Ciaossu~!!
¿Llegaré a escribir el tercero? kdjlkjsldkjlksjd
Enjoy~ ♥
Temática elegida: Regalos.
Fandom: Universo cinematográfico de Marvel.
Pairing: Tony Stark x Peter Parker.
Formato: Serial.
Género: AU, fluff, romance.
Rating: PG-13.
Número de palabras: 871.
Sinopsis: En un impulso, Peter termina siendo invitado por Tony a su departamento. Mientras charlas de cosas variadas, ambos se dan cuenta que esa reunión significará mucho para ambos. Sobre todo cuando es el Día de San Valentín.
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Capítulo 02: Regalos.
La
misma hora, el mismo lugar.
Pero
una situación diferente quizás, teniendo en cuenta que era el Día de San
Valentín. Ni Peter había dejado de pensar en Tony, ni Tony en Peter. Ninguno de
los dos lo sabía, claro está. Después de todo, ¿qué eran? Si apenas llevaban un
día de conocerse y, sin embargo, parecía que habían estado esperando la vida
entera para encontrarse el uno al otro.
Peter
subió al autobús, saludó al chofer, pagó su boleto y se sentó. Dos cuadras más
adelante, Tony subió al autobús, saludó al chofer, pagó su boleto y se acercó a
Peter.
—Buenos
días.
—Buen
día.
Peter
desvió la mirada cuarenta y siete veces en dos segundos. Se sentía ridículo el
no poder sostenerle la mirada sólo para saludarlo.
—Te
veo ligero, ¿no tienes clases?
—Sólo
tenía que entregar un trabajo, pero mi compañero de grupo lo hará por mí.
—Eso
quiere decir que estás libre.
—Básicamente,
pero… ¿tú no tienes que ir a trabajar? —le preguntó el muchacho al darse cuenta
del usual traje que Tony siempre vestía.
—No,
puedo reportarme enfermo. Entonces, ¿qué te parece si nos bajamos de este
autobús? —dijo Tony, emocionado. Peter no recordó si le dijo que sí o que no.
Él simplemente lo siguió, como si fuera un imán—. No estamos muy lejos de mi
casa.
La
casa de Tony era un pequeño departamento en el centro de la ciudad. No era
demasiado pequeño, pero tampoco demasiado grande, tenía el espacio ideal para
una persona sola. Apenas entraron, él empezó a agarrar la ropa que estaba
tirada y la llevó corriendo hasta su cuarto.
—No
esperabas personas, ¿cierto? —le preguntó Peter. Él le sonrió a modo de
respuesta.
Encendieron
el televisor, bebieron café, y Tony se peleó varias veces con la estufa nueva
que había comprado semanas atrás.
—Juro
que suele comportarse.
Peter
le sonrió y volvió su vista a la pantalla. En ella, una pareja se besaba luego
de haber sido entrevistada por el tema del día.
—Es
San Valentín —murmuró.
—¿Qué?
—No,
nada —Tony se sentó a su lado en el sofá. Peter empezó a ponerse algo
nervioso—. ¿Me… Me disculpas? Voy a llamar a mi tía. Le dije que iba a pasar a
la escuela y volvía, pero debe estar volviéndose loca por no estar atendiendo sus
llamadas en casa.
—Seguro.
Bajo a comprar algo en la pastelería, ¿te parece?
Peter
asintió efusivamente y esperó a que Tony se fuera. May no iba a enojarse –sí por
estar en casa de un desconocido, pero, ese era un dato que podía omitir-, sin
embargo, le envió un mensaje para que esté tranquila. Lo que le preocupaba más era
el extraño sonido de su corazón cada vez que Tony estaba cerca suyo. May le
había comentado cómo había conocido a Ben, que había sentido algo parecido a un
flechazo, pero no esperaba que a él le ocurriera lo mismo.
—San
Valentín —repitió, sintiendo automáticamente sus mejillas ardiendo cuando la
imagen de Tony cruzó por su cabeza. La puerta del departamento se abrió, dando
paso al dueño del lugar. Peter se lo quedó mirando hasta que dejó una pequeña
caja de color rojo con un lazo en blanco frente suyo.
—Feliz
día —le dijo.
Peter
pestañeó varias veces antes de agarrar el paquete entre sus manos y admirarlo
con miedo a arruinar el moño que alguien más había armado.
—¿Qué
es esto?
—Si
te lo quedas mirando así, nunca vas a saberlo —bromeó Tony, lanzándose a su
lado—. Vamos, ábrelo.
Era
una galleta rellena en forma de corazón. De color rojizo, el relleno de color
blanco separaba ambos bizcochos. Peter miró a Tony, sin pronunciar palabra
alguna. Él sólo lo observaba.
—Sé
que es… impulsivo… pero lo vi y pensé en ti. No pude hacer nada al respecto. Y
nunca antes me había pasado algo así.
—E…
Está bien. Te entiendo.
—¿Sí?
—Tony suspiró sonoramente y aliviado—. ¿Puedo pedirte un favor?
—Seguro.
—¿Me
das la mitad?
Pasó
la mañana, la tarde y el indicio de que Peter debía regresar a su hogar fueron
los colores rosáceos y violáceos del cielo entrando por la ventana.
Habían
hablado de cosas variadas, el dolor de Peter por haber perdido a sus padres y
no recordarlo al ser un niño pequeño, y la rabia de Tony de tener un padre
controlador –su madre había muerto en un accidente, y su padre superó el duelo
con rapidez, aunque Tony siempre veía a su padre acompañado, nunca tuvo la
noticia de tener oficialmente una madrastra.
—No
importa cuántos años tenga, para él siempre voy a hacer un inútil que nunca va
a poder superarse.
—Creo
que lo harás —la mirada avellana de Peter brillaba gracias a lo que quedaba de
sol que se colaba en la habitación—. Tú me dijiste lo mismo. Y creo que no te
diste cuenta, pero era como si te estuvieras hablando a ti mismo. Sé que será
difícil, pero sé que lo harás, Tony. Confío en ti.
El
aludido miró sorprendido al muchacho.
—¿Dónde
estuviste toda mi vida? —suspiró, acercándose a él y acariciando su nuca para
besar su frente con ternura—. Gracias por haber llegado a mi vida.
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