No iba a participar en ningún desafío de este estilo este año, pero, bueno, ¿qué le voy a hacer? La idea es no estresarme y escribir todos los días (o por lo menos hasta terminar el desafío) sobre varios fandoms. Aunque bizarramente empiezo con una historia original de hace como diez años que está siendo lentamente retomada con muchos cambios en su trama y desarrollo. Sin embargo, no hay spoilers así que pueden leerla tranquilos.
No se olviden de chusmear las notas finales.
Título: I Can’t Get No Relief.
Fandom: Original.
Pairing: Inoue Shio/Mizuki Aki, Kisaichi Minato/Mizuki Aki (ambas mencionadas).
Formato: Oneshot.
Serie: Sweeten Me Revival.
Género: Angst.
Rating: PG-13.
Número de palabras: 1,462.
Sinopsis:
La música lo despertó de un sueño de unos pocos minutos. Al llegar al
lugar del ensayo donde debería estar su pareja, una de las piezas que
formaba parte de un pasado del cual sólo había oído hablar terminará
dándole sentido al rompecabezas que estaba sin terminar en su cabeza.
Disclaimer: Los personajes aquí presentes, el universo donde se desarrolla la historia y la trama son de mi autoría.
*No se admiten adaptaciones y mucho menos, PLAGIOS.
*Que tengas una feliz lectura.
Día 1 del Fictober 2020.
Consigna: Ira.
Acordate que también podés seguir esta historia en las siguientes plataformas: Amor::Yaoi, AO3 & Livejournal :)
En
caso de empezar a publicar en alguna otra, se avisará acá. Pero, en
caso de que encuentren este fanfic en otra plataforma y no haya sido
informado, por favor avísenme en los comentarios o en las redes
sociales que pueden encontrar en las notas finales ya que fueron
publicados sin mi consentimiento.
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I Can’t Get No Relief.
En
algún momento se había quedado dormido. El rayo del sol golpeando sobre
el vidrio de sus anteojos lo hizo girar la cabeza. Las vértebras
cervicales crujieron en respuesta a la mala posición que había estado
manteniendo. Lanzó un débil quejido en el instante en que reparó en el
vaso de plástico que por algún increíble motivo seguía pendiendo de sus
dedos aún en medio del tráfico de la ciudad. Se restregó los ojos con la
mano libre mientras trataba de recordar cómo y por qué se quedó
dormido. De pronto llegó una canción a sus oídos y las comisuras de sus
labios se curvaron hacia arriba al reconocerla. Los acordes de la
guitarra retumbaba en los pequeños parlantes a sus espaldas. No conocía
al artista original, pero sí a la imitación del sonido emitido por las
cuerdas. Eso era lo que lo había hecho perder la noción de la realidad y
caer momentáneamente en los brazos de Morfeo. Tenía un novio
guitarrista y cantante después de todo, y eso significaba que
irremediablemente también terminaría teniendo una relación con la
música.
El sonido del vehículo deteniendo su marcha lo hizo mirar al
chófer a través del espejo retrovisor. Miró de reojo lo que había al
otro lado de la ventanilla. Ya había llegado. Interrumpió el bostezo que
se escapó de lo profundo de su cuerpo con un sorbo de café y todo su
rostro se arrugó al sentir el sabor frío de la bebida. Sostuvo el objeto
con las piernas y pagó el taxi antes de descender agarrando una de las
manijas de su mochila. El camino al interior de la inmensa carpa ubicada
en aquel parque era largo, pero las imágenes promocionales de la guerra
de bandas aliviaban el trayecto. Mientras lanzaba sin prestar mucha
atención el vaso a un tacho de basura, su mirada se posó sobre uno de
los atriles que tenía imágenes de dos de los integrantes de los grupos
musicales que participaban en la competencia. Su novio era uno de ellos.
Reconoció el estrepitoso sonido de la guitarra siendo conectada a un
amplificador y apresuró el paso. Le habían asegurado que los ensayos
empezarían, por lo menos, media hora más tarde. No era como si fueran a
ensayar canciones nuevas, no estaba al tanto de esos planes siendo que
su novio era el que movía los hilos de la banda que lideraba de una
manera no exactamente democrática. Era sólo que su voz se alzaba por
sobre las del resto de los integrantes que pudieran ocupar ese lugar
cuando alguien preguntaba quién los lideraba. Se sorprendió al entrar a
la carpa y ver a un desconocido afinando el instrumento antes de rasgar
las cuerdas. El sonido que se desprendió de los parlantes, haciéndolos
temblar, le llegó como una ola rompiendo sobre la costa. Hacía mucho
tiempo que no tenía una sensación como esa. Sólo su novio le hacía
experimentar eso. De fondo se oía con debilidad una canción que provenía
probablemente de un dispositivo electrónico, pero, a diferencia de las
imitaciones que había oído hasta ese momento, era como si el guitarrista
original estuviera vivo frente a él e interpretara esa pieza ante un
solo espectador. Estaba pegado al suelo, inmóvil; respirar era
automático, si dejó de hacerlo, no lo notó, tampoco si lo hizo. Podía
sentir las cuerdas de la guitarra resonando en cada fibra de su cuerpo.
Era una sensación increíble, inexplicable. Reaccionó al reconocer un
dulce aroma familiar a su lado. La mirada oscura de la persona de quien
provenía, brillaba. Podía verla brillar a través de sus cabellos
azabaches con reflejos rojizos. Se preguntaba cuándo había sido la
última vez que la había visto de esa manera. Se le antojaba besar esos
labios ligeramente separados que parecían temblar levemente ante lo que
estaba oyendo. Podía hacerlo. Era su novio después de todo a quien
estaba observando. De repente, reparó en una lágrima que rodó sobre su
mejilla. Su dueño la secó con brusquedad y sus labios se fruncieron
ahogando un sollozo.
Un llamado proveniente del escenario hizo que su
atención se posara sobre la bestia dorada que se acercaba a ambos y
lanzaba al suelo al recién llegado.
—¡John! —escuchó nuevamente, con
fuerza. Sin embargo, el llamado no pareció llegar a oídos del labrador
que pasaba una y otra vez su lengua rasposa sobre la víctima que
aparentemente era de su agrado. Reparó en la cercanía de quien supuso
era el dueño del perro, un muchacho de cabellos oscuros y mirada como la
del cielo. Su sonrisa parecía iluminar el lugar. Estaba vestido con un
pantalón de mezclilla, zapatillas de lona, una remera del mismo calor de
su cabello con una leyenda en inglés y una chaqueta de cuero—. John, ya
déjalo tranquilo —el muchacho se encorvó hacia adelante para jalarlo
levemente del collar—. Lo siento mucho. Estaba atado al escenario pero
se ve que no lo hice correctamente.
—Minato…
El quejido lastimero de su novio resonó en sus oídos, y su mirada se volvió hacia él.
—Claro
que este no es el John que tú conociste —le dijo a su novio quien
respondía al nombre de Minato. El perro en cuestión estaba ahora sentado
al lado de su dueño respondiendo a las caricias que recibía en su lomo
dando latigazos con su cola peluda sobre el suelo—. Este es un cachorro
de ese tipo. Así que este es John II.
Vio la figura de su novio
sentándose en el suelo dentro de su visión periférica. Sentía que
conocía a ese tipo de algún lado y las piezas terminaron de encajar
cuando lo vio. Era un objeto minúsculo pero que él conocía muy bien.
Hasta podía decirse que lo conocía con los cinco sentidos. El pequeño
aro plateado insertado en la parte superior de su oreja izquierda
reflejaba los rayos del sol que terminaron por iluminar sus dudas.
—¿Qué haces aquí? —dijo su novio.
Él estaba por responder pero la voz del desconocido se le adelantó.
—Vine a verte, Aki, ¿qué más? Podría haber venido antes, pero tengo responsabilidades allá en Estados Unidos.
Sintió
un repentino escalofrío recorriendo su espalda, el frío queriendo
meterse hasta la médula. Conocía la historia de boca de su novio.
Algunas noches, él le ofrecía la llave de su corazón y hablaba de su
pasado hasta quedarse dormido. Donde había vivido desde pequeño no
contaría con más amigos que aquellos con los que compartiría la escuela.
Sin embargo, a diferencia de todos ellos, Aki armó un grupo con chicos
de edades diversas. Uno de ellos era él. Ese chico que le había tendido
la mano aunque tuviera que hundirse en el pantano más profundo. Ese
chico que lo levantó del pozo en el que estaba y había logrado que
volviera a ver la luz. Ese chico que con una obsesión por la música
había alcanzado tocar su corazón y hacerlo latir nuevamente.
—Este es
el recuerdo que tengo de él —le había dicho una madrugada con las
piernas enredadas a las suyas junto con las sábanas, mientras sus dedos
pulgar e índice tocaban el aro que colgaba en su oreja—. Este es el
único recuerdo que tengo de él.
Un sentimiento inexplicable recorrió
cada vena de su cuerpo. Podía leer su nombre en el rompecabezas que
estaba finalmente armado en su cabeza. Frunció el entrecejo en
frustración.
—Lo siento. No los he presentado —su novio se dio cuenta
de su error mientras se ponía de pie. Minato lo imitó. Cuando su mirada
se posó sobre la suya él se sintió… ¿intimidado? No. No era esa la
palabra—. Minato, te presento a Shio —¿No debería haber sido al revés?
¿No debería haber sido él el primero en ser mencionado?—. Shio, él es
Kisaichi Minato.
El aludido le extendió la mano. Shio la miró. Le
habrá llevado un par de segundos estrechar la, aunque, para él, le
pareció que habían pasado años hasta que llegó a esa conclusión.
—Encantado de conocerte, Shio-kun.
Una nueva frase dicha por su novio llegó a su mente.
—Minato fue una de las personas más importantes que tuve en la vida.
Ah. Lo había olvidado.
Kisaichi
Minato había sido el primero en todo en la vida de Aki. Shio
probablemente podría seguir viviendo con un fantasma entre ellos. Su
novio le estaba siendo fiel, estaba completamente seguro de eso. Había
depositado toda su confianza en él y estaba seguro que no se arriesgaría
a arruinar su relación una segunda vez. La pregunta era si soportaría
que ese fantasma tuviera forma física. Sintió la electricidad
recorriéndole el cuerpo cuando estrechó su mano. El rompecabezas armado
tembló, pero las piezas se mantuvieron en su sitio.
Ira.
Esa era la palabra que podía leerse perfectamente en medio de aquel objeto de colores predominantemente oscuros.
—Lo mismo digo, Kisaichi-san.
Notas finales.
La canción que escucha Shio en el taxi es “Ain't No Sunshine” de Bill Withers.
La que toca Minato en la carpa es “All Along The Watchtower” de Jimi Hendrix (el título de esta historia es justamente un verso de esta canción). Minato es FAN
de Hendrix con todas las letras hasta el punto de imitar a la
perfección su forma de tocar la guitarra. Tiene varias de las guitarras
que Hendrix tenía en su repertorio pero ninguna que haya pertenecido a
él. De hecho, la que tiene Aki fue un regalo que recibió de él y su
hermano menor, Tetsuya, también tiene una Epiphone Wilshire
que fue comprada por recomendación de Minato; aunque él tiene un gusto
particular por las guitarras de tamaños que no son comunes así que lo
más probable sería verlo con una Hofner o una Travelcaster.
La guitarra con la que está tocando hasta que llega Aki es una edición limitada de la Fender Pine Jazzmaster del 2017 (aunque no se mencione en la historia).
La guerra de bandas a la que hace mención Shio es una competencia en la que participan sólo la banda de Aki y la de Tetsuya.
Si bien dije que iba a cambiar varias cosas de la historia, la libertad que siempre caracterizó a Aki, lo inseguro que era y lo dependiente que era de ciertas personas, creo que no voy a hacerlo. Shio dice que se pelearon, estando ambos en una relación estable y eso va a ser por un error que pudo haber cometido Aki. Shio es la primera persona después de Minato con la que Aki realmente establece una relación amorosa por primera vez. Sin embargo, antes de llegar a darse cuenta que está perdidamente enamorado de Shio (quien de alguna manera termina salvando también a Aki y demostrándole lo bueno que es haciendo lo que le gusta), Aki suele tener relaciones sexuales con distintas personas sin comprometerse con ninguna.
Pude haber elegido a cualquiera de mis otros personajes teniendo la ira como consigna, pero que personajes que de por sí son chispitas, estallen, no tiene sentido. Elegí a Shio porque es uno de los personajes más tranquilo de todos, y porque un encuentro con Minato realmente lo afectaría hasta el punto de darse cuenta del peligro que supone su presencia en la reciente relación que tiene con Aki.
Espero que les haya gustado esta historia. Probablemente use a otros de mis personajes originales para este desafío, quien sabe.
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