
Séhhhhhhhhhhhhhhhhhhh~ Soy maaaaaaaaaaaaaaala~ Y me gusta serlo :3 ♥
Por eso este oneshot xD
Hoy vi por segunda ver la versión de ocho minutos del PV “Namida no kotae” de Kanjani∞ y volví a llorar como la primera vez que lo vi... y en la misma parte xDU Bueno, en realidad, creo que no lloré con la misma intensidad, pero... whatever~
Antes que nada, es OBLIGATORIO ver ese PV antes de leer este oneshot, a menos que te quieras comer el spoiler de tu vida. Les dejo este link donde pueden verlo y, después sí, leer el oneshot :3
Enjoy~ ♥
Título: La respuesta de las lágrimas.
Fandom: Johnnys.
Pairing: Ryokura [Okura Tadayoshi x Nishikido Ryo]
Formato: Oneshot.
Género: AU, Tragedia.
Rating: PG-13
Resumen: Ryo recuerda el doloroso amor de infancia que conoció junto con Tadayoshi. Quizás, él estaba cumpliendo con lo que le había prometido de niño, aunque él no pudiera notarlo.
Nota: Getabako son los estantes donde los estudiantes dejan sus zapatos al entrar a la escuela.
Nota2: Para que tengan una mayor idea de la ropa de los chicos... De izquierda a derecha, supuestamente: Sho-chan, Maru, Ryo-chan, Tatsu, Yoko, Subaru, Hina.
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La respuesta de las lágrimas
Sabía que me hacía mal ir allí, a verlo. Quizás era para prolongar
aquella tristeza que me quedé sentado en aquel parque, pero ver a aquellos
niños jugando, me hacía poner peor.
Me hacía recordarlo.
Fruncí mis labios con fuerza al ver a un grupo de niños
de primaria jugando béisbol en un sector del parque. ¿Por qué mis ojos tuvieron
que posarse justamente sobre ellos? Sonreí forzadamente al encontrarme con la mirada
de quien parecía ser una de las madres de los pequeños. Decidí levantarme y dirigirme
a ese lugar, mientras en mis recuerdos, empezaba a materializarse su persona.
Seis niños
correteaban por los pasillos de la escuela. A diferencia del resto, que se dirigía
a la salida, ellos entraron a un salón, chocándose entre sí al finalizar bruscamente
su carrera, por la inesperada presencia de la profesora del mismo en el interior.
– Buenas tardes,
niños – Saludó una joven mujer de cabello rojizo atado en un rodete, a lo alto
de su cabeza. Siempre fue una duda en la mente de los pequeños, cuántas horas
antes de salir de su casa se levantaba. Ese peinado permanecía impecable desde
la primera hora de la mañana y hasta la última de la tarde.
– Buenas tardes,
sensei – Saludaron a coro los pequeños.
– Nishikido-kun va
a tardarse un poco el día de hoy, niños – Dijo la mujer, mientras el grupo
dirigía su vista al único niño en el salón –. Sacó una nota baja en un examen y
debe quedarse a hacer algo de trabajo extra – Les dijo en voz baja una vez de cruzar
la puerta del salón –. Pueden entrar si quieren, pero no lo molesten.
Los seis asintieron con la cabeza, entraron y cerraron la puerta corrediza a su paso.
Los seis asintieron con la cabeza, entraron y cerraron la puerta corrediza a su paso.
– ¿De nuevo
Matemáticas, Ryo? – Le dijo uno de los más pequeños del grupo, respecto en lo
que a altura se trataba, vestido con una remera negra con varios dibujos sobre
la misma, un pantalón de color rojo y una campera de jean color
verde oscuro alrededor de la cintura, sentándose sobre la silla frente a la que
estaba el aludido. Obtuvo como respuesta, una mirada furiosa por parte del
niño.
– Oye, no era para que
te enojes, ¿qué tienes? – Le dijo otro de los pequeños, vestido con un conjunto
deportivo añil con bordes en amarillo y una remera con unas finas rayas,
quitándole la hoja en la que estaba escribiendo para revisarla.
– ¿Quieres que te
ayudemos? – Le preguntó un sonriente niño en cuclillas a su lado, vestido con
una remera verde manzana, una camisa escocesa abierta con colores que pasaban
por el blanco, el ocre, el marrón oscuro y el negro, una bermuda de jean y una
calza estampada debajo de la misma..
– Tu sensei no dijo
que no podíamos ayudarte – Dijo el muchacho sentado frente suyo.
– Gracias, chicos –
Musitó el pequeño.
– O podríamos darle
toda tu tarea a Ohkura para que la haga por ti – Dijo un cuarto chico, vestido
con una camisa ocre y un pantalón del mismo color, pasando su brazo por detrás
del cuello del más alto de los presentes, vestido él con una remera blanca con
una palabra escrita en cursiva y mangas color naranja y bermuda verde militar –.
Se sacó un 100 de 100 en el último examen, ¿lo sabían?
– Ya basta – Pidió el
aludido, sonrojándose levemente y haciendo que el muchacho lo soltara –. Eso no
sería justo. ¿Quieres que te ayudemos, Ryo-chan? – Le preguntó, con una
sonrisa. El aludido asintió, después de haberse quedado unos instantes
contemplando su sonrisa.
Sonreí al recordar eso. Si no hubiera sido por ellos,
nunca hubiera terminado aquel castigo y no hubiera podido salir a jugar
béisbol, como siempre lo hacíamos una vez toda la gente, salvo el profesor de
Gimnasia, se había ido. Aunque, ahora que lo pienso, mientras espero en la
acerca a que el semáforo cambie a un tono verdoso y me dé el paso, lo mejor hubiera
sido no aceptar su ayuda, no haber jugado al béisbol aquel día, no habernos
quedado en aquel lugar...
Un fuerte chaparrón
interrumpió el juego de aquel día. El grupo de niños, alertado por el único
mayor encargado de ellos, llamó su atención para que entraran al
establecimiento escolar y esperaran un poco a que la lluvia se detuviera.
– Entonces, ¿Dokkun
y Ohkura se quedarán hasta que pare un poco más?
– Sí, después de
todo, nosotros somos los que vivimos más lejos.
– De acuerdo,
tengan cuidado camino a casa.
– Nos vemos mañana.
– Nos vemos.
El pequeño que respondía
al nombre de Ohkura sacó una tableta de chocolate de su portafolio, abrió el envoltorio
y le extendió un pedazo a Ryo.
– ¿Quieres?
– G… Gracias…
– ¿Sucede algo?
– ¿Mh? ¿Por qué?
– Estabas algo
distraído en el juego de hoy. Eso no es propio de ti, Ryo-chan – Lo miró, sonriendo
alegremente, ocasionando que al pequeño se le deslizara el pedazo de chocolate
de entre las manos –. Jaja, eso tampoco es propio de ti – Agregó, agachándose
para agarrar el chocolate, siendo imitado por Ryo, quien, sin querer, chocó su
mano con la suya.
– Lo… siento –
Susurró el pequeño, haciendo su mano a un lado bruscamente.
– ¿Qué sucede? –
Volvió a preguntar, esta vez, seriamente. Ryo negó con la cabeza efusivamente
–, Mírame – Le ordenó, volviendo a obtener por respuesta un movimiento negativo
de cabeza por parte del aludido –. Entonces, ¿el problema es conmigo?
– ¡No es eso! –
Exclamó Ryo, oyéndose sus palabras por todo el edificio.
– Shhh – Le pidió el
niño, llevándose el dedo índice a sus propios labios –. Bueno, al menos me
miraste – Sonrió.
– No hagas eso…
– ¿Qué cosa?
– Sonreír… de ese
modo – Le pidió Ryo, con una seña de mano.
– ¿Por qué? ¿Te
molesta? Estoy feliz, por eso sonrío.
– ¿Y por qué estás
feliz?
– Yo pregunté
primero…
– No te oí.
– Porque estoy con Ryo-chan
– Le respondió, después de unos instantes.
Su sonrisa me hipnotizaba, y el muy maldito abusaba de
eso.
El pequeño se
incorporó y se puso de pie frente a Ryo. Aprovechó su estado de shock para estrecharlo
entre sus brazos.
– Por eso estoy
feliz – Le susurró al oído, sin soltarlo –. Entonces, ¿puedes decirme por qué
no quieres que te sonría? – Le pidió, mirándolo, pero sin soltar sus hombros.
– Porque me gustas
– Susurró para sí el aludido, sin ser capaz de mirarlo.
– ¿Qué? No te oí.
– Que me gustas…,
idiota.
El aludido sonrió
ampliamente, acariciando una de sus rojas mejillas con el dorso de la mano.
– A mí también me
gustas. En realidad, me gustan los seis – Dijo, luego de pensar una centésima
de segundo –. Pero, de entre los seis, el más importante para mí, siempre serás tú, Ryo-chan, desde el primer día que te vi.
– Idiota – Volvió a
decir Ryo, sonriendo tiernamente, estallando luego en carcajadas junto a su
amigo.
– Ryo-kun,
Tadayoshi-kun, ya ha parado de llover un poco. ¿Quieren llevarse este paraguas
de repuesto y que los acompañe a casa? – Preguntó el profesor de Gimnasia,
asomándose desde uno de los getabako.
– Ah, no, sensei.
Gracias. Podemos volver solos – Le respondió Tadayoshi, rápidamente,
acercándose a él y aceptando el paraguas que el mayor les entregaba –. ¿Vamos,
Ryo-chan?
No importaba cuán nublado estuviera el día, su sonrisa
siempre iluminaba mi día. Siempre lo hacía.
Vacilé respecto a llevar flores o no, la vendedora del puesto ambulante me sonrió al reconocerme después de haber pasado casi diez veces por el lugar.
Terminé comprando un par de claveles blancos y los llevé
conmigo. El camino se estaba haciendo cada vez más corto y mis recuerdos ya me
estaban doliendo demasiado.
La lluvia y las tenues luces de un parque fueron testigos de un dulce beso iniciado por Tadayoshi. Ryo
suspiró en medio del mismo, abriendo uno de sus ojos para ver las acciones del
más alto.
– Cierra los ojos –
Le pidió Tadayoshi, cubriéndole los ojos con una de sus manos. Besó su labio
inferior, mientras su otra mano sostenía el paraguas de forma tal, que
cualquier persona que pasara a su lado no notara lo que estaba sucediendo,
aunque dudaba bastante si alguien iba a cruzar ese parque con tal fuerte lluvia.
Besó su labio inferior sonoramente, sintiendo cómo debajo de su mano, los ojos
de Ryo se cerraban con fuerza. Sonrió y lo besó apasionadamente, obligándolo a
abrir su boca para hurgar su cavidad con la lengua. Ryo abrió los ojos e
intentó que se detuviera, pero terminó por aceptar aquel beso, junto con los
muchos otros que siguieron en el camino a casa.
– Eres un
pervertido – Le dijo Ryo, finalmente, luego de mucho dudar.
– ¿Por qué? – Le
preguntó su oyente, curioso.
– ¡¿Dónde aprendiste
esa clase de besos?!
– En las películas
hay muchos de esos – Respondió el aludido, entrelazando su mano a la del
muchacho mientras hacía girar el paraguas sobre las cabezas de ambos –. Ryo-chan…,
te amo – Le susurró.
– Yo también – Dijo
el pequeño, apoyando su cabeza sobre su hombro –. ¿Tacchon…?
– Dime…
– Estaremos juntos
para siempre, ¿verdad?
– Claro que sí. Siempre
estaré a tu lado, no importa qué. Siempre te protegeré. Siempre. Por siempre. Para
siempre.
La casa de Ryo fue la
primera parada. De nuevo usando el paraguas como escudo, intercambiaron varios
besos hasta quedar medianamente satisfechos, sonriendo al sentir el rápido
palpitar de sus corazones y el ardor de la sangre corriendo por sus venas. Ryo subió
las pocas escaleras que lo separaban de su casa y se quedó bajo el techo,
esperando a que Tadayoshi girara a la derecha en la esquina, como siempre lo
hacía. Tadayoshi se giró y lo miró, había sentido que alguien lo estaba observando,
pero no esperaba que fuera Ryo. Giró completamente su cuerpo hacia él y
extendió su mano en alto, despidiéndose de él, mientras sus pies se movían
hacia atrás, haciéndolo tropezar y caer a la calle.
– Si ese día no hubiéramos jugado al béisbol, ¿todavía
estarías aquí? ¿Conmigo?
No tuve respuesta. Después de todo, le hablaba a un
pedazo de roca sin vida. No era él, pero al mismo tiempo, era a ese mismo
pedazo de roca que le confesaba todos y cada uno de mis sentimientos aquel día
del año. Ese único día del año. Ese doloroso día en que todos mis recuerdos se
ponían de acuerdo para golpearme de la peor forma, cada vez, con más fuerza que
el año anterior.
– ¡¡Tadayoshi!! –
Gritó Ryo, al ver cómo el aludido fue arrollado por un vehículo cuya presencia
había sido pasado desapercibida por ambos. Bajó corriendo las escaleras y llegó del mismo modo a él, levantándolo cuidadosamente para estrecharlo entre sus brazos –. ¡Tadayoshi!
¡Responde! ¡Tadayoshi! – Al levantar su vista, el pequeño vio al vehículo
alejarse rápidamente del lugar.
– Ryo-chan – Llamó
su atención el aludido, levantando su mano para acariciar su rostro.
– No… No hables…
Vamos a llamar a una ambulancia – Le pidió el niño, entre sollozos –. ¡Alguien!
¡Ayuda! ¡Una ambulancia, por favor!
– Ryo-chan – Volvió
a llamarlo, esta vez, girando su cabeza con la mano para que bajara la vista y
lo mirara –. No van a oírte… La lluvia... es demasiado fuerte…
– Entonces, iré a
llamar a alguien, espera aquí – Le dijo, pero Tadayoshi lo tomó de la mano y
negó con la cabeza cuando lo miró.
– No te… vayas…
– Pero…, estás sangrando
– Le dijo, advirtiendo un creciente charco de sangre alrededor de su cuerpo.
– ¿Esto? No es nada…,
si estás a mi lado…
– ¡Pero…!
– Ryo-chan… Siempre
estaré a tu lado – Susurró.
Tadayoshi inhaló aire
y lo exhaló con lentitud. Ryo sintió cómo el agarre sobre su mano se iba
debilitando poco a poco.
– No. No – Sollozó,
sosteniendo la mano del pequeño con ambas propias.
– Por siempre. Para…
– Dijiste que siempre estarías a mi lado – Dijo Ryo, hablándole
a la tumba de Tadayoshi.
– Aquí estoy,
Ryo-chan.
– Mentiroso – Sollozó el muchacho, poniéndose de
cuclillas y agachando la cabeza, mordiéndose los labios con fuerza. Odiaba
llorar, pero recordarlo le dolía, no tenerlo a su lado, le dolía.
– Aquí estoy,
Ryo-chan – Una presencia anormal intentaba abrazarlo, pero no podía. Por más
que lo intentara, no podía tocarlo, abrazarlo, besarlo –. Tendremos que esperar un poco más para estar juntos, ¿eh? Vive,
Ryo-chan. Yo estaré a tu lado, protegiéndote. Siempre. Por siempre. Para siempre.
Hasta que nos volvamos a encontrar, en algún lugar.
;_____; lloro igual que cuando veo el Pv! hermoso! simplemente hermoso!
ResponderEliminar¡Ese es el sentimiento! *la da un pañuelito de papel* x3
EliminarGracias por el comentario ^3^ *chu & hugs*
PD: Me di cuenta que el fic tenía algunos errores... Eso se llama “pegar fic antes de releer” xD Pero ahora sí, ya está gramaticalmente presentable :3
Eliminar*chu!*
Te odio maldita ;; me hiciste llorar nuevamente...es hermosho. Oh mi vida esoos besitos, tan tielnitos ;A;
ResponderEliminarComo sea, me terminaste de romper el corazón (?)
Te odio.
Gracias xD
Eliminar"Besitos tiernitos", le metió la lengua hasta la tráquea, no le veo nada de tierno a eso xDDDDDD No pasó a mayores porque en ese momento eran dos creaturitas inocentes xD
De nada, de nada, un placer :v <- Pacman rlz! xD
[COMENTARIOS CON SPOILEEEEEEEEEER!!]
ResponderEliminarEsto es lo que te comenté por MP alláaaaaaaaaaaaaa el 27 de Diciembre de 2013 cuando lo leí por primera vez!! ^^
"me quedé sentado en aquel parque, pero ver a aquellos niños jugando, me hacía poner peor."
por?? se eSSitaba??? jjajajajajajajja *tose* me pongo seria.. :V
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"– Nishikido-kun va a tardarse un poco el día de hoy, niños – Dijo la mujer, mientras el grupo dirigía su vista al único niño en el salón –. Sacó una nota baja en un examen y debe quedarse a hacer algo de trabajo extra"
ya flasheé cualquieraaaaaaaaaaaa jajajaja 55555555555555
trabajo extra -guiño guiño-
y en mi defensa.. no me lo imaginé re peque como en el video eh!!!!000000
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– Entonces, ¿Dokkun y Ohkura se quedarán hasta que pare un poco más?
:F No hace falta aclarar :P
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"El pequeño se incorporó y se puso de pie frente a Ryo. Aprovechó su estado de shock para estrecharlo entre sus brazos.
– Por eso estoy feliz – Le susurró al oído, sin soltarlo –. Entonces, ¿puedes decirme por qué no quieres que te sonría? – Le pidió, mirándolo, pero sin soltar sus hombros.
– Porque me gustas – Susurró para sí el aludido, sin ser capaz de mirarlo.
– ¿Qué? No te oí.
– Que me gustas…, idiota."
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaawwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwwww Sip, es Ryo chan ♥
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"– A mí también me gustas. En realidad, me gustan los seis"
a la mierda!! pendejo partucerooooooooooooo ._.
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"Vacilé respecto a llevar flores o no, la vendedora del puesto ambulante me sonrió al reconocerme después de haber pasado casi diez veces por el lugar.
Terminé comprando un par de claveles blancos y los llevé conmigo"
seeeh, va al cementerio. Confieso que tenía una leve esperanza de que AL MENOS lo hubieras dejado en coma, pero nop, me la juego a que está MUERRRRTO *léase con tonada de actriz mexicana* (por ende, sobreactuada XDDD)
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T____________________________________T
lo pisó un auto y murió bajo bruta lluviaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
no tenés almaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa T_______________T CRUEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEL
XD
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Y esos, fueron mis comentarios XDDDD