Ciaossu~!!
Se me fue un poquito el #YnRViernesDeFF como se habrán dado cuenta xD
El sábado estuve: "ahora lo publico, ahora lo publico, ahora lo publico", y hoy también xD un desastre.
En fin~ Acá está el séptimo de PPoH :3
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Capítulo 07: Adagio.
Se me fue un poquito el #YnRViernesDeFF como se habrán dado cuenta xD
El sábado estuve: "ahora lo publico, ahora lo publico, ahora lo publico", y hoy también xD un desastre.
En fin~ Acá está el séptimo de PPoH :3
Enjoy~ ♥
Título: Pied Piper of Hamelin.
Fandom: Johnny's.
Formato: Multi-chaptered.
Género: AU, drama, violento.
Rating: NC-17.
Estado: En proceso.
Capítulo: 07/ ¿?
Número de palabras: 1761.
Sinopsis: You no quiere que se entere de la posibilidad de que Ryo tenga familiares más cerca de lo que se imagina. Por ese motivo, le pide a Shingo que con los datos que tiene trate de averiguar el verdadero nombre de J.
Al darse cuenta que You no pareció seguirle la corriente cuando le dijo que sentía que Erika le resultaba familiar, recurre a Subaru quien, a su vez, le pide ayuda a Ryuhei, ya que es la única persona que ella no conoce. Al mismo tiempo, Ryuhei huye de su casa cuando su esposa le dije abiertamente que llamó a la policía, y no le queda mucho tiempo para escapar de ahí.
Al darse cuenta que You no pareció seguirle la corriente cuando le dijo que sentía que Erika le resultaba familiar, recurre a Subaru quien, a su vez, le pide ayuda a Ryuhei, ya que es la única persona que ella no conoce. Al mismo tiempo, Ryuhei huye de su casa cuando su esposa le dije abiertamente que llamó a la policía, y no le queda mucho tiempo para escapar de ahí.
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Capítulo 07: Adagio.
Podía ver, sentir y hasta oler el césped que le hacía
cosquillas en los pies. Al alzar la vista, muy a lo lejos, divisó una figura
que lo llamaba con una seña, pero por más que él quisiera, no lograba ni
acercársele ni ver su rostro. De repente, esa escena fue reemplazada por el
fuego abrasador. Si antes podía sentir el cosquilleo del césped, ahora también
sentía el calor, la falta de aire y una sensación de ardor en cada poro de su
piel.
Se despertó y se sentó de un salto en la camilla. Sus
pulsaciones volvieron poco a poco a la normalidad al encontrar a su amante a su
lado. Cuando volvió a acostarse, Tadayoshi se giró.
—¿Qué sucede?
—Tuve una pesadilla —le dijo Ryo, abrazándolo con ternura
y besando su frente—. Pero, ya está, no te preocupes.
—¿Estás bien? —le preguntó el menor.
—Sí, ya todo está bien.
—¿Están bien? —preguntó You, asomándose apenas.
—Sí, estamos bien
—respondió Ryo. El mayor asintió con la cabeza y regresó a sus quehaceres.
—¿Cuándo duerme? —le preguntó Tadayoshi a Ryo en voz
baja.
—Quién sabe. Tú descansa.
—¿Eh?
—Ya vuelvo —le dijo Ryo, pasando por encima del cuerpo
del más alto para bajarse de la camilla y hacerle compañía a You—. No te lo
dije antes, pero, gracias por todo.
—No es nada. Si no nos apoyamos entre nosotros —reconoció
You, hincándose de hombros.
—¿Cómo encontraste a Ohkura?
—Él vino solo.
—Mató a un tipo, ¿no?
—Sí —respondió You en un suspiro—. Hina me trajo las
fotografías, ¿las quieres ver?
—Me sacó las esposas con un matafuego, creo saber cómo
quedó ese tipo.
—¿No puedes dormir?
—Tuve un sueño.
—¿Quieres hablar de eso?
—No. Más bien… quiero hablar de otra cosa.
—Dime.
—Esa mujer que me sacó una muestra… Me resulta familiar…
—¿Quieres que la investigue por ti, mi amor? —le preguntó
Tadayoshi, de brazos cruzados.
—¿No estabas durmiendo? —le preguntó Ryo con una sonrisa.
—Sus cuchicheos no me dejan volver a conciliar el sueño
—reconoció el menor restregándose los ojos.
Un par de golpes sobre la puerta interrumpieron su
conversación. You se acercó a la misma y la abrió un poco para ver a Shingo y
Subaru.
—Pasa Subaru. Hina, ¿me acompañas un momento?
—Eh… Claro —respondió el aludido. Shingo siguió a You
hasta la sala de espera donde el mayor detuvo sus pasos—. ¿Qué sucedió?
—Ryo siente curiosidad por Erika.
—¿Y? ¿Crees que es muy pronto? ¿A qué le temes, Yoko?
—Hay cosas de J que necesito descifrar. Si Ryo va a
regresar con su familia, debemos esperar un poco más.
—¿Qué tiene que ver J?
—Si te doy toda la información que tengo, ¿puedes
encontrar su nombre verdadero?
—Yoko, me asustas…
—Cuando tengas esa información, vas a entender por qué te
estoy pidiendo esto.
—Voy a necesitar meter a Yasu en la jefatura…
—Eso no será complicado para Yasu.
—Le enviaré un mensaje preguntándole.
—Llámalo de la recepción. No te preocupes por eso.
—Subaru, tanto tiempo —le sonrió Ryo, recibiendo un
movimiento de cabeza por respuesta.
—Lo mismo digo.
—Voy al baño, enseguida vuelvo —dijo Tadayoshi.
—¿Te presto una mano? —le preguntó Ryo.
—No soy yo el que se levantó alegre —reconoció Tadayoshi.
—¡Espero a que vuelvas, ¿eh?!
El menor le dio un beso a la lejanía, ocasionando su
sonrisa.
—Jamás he visto a Ohkura tan feliz —reconoció Subaru,
sentándose frente a Ryo.
—Yo tampoco. Que yo sea quien ocasionó su felicidad hace
que me sienta un poco como el rey del universo —dijo el morocho, rascándose la
mejilla con un poco de vergüenza—. Y tú, ¿cómo estás?
—Bien.
—Oye, Subaru…
—Dime.
—¿Conoces a la mujer que fue a la sala de interrogatorios
antes que tú?
—¿A la que te le quisiste tirar?
—Que no te escuche Ohkura…
—Sí, la conozco, ¿por qué?
—Me gustaría verla a solas.
—¿Y eso?
—Le dije a Yokoyama-kun que me resulta familiar. Pero
pareció no importarle demasiado. Llegaste con Murakami-kun y se lo llevó.
—Veré qué puedo hacer.
—Gracias.
—Ahora tengo que irme.
—Nos vemos.
—Nos vemos.
Subaru salió del consultorio, encontrándose con Shingo y
You.
—¿Te vas? —le preguntó You.
—Lo siento. Tengo cosas qué hacer.
—Le dije que esté lo más cerca posible de Erika y mis
superiores —respondió Shingo bajo la mirada de Subaru a quien le quedó dando
vueltas las palabras de Ryo—. ¿Sucede algo?
—No, nada —respondió el aludido—. Me había quedado
pensando en algo sin importancia.
—Entonces, nos vemos en otra ocasión —le dijo You. El
aludido asintió con la cabeza.
—Voy a hablar con Yasu. Regreso luego —Shingo siguió por
el mismo camino que Subaru y se encontró a Tadayoshi—. ¿Y tú por dónde andabas?
—Había ido al baño. ¿Ya te vas?
—No, ahora vuelvo. Ve con los demás.
—Está bien.
Tadayoshi se quedó mirando a Shingo hasta que él llegó a
la recepción ubicada en medio del pasillo. Presentía que pasaba algo, pero ya
no tenía la capacidad de descifrar qué. Con Ryo cerca, su vida volvía a tener
la calma que había perdido alguna vez.
—¿Puedo usar el teléfono? —le pidió Shingo a la
recepcionista.
—Por supuesto. Aquí tiene —dijo la enfermera,
entregándole el teléfono.
—Gracias —Shingo marcó un número de teléfono y esperó un
momento hasta que alguien atendió al otro lado.
—“Yoko.”
—Hina —se sonrió el aludido.
—“Ah.”
—¿La característica?
—“Ahjá. ¿Qué
sucede?”
—Necesito tu ayuda.
—“Dime.”
Shingo cruzó miradas con la recepcionista que estaba
sentada frente suyo. La muchacha, comprendiendo el mensaje, se puso de pie y se
alejó unos metros de él.
—Necesito que repitamos lo que hicimos para obtener
información.
—“¿Es que acaso el
superintendente no puede conseguir información sin recurrir a mí?”
—Algo me dice que es información clasificada —se sonrió
Shingo.
—“Está bien.
Hablamos luego.”
Shingo regresó al consultorio justo cuando Ryo estaba
lanzando una silla contra el suelo. La siguiente paciente de You se alertó y lo
miró.
—No le gustan las agujas —le dijo el aludido, ocasionando
que la mujer sonriera ligeramente—. ¿Qué está pasando aquí? —preguntó, una vez
entró al consultorio y cerró la puerta.
—¡Este imbécil nos quiere mandar a Ohkura y a mí fuera
del mapa! —exclamó Ryo en referencia a You.
—No lo dije de esa forma…
—Pero es eso lo que quieres hacer —reconoció Tadayoshi.
—Cálmense un poco. Al otro lado de esta puerta hay gente
que no debe enterarse de esto.
—¡Me importa una mierda! ¡No es justo!
—¿Quieres estar encerrado en ese lugar otra vez? —le
preguntó Shingo.
—No es muy distinto de lo que viví cuando el viejo estaba
vivo —respondió Ryo.
—Ryo, Ohkura, deben entender que los están buscando. Y no
es la policía común. A Ryo lo buscan por fugitivo de la justicia, y a ti,
Ohkura —Shingo ocasionó que en el consultorio reinara el silencio—… ¿Y bien?
—Déjenme elegir a mí el lugar —pidió Ryo, mientras abría
la puerta del consultorio, con Tadayoshi siguiéndole los pasos.
—¿Adónde vas? —le preguntó Shingo acercándose rápidamente
a ambos.
—¡Quiero salir a fumar! —exclamó Ryo.
—Disculpen, pero, no pude evitar escuchar su conversación…
¿Están buscando un lugar para alojarse? —la anciana que estaba esperando su
turno, llamó la atención del trío—. Tengo un pequeño departamento detrás de
casa. Es cómodo para una persona o dos.
Ryo y Tadayoshi se miraron.
—Tendría que ir a mirarlo —dijo Ryo.
—Aceptamos —dijo Tadayoshi, golpeando a su pareja con el
puño.
—Ay…
—Aceptamos —reiteró el menor.
Se apresuró a atender la llamada telefónica cuando se
percató del sonido del mismo vibrando sobre la pequeña mesa de madera en medio
de la habitación.
—¿Diga?
—“¿Qué estabas
haciendo, Maru?”
—Ah, Subaru… Me estaba bañando. ¿Por qué? —le preguntó,
sentándose en la silla en torno a la mesa.
—“Necesito tu
ayuda. Y antes de que te niegues, te pido que por favor me escuches.”
—Dime —suspiró el aludido.
—“Creemos que Yoko
y Hina nos esconden algo. Hay una sola persona que puede ayudarnos con esto,
pero no podemos acercarnos a ella abiertamente. De mi parte, no puedo porque
convivo con ella en mi lugar de trabajo, y conoce a Ryo porque lo interrogó.”
—¡¿Es policía?!
—“Es detective, y…
aparentemente es familiar de Ryo.”
—¿Qué es exactamente lo que quieres hacer?
—“Hablo con Yasu y
paso a verte, ¿sí?”
—Eh… Claro, pero… ¿Tienes para anotar?
—“Eh, sí. ¿Por qué?”
—Anota la siguiente dirección, por favor —le pidió.
Después de que Ryuhei cortó la llamada se quedó mirando
el sol que iba desapareciendo poco a poco. El sonido de los grillos lo hizo
sonreír.
La puerta de la oficina del orfanato se abrió. El rostro
de su esposa estaba desfigurado.
—Ahora, ¿qué? —le preguntó Ryuhei, en un suspiro.
—Acabo de llamar a la policía. O te vas de aquí en este
instante, o te atienes a las consecuencias —le dijo la mujer.
—¿Qué hiciste?
—Lo que debí hacer desde que esos sujetos llegaron aquí.
—No, no tienes ni idea de lo que acabaste de hacer —le
dijo Ryuhei, incorporándose. Si en algo conocía a los oficiales que tenían su
caso bajo la manga, era que no tenía mucho tiempo para desaparecer de ese
lugar, pero, ¿adónde iría? Tadayoshi se había escapado de su casa, no había
mantenido contacto alguno con You. ¿Yasu? ¿Subaru? ¿Shingo? ¿Después de
haberles dado la espalda?—. Ellos tenían razón —musitó—. Me traicionaste…
—¿Y tú? ¿Con un hombre? ¡¿Con un hombre?!
—¡Tú no lo entiendes!
—¡¿Qué debo entender?! ¡¿Acaso pensabas en él cada vez
que me tocabas?! No… Por favor, no— sollozó la mujer, empezando a sentirse
mal—. Vete de aquí, Ryuhei. Vete, y, por favor, muérete de una vez —gimoteó.
Antes de que Ryuhei pudiera ser capaz de decir palabra
alguna, oyó los gritos de los niños provenientes de cada uno de los pisos del
orfanato. La policía había llegado y él no tenía mucho tiempo a su favor.
Alcanzó a agarrar su teléfono, la billetera estaba en el bolsillo de su
pantalón. Acto seguido, salió corriendo de la oficina. Oyó que su mujer lo
delataba, que la mujer que alguna vez había amado lo delataba.
¿Shota lo habría hecho?
No.
Él jamás lo habría hecho.
Él sí lo amaba.
Y Ryuhei lo dejó escapar como el estúpido que era.
Lo siguiente que supo fue que le había quitado la vida a
aproximadamente una docena de hombres. Los niños seguían gritando. Ya no lo
soportaba más.
Así fue cómo llegó a aquel lugar. Era pequeño pero cómodo
para él.
Desde aquel lugar sí podía ayudar a sus amigos.
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