18 de noviembre de 2019

[Waves of Tension] Capítulo 03: Every Second Gets Me Closer

Ciaossu~!!
Las versiones de Amor::Yaoi, AO3, Blogger y Livejournal tiene algunas diferencias respecto a la versión disponible en Wattpad (y así será hasta el capítulo 7 que es el último publicado en esa plataforma) (la historia no termina en el 7, pero a partir de ahí lo que lean en todas las plataformas va a ser lo mismo).
Enjoy~ ♥


Título: Waves of Tension.
Fandom: Supernatural.
Pairing: Dean Winchester/Sam Campbell.
Formato: Longfic.
Género: AU, drama, lemon, romance.
Rating: PG-13 (pero van a haber capítulos NC-17).
Número de palabras: 2519.
Sinopsis: Dean aclara lo sucedido con Sam y le explica qué sucedió realmente. Pese a la oposición de sus familias, ellos vuelven a encontrarse, comparten parte de su pasado y son más sinceros respecto a lo que sienten por el otro.
Notas: Como dije en el primer capítulo, cada título tiene algo que ver con alguna canción. En este caso, es El rito de Soda Stereo (originalmente, obvio, la canción está en español; lo que usé para el título fue sólo una frase).


Acordate que también podés seguir esta historia en las siguientes plataformas: Amor::Yaoi, AO3, Livejournal & Wattpad :)


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Capítulo 03: Every Second Gets Me Closer.


Jack necesitaba materiales para su proyecto de Robótica y el taller de Bobby y John era el lugar perfecto para buscarlos. Detrás del sector donde se realizaban las reparaciones había un tesoro más allá de partes de autos, y no estaba demás echar un vistazo. Sam pensó que sería una buena oportunidad para saber algo de Dean, que había faltado a la escuela desde hace una semana. Claro que no le transmitió su inquietud a Jack, ya que era como si su familia hubiera acordado que Dean Winchester se había convertido en un nombre tabú en la casa.
Al ingresar al taller fueron recibidos por Robert.
—Bienvenidos, muchachos. Bueno, Jack, allá atrás tienes lo que viniste a buscar.
—Gracias, Bobby.
—Y tú debes ser Sam, ¿cierto? Dean me ha hablado hasta los codos de ti.
—¡Oye, Bobby! —el llamado de John desde uno de los vehículos que estaba en reparación llamó su atención.
—¡Ya voy! Chicos, siéntanse como en casa —dijo Robert antes de acercarse a John.
—¿Qué hace ese chico aquí?
—Jack me llamó preguntando si podía ver si puede recuperar algo de lo que trae la gente como chatarra. ¿Qué? ¿Ahora quieres que atienda mal a los clientes? No quiero quitarte el puesto a empleado del año, John.
Jack y Sam empezaron a recorrer las interminables pilas de vehículos en mal estado, saliendo de la parte techada del taller hasta llegar al fondo donde estaban los materiales electrónicos que la gente desechaba. Jack comenzó a hurgar entre los objetos, mientras Sam se quedó viendo algo al otro lado del enrejado. Dean estaba jugando con un perro a quien le lanzaba una rama que él buscaba para devolvérsela y que Dean volviera a lanzársela cada vez un poco más lejos. Pese a la distancia, Sam vio un moretón amarillento con algunas marcas violáceas sobre una de sus mejillas. El sonido de la rama con la que Dean y su perro estaban jugando cayendo al otro lado del enrejado del taller llamó la atención de Jack. Tanto él como Sam se quedaron viendo a Dean, que se acercó a ellos.
—Hola —los saludó.
—Hola —lo saludó Jack con una expresión seria.
El perro de Dean también saludó al par con un ladrido mientras movía su cola, como si les estuviera pidiendo por favor que le devolvieran su juguete.
—¿Podrías pasarme eso, por favor? —le pidió Dean a Sam—. Creo que la lancé muy lejos. Es una suerte que ustedes estén aquí, no muchas personas vienen hasta acá.
Sin cruzar palabra, Jack agarró la rama y volvió a lanzársela al perro que corrió para agarrarla con los dientes.
—Jack quiso venir para un proyecto de Robótica.
—¡No me digas que ya armaron los grupos!
—Tú no te apareces por la escuela y todo está en calma —dijo Jack, agarrando un par de cosas que parecieron serle de utilidad. Ni Dean ni Sam dijeron nada—. ¿Nos vamos, Sam? —agregó, sin siquiera voltear a ver a Dean. Sam estaba por decirle algo, pero cuando se volvió, Jack estaba ya bastante lejos suyo.
—Sam —llamó su atención Dean—. Lo siento.
—¿Por qué?
—Por lo que te dije la otra vez. Estaba enojado- No. Estaba furioso conmigo mismo. No debí haberte involucrado en todo esto. Realmente lo siento—Sam pudo ver que Dean se disculpaba hasta con la mirada, pero no sabía cómo responder a lo que le había dicho—. ¿Quieres venir a casa más tarde?
—No creo que a tu padre le haga gracia verme en tu casa…
—¿Te trató mal? ¿Te dijo algo? —preguntó el aludido, agarrando con furia el enrejado.
—No, no. Pero no hizo falta, se le nota.
—Bueno, tu familia tampoco me tiene en estima. Estamos iguales —Sam no lo entendía. Y si pasaba más tiempo con él, sabía que iba a entenderlo cada vez menos—. Tengo una idea, veámonos aquí.  Yo tengo las llaves del taller. ¿A qué hora puedes escaparte?
—A las… Bueno, cuando Jack esté dormido.
—Tienes mi número de teléfono, ¿no?
—Lo guardé aquel día.
—De nuevo…, realmente lo siento —reconoció Dean con una débil sonrisa—. Entonces, espero tu llamado.
Sam asintió con la cabeza antes de que Dean volviera a jugar con su perro. No entendía a Dean, pero a Sam, ¿quién lo entendía?
—¡Sam! ¡¿Vas a quedarte ahí todo el día?! —la voz de Jack volvió al aludido a Tierra, o algo parecido. Volvió, una vez más, su vista hacia Dean quien lo saludó con una sonrisa—. ¿Qué te dijimos con Claire?
—Lo siento.
—Oye —Jack detuvo el andar de Sam agarrándolo del brazo—, no te estoy regañando. Es sólo que… Viste lo que generó seguir a Dean, Sam. Nunca pensé que iba a suceder lo que sucedió. Con Claire pensamos que quería tener algo contigo, pero-
—¿Algo… conmigo?
—Sí —suspiró Jack—. Oye, ¿estás bien? —le preguntó al darse cuenta que su primo se había quedado inmóvil.
—Eh… Sí. Estoy bien.
—Si todo no hubiera terminado de la forma en que terminó, quizás la historia sería diferente. Pero con un chico así no voy a permitir que estés —agregó abrazando a su primo.
—¿Encontraste lo que necesitabas?
—Algo.
—Qué bien.

***

Jack esperó a que Sam subiera las escaleras que lo conducían hasta su cuarto para hablar con su familia sobre Dean, tal y como había ocurrido la noche que llegaron de la comisaría. Pero, igual que aquel día, Sam se quedó escondido en el descanso para oírlo todo.
—¿Así que fueron con Sam al taller de Bobby? —preguntó Claire, ayudando a Kelly a levantar las cosas de la mesa.
—¿Qué? —preguntó James buscando a su esposa con la vista.
—Jack necesitaba algunos artefactos para su proyecto de Robótica, y ninguno de los dos estábamos disponibles para llevarlo a la ciudad —reconoció su esposa.
—¿Sucedió algo? —preguntó James seriamente.
—No. Estuvieron hablando, pero no sé de qué. Yo estaba buscando cosas y no presté atención.
—Eres un genio, Jack. Tú serás quien vaya a sacar a Sam de la comisaría la próxima vez, ¿sabes?
Jack miró a su hermana pero no le dijo nada. En cambio, volvió su vista a su padre.
—Oye, papá… ¿Sabes que John golpea a su hijo?
—¿Lo viste haciéndolo?
—No, pero… Dean sí que tenía un buen golpe en la cara…
—A mí también me dio esa sensación —dijo Kelly recargándose sobre uno de los hombros de James quien la miró—. ¿Recuerdas que esa noche Donna le dijo que se acuerde dónde estaba?
—¿Ahora vamos a tener pena por él? —recriminó Claire.
—Si Jack tiene razón, quizás Dean haya hecho lo que hizo para llamar la atención de su padre, ¿no lo crees? —preguntó Kelly, tratando de calmar un poco el clima que se había generado.
—¿Y no crees que esa es la peor forma de llamar la atención de alguien? —dijo Jack, ocasionando que el resto de su familia guardara silencio.

***

La fina llovizna que había comenzado a caer no le impidió a Sam salir a escondidas de su casa e ir entre las sombras hasta el taller de Bobby. Quedaba algo lejos, pero le había advertido a Dean que iría a pie y que lo mejor sería no llamar la atención de los adultos con el sonido del Mustang. No sabía en qué condiciones había llegado a su casa aquella noche, pero demás estaba decir que en la suya, Dean ya no era visto con buenos ojos. Se sonrió al verlo cambiar el peso de su cuerpo de un pie al otro mientras se acercaba a la puerta del taller.
—No me digas que estuviste esperándome aquí desde que te mandé ese mensaje.
—Bones vio que estaba despierto y me levantó porque quería salir.
—¿Bones?
—Esa hermosa bola de pelos que estaba jugando conmigo hoy a la tarde —respondió Dean frotando sus manos dentro del bolsillo del buzo que tenía encima—. ¿Entramos? Me muero de frío —Sam asintió y siguió al muchacho a una de las puertas laterales del taller la cual Dean abrió con una de las llaves del enorme manojo que tenía encima. Una vez dentro encendió una estufa a gas y una pequeña luz que servía para alumbrarlos a ambos. Colocó una manta sobre un automóvil destartalado y se subió al capó—. ¿Te ayudo? —le preguntó a Sam mientras le extendía una mano. Él negó con la cabeza y subió a su lado. El vehículo estaba bajo un precario techo que daba al patio trasero del taller. Levantando la vista un poco más allá de las pilas de vehículos que ya no tenían arreglo podía verse el color rosáceo del nublado cielo nocturno—. Quiero arreglar este auto —Sam volvió su vista hacia Dean. Él estaba acariciando el vehículo con el mismo afecto en que podría hacerlo con Bones.
—Hazlo. ¿Qué te lo impide?
—Mi papá no me dejaría.
—¿Por qué?
—Yo era muy pequeño, ¿sabes? Cuando mi mamá nos abandonó. Y este auto es parte de esa historia. Mis padres iban manejándolo cuando en medio de la lluvia, de los gritos…, de mi llanto, papá perdió el control y terminó estrellándose contra un árbol.
—¿Te dijo tu papá por qué habían discutido esa noche?
—Viste lo que era mi casa, ¿cierto? Imagina que tu mamá llegue a casa y tenga que hacerse cargo, no sólo de eso, sino también de un bebé y un esposo borracho. Creo que en parte entiendo por qué lo hizo, pero, ¿dejarme a mí?
—¿Seguro que es sólo eso? —preguntó Sam, escondiendo sus manos bajo la manta.
—Tampoco le perdono la carga que me dejó. A veces siento que el padre soy yo, ¿sabes? Hay días en que tengo que ser yo quien viene a darles su salario a los empleados, que no es ningún secreto que me odian a mí, a mi papá —Dean suspiró, apoyando su espalda contra el parabrisas estallado del vehículo—… Es estresante.
Sam se lo quedó mirando con una de sus mejillas apoyada sobre sus piernas flexionadas.
—Yo creo que deberías arreglar este auto, y después, ¿quién sabe? Recorrer el país, no lo sé.
—Sam —Dean se incorporó para acercarse un poco a su oyente—. Si vuelvo a ir a ver a mi mamá, ¿me acompañarías? Esta vez, sin drogas.
—¿Podrías explicarme qué fue eso?
—Olvídalo —sonrió Dean haciéndose atrás una vez más.
—Creo que después de todo lo que hice por ti, me lo merezco.
Dean estaba por retrucarle algo, pero, ¿podía?
—La vendo en el pueblo —Sam abrió la boca de forma exagerada, pero no salió palabra alguna—. ¡Oye! Te estoy diciendo que soy como el sostén de mi familia, ¿cómo quieres que la sostenga si no puedo conseguir un trabajo decente?
—Creo que hay muchas otras formas de conseguir dinero sin tener que terminar traficando droga, Dean.
—Ay, Sammy, ¿dónde estabas hace seis meses? —el aludido le sonrió—. A ver, háblame de ti. ¿Cómo llegaste aquí? ¿Y tus padres?
—Murieron en un accidente de avión —la expresión de Dean hizo que Sam sonriera—. No te preocupes. Casi una vida más tarde, creo poder estar en condiciones de hablar de ellos sin entrar en un pozo depresivo.
—¿Pozo… depresivo…?
—¡Es broma, Dean! —dijo Sam entre risas ocasionando que su oyente suspirara sonoramente y fallara en darle una patada.
La llovizna se volvió en una lluvia copiosa que trajo el viento consigo. Ambos muchachos estaban acostados sobre el parabrisas y sus cuerpos pegados bajo la fina manta que Dean había encontrado en el taller. Inconscientemente su respiración iba al unísono. Se sonrieron al darse cuenta de ello. Cuando Sam se encontró tan cerca de Dean, desvió la vista y se alejó unos centímetros de él.
—Lo siento. ¿Te puse nervioso?
Sam se giró lentamente para mirarlo. Cuando Dean apoyó una de sus palmas sobre la mejilla sonrojada de Sam, este cerró los ojos con fuerza.
—Tienes la mano fría.
—Lo sé —reconoció Dean con una pícara sonrisa, ocasionando que Sam se alejara de una forma brusca de él y estuviera a punto de caer del vehículo de no ser porque Dean se apresuró y lo agarró de la cintura y uno de sus brazos—. Oye, ¿estás bien?
—Suéltame —le ordenó Sam tartamudeando.
—Si te suelto, te caes —reconoció Dean, pero Sam parecía preferir estrellarse contra el suelo que estar tan cerca de él. Lentamente, Dean fue subiendo el cuerpo de Sam al capó y volvió a recostarse sobre el parabrisas mientras su invitado trataba de calmar el palpitar de su corazón.
—Oye, Dean.
—¿Sí, Sammy?
—¿Por qué “Sammy”? —se interrumpió a sí mismo el aludido.
—Me parece tierno, ¿a ti no?
—En fin… Hoy Jack dijo algo… Pero, no quiero incomodarte…
—Dispara. Estoy preparado para todo.
—Dijo que con Claire creen que quieres tener algo conmigo, pero, eso es una locura, ¿cierto? —preguntó el muchacho entre risas nerviosas.
—Es cierto —respondió Dean en menos de una fracción de segundo dejando perplejo a su oyente.
—¿Qué?
—Mira… No sé qué tienes, pero contigo he sido más sincero que con cualquier otra persona de todas las que he conocido. Me has visto en mis peores momentos. Por Dios… ¡Has entrado a mi casa cuando era un chiquero! Y lo que más aprecio de ti es que no me has juzgado por lo que he hecho. No lo sé, Sam, pero cuando estoy contigo puedo decir que realmente estoy en casa. Es… Es extraño. Es una sensación extraña. No lo sé. Pero sí quiero protegerte, pase lo que pase, y estar ahí cuando me necesites —al darse cuenta de la mirada de sorpresa de Sam, Dean comprendió que quizás había sido demasiado sincero—. ¡Lo siento! ¡Mira! ¿Sabes qué? Olvídalo. Era todo una broma. Olvídalo, Sam.
—Está bien —musitó el aludido.
—¿Qué?
—Yo… Tampoco sé qué es esto que siento, pero no puedo dejarte solo. Algo me dice que tengo que estar a tu lado. No me importa lo que diga mi familia, lo que haya dicho tu papá sobre mí, o qué…Yo sólo… ¿Puedo estar contigo?
Dean sintió que se estaba deshaciendo de un pesado lastre que llevaba encima. Sonrió y se acurrucó un poco más dentro de la manta.
—Seguro, Sammy.
Sam se recostó a su lado. Bajo la manta, se tomaron de las manos, frotándolas, tratando que se calentaran en medio de la lluvia que no parecía que fuera a cesar. Dean volvió a posar una de sus manos sobre la mejilla de Sam. Esta vez, él no se alejó, pero sí volvió a cerrar los ojos. Cuando lo hizo, cuando sintió los labios de Dean rozando los suyos, sintió que podía ver todas esas estrellas cubiertas por las nubes de lluvia y que su corazón estaba más cálido que mil soles juntos. Cuando abrió los ojos vio a Dean acercándose nuevamente a él para apoyar su frente contra la suya y sonreírle de una forma tan íntima y hermosa que no tenía forma de nombrar. Bajó un poco su cuerpo, acurrucándose contra Dean, sintiendo sus brazos rodeándolo con ternura.
—¿Puedo quedarme un rato más?
—Si tú quieres, puedes quedarte toda la noche, Sammy. 

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