Ciaossu~!!
Cuarto día de la Starker Week :)
Tengo sueño pero voy a quedarme viendo una película... ¿Por qué? No hay por qué xD
Sinopsis: Un par de niños ponen manos a la obra para darles un delicioso regalo a sus padres en un día muy especial.
Nota 1: Posible continuación del día anterior.
Nota 2: El título de este oneshot es un verso de la canción de mis put... Eh... Digo... de una canción del grupo de J-Pop, Kanjani∞, 「って!!!!!!!」 , que es la canción #120 ubicada en la página 5 (y no, en YouTube no está -_-;).
Acordate que también podés seguir esta historia en las siguientes plataformas: Amor::Yaoi, AO3, Livejournal & Wattpad :)
Día 04: You Are My Everything.
Cuarto día de la Starker Week :)
Tengo sueño pero voy a quedarme viendo una película... ¿Por qué? No hay por qué xD
Enjoy~ ♥
Título: You Are My Everything.
Prompt: (Intento de) Tanto fluff en la trama hasta que duela.
Prompt: (Intento de) Tanto fluff en la trama hasta que duela.
Fandom: Universo Cinematográfico de Marvel.
Pairing: Anthony Stark/ Peter Parker.
Personajes: Dum-E, Peter Parker, Tony Stark, U... entre otros que si menciono, spoileo la trama ;)
Formato: Oneshot.
Pairing: Anthony Stark/ Peter Parker.
Personajes: Dum-E, Peter Parker, Tony Stark, U... entre otros que si menciono, spoileo la trama ;)
Género: Fluff.
Rating: PG-13.
Número de palabras: 1632.
Sinopsis: Un par de niños ponen manos a la obra para darles un delicioso regalo a sus padres en un día muy especial.
Nota 1: Posible continuación del día anterior.
Nota 2: El título de este oneshot es un verso de la canción de mis put... Eh... Digo... de una canción del grupo de J-Pop, Kanjani∞, 「って!!!!!!!」 , que es la canción #120 ubicada en la página 5 (y no, en YouTube no está -_-;).
Acordate que también podés seguir esta historia en las siguientes plataformas: Amor::Yaoi, AO3, Livejournal & Wattpad :)
Día 04: You Are My Everything.
—¡Dum-E! ¡Así no! —una voz infantil retumbó en la cocina acompañada del sonido de cucharas y tenedores siendo utilizados. Un niño la miraba, sentado no muy lejos suyo, aburrido. Él quería ayudarla, pero reconocía que era
algo torpe. Volteó una de de sus manos y acarició la pequeña cicatriz que tenía en medio de la palma, sonriendo al sentir una extraña sensación al hacerlo, una
sensación de alegría. Claro que al hacer memoria hasta aquel día en que obtuvo
esa marca por haber tocado algo que no debía, hizo que su rostro se arrugara
hasta el borde del llanto. Pero, no. Si lloraba, llamaría la atención de
aquella niña que, con total diligencia y ayudada
de las instrucciones de un video que se reproducía a través de una pantalla
holográfica, intentaba incursionar en el mundo de la cocina. Un par de manos
robóticas hacían el trabajo pesado, claro. Sonarían alarmas por todo el lugar
si él o ella se acercaran a artefactos o lugares peligrosos. De repente, la
niña se volteó, enseñándole un delantal que en una vida anterior había sido de
color rosa con corazones blancos, pero que
ahora estaba lleno de harina, chocolate, mermelada, y demás cosas que en medio
del enchastre no lograba identificar. Ella se acercó a sus espaldas y corrió la
silla donde él estaba sentado de forma estrepitosa a la mesa donde ella estaba trabajando—. ¡U! —exclamó
señalando una mano robótica a su derecha—. Dale un recipiente.
El robot le entregó un recipiente de plástico
al niño. La pequeña le extendió una cuchara del mismo
material.
—¿Quieres que te ayude? —le preguntó con el ceño
fruncido.
—No voy a llegar a hacer todo si lo hago sola
—reconoció la niña, tratando de quitarse el cabello que le cubría el rostro—.
Así que, sí, puedes ayudarme.
El rostro del pequeño pareció iluminarse y
llenarse de alegría. Su llegada a ese hogar había sido especial. Así se lo
habían informado sus padres. Pero esa niña que al lado suyo revolvía el
contenido de un recipiente circular, parecía saber algo más. Nunca le había
demostrado que lo odiara, pero pocas veces
accedía a jugar con él. Él era como un extraño, y no quería que ella le fuera
distante. Algo en lo profundo de su alma lo impulsaba a protegerla, aún cuando
ella le doblara la edad. Esa era una de las razones por las que él siempre
terminaba con algún raspón o herida. Aún cuando se caracterizara por su
torpeza, también lo hacía por su vehemencia, así que no le importaba salir
herido si era por proteger a esa niña.
—¿Así está bien? —le preguntó, esperando
su visto bueno para empezar a mezclar los ingredientes dentro de su recipiente.
—Mhh… Sí, así está bien —respondió ella,
husmeando el contenido del recipiente del niño—. Cuando esté todo mezclado,
pídele a U esos moldes de allá y tira el contenido dentro de cada uno. Luego
los acomodas sobre esta placa como están esos que se están enfriando allá
arriba, ¿de acuerdo?
—Está bien.
—Y por nada del mundo te acerques al horno o a
la placa. Van a saltar todas las alarmas si lo haces, y todavía falta el café.
Dum-E, ¿y eso cómo está?
La mano robótica se cerró y se abrió, moviéndose
de un lado a otro, como un girasol, generando la melodiosa risa del niño.
Faltaban exactamente dos minutos para que sonara la alarma. Lo habían logrado.
Ambos niños llegaron a la habitación acompañados
de Dum-E y U que cargaban las bandejas mientras cada uno de los pequeños
agitaba una bolsita en su mano. Cruzaron la puerta de entrada y se acomodaron estratégicamente a ambos lados de la enorme
cama que estaba en medio. Le hizo una seña al niño ubicado al lado contrario y
gritaron al unísono.
—¡Feliz aniversario!
Los adultos dormidos en la cama se despertaron
alertados por los gritos. Al hacerlo, las cortinas de las ventanas se corrieron
y fueron salpicados por una lluvia de papel picado. Cuando volvieron en sí, sus
alarmas internas se apagaron y se centraron en las risas de esos niños. Al
levantar la vista vieron a Dum-E y U con una bandeja de desayuno cada uno y con
unos bonetes festivos encima de ellos.
—Casi me infarto —Peter volvió a acostarse
mirando el techo mientras se llevaba una mano al pecho. Ladeó su cabeza y le
sonrió a la niña que ya había vaciado el contenido de su pequeña bolsa.
—¿Qué me queda a mí entonces? —le preguntó Tony
agarrando al pequeño para subirlo a la cama y recibiendo del resto del papel
picado justo en medio de la cara—. A ver, ¿qué significa esto?
—Les hicimos un desayuno de aniversario
—respondió la niña, sentada sobre la cama, quitándose las pantuflas de Iron
Man.
—¿Es nuestro aniversario? —preguntó Peter.
—Es nuestro aniversario —respondió Tony—. ¿Acaso
lo olvidaste? Ese anillo que tienes ahí tiene la fecha de nuestro casamiento,
¿sabes?
—Lo siento, pero no suelo andar quitándome el anillo
para saber la fecha en que nos casamos —dijo el castaño—. Quince de julio.
—¿Qué?
—Fue un quince de julio. ¿Ahora tú lo olvidaste?
—¡Vamos a desayunar! —exclamó el niño, siendo
sus palabras una especie de directriz para Dum-E y U se acercaran a la cama.
Tony le entregó una bandeja a Peter y él se quedó con la otra. El niño sentado
sobre sus piernas lo miraba con sus enormes ojos, esperando que por primera
vez, algo hecho por sus manos, estuviera bien.
—¿Ustedes hicieron todo esto? —preguntó Peter
mirando a ambos niños, un poco preocupado porque hubieran resultado heridos en
el proceso.
—Ellos nos ayudaron —dijo la niña, jugando con
su cabello, en referencia a las manos robóticas al lado de la cama.
Peter y Tony se miraron y sonrieron.
—No nos queda otra más que probar estas
delicias, ¿no? —Tony miró a su esposo, esperando una negativa de su parte. No
es que no se viera bien, es que no tenía demasiada fe en las habilidades culinarias de sus hijos. Sin embargo, Peter respondió
agarrando una de las galletas de su bandeja, una que parecía ser de vainilla y
chocolate, regada por chispas de colores vibrantes. Le dio una mordida… Y la
expresión que hizo ocasionó que la sonrisa de Tony se ensanchara—. Riquísimo,
¿no?
Peter digirió la galleta y le dio un sorbo al
café preparado por sus asistentes robóticos.
—Está delicioso. ¿Por qué no pruebas el tuyo?
—lo desafió el menor, eligiendo de entre las galletas que estaban sobre la
bandeja de Tony para darle a probar una de ellas—. Ten, come este —le dijo,
entregándole un cuadrado parecido a un pedazo de bizcochuelo que se desarmaba
entre los dedos. Tony lo observó desintegrándose poco a poco, investigándolo al
derecho y al revés antes de tomar valor y metérselo en la boca. Era un bocado
que con el café, pasó fácil, pero eso no evitó que sintiera una indescifrable
mezcla de ingredientes.
—Ben, Morgan, ¿qué tenía eso que comí? —les
preguntó a los niños.
—Ben lo hizo.
—Tiene jalea, y chocolate, y chispitas, y… ¡ciruelas!
¡Porque papá dijo que tenemos que comer cosas saludables! Y también banana, y más
chocolate, porque a ti te gustan mucho el chocolate, ¿no, papi?
Si tenía que responderle en forma sincera… era
horrible. Tony no quería tener que comer otra cosa de esa bandeja ni bajo
tortura. Pero esos ojos enormes, ese cabello enrulado todo alborotado sobre su
cabeza… ¿Cómo podía negarse a él? Volvió a agarrar uno, y luego otro.
—Está delicioso, cariño —le respondió,
revolviendo sus rizos.
—¿Y tú, papi? —le preguntó Morgan a Peter—.
¿Está rico?
—Lo está, claro que lo está —respondió el
aludido, acariciando una de las mejillas de la niña con ternura.
—Papi —dijo Morgan, mirando a Tony.
—¿Qué pasa, cariño?
—Nunca nos dijiste cómo se conocieron —agregó, acostándose
sobre las piernas estiradas de Peter.
Los aludidos se miraron.
—Es una larga historia —suspiró Tony.
—¿Tienes algo mejor que hacer el día de hoy? —le
preguntó Peter, bebiendo su café. Tony le sonrió. No importaba el tiempo que
pasara desde la primera vez que lo vio. No en un video por internet, sino
cuando fue a buscarlo a su casa, y en medio de tartamudeos caía en cuenta que
Tony Stark estaba en su living, conversando con May—. Como CEO de Stark
Industries, el día de hoy lo tienes libre —agregó.
—Todo comenzó… ¿Recuerdan a su tío Steve?
—¡Sí! —respondieron al unísono los niños.
—Hubo un momento en que nos peleamos-
—¿Y quién ganó, papi? —le preguntó Ben.
—Yo, por supuesto.
Peter revoleó los ojos y negó con la cabeza.
—Tony, Tony, Tony… Yo lo hago.
—¿Qué? Él quería saber.
—Su papi no estaba bien cuando nos conocimos.
—¿No estaba bien? Estaba perfectamente bien —murmuraba
Tony con su taza sobre sus labios.
—Conocernos —Peter sostuvo la mano de Tony, él
lo miró—… fue lo mejor que nos pudo haber sucedido.
—¡Beso! ¡Beso! ¡Beso! —exclamó Morgan,
aplaudiendo, siendo acompañada luego por Ben.
Moviendo la cabeza de un lado al otro al
principio, los aludidos se negaron, pero un par más de solicitudes, sellaron su
amor con un dulce beso que los niños celebraron vitoreando.
—Pero, aunque papá y yo nos amemos mucho, mucho,
mucho. Ustedes —Peter tardó en encontrar lo que quería expresar. ¿De qué forma
le diría a un par de niños lo que significaban en su vida y en la de Tony?—…
Ustedes son mi todo. Ustedes son
nuestro todo.
Con cuidado para que las
bandejas no terminaran en el suelo, los niños se acercaron a sus padres y los
abrazaron, comprendiendo y correspondiendo a ese amor que no podía describirse
con palabras, y que les entregaban con cada amanecer.
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