Erika
posando una mano sobre su espalda, pero lejos de responderle, Keiichiro seguía
sosteniendo a Ryo de aquella forma tan riesgosa.
—¡Papá! —exclamó Ai, airosa por salir
corriendo en su ayuda.
—Ai-san, espere —le pidió Shota—. Creo
que Nishikido-san la ayuda que menos espera es la suya…
—Pero…
—No se preocupe, todo estará bien —le
dijo el aludido, con una sonrisa.
—Koyama-san, todo está bien —Shingo salió
junto a You e imitó a Erika. A diferencia de la mujer, él sí tuvo éxito.
Keiichiro soltó a Ryo, quien cayó estrepitosamente al suelo, tosiendo, y
pestañeó varias veces, como si hubiera despertado de un largo sueño, acto seguido
se volvió a Shingo.
—No vuelvas a usar tus trucos conmigo —le
pidió.
—Si no lo hacía, iba a matar a Ryo —le
dijo, extendiéndole la mano al aludido, quien la aceptó y se levantó del suelo.
—No sé de qué rayos me estás hablando —le
dijo Ryo a Keiichiro, quien se giró para mirarlo.
—Kei-chan —llamó su atención Shigeaki,
pero este le hizo una seña con la mano.
—Lo que estés por hacerle a Tegoshi, no
lo hagas. Sabes muy bien a qué me refiero.
Con Yuya a pasos suyo, Keiichiro no podía
ahondar en detalles, pero él sabía muy bien a qué se estaba refiriendo.
—Realmente no sé de qué me hablas…
You, a pasos de todo aquel asunto, se dio
cuenta de qué grupo iba a formar parte. Miró a Tadayoshi y negó con la cabeza
con una expresión de lástima.
—¿Lo ve? —le dijo Shota a Ai—. Le dije
que todo estaría bien.
—Pero…, ¿no parece como si se acercara
una guerra? —preguntó Subaru.
Ryo entró a la mansión junto con Shingo.
—Estoy bien —le dijo Ryo, un poco alejado
del grupo que estaba afuera—. Ahora ya saben contra qué se van a enfrentar. Ve
a cumplir tus labores como secretario y supplier.
—¿Y tú?
—¡Oh! Yo ya lo hice —respondió, mirando
las marcas que había en uno de sus brazos—. Pero Tadayoshi no salió airoso de
esta.
—¡Esto es una locura, Tadayoshi! —exclamó
Keiichiro, caminando de un lado a otro como una fiera enjaulada—. ¡No podemos
estar todos juntos bajo un mismo techo!
—Sé que no, Koyama-san, pero no encuentro
otra forma de pasar esta situación lo mejor posible.
—¡¿Acaso no ves lo que estás logrando?! ¡Nos
vamos a matar entre nosotros antes de tiempo!
—¡¿Crees que no lo sé?! —soltó finalmente
el dueño de casa, levantándose de un salto y golpeando la mesa con el puño—.
¡Anoche casi termino matando a Ryo! —el silencio provocado por sus palabras
duró lo suficiente como para que él volviera a tomar asiento—. Y no te
preocupes por Tegoshi. Sé lo que quiere hacer Ryo, y no pienso permitirlo.
Aunque deba ser yo el que tenga que entregar su cabeza en bandeja de plata…,
que así sea para que todo esto termine.
—Espera, Tadayoshi-kun, ¿qué quieres
decir con eso? —le dijo Erika, sintiendo un sudor frío recorriéndole la
espalda.
El aludido miró a Yuya y posó una mano
sobre la suya. Cuando el rubio lo miró, el morocho le sonrió. Palmeó el dorso
de su mano y se acercó a él para decirle algo al oído. Yuya se alejó de él con
los ojos abiertos como platos. Tadayoshi negó con la cabeza.
—No hay otra alternativa. Tendremos que
hacerlo apenas pase el casamiento de Ai.
—Entonces, ¿yo no cuento en sus planes?
—preguntó la aludida, quien había llegado en ese instante al lugar, junto con
Shota y Subaru—. Es decir, sólo soy un objeto más en sus planes…
Su padre no respondió. La muchacha volvió
corriendo sobre sus pasos.
—Subaru-kun, Yasu, por favor, quédense
con ella —Shota asintió y siguió los pasos de Ai, sin embargo, Subaru se lo
quedó mirando—. ¿Algo que objetar?
—Ai no quiere casarse con ese tipo…
—Lo sé —dijo su padre—. Pero no saldrá
nada malo de todo eso, te lo aseguro. A propósito, cuida también a Yasu. Aunque
no lo aparente, él también está sufriendo con ese casamiento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario