21 de marzo de 2018

[Deja atrás todo lo demás] Capítulo 02: ¿Cómo puedes negarlo?

Ciaossu~!!
HOY SE CONFIRMÓ QUE IW
SE ESTRENA EL 26 DE ABRIL
no así la fecha de la preventa pero...
SE CONFIRMÓ QUE IW
SE ESTRENA EL 26 ABRIL 
xDDDDDDDD

Esto pasa cuando la que escribe no sabe qué escribir :3
Capítulo 2 de Deja atrás todo lo demás...
Enjoy~ ♥ 


Título: Deja atrás todo lo demás.
Fandom: Universo Cinematográfico de Marvel.
Formato: Serial.
Género: Drama, lemon, romance.
Rating: NC-17.
Número de palabras: 2016.
Sinopsis: Anthony trata de ganarse el corazón de Peter, pero el muchacho lo rechaza. Aún así, parece que Stark no va a darse por vencido tan fácilmente por lo que cual, Peter decide pedirle ayuda a Steve, aunque eso signifique tener que huir de Queens con May.
Precuela: Es más fácil correr.

Advertencia: 
Al Cap no le gustaría leer esto xD

Nota mucho muy importante: Le dedico este fic a mi Shotosa (you know who you are xD) porque me ayudó a cerrar esta historia :3

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Capítulo 02: ¿Cómo puedes negarlo?

Anthony bajó las escaleras y encontró a Virginia en el comedor.
—Buen día —le dijo ella.
—Buen día —dijo Anthony sentándose en una de las sillas situadas al final de la mesa—. ¿Peter ya desayunó?
—Él se fue —Anthony sólo asomó los ojos por sobre el periódico que había empezado a leer.
—Burló la seguridad de FRIDAY y se fue.
—Ya veo —suspiró el hombre, poniendo atención nuevamente al periódico. Virginia sólo lo miró y suspiró.
—Si quieres…
—No. No hagas nada.
—Está bien…

La escuela estuvo como siempre. Abrió la puerta del departamento y vio a su tía hablando con Anthony, ambos sentados en el sofá.
—Hola —susurró.
—Hola, Peter —aún cuando May había dicho una y otra vez que Anthony no le caía bien, la expresión en su rostro decía algo completamente diferente—. Mira quién está aquí.
—Sí, estoy viendo —dijo el muchacho, dirigiéndose a ambos—. Ton-- Señor Stark —se interrumpió a sí mismo ya que sería extraño que May se diera cuenta de la relación tan estrecha que parecía mantener con su jefe –sin mencionar el otro tipo de relación que tenían.
—Señor Parker.
—Peter, no tienes idea de lo que ganaste por tu trabajo —dijo May, feliz.
—¿Sí? ¿Qué fue lo que gané?
—Bueno, antes que nada, tienes que mudarte. La División de Aprendices del Internado Stark rentará un departamento cerca de tu escuela y del trabajo de May.
—¿No es eso genial? —preguntó la mujer—. Y quizás también pueda conseguir un puesto en Industrias Stark.
—¿Qué? No, espera. Espera. May, ¿puedo hablar con el señor Stark… a solas? —la aludida miró a su sobrino sin comprender su pedido—. Por favor.
—No se preocupe, será sólo unos minutos, ¿cierto? —dijo Anthony mirando luego a Peter quien asintió.
—Tengo que ir al almacén a comprar la cena, así que… tómense su tiempo —dijo ella.
Peter se sentó en el sofá cuando May dejó el departamento.
—¿Qué estás tratando de hacer?
—¿A qué te refieres? Ya habíamos hablado del departamento.
—Sí, pero estoy seguro de que fue una mentira.
—Quizás. Pero ahora no es una mentira.
—Tony…
—Quiero contarle a May de lo nuestro, Peter —el muchacho lo miró sorprendido—. ¿Qué? Ya va siendo hora, ¿no?
—No lo creo…
Peter sintió la mano de Anthony tratando se acomodar un mechón de cabello detrás de su oreja suavemente. Suspiró con los ojos cerrados. Podía oler el jodidamente bueno y seguramente caro perfume que lo hacía flaquear. ¿Cómo podía hacer eso? ¿Cómo podía hacer que Peter se sintiera así de débil? Cuando se dio cuenta su cuerpo estaba siendo desvestido sobre el sofá, con tanto cuidado, tan diferente a la manera en que Anthony usualmente lo hacía. Esta vez, Peter no suprimió su sentido arácnido, sintió todo lo que Anthony quería que sintiera y fue increíble.
Pero, una vez más, fue tarde.
No importaba cuántas veces le susurrara palabras de amor al oído, ya era realmente tarde.
Ambos estaban abrazados sobre el sofá, Anthony sobre el cuerpo de Peter, rodeando su cuerpo con ambos brazos, algo que nunca antes había hecho, pero el muchacho trató de levantarse, y llamó la atención del hombre en el proceso.
—¿Qué sucede?
—May podría llegar en cualquier momento —le dijo, tratando de escapar del agarre de Anthony. Se vistió con la mirada del hombre posada encima suyo—. Y también sea hora de que tú te vayas yendo.
—¿Por qué sales ahora con esa actitud?
—Esta fue la última vez, Tony. Ya te lo dije: nosotros terminamos.
—No, no lo hiciste.
—Anoche me quedé en tu casa porque estaba lloviendo y estaba demasiado cansado como para discutir contigo, pero esto se terminó.
—¿Por Steve?
—Porque estoy cansado… de todo… Por favor. Si tengo que rogarte, lo haré. Por favor, déjame solo.
—No puedo, y sabes por qué.
—También te he dicho eso —le dijo Peter con una sonrisa—. Te dije que ya es demasiado tarde para ambos.
—¡No lo es, Peter! —exclamó Anthony ya vestido, saltando del sillón para agarrarlo de los brazos—. Sólo dime una cosa. Dime qué no sentiste nada cuando estaba haciéndote el amor. Sólo dime eso mirándome a los ojos y te dejaré—. Peter dudó, pero lo miró en el preciso momento en que May abrió la puerta. Automáticamente, Anthony soltó a Peter y se alejó unos pasos de él—. Claro, tengo que irme. May, nos vemos.
—Nos vemos —respondió ella. Una vez Anthony dejó el departamento, May miró a su sobrino. Él se sentó en el sillón y suspiró sosteniendo su cabeza con ambas manos—. ¿Qué te parece si vamos por algo de comida tailandesa?
—Suena genial —respondió el aludido, suspirando y esbozando una sonrisa.

La cena no estuvo mala. La comida tailandesa siempre le levantaba el ánimo al muchacho, pero esta vez, a May le estaba resultando una tarea complicada.
—Puedes hacerlo —le dijo a Peter, quien la miró—. Quiero decir, hablar. Puedes hablar conmigo si quieres —el muchacho le sonrió y levantó la mirada hacia el cielo en su camino de regreso a su hogar. Luego, suspiró. La noche estaba fresca así que puso ambas manos dentro de los bolsillos de su chaqueta.
—Quiero que te olvides del departamento y del trabajo que te dijo Tony.
—Tony.
Sí. Esa era la primera vez que Peter llamaba a su jefe por su nombre de pila e incluso de una forma amigable.
—Sí, Tony. Quiero que te olvides de todo porque todo terminó —¿por qué estaba temblando? ¿Por el viento helado? ¿Por qué su voz temblaba cuando estaba hablando? ¿Por qué sentía ese maldito nudo en la garganta que no lo dejaba hablar claramente? ¿Por qué mierda estaba llorando? ¿Porque May descubrió la clase de basura en que se había convertido su sobrino? Y eso que no había terminado de contarle toda la historia—. Dejé que jugara conmigo. Todo este tiempo. No sé si fue porque lo amaba o qué. Yo… No lo sé-- Todavía no lo sé. Lo que sé es que… eso se terminó.
May abrazó a Peter, ambos sentados sobre el frío asfalto, el muchacho temblando entre sus brazos, diciéndole cuánto lo sentía.

Su sentido arácnido no fue necesario para descubrir a dos hombres vestidos de negro dentro de un automóvil estacionado frente al departamento de los Parker. Peter detuvo a May con una mano y llamó su atención.
—Es mejor que por hoy no volvamos a casa.
—¿Qué sucede?
—Es que-- ¡Recordé que tengo que ir a lo de un amigo! ¡Tengo que ir a buscar algo!
—¡¿Q-- Qué?! Pero, ¿no habrá problemas si yo te acompaño? ¡Peter! —exclamó May siendo arrastrada por su sobrino que la hizo volver sobre sus pasos hacia quién-sabe-dónde.

Cuando May se dio cuenta dónde habían ido, su reloj marcaba la una y cinco de la mañana. Peter golpeó la puerta y esperó hasta que el dueño del departamento se mostrara.
—¿Peter? —un sorprendido Steve abrió la puerta y miró a los dos Parker en el pasillo.
—Querías que viniera, ¿recuerdas? —le dijo el muchacho con una expresión graciosa en el rostro para evitar que Steve hablara demás con May frente suyo.
—Sí, pero--
—Bueno, aquí estoy.

Steve preparó café para los tres. La televisión estaba encendida para evitar que May escuchara su conversación en la cocina.
—¿Puedes decirme qué sucede? —le preguntó Steve a Peter en voz baja.
—Terminé con Tony.
—Pensé que ya habían terminado.
—¿Podemos discutir eso después?
—Está bien. Entonces… Terminaste con él, ¿y?
—Unos tipos estaban esperándonos a May y a mí, creo, frente a nuestra casa.
—Y crees que esos tipos trabajan para Tony.
—Sí.
—¿No crees que estás siendo un poco paranoico, Peter? —suspiró Steve, calmado.
—Steve, me ofreció una nueva casa. Hasta le ofreció a May un trabajo en un internado que ni siquiera existe. ¿Y si me está persiguiendo? No puedo permitir que May pase por esto… Necesito tu ayuda.
—Puedo oírlos susurrar, chicos —dijo May con una sonrisa. Steve la miró y también le sonrió.
—Tengo un amigo… Quizás él pueda ayudarnos… Sólo tengo que llamarlo desde un teléfono seguro.
—Bien, eso suena genial. Puedes agarrar el de May.
—Agarrar mi, ¿qué? —preguntó la mujer dándole un rápido sorbo a su café.
—Tu teléfono. Lo necesito —le dijo Peter. Le parecía que su sobrino tenía miedo de algo, como si pudiera sentir que algo peligroso estaba por suceder en cualquier momento. Pero fue la leve caricia de Steve sobre uno de sus hombros lo que terminó por calmar al muchacho.
—Toma —dijo May, entregándole su teléfono a Steve.
—Gracias, señora. Será una llamada breve —le dijo el hombre antes de desaparecer de la sala de estar.
—Peter —May llamó la atención de su sobrino y lo invitó a sentarse a su lado.
—Tenemos que irnos —dijo Peter anticipándose a cualquier pregunta por parte de su tía.
—Sí, me di cuenta. Pero lo que quiero preguntar es acerca de tu relación con este chico, Steve.
—¿No es obvio? —le preguntó Peter, evitando mirarla.
—Lo amas.
—Sí.
—¿Y él? ¿Te ama?
—Sí, señora —respondió Steve devolviéndole el teléfono—. Ya está.
—¿Cuándo nos vamos?
—Mañana a la mañana. Ustedes pueden dormir en mi cama, yo dormiré aquí —Steve buscó ropa cómoda para sus invitados y los acompañó hasta su habitación—. Si necesitan algo, estaré en el living.
—Steve —dijo May—. Gracias por esto.
—Es un placer, señora —respondió él antes de dejar la habitación.
—Puedes dormir con él si quieres —le dijo May a Peter, ella sentada en su lado de la cama—. Claro, sólo si van a dormir.
Peter sonrió por las ocurrencias de su tía.
—Buenas noches, May.
—Que descanses.

Peter salió de la habitación y cuando quiso acostarse al lado de Steve en el sillón, lo encontró despierto.
—¿No puedes dormir? —le preguntó, abrazando al muchacho.
—May me dejó venir contigo, ¿está mal?
—Para nada. Pero te aviso que no voy a dormir.
—Yo tampoco. No puedo dormir si sé que Tony nos está buscando. Tengo terror de que se dé cuenta que estamos aquí.
—Eso puede llevarle algo de tiempo, pero se dará cuenta. Es por eso que tenemos que irnos lo antes posible de aquí.
—¿Adónde vamos a ir?
—No puedo decirte. No sería una sorpresa si te lo digo, ¿no?
—Tienes razón —dijo Peter empezando a dormirse por las caricias de Steve sobre su cabello y espalda.
—¿Tu tía está durmiendo?
—No lo creo. Aunque esté cansada, cuando está preocupada por algo, no puede conciliar el sueño con facilidad. ¿Por qué lo preguntas?
—Quiero intentar hacer algo contigo.
—¿A qué te refieres? —preguntó Peter mirando a Steve levantarse del sillón y dirigirse al pasillo.
—Espera aquí —le dijo el rubio regresando luego con unas bolas de metal.
—¿Qué es eso?
—Magnetos. ¿Recuerdas esa comezón que tenías en la nuca?
—Sí.
—Quiero saber qué es.
—Pero, no me volvió a suceder algo así.
—Por las dudas, déjame intentarlo. Por favor, acuéstate boca abajo y muerde un almohadón.
—¡¿Q-- Qué?!
—Shh… Créeme. Si lo encuentro, la forma de removerlo va a dolerte un poco.
—Está bien —accedió Peter frunciendo el ceño. El muchacho hizo lo que Steve le pidió y esperó. Pudo sentir una sensación de electricidad recorriéndole la espina dorsal hasta llegar a los magnetos que parecieron pegarse a su piel.
—Justo lo que pensaba…
—¿Qué?
—Muerde el almohadón —le dijo Steve. Peter suspiró y cumplió sus órdenes. Lo siguiente que sintió fue que algo trataba de escapar de su cuerpo, quemándole la piel. En ese momento comprendió por qué Steve le pidió reiteradas veces que mordiera el maldito almohadón. Su cuerpo estaba realmente tenso y el dolor era insoportable. Cuando ya no sintió nada más, miró a Steve quien estaba rompiendo algo sobre la silla—. Era un rastreador.
—Tony —suspiró Peter.
—Sí. Perdón por eso. Pero era la única forma de quitártelo. Iré por el alcohol.
—Gracias —le dijo Peter, acariciando una de las manos de Steve con una sonrisa en el rostro. Steve también le sonrió y besó la frente de Peter con ternura.





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