Un MysteriSpider cortito, pero lindo :)
Título: Is There Something There For Me?
Fandom: Universo Cinematográfico de Marvel.
Pairing: Quentin Beck/Peter Parker.
Formato: Oneshot.
Género: AU, romance.
Rating: PG-13.
Número de palabras: 759.
Sinopsis:
Una tarde, Peter se da cuenta que su mundo es igual a la de los peces
que viven en el pequeño mundo delimitado por la pecera con un agua que
parece estar tomando un tono tornasolado.
Disclaimer: Los personajes aquí presentes y el universo principal de la siguiente historia son de la autoría de Stan Lee y Steve Ditko.
Todo esto para decir que sencillamente estos personajes y el universo donde se desarrollan sus vivencias no me pertenecen.
En cambio, la historia, sí.
*No se admiten adaptaciones y mucho menos, PLAGIOS.
*Que tengas una feliz lectura.
Día 10 del Fictober 2020.
Consigna: Tornasol.
Notas: El título que le da nombre a este oneshot es un verso de la canción de Kesha y Zedd, “True Colors”.
Acordate que también podés seguir esta historia en las siguientes plataformas: Amor::Yaoi, AO3 & Livejournal :)
En
caso de empezar a publicar en alguna otra, se avisará acá. Pero, en
caso de que encuentren este fanfic en otra plataforma y no haya sido
informado, por favor avísenme en los comentarios o en las redes
sociales que pueden encontrar en las notas finales ya que fueron
publicados sin mi consentimiento.
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Is There Something There For Me?
Su
mirada estaba posada en el agua de la pecera que, por algún motivo más
allá de su comprensión, había adquirido un color tornasolado. Los
deberes a los que debía estar dándole toda su atención pasaron a un
segundo plano en medio de tan particular momento. Por primera vez desde
hacía bastante, un sentimiento similar a la emoción parecía estar
estremeciendo su cuerpo, y no quería que la distracción se interpusiera.
Las figuras dentro de la pecera nadaban de un lado a otro en círculos.
Lo más probable era que desearan tener un espacio más grande que ese.
¿En qué momento los había confinado a aquel estrecho lugar? ¿En qué
momento se había puesto a él mismo en esa situación? En un lugar donde
ya no podía siquiera respirar. Su entrecejo se arrugó. La distracción
estaba apareciendo. Hundió la cabeza entre sus brazos apoyados sobre el
escritorio y volvió su mirada a la pecera. Una suave caricia sobre sus
cabellos llamó su atención. Su rostro sonrojado se volvió hacia atrás.
Emitió un sonido que no quedó muy claro exactamente qué fue.
—Hola —lo saludó Quentin—. Llegué hace un rato, pero algo me decía que no debía molestarte.
—Y lo hiciste de todos modos.
Peter
se hizo un poco hacia atrás. En vez de agarrar una silla y sentarse a
su lado, o tirarse sobre el colchón, su compañero se sentó y apoyó su
cabeza sobre una de sus piernas. Peter imitó la misma muestra de cariño
con la que había sido saludado y acarició sus cabellos que, al rayo del
sol, brillaban con un hermoso color dorado.
—Lo siento —soltó el más alto con una voz cansada.
—¿Cómo te fue?
—Como
siempre —le respondió Quentin mientras levantaba un poco la mirada para
encontrar una de las manos de Peter y entrelazar sus dedos a ella—. ¿No
sientes tú lo mismo? —su mirada se posó sobre él pese a la incómoda
posición en la que se encontraba—. Como si algo faltara.
Peter volvió a mirar la pecera, los peces que la ocupaban y todo su rostro se arrugó.
—Creo que deberíamos liberar a los peces.
—¿Lo crees? Podríamos llenar la pecera con una planta, quizás.
—Tuve un extraño sueño.
—¿Quieres contármelo?
—¿No vas a quedarte dormido?
—¿Tanto
se me nota? —sin darse cuenta, Peter notó que Quentin estaba imitando
su pícara sonrisa—. Te prometo que no lo haré. Soy todo oídos.
—Soñé que nos peleábamos.
—Solemos tener nuestras peleas…
—No me refiero a eso. Éramos verdaderos enemigos. Te habías acercado a mí con dobles intenciones.
—La última parte no está muy alejada de la realidad…
—¿Vas
a oírme o no? —el cabello de Quentin fue revuelto por el morocho
generando su risa—. Cuando me tuviste convencido, resultó ser que eras
un enemigo. Me engañaste con ilusiones, creaste edificios, esferas con
nieve y, ¿adivina qué?
—Hay muchas cosas que están pasando en mi mente en estos momentos. Sé un poco más preciso…
—Tenías una pecera en la cabeza.
—Definitivamente tenemos que liberar a esos peces…
Peter
no encontraba palabras capaces de describir la sensación que le daba
esa cercanía, aquel débil contacto sobre las yemas de sus dedos. Sólo
siguió aferrado a ella de la misma manera en que sus ojos avellanas se
aseguraban que lo que estaba viviendo no era una fantasía. Cuando su
mirada se encontró con la de Quentin intentó sonreír. No podía decir si
cumplió su cometido o no.
—¿Qué?
—¿Estabas haciendo los deberes?
—Puedo hacerlos más tarde.
—Tenemos las mismas asignaturas, Peter. Dime si necesitas ayuda en algo.
Quentin
se incorporó y besó los cabellos de su pareja cariñosamente. Las manos
de Peter se aferraron a su remera con fuerza, sorprendiendo al más alto.
—Quentin… Gracias. Gracias por estar aquí conmigo.
Peter no supo qué había generado esas palabras en su pareja, pero volvió a sentir una de sus manos sobre sus cabellos.
—Siempre
voy a estarlo. Nunca te atrevas a dudar eso —Quentin se giró para
prestar atención a los peces que seguían dando vueltas en su pequeño
mundo—. Creo que está bien que los liberemos. Más tarde podemos
averiguar dónde podemos dejar a estos chicos, ¿te parece?
Quentin vio
el rostro de Peter iluminarse de una manera especial. Lo había notado
un poco decaído desde que llegaron a la gran ciudad. Era todo lo
contrario a su pueblo natal y eso parecía haber abrumado al muchacho.
Sin embargo, sus palabras siempre habían sido sinceras. Siempre que
Peter sintiera que la soledad estaba acechándolo, Quentin estaría a su
lado para que ese sentimiento lo golpeara.
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