9 de febrero de 2012

[Life's blood] Capítulo 04 - Llamada

I must to write 3647885 fics D:
KAT-TUN - Birth
En casa ;3


La cosa se está poniendo interesante *-* Es estúpidamente raro en mí emocionarme tanto con un fic mío xD Generalmente lo hago y listo, pero Life's blood, con la temática no Johhny, me atrae mucho más, al igual que me pasó con Hanamuke :3
Sin decir más, salvo que si quieren ver una BUENA PELÍCULA, vean Kokuhaku (a.k.a. Confessions) de Tetsuya Nakashima. Ahora sí, sin más, la cuarta entrega de Life's blood.
Enjoy~♥

Título: Life's blood
Pairing: Ikuta Toma x Tegoshi Yuya, Toda Erika x Horikita Maki
Capítulo: 04/ ¿?
Resumen: Sangre, confusión y miedo. A medida que Hachi va encontrando la forma de obtener a Yuya, Toma busca hacer todo lo contrario, pero una llamada, va a romper sus ilusiones por mantenerlo a salvo...


Capítulo 04: Llamada

 
Erika se tomó la garganta. Frente a ella Maki pudo ver cómo sus ojos café se teñían de rojo, iguales a los de un vampiro sediento de sangre.
- ¡Eri! – Gritó al mismo tiempo que Maki lanzaba el algodón y buscaba agarrarla con los brazos. La puerta del laboratorio de abrió dando paso a Toma quien vio cómo en un ataque de locura incontrolable, la vampiresa buscaba, sin darse cuenta de eso, la sangre de Yuya, a quien acostó bruscamente contra la mesada, dejándolo inmóvil, preso de la desesperación, sintiendo cómo palpitaba cada vena de su cuerpo.
- ¡Tegoshi! – Gritó Takahisa, yendo en su rescate, pero los rápidos movimientos de Toma interponiendo su mano por sobre el cuerpo de su amado, fueron más rápidos. Yuya vio la expresión de dolor que el morocho hizo ante aquella mordida, ahogando un quejido. En ese momento, Erika volvió a la normalidad, soltándolo rápidamente y echándose hacia atrás, flexionando y agarrando sus piernas, hundiendo su cabeza sobre sus rodillas, como si fuera un perro que mordió la mano de su dueño. Maki se acercó a abrazar a la vampiresa, que estaba en estado de shock, mientras que Keiichiro se alejó a buscar un medicamento.
- Llévatela a su cuarto – Le dijo el hombre a Maki, quien asintió, antes de salir de allí junto a la mujer.
- ¿Estás bien? – Le preguntó Toma a Yuya, ayudándolo a sentarse con su otra mano.
- S… Sí, pero… tu mano – Musitó el rubio, tragando en seco, viendo cómo la sangre seguía saliendo de la mano del morocho.
- ¿Esto? – Rió -. Esto no es nada.
Keiichiro se encargó de curar y vendar su mano.
- ¿Erika estará bien? – Le preguntó, seriamente.
- No te preocupes – Le dijo Toma, acariciando los cabellos de Yuya -. Mi sangre no le hará daño.
Takahisa se llevó una mano al corazón. Sí, aún seguía latiendo, pero lo hacía a una velocidad mayor a la normal. Tenía miedo, aquella sensación le recorría todo el cuerpo. Al mismo tiempo sentía una gran impotencia por no haber podido hacer nada por Yuya, salvo gritar. Toma, en cambio fue capaz de arriesgar su propia vida por él, algo para lo cual a Takahisa le faltaba mucho por recorrer. No sabía cuántos años mayor que él era aquella persona, pero la tranquilidad y rapidez con la que actuó no se asemejó en nada con la desesperación que había sentido Takahisa viendo cómo Yuya era atacado. Se agarró la yugular, tragando en seco. Si esa situación se repetía, con él, ¿quién lo salvaría? Si Erika volvía a atacar a Yuya y Toma no estaba para defenderlo, ¿sería capaz él se hacerlo? ¿De qué forma iba a poder defenderlo si cuando terminara de beber su sangre arremetería contra su amigo?
- ¿Cómo…? – Musitó Takahisa, siendo el centro de las miradas -. ¿Cómo se mata a un vampiro?
Toma sonrió ante su pregunta, como si oliera la desesperación e impotencia que el pelirrojo sentía.
- Tranquilo. Erika no volverá a hacer eso. Por lo pronto, y hasta que Maki diga lo contrario, no se acerquen a ella, a menos que sea con alguno de nosotros – Dijo Toma, besando la frente de su pareja, antes de salir del lugar.
- ¿Estás bien, Tegoshi-kun? – Preguntó Keiichiro, paternalmente.
- S… Sí… Estoy… bien – Respondió el muchacho, con una media sonrisa. Shigeaki, sentado donde siempre, vio a Takahisa entrar a la parte de los dormitorios.
Allí el muchacho se encontró con Asami, saliendo de su cuarto.
- ¿Sucede algo? – Preguntó la mujer.
- Erika atacó a Tegoshi…
- ¿Qué?
- ¿Acaso usted no lo sabe? ¿No es una especie de adivina? – Masculló, furioso -. Perdón… Necesito aire – Se llevó una mano a la cabeza, suspirando sonoramente luego.
- Si sigues por este pasillo, al final, hay una escalera que te conducirá a la terraza.
Takahisa no le dijo nada más, sólo caminó por aquel pasillo hasta llegar a la terraza y poder inhalar el aire fresco que sus pulmones pedían casi a gritos.

Maki llevó a Erika a su cuarto, bastante parecido al de Toma, pero más iluminado. La recostó sobre la cama y fue al cuarto de baño desde el cual salió, segundos más tarde, con una toalla húmeda. Se sentó al lado de la vampiresa y posó la toalla sobre su frente, cubriendo también sus ojos, los cuales estaban cerrados.
- Maki…
- ¿Sí?
- Yo no quise…
- Lo sé…
- No quise lastimar a Toma o a Tegoshi – Susurró, aferrando su mano a la de la morocha, que descansaba sobre la toalla húmeda.
- Lo sé, Eri - La aludida le dio la espalda. Maki suspiró y acarició uno de sus hombros -. Estoy aquí, lo sabes, ¿no es así?
La vampiresa sonrió, lanzando el cuerpo de la muchacha encima suyo, quedando Maki recostada en forma contraria a la que estaba Erika, ocasionando su sonrisa.
- Claro que sé – Acarició su mejilla, acomodando el cabello que caía en forma desordenada sobre su rostro -. Dame tu mano, Maki, quiero sentirte.
La muchacha le dio su mano, la cual Erika agarró con fuerza. Suspiró y volvió a cubrir sus ojos con aquella toalla húmeda para quedar profundamente dormida.

Yuya salió del laboratorio, encontrando a Tomohisa haciendo quién sabe qué cosa inmerso en su mundo cibernético.
- ¿Se te ofrece algo? – Preguntó, sin sacar su vista del monitor.
- Ah… No…
- Tegoshi-kun – Lo interrumpió la voz de Keiichiro, apareciendo por detrás, llevando en una bandeja lo que había usado para el desayuno.
- ¿Sí? – Preguntó el rubio, girándose.
- No pude decírtelo debido a la conmoción del momento, pero… No hay nada mejor para ustedes que estar aquí. Toma cuando dice que va a protegerte con su vida, lo hará así. Y de ese modo lo hará con ustedes. Ser amigo o pareja de Toma… Es una de las mejores cosas que les pudo haber sucedido en este mundo. Al menos… En el nuestro – Suspiró.
Yuya asintió, quedándose unos momentos con la cabeza gacha. Se preguntaba cuán distinto era su mundo de aquel en el que él había vivido cada momento de su vida. No sabía qué pensar exactamente, no lo sabía.
- ¿No hay alguna… forma de salir… a tomar aire…? – Preguntó, levantando la cabeza. Tomohisa dejó de teclear y giró su silla para mirarlo -. Si entras apenas a la cocina, a tu izquierda vas a ver una puerta. Si subes las escaleras, vas a llegar a la terraza.
- Mhh. Gracias – Agradeció el rubio, antes de irse. Necesitaba aire o cualquier cosa que lo hiciera percatar de que seguía vivo. Abrió la puerta para hallarse con una ventisca de aire fresco. Inspiró el aire con fuerza para exhalarlo con un suspiro de alivio. Sonrió pícaramente al ver a Takahisa apoyado contra el barandal, mirando la nada misma. Sigilosamente, se le acercó para terminar rodeando su cuello con ambos brazos y depositar un suave beso sobre una de mis mejillas.
- Massu – Dijo.
- Tegoshi – Mencionó el aludido, agarrando uno de sus brazos. En aquel vocablo, el aludido notó que algo no andaba bien. Apoyó su mentón sobre su hombro y se quedó allí -. ¿Sucede algo?
- Tengo miedo – Musitó, en medio de un suspiro. Yuya lo imitó, cambiando la expresión sonriente con la que había salido por una seria. Se puso apenas en puntas de pie, buscando un contacto todavía más cercano en ese abrazo.
- Yo también – Susurró, ocasionando que el pelirrojo se diera vuelta para mirarlo, rompiendo aquel abrazo.
- Tegoshi…
- Yo…
- Lo siento – La mano que descansaba sobre el barandal, lo agarró con fuerza, ocasionando que Yuya lo mirara, mientras que Takahisa bajó la cabeza y cerró con fuerza sus ojos -. Yo… Yo quería protegerte… Cuando Erika te atacó, pero… no sabía cómo… hacerlo… Por eso… Perdóname…
Yuya pudo ver la impotencia en el rostro de su amigo. Sonriendo, se le acercó y levantó su rostro con ambas manos.
- No tengo nada que perdonarte, Massu – Besó su frente dulcemente -. Yo debería agradecerte por estar aquí, de lo contrario, me hubiera ido hace rato.
- ¿Eh?
- ¿Crees que no tuve miedo de morir? En los ojos de Erika, en ese momento había sed de sangre – Se agarró el cuello, mordiéndose el labio inferior -. Ella… Estaba por matarme sin importarle nada más. Tuve miedo, mucho.
Lentamente, Yuya apoyó su cuerpo sobre el de Takahisa, temblando, aferrándose a su ropa, siendo abrazado por el pelirrojo.
Al otro lado de la puerta, Tomohisa suspiró, había oído todo en su plan por ir a buscar a Yuya. Al no oírlo hablar más, abrió la puerta. Ante el chirrido producido por la apertura de la misma, ambos muchachos se separaron y lo miraron.
- ¿Vienen?

En la cocina, Keiichiro y Shigeaki los esperaban para preparar el almuerzo y así, despejar un poco su mente. Tomohisa dejó a Takahisa y Yuya a su cargo para poder volver con sus tareas. Halló a Maki sentada sobre una de las mesas a ambos lados de su silla.
- ¿Y Erika?
- Durmiendo.
- ¿Qué sucedió? Toma me lo contó, pero estaba tan desesperado y apurado…
- Erika-chan atacó a Tegoshi-kun – Dijo Asami, saliendo del pasillo que conducía al laboratorio, ocasionando que sus miradas se posaran sobre ella.
- Eri no quiso hacerlo – La defendió la morocha.
- Lo sé, es su naturaleza – Dijo Asami, frunciendo sus labios.
- ¿Y? – Preguntó Tomohisa.
- Toma se interpuso, y Eri lo mordió a él.
Tomohisa se quedó perplejo ante su respuesta. Tragó saliva y cerró su boca porque sin darse cuenta la había mantenido abierta en ese lapso.
- ¿Qué?
- No hubo más problemas que ese. Llevé a Eri al cuarto y me quedé con ella hasta ahora que se durmió.
Tomohisa se llevó una mano que pasó por la extensión de su cara, lanzando un sonoro suspiro luego.
- No desesperen – Dijo Asami.
- ¿Qué sabe? – Preguntó Tomohisa levantándose, tirando la silla al suelo sin darse cuenta y acercándose a ella, mientras que la aludida, caminaba dirigiéndose a la cocina -. ¿Asami-san?
- No sé nada – Respondió la mujer con una sonrisa, siendo perseguida por el muchacho.
- Asami-san… ¡Asami-san!
Maki también los siguió, quedándose en el umbral de la cocina, mientras el resto mezclaba distintos ingredientes, liderados por Keiichiro. Yuya miró a Maki y le sonrió.
- ¿Te vas a quedar ahí todo el día?
- No – Dijo la muchacha, siendo el centro de la atención, acercándose a él para ayudarlo.
- ¿Cómo está Erika-san? – Preguntó el rubio, siendo observado por su amigo.
- Bien, ella… Está durmiendo ahora.
- Ya veo – Dijo Yuya -. ¿Ella no come?
- Sí, pero… No es… Lo mismo… Que…
- ¿Qué la sangre? – Preguntó, mirándola, a lo que ella asintió -. Y, ¿qué es exactamente lo que le dio Koyama-san?
- Ahhhh… Eso…
Era muy malo para mentir. El sudor rápidamente apareció en su cuerpo y su nerviosismo lo hacía mirar para todos lados.
- Fenotipo Bombay…, ¿verdad? – Dijo Takahisa.
- S… Sí – Respondió Keiichiro -…
- ¿Por qué…? – Preguntó Yuya.
- Toma te lo dijo, ¿no? – Dijo Tomohisa, sentándose en una de las banquetas en torno a la isla donde preparaban la comida -. Si un vampiro bebe gradualmente ese tipo de sangre y en dosis pequeñas, sus debilidades desaparecerán al mismo tiempo.
- Nosotros necesitamos a Erika durante el día también – Dijo Keiichiro -. Esa es la respuesta.
- ¿Hace cuánto está ella aquí?
Keiichiro y Tomohisa se miraron.
- No lo sé – Dijo Keiichiro.
- Hace mucho antes de que nosotros naciésemos seguro – Dijo Tomohisa.
- Guau – Dijo Yuya, sorprendido -. ¿Tú tampoco lo sabes, Maki-san?
- Desde hace mucho… Eri… Ya ha perdido la cuenta del tiempo que ha pasado junto a los Van Helsing.

El bosque era tan interminable como oscuro. No podía ver, pero aún así corría. El único destello de luz provenía de la luna reflejándose en el camino que él seguía, mirando hacia atrás una inalcanzable silueta lo perseguía. Sus susurros inundaban sus oídos como si de una melodía del Diablo se tratara. Necesitaba alejarse de él aunque estuviera corriendo por el resto de sus días.
Pero en un momento, pensó que le había perdido el rastro, no pudo verlo más. Estaba agitado, no sabía desde hacía cuanto tiempo lo habían estado persiguiendo. De repente, oyó sus susurros cerca suyo, pero por más que intentara encontrar a la persona que los pronunciaba, no lo hacía, sus ojos no lo veían. De repente pudo sentir su aliento golpeando contra su cuello, oyendo sobre su oído el sonido de su boca abriéndose en forma exagerada. Una gota de sudor surcó su rostro. Debía correr, escapar, pero no podía hacerlo.
- ¿Yuya?
- Toma – Miró para todos lados. Un sueño, había sido un sueño. Estaba sentado en la cama del morocho, quien lo seguía mirando con el ceño fruncido.
- ¿Estás bien?
- Sí, sí – Respondió, rápidamente, buscando normalizar su respiración. Se llevó una mano para secar el sudor sobre su frente -. Tuve… un mal sueño, eso es todo.
- Ya veo – Dijo el morocho, acariciando luego sus cabellos.
- ¿Recién llegaste?
- Hace un rato – Toma lanzó el saco y la corbata sobre la cama y fue al otro extremo de la cama para sacar un toallón del armario -. Tú – Lo miró, con una sonrisa -… ¿Estuviste durmiendo hasta ahora?
- Ah, no, no… No. Ayudé a preparar el almuerzo, comimos y después… me… dormí – Lo miró, quedándose unos segundos en silencio -. Es lo único que puedo hacer libremente…, ¿no?
- Yuya – Dijo Toma, en un suspiro.
- Lo siento – Susurró al aludido, agachando la cabeza -. Ve a bañarte, yo… Te prepararé algo para comer, debes estar algo cansado.
- Está bien, gracias.
El morocho cerró la puerta del baño una vez entró a él. Yuya, de nuevo, sentía la soledad de la habitación oyendo el agua de la ducha que caía al otro lado.

- ¿Lo han encontrado? – Preguntó Ryo a su asistente, Ai, quien estaba frente a él con una agenda, la cual cerró.
- No – Musitó, casi con miedo la mujer.
- ¿Y para qué has venido? Me importan un bledo las citas esas, cancélalas todas – Dijo el hombre haciendo un ademán con la mano.
- Sí, Señor. Pero… No se preocupe, yo lo encontraré.
Ryo la miró y le dedicó una media sonrisa.
- Eres igual a Tacchon – Susurró -. Él se cree que por tener algo demás que tú, será mi amante eterno, y tú crees que por no tener algo que él sí, serás mi amante eterna. Pero, ¿sabes algo, Ai-chan? Hechos, a mí me conquistan con hechos – El leve sonido de dos golpes sobre la puerta, los interrumpió -. ¡Pase! – Exclamó, suspirando y lanzándose sobre el sillón, inclinándolo un poco hacia atrás.
- ¿Podemos hablar? – Preguntó Tadayoshi, al lado de Ai.
- Ai-chan, ¿puedes…?
- No, está bien – Los presentes lo miraron con los ojos abiertos -. Que se quede.
- ¿Estás… seguro…? – Preguntó Ryo, intentando aguantar la risa.
- Sí. Tengo un plan para atraer a Tegoshi y… aunque me cueste horrores decir esto… Ai… Necesito de tu ayuda – Dijo, mirando a la aludida.

Frente a aquel edificio, un sujeto vestido con un largo sobretodo blanco, casualmente el mismo que días atrás había ido a visitar a Asami, los espiaba con un par de binoculares. Otro sujeto, vestido exactamente igual que él, pero con el cabello igual de oscuro que la noche el cual era manejado por el viento, estaba al lado suyo, de espaldas al edificio.
- ¿No deberías avisarle al Van Helsing de esto?
- No – Dijo el otro hombre, bajando los binoculares y girándose -. No hace falta.
El morocho le dedicó una sonrisa y lo siguió, escaleras abajo hasta llegar al estacionamiento.
- ¿Estás seguro? – Preguntó, antes de entrar al Maserati Quattroporte negro al cual el otro le había sacado la alarma.
- Sí, es su castigo por haberse metido con nosotros.
- Fue sin querer, Kame – Le dijo, ya dentro, mirándolo.
- Lo que sea – Dijo el aludido, después de una pausa, para encender el vehículo -. Además – apoyó ambos brazos sobre el volante -… me gustaría ver la reacción del Van Helsing.
- ¿Mhh?
- Después de todo… Ese es nuestro trabajo, ¿no? – Le dijo, el sujeto que respondía al nombre de Kame antes de apretar el acelerador y salir del lugar a toda marcha.

Yuya estaba terminando de preparar la comida para Toma cuando Asami lo sorprendió.
- Mhhh… ¿Qué huele tan rico?
- ¡Ah! ¡Asami-san! – La saludó el rubio con una sonrisa, cerrando la puerta del horno -. Estoy preparándole algo de comer a Toma.
- Ahh… Lo oí llegar. Toma es algo… ruidoso, aunque no quiera hacerlo, es por eso que siempre termino notando cuando entra a algún lugar - Su oyente rió -. Tegoshi-kun, ¿está todo bien?
Cuando el aludido levantó la vista, notó una expresión preocupada en el rostro de la mujer.
- Sí, ¿por qué? – Preguntó el muchacho, sonriendo.
- Por lo sucedido con Erika-chan.
- Mhh… No. Siento que… tengo que ser fuerte… para no darle problemas a Toma.
- ¿Él te ha dicho eso? ¿Qué le causas problemas?
- No, claro que no, es sólo… algo… que siento… Que si le cuento lo que me pasa… le estaría causando problemas.
- Eso no es verdad – Yuya lo miró -. ¿Puedo darte un consejo?
- Claro – Dijo el muchacho, apoyando su cuerpo contra la isla.
- No esperes.
- ¿Eh?
- Eso, que no esperes. Yo… tengo la habilidad de ver más allá. Fragmentos de cosas que pasaron o pasarán llegan a mí como… flashes… Imágenes, palabras, sonidos…  A veces no puedo llegar a interpretarlos todos, pero… Sólo… no esperes – Dijo la mujer, antes de salir de la cocina, dejando al rubio más confuso de lo que estaba, haciéndolo sonreír.
- ¿Sucedió algo? – Preguntó Toma, entrando a la cocina y acercándose a él.
- No, nada – Dijo Yuya, sonriente.
- Sí sucedió, pero nada malo por lo que veo – Lo tomó de la cintura y lo besó suavemente en sus labios -. ¡Ah! – Metió la mano en el bolsillo trasero del pantalón para entregarle su celular -. Estuvo sonando mientras me estuve duchando, no sé quién será.
- ¡Ah! Gracias.
- Voy por el mío, lo dejé sobre la cama.
- No te tardes, la comida estará lista dentro de poco.
- Sí, Señor – Dijo el muchacho, antes de salir corriendo hacia la habitación.
El sonido de una llamada entrante hizo que abriera el aparato y lo posara sobre su oreja.
- ¿Diga?
- “¿Tegoshi-san? Ahh… Finalmente logro hablar con Usted. Soy Kato Ai, la asistente de Nishikido-san, no sé si me recuerda…
El aludido tragó en seco, maldiciendo internamente la ausencia de Toma en ese momento.
- Ahhh… Sí… Sí. Claro que la recuerdo. ¿Sucede algo?
- “Si, hay un tema del que me gustaría hablar, pero… Aguarde un momento, por favor…
- ¿Eh? Sí… No… No hay problema.
Cuando Toma regresó, la comida no estaba aún preparada, pero notó algo raro en su pareja, por lo que lo abrazó por detrás, generando su sorpresa.
- Oye… Ni que fuera a comerte.
- Lo siento – Dijo el aludido, dejando el celular sobre la mesada y acariciando los brazos que rodeaban su cintura.
- Yuya…
- ¿Mhhh?
- Te amo…
- “Toooooooooooooooma…”, lo llamó Tomohisa por los altoparlantes. “Necesito tu ayuda, ¿puedes venir?
- Ahhh… Este edificio va a derrumbarse cuando yo no esté – Besó el cuello de su pareja antes de soltarlo -. Ahora regreso.

- Gracias – Le dijo Tomohisa a Toma.
- ¿Seguro?
- Sí, sí, puedes ir a comer – Le dijo el morocho, tratando de que se hiciese a un lado, ocasionando su risa. Sin negarse a su pedido, su amigo se dirigió a la cocina, de la cual volvió a los pocos minutos.
- Oye, Pi…
- ¿Sí? – Preguntó, sin mirarlo.
- ¿Has visto a Yuya?
- ¿Eh?
- Estaba en la cocina hace un momento…
- ¿No se habrá ido a la terraza? ¡Ah! Toma – Giró su silla, llamando la atención del aludido -. Hoy los vi realmente mal… A los dos – Dijo, en referencia a Takahisa y Yuya -. Sé que esto es completamente raro para ellos, por eso, me gustaría que hablaras con ambos, no lo sé.
- No te preocupes, lo haré – Le respondió Toma, con una sonrisa -. ¿Dónde se habrá metido? ¿Se habrá ido al cuarto y no lo noté? - Tomohisa giró nuevamente la silla y volvió a su trabajo, oyendo detrás suyos los pasos de Toma yendo y viniendo -. ¿Lo encontraste? – Preguntó, cuando notó que se había quedado detrás suyo.
- No – Musitó el aludido, casi con miedo.
- ¿Qué? – Tomohisa lo miró.
- Yuya no está por ningún lado.
- Es imposible que haya salido, a menos que…
- ¿A menos que…?
- La escalera de emergencia, pero de todos modos no debe estar tan…
- El autobús…
- ¿Qué estás pensando?
- En nada… Eso es lo peor…

Las puertas de la oficina de Hachi se abrieron. Sólo Ryo estaba allí. Lanzó una carcajada, levantándose de su cómodo sillón para ver la entrada de tres personas, aplaudiendo a medida que se acercaba a ellos.
- Hechos. De esto te hablaba yo, Ai-chan – Le dijo a su asistente.
- Es todo – Tadayoshi chasqueó los dedos. La tercera persona se refregó los ojos, como si hubiera estado en un profundo sueño.
- Bienvenido a casa, Tegoshi-kun – Lo saludó Ryo.
Sus ojos se abrieron cómo platos. ¿Cómo había llegado allí? ¿Cuándo…? No lo sabía. Lo que sí sabía era que no tenía que estar en ese lugar.
- Hipnosis – Dijo Tadayoshi, sentado sobre el apoyacabezas del sofá, como si le hubiera leído la mente -. Te hipnoticé.
- ¿Cuándo? – Susurró, siendo rodeado por Ryo.
- Cuando hablamos por teléfono. Te indiqué cómo venir hasta aquí al pie de la letra, siendo el desencadenante de esos sucesos las palabras… Te amo.
Al pronunciar aquellas dos palabras, Ryo estalló en risas.
- No puedo creerlo. Siempre es igual. Siempre los estúpidos Van Helsing terminan enamorándose de un poseedor del fenotipo Bombay. ¿El destino? Quién sabe – Dijo, acariciando con un dedo la nuca del muchacho -. Pero es ese mismo amor el que los termina condenando – Susurró -. Ai, Tadayoshi, pueden irse. Tenemos mucho de qué hablar con Tegoshi - Ai, la más cercana a la puerta fue la primera en dirigirse a la misma, seguida por Tadayoshi - Tacchon… Después… obtendrás tu recompensa – Susurró, hablándole al hombre, antes de que se marchara -. Muy bien, Tegoshi, ¿por dónde debo empezar a beber tu deliciosa sangre?
Sólo… No esperes…
Lanzó una suave carcajada, en ese momento, Yuya comprendió las palabras de Asami.
Ella le había dicho que no debía esperar a que Ai le pasara con Tadayoshi. Es más, lo mejor, hubiera sido no responder a esa llamada.


Nota: Les dejo una fotografía del auto mencionado líneas arriba, el Maserati Quattroporte :3



3 comentarios:

  1. Tego juega a 2 puntassssssssssss, se empoma a 1 (Toma obvio) y se franelea al otro (Massu) XDD

    NOOOOOOOOOOOO!! ese finaaaaaaaal!!! sdlksdklfmsdklmnf
    El seguienteeeeeeee.... ._.

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  2. No pasa nada con Massu e_e
    Dejá de echar leña al fuego xD

    Se nota que tenías sueño, no estás escribiendo muchas líneas xDDDDD

    Cuando la termines, leete Tainted love :v No vas a comerte Yasuko to kenji ni a palos, pero para que te des una mínima idea de cómo es Jun, mirá unos segundos de esto... http://youtu.be/fjkP_BEs8fc?t=10m5s

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    1. Sorry, pero se lo RE refregó en la terraza U_U

      Sueñooo?? estaba semi muerta T_T

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