Ciaossu~!!
Segundo día de la Starker Week :)
Sinopsis: Tony es un escritor que todos los días va a la misma cafetería donde siempre es atendido por un amable muchacho. ¿Quién diría que por una ironía del destino ese chico lo ayudara a darle otro rumbo a su próxima novela?
Notas: El fic contiene un par de referencias que espero enorgullezcan al Cap y las entiendan xD
Acordate que también podés seguir esta historia en las siguientes plataformas: Amor::Yaoi, AO3, Livejournal & Wattpad :)
Día 02: ¡Soy su fan, señor Stark!
Segundo día de la Starker Week :)
Enjoy~ ♥
Título: ¡Soy su fan, señor Stark!
Prompt: Universo alterno sin poderes.
Prompt: Universo alterno sin poderes.
Fandom: Universo Cinematográfico de Marvel.
Pairing: Anthony Stark/ Peter Parker.
Personajes: Peter Parker, Tony Stark.
Formato: Oneshot.
Pairing: Anthony Stark/ Peter Parker.
Personajes: Peter Parker, Tony Stark.
Género: AU, romance.
Rating: PG-13.
Número de palabras: 1237.
Sinopsis: Tony es un escritor que todos los días va a la misma cafetería donde siempre es atendido por un amable muchacho. ¿Quién diría que por una ironía del destino ese chico lo ayudara a darle otro rumbo a su próxima novela?
Notas: El fic contiene un par de referencias que espero enorgullezcan al Cap y las entiendan xD
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Día 02: ¡Soy su fan, señor Stark!
Un hombre famoso una vez dijo “escribir es difícil”.
¿Quién dijo eso? No importa. Lo dije porque él lo dijo, así
que ahora, él era famoso y básicamente ha sido dicho por dos tipos bien
conocidos.
Yo no|
Le dio un sorbo a la taza de café que, a su lado, ya se
había enfriado. Frunció la nariz al sentir una temperatura más baja de la
esperada. Pegó su dedo a la tecla de borrado de la laptop frente suyo y suspiró sonoramente.
—Voy a empezar de nuevo —dijo en voz baja.
—Buen día.
Una alegre voz lo sacó de su ensimismamiento. Un par de
ojos avellanas se posaron sobre él, curiosos. Su brillante sonrisa hizo salir
al sol de entre las nubes, literalmente.
—Buen día —le respondió el hombre de cabellos oscuros,
alborotados, enredados; sin peinar, en realidad. La vista se le había nublado
por la diferencia entre lo que veía a través de sus anteojos, y lo que no. Se los
quitó y con los ojos cerrados, se masajeó el tabique nasal—. ¿Podrías
calentarme este café?
—Por supuesto —le dijo el muchacho—. ¿Ha escrito algo
más? Se lo veía entusiasmado.
—Escribo y borro, escribo y borro, y así estoy —reconoció
el proyecto de escritor sentado al lado de la ventana pasando una mano entre
sus cabellos.
—No sé si este será el mejor ambiente para invocar a la
inspiración —el hombre miró al muchacho, esta vez a través de sus lentes—. ¿Por
qué no se lleva el café y sale a dar un paseo? Quizás cuando regrese y vuelva a
sentarse, alguna idea llegue a su mente.
Tony no pudo agradecerle. Una compañera suya fue quien le
llevó el café, el lugar se estaba llenando de clientes impacientes y el trabajo
se duplicaba. Él le agradeció, levantó sus cosas y salió de la cafetería.
Maldijo al sol cuando su brillo le dio de lleno en la cara. Bebiendo su café
llegó a una plaza y se sentó en uno de los bancos. Miró a su alrededor, la
gente que pasaba e iba anotando un par de ideas a medida que algo se le
ocurría: diálogos, posibles situaciones, hasta la longitud del cabello de
alguno de los personajes de su futura obra literaria. De repente, como si un
hada madrina lo hubiera tocado con su varita mágica, algo le vino a la mente.
Sacó la laptop de su bolso, la
prendió y empezó a escribir. No llegó a pasar ni media hora de haber estado
golpeando el teclado que el maldito aparato se apagó por completo. Claro, ¿dónde
iba a enchufarlo a un tomacorriente en medio de un parque? Volvió a meter el
aparato dentro del bolso y corrió hacia la cafetería donde esperaba que su mesa
no hubiera sido ocupada.
Al llegar, se dio cuenta que el universo no estaba
precisamente a su favor. No había una persona sentada en su mesa, había un
grupo de un total de seis idiotas que gritaban y hacía que los clientes del
lugar terminaran su café más rápido de lo normal con tal de dejar de oírlos.
Volvió su vista al muchacho que siempre lo recibía. Desde el otro lado del
mostrador, levantó los hombros y suspiró. Le parecieron tiernos los bucles de
cabello que caían en forma desordenada sobre su frente aunque él tratara de
quitárselos. Armándose de valor, Tony se aferró a su bolso, se acomodó los
anteojos y se acercó al grupo de individuos.
—Disculpen —les dijo. El bullicio fue bajando su volumen
y de a uno, quienes estaban en torno a la mesa, lo miraron—. Esta es mi mesa.
Pareció que el grupo se había puesto de acuerdo para
estallar en carcajadas. Uno de ellos lloró de risa, y otro se agarró el
estómago con fuerza.
—¿Disculpa? —le dijo otro—. No veo tu nombre por ningún
lado, como-sea-que-te-llames.
Ese sujeto había sido lo suficientemente convincente como
para dejar al aludido sin palabras. Afortunadamente, el muchacho que siempre
tomaba su pedido, llegó a su ayuda.
—Eso no es cierto. El señor…
El muchacho miró a Tony, esperando a que completara su
frase.
—Stark, Tony Stark.
—El señor… ¿Stark? —el muchacho vaciló entre seguir
tratando de defenderlo frente a ese grupo de sujetos o empezar una conversación
desde cero con el sujeto que estaba tratando de defender—… El señor Stark
cuenta con la reserva vitalicia de esa mesa.
—¿Ah, sí?
—Sí. No fueron informados de eso cuando entraron porque
él no estaba, pero ahora él está y quiere ocupar su mesa. Así que…, si no les
molesta…
El grupo miró a quien parecía ser su líder, él les devolvió
la mirada, atónito. Sin pronunciar palabra, el grupo fue levantándose hasta que
finalmente –no sin antes pagar- se fueron del lugar y una vez que lo hicieron,
los demás clientes rompieron en aplausos.
—Gracias —le dijo Tony—. ¿Sucede algo? —le preguntó al
muchacho al darse cuenta de la expresión con la que lo estaba mirando. Le costó
articular las palabras, su mirada avellana sí que brillaba, lo hacía todavía
con más intensidad que cuando lo vio en la mañana. Con más intensidad que
cuando lo vio en la mañana… Era una buena línea, esperaba recordarla para
anotarla más tarde porque en ese instante no podía despegar su mirada de la de
ese muchacho.
—Nunca me dijo como se llamaba —reconoció, ocasionando
que su oyente arqueara una ceja—. ¡Es decir! ¡Soy su fan, señor Stark!
Tony se enterneció por sus palabras. Sonrió con
satisfacción teniendo la sensación de que un sentimiento cálido le llenaba el
corazón. Pero, luego, cuando se dio cuenta, su expresión poco a poco fue convirtiéndose
en una digna de una película de terror. Sí, él era escritor, pero de novelas
eróticas. Y no sólo eso, novelas eróticas homosexuales. ¿Ese niño con cara de
ángel leía lo que él escribía? Tony sintió que sus esquemas se rompían. Hasta
ese momento había sentido que lo que él escribía y ese muchacho eran polos
opuestos. ¿En qué punto grotesco se habían encontrado?
—¿Mi fan? —dejó salir de entre sus labios en vez de las
otras miles de cosas que le quería preguntar.
—¡Sí! Sus libros me han ayudado como no se da una idea.
—Peter, tienes clientes —lo apresuró una compañera.
—Ah, sí —susurró el aludido cayendo en cuenta que estaba
en el trabajo—. Espere un momento, ya le limpio su mesa —agregó, volviéndose a
Tony unos instantes antes de ir a atender a los demás clientes. El escritor se
lo quedó mirando un momento, luego acomodó las sillas en torno a su mesa, dejó
a un lado lo que estorbaba y se ayudó de varias servilletas de papel para
limpiar el enchastre que ahí había antes de disponerse a sacar su laptop, enchufarla en el tomacorriente,
encenderla y ponerse a escribir.
—Escribir es difícil —le dijo el muchacho de ojos
avellana que lo observaba con las frazadas hasta la altura de la nariz—. Sé que
se te ocurrirán buenas cosas. Después de todo, soy tu fan, y confío en ti.|
Tony levantó la vista de la pantalla y miró a Peter. A lo lejos,
él se había dado cuenta que estaba siendo observado y volteó hacia donde él
estaba. Le sonrió, y Tony lo imitó antes de prender fuego el teclado por la forma
en que estaba golpeando cada una de las teclas de su laptop.
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