Ciaossu~!!
Hace rato vengo pensando en escribir algo Winsisters (la versión femenina del Wincest -no me culpen, soy débil ante esta pairing ;;-), pero mientras termino un oneshot absolutamente para nada subido de tono (de hecho ni siquiera debería etiquetarlo como Winsister xD), aprovecho y uso eso acá.
El uso del soulmate acá es nada que ver con el normal utilizado en los fics, tenía ganas de escribir algo por el estilo, así que, otra cosa que aproveché xD
Anteriormente había pensado utilizar dioses de la mitología japonesa, pero al final fui al griego clásico xD
Espero que les guste :3
Sinopsis: Dean es herido en el brazo para salvar a Sam, pero él no puede sentir agradecimiento al acto realizado por su hermano.
Será con la ayuda de un Cupido que los Winchester comenzarán a preocuparse el uno por el otro, y a darse cuenta de lo que realmente importa en el Día de San Valentín.
Notas: Historia escrita para el grupo Todo Wincest & J2.
Acordate que también podés seguir esta historia en las siguientes plataformas: Amor::Yaoi, AO3 & Wattpad (por ahora).
You'll Always Be My Soulmate
Hace rato vengo pensando en escribir algo Winsisters (la versión femenina del Wincest -no me culpen, soy débil ante esta pairing ;;-), pero mientras termino un oneshot absolutamente para nada subido de tono (de hecho ni siquiera debería etiquetarlo como Winsister xD), aprovecho y uso eso acá.
El uso del soulmate acá es nada que ver con el normal utilizado en los fics, tenía ganas de escribir algo por el estilo, así que, otra cosa que aproveché xD
Anteriormente había pensado utilizar dioses de la mitología japonesa, pero al final fui al griego clásico xD
Espero que les guste :3
Enjoy~ ♥
Título: You'll Be Always Be My Soulmate.
Fandom: Supernatural.
Pairing: Wincest (Dean Winchester x Sam Winchester).
Formato: Oneshot.
Pairing: Wincest (Dean Winchester x Sam Winchester).
Género: Fluff, romance.
Rating: PG-13.
Número de palabras: 2978.
Sinopsis: Dean es herido en el brazo para salvar a Sam, pero él no puede sentir agradecimiento al acto realizado por su hermano.
Será con la ayuda de un Cupido que los Winchester comenzarán a preocuparse el uno por el otro, y a darse cuenta de lo que realmente importa en el Día de San Valentín.
Notas: Historia escrita para el grupo Todo Wincest & J2.
Acordate que también podés seguir esta historia en las siguientes plataformas: Amor::Yaoi, AO3 & Wattpad (por ahora).
You'll Always Be My Soulmate
El reloj marcaba
las doce del mediodía del catorce de febrero, y aunque fuera una de sus pocas
fechas favoritas del año, Dean no estaba de ánimos para festejarlo. De hecho,
pasó la madrugada durmiendo en vez de estar festejándolo. Todo eso tenía una
razón de ser: Sam Winchester. El rugaru
que fueron a cazar resultó ser más testarudo que de costumbre, por lo que se
ganó un brazo enyesado y, al contrario de la mirada cargada de preocupación de
Sam, una catarata de regaños que sólo faltaba ser exclamado en enoquiano.
Sam esperaba su
turno a ser atendido en el mercado del pueblo. Las provisiones se habían
terminado, y alguien tenía que salir a comprarlas. Con Dean en la banca por
haberle hecho frente a un rugaru, no
le quedó más remedio que ser él quien sacara a pasear a Baby –a regañadientes de Dean-, e ir al mercado.
—Disculpe —llamó su
atención una anciana—. ¿Podría ayudarme, por favor?
—Lo siento, pero
yo no trabajo aquí.
—No me refiero a
eso…
La mujer giró su
palma derecha para enseñarle un arco con una flecha en el medio. De alguna
manera, aunque no sabía muy bien de qué se trataba, Sam se dio cuenta que eso no
era algo normal. Muy a su pesar, y luego de que la mujer pasara todas las
pruebas pertinentes, decidió llevarla al búnker. Mientras bajaba las escaleras,
Dean la miró con el ceño fruncido, sentado él en una de las sillas de la
biblioteca.
—Disculpen la
intromisión, pero realmente necesito su ayuda —dijo la anciana.
—¿Y qué le dice
que la ayudaremos, señora?
—Ustedes son Sam
y Dean Winchester. Sé que no tienen la mejor opinión de los de mi clase, pero
ustedes son las únicas personas a quienes puedo recurrir.
—¿Y usted es…? —preguntó
Sam.
—Soy un ángel. De
hecho, soy un Cupido. Mi nombre es Ceph.
—Encantado de
conocerla, pero, en este estado yo no seré de mucha ayuda —dijo Dean,
remarcando cada una de las sílabas mientras Sam se acariciaba el tabique nasal.
—Oh, lo serás,
muchacho, estoy segura de eso —Sam hizo una silla hacia atrás y ayudó a la
anciana a sentarse—. Muchas gracias.
—Entonces, ¿qué
la trae por aquí?
—Creo que hay un
problema con las almas…
—¿Las almas?
—Las almas
gemelas, para ser más precisa. Verán, mi tarea como Cupido no es generar el
lazo que une a las almas, sino que cada alma se encuentre con la que le
corresponde.
—Tengo entendido
que nuestros padres se odiaban antes de que ustedes los obligaran a andar
juntos.
—Hay casos… y casos… Pero, ahora, me es imposible
localizar los lazos.
—¿Lazos?
—Cada alma gemela
está unida por un lazo que yo me encargo de acortar hasta que ambas partes se
encuentran.
—Y dice que no
puede verlo.
—Así es. Pero,
presiento que el problema no viene de aquí, y no soy capaz de transportarme al
lugar de origen. Es como si algo me lo
impidiera. Por eso necesito su ayuda.
—Supongo que
podríamos echarle una ojeada —dijo Sam—. ¿Dónde tenemos que ir?
—Yo me encargo de
eso. Sólo denme sus manos, por favor.
No del todo convencidos,
ambos se tomaron de la mano con la anciana para que, luego de que ella recitara
un cántico en el idioma de los ángeles, una luz brillante los cegara.
Cuando Sam pudo
ser capaz de volver a ver se encontró dentro de una ducha con agua tibia
cayendo sobre su cuerpo. Lanzó un insulto y trató de cerrar la canilla y
agarrar el acondicionador que terminó de caer de sus manos.
—¿Qué sucedió?
¿Estás bien? —Sam levantó las manos por una especie de acto reflejo –al margen
de que él estaba desarmado-, pero lo que lo dejó inmóvil no fue que una mujer
le estuviera apuntando con un arma, sino el hecho de que el arma con el que lo
estaba apuntando era el arma favorita de Dean—. ¿Quién eres tú? Y, más
importante todavía, ¿qué has hecho con mi hermana?
—Mira…
Discúlpame, pero… No sé cómo explicarte esto sin que te vuelvas loca.
—Inténtalo.
—Creo que un
Cupido me transportó aquí y, de alguna forma, cambié de lugar con tu hermana,
sea quien fuere.
—Samantha —dijo
la muchacha.
—¿Qué?
—Su nombre es
Samantha. Así que un Cupido, ¿eh? ¿Te dijo el nombre el hijo de perra para que
la traigamos de vuelta? Pienso cenar un Cupido rostizado —dijo la muchacha
mientras, sin bajar el arma, le lanzaba a Sam una toalla.
—Necesitaba mi… Nuestra
ayuda.
—¿Nuestra?
—Ella nos estaba
contando lo sucedido a mi hermano y a mí, aseguró que ella se haría cargo de
todo y aparecí aquí.
—¿Tienes un
hermano?
—Sí, un hermano
mayor. Su nombre es Dean.
La aludida, esta
vez, apoyó el arma sobre la frente de Sam.
—¿Dean? Dean,
¿cuánto?
—Winchester. Mi
hermano se llama Dean y yo soy--
—Sam. Tu nombre
es Sam, ¿cierto?
—S… Sí, pero…
—Hazte un favor y
quédate quietecito —la muchacha salió del baño, no sin encerrarlo, y Sam optó
por salir de la ducha y sentarse en el inodoro. Después de todo, él no tenía un
arma que disparar en cualquier momento. Oyó el sonido de una puerta cerrándose
de un golpe, y luego el sonido de una canción a través de la radio. Al poco
tiempo, al puerta volvió a abrirse y, también, la del baño—. Dame tu brazo.
Una daga de plata
y un sorbo de agua bendita con el agregado de sal. Lo usual.
—Ni shapeshifter, ni demonio —dijo Sam.
—Espera —la
muchacha le enseñó una espada de ángel que llevaba enganchada entre el cinturón
y el pantalón que tenía puesto. Cortó a Sam justo debajo del tajo hecho con la
daga de plata, pero no hubo reacción.
—Tampoco un
ángel.
La rubia lo miró,
abrumada, tratando de comprender lo que estaba sucediendo.
—De acuerdo,
sígueme —le dijo, saliendo del baño y viendo Sam que estaba en una habitación
de motel similar a esas a las que iba con Dean cuando tenían casos por
resolver. Al lado de la ventana, una computadora portátil y no más de diez
libros regados sobre la misma—. Estás diciendo que estás cazando a un Cupido,
¿no es cierto?
—Estoy ayudándolo.
Creo. Tengo que ayudarlo. Disculpa, pero, ¿puedo saber al menos tu nombre?
—Mi nombre es
Deanna Winchester.
—¿Deanna? ¿Y tu
hermana se llama Samantha?
—No tengo ni la
remota idea de lo que está sucediendo, pero probablemente tenga que ver con el
caso por el que estamos aquí.
—¿Dónde estamos?
—Lebanon, Kansas.
—Perfecto —Deanna
lo miró—. Tienes un vehículo, ¿cierto?
—Sí, él está
aparcado justo aquí.
—¿Él?
—Sí, es mi Babe.
—Sí, por supuesto
—dijo Sam, sonriendo—. Tienes que llevarme a un lugar. Ahí tendremos toda la
ayuda posible para solucionar esto.
—Está bien —Babe seguía siendo el Impala que Sam
conocía, pero, en este universo se hacía referencia a él como si se tratara de
un hombre. En el corto camino que iniciaron hacia el búnker de los Hombres de
Letras, Sam se dio cuenta que, salvo por ser mujer, Deanna tenía las mismas
actitudes y modismos que su hermano mayor—. Este maldito hombro —se quejó
Deanna, desviando por unos instantes la vista del camino para acomodar una
venda.
—¿Sucedió algo?
—Un hombre lobo
me hirió, pero estoy bien. Sammy —Deanna miró de reojo a Sam y le sonrió—… Mi Sammy creyó que me había tocado un
nervio, estaba por llevarme al hospital y todo, pero estoy bien, no es nada
grave.
—¿Tú te hiciste
ese vendaje?
—Con ella enojada
y una sola mano… hice todo lo que pude.
—En el búnker hay
todo lo necesario para hacerte un buen vendaje, yo me encargo.
—Si tú lo dices.
Babe detuvo su marcha hasta cesar por completo. Sam miró por la
ventanilla y luego dirigió su vista a Deanna.
—¿Qué es este
lugar?
—Me dijiste que
te trajera aquí, ¿o no? —Sam bajó del vehículo bajo la mirada de Deanna. La
muchacha lo siguió y bajó los pocos escalones que los separaban de una fábrica
en ruinas—. ¿Este es un búnker o hay una puerta secreta?
—Es… esto…
Debería ser esto…
—Pues… Parece que
hace mucho tiempo que aquí no hay nada…
Cuando la luz se
disipó, Ceph ya no estaba, Sam no estaba, y en cambio, lo que Dean alcanzó a
ver fue a una muchacha de su misma estatura, morocha, de cabello un poco más por
debajo de sus hombros que, cuando se dio cuenta de dónde estaba, giró sobre sí
misma. Tanto Dean como ella se quedaron mirando, escudriñándose con la mirada.
—¿Y tú quién
eres? —preguntó Dean.
—Mi nombre es
Samantha. ¿Y tú?
—Me llamo Dean.
Espera… ¿Samantha?
—¿Dean?
—¿Quién eres tú y
qué hiciste con mi hermano?
—Eso es lo que yo
debería estar preguntándote. Hace un momento estaba en una habitación en
Lebanon, de repente aparece esta luz brillante, y aparezco aquí.
—¿Lebanon,
Kansas?
—Sí.
—Estás en
Lebanon. Pero… Samantha… Samantha, ¿cuánto?
—Winchester.
—Genial —resopló
Dean—. ¿Sabes dónde te hospedas? —la aludida asintió—. Vamos, te llevo. Si tú
estás aquí, eso quiere decir que cambiaste de lugar con Sammy.
—Mi hermana es la
única que puede decirme Sammy —dijo la muchacha, mirando a Dean con desconfianza.
—Y, déjame
adivinar. Tu hermana se llama Deanna, ¿cierto?
—¿Cómo lo sabes?
¿Qué eres?
—Suerte, supongo.
Soy humano, y un cazador, para tu tranquilidad. Tú también lo eres, ¿cierto?
—¿Quién eres…?
—Lo creas o no,
mi nombre es Dean Winchester —respondió el aludido con una sonrisa de unos
pocos segundos mientras sostenía la puerta del búnker para que Samantha
saliera.
—Yo estaba
investigando un caso antes de que esto sucediera.
—¿Ángeles?
—No estamos
seguras. Lo que sí, el comportamiento de la gente era… raro…
—Define raro —dijo
Dean a punto de entrar a Baby, estuvo
por volver sus pasos para abrirle la puerta a la muchacha, pero ella ya la
había abierto.
—Al menos tú eres
el mismo, Babe.
—¿Babe? ¿Cómo el cerdito? —preguntó Dean.
—¿Qué?
—En este
universo, es Baby, y es una chica.
—Por supuesto —Dean
negó con la cabeza ante el gesto hecho por su acompañante. Mujer o no, hacía
los mismos gestos que su Sam—. ¿Vas a
poder manejar así? —Dean maldijo en voz baja el yeso en su brazo. Se bajó del
vehículo y dio la vuelta. Después de todo, esa era una versión femenina de su
hermano, ¿cierto?
—No es la primera
vez que conduzco este vehículo, no te preocupes.
—Condujiste a Babe, no a mi Baby.
—Dijiste que
estamos en Lebanon, ¿cierto?
—Así es.
—¿Hacia dónde
está el pueblo?
—Para allá —dijo
Dean, señalando a sus espaldas.
El ronroneo del
Impala resonó en sus oídos y juntos se dirigieron al motel.
—¿Cómo te hiciste
eso? —preguntó Samantha en referencia al yeso de Dean.
—Tratando de
salvar al imbécil de mi hermano de ser mordido por un rugaru.
—Oh. ¿Sammy es tu
hermano menor?
—Así es. Dime,
¿cómo es eso que el comportamiento de la gente cambió?
—Bueno, es San
Valentín, ¿cierto?
—Sí…
—Digamos que la
gente está más efusiva…
El viaje a través
del pueblo no fue demasiado largo. Cuando dieron con el motel, Samantha
estacionó perfectamente. Ambos descendieron del vehículo y la muchacha golpeó
varias veces la puerta de su departamento, pero nadie respondía.
—¿Se le ofrece
algo, señorita? —un hombre le entregó una rosa a Samantha, objeto que fue
observado con el ceño fruncido de Dean y la mirada de sorpresa de la muchacha.
—Sí, ¿ha visto a
la muchacha que se hospeda en esta habitación? —preguntó la aludida, haciendo a
un lado la rosa.
—He estado aquí
desde hace años y nunca he visto una joven más hermosa como usted.
—De acuerdo, Don
Juan. ¿Nos calmamos? —el hombre miró a Dean con una expresión de desprecio,
ocasionando que el mayor de los Winchester comenzara a perder los estribos—.
¿Podrías responder todas las preguntas de… mi hermana, de ser posible? Ella
está buscando a su amiga. Le dijo que estaría hospedada aquí.
—Pues…, es como
le dije a este terroncito de azúcar. Además, Lebanon no es conocido por atraer
muchos turistas…
—¿Ves? No es tan
complicado. Vamos, Sammy.
Samantha estaba
por corregirlo, pero, si él era la versión masculina de su hermana, sabía que
no tendría sentido alguno. Ambos volvieron a subirse a Baby.
—¿Adónde vamos?
—Volvamos al
búnker. Espero que allá tengamos todo para encargarnos de este asunto. De donde
vienes, ¿la gente se comportaba así?
—No exactamente.
Las personas estaban demasiado… ¿cargadas sexualmente? Todo un festín para ti
si eres igual a Deanna —suspiró luego Samantha.
—Y a ti no te
gusta que haya eso, ¿cierto?
Un golpe sobre el
capot de Baby llamó la atención del
dúo. Un hombre de traje cuadrillé y sombrero se acercó a Samantha.
—Tú no eres de
por aquí.
—¿Perdón?
—Esto es obra de
mi hermanito, ¿cierto?
—Si fueras más
específico…
—Eros. Mi hermano
menor.
—¿Eros? ¿El dios
del amor, Eros? —preguntó Dean.
—¿Hablo en griego
antiguo y no me estoy dando cuenta? Sí, ese Eros. Tanta cosa empalagosa está punto de hacerme vomitar.
—Si Eros es tu
hermano, ¿tú quién eres?
—Pensé que ibas a
reconocerme por mi belleza —el hombre se transportó al lado contrario al que
estaba y tomó la mano de Dean con delicadeza para besarla—. Mi nombre es Hímero,
hermosura.
Dean hizo su mano
a un lado rápidamente e intercambió miradas con Samantha.
Cuando Deanna y
Sam volvieron a Babe, encontraron a
un muchacho sentado sobre el capot. Vestía un pulcro traje de color blanco, y
sus ondulados rizos rubios se mecían con la brisa. Su mirada esmeralda se posó
sobre Sam.
—¿Se te perdió
algo? —le preguntó Deanna, de brazos cruzados frente a él.
—Tengo la leve
sospecha de que ustedes dos perdieron mucho más que yo.
—¿Disculpa?
—Tú no perteneces
aquí. De hecho, tu alma gemela se encuentra en otro universo, ¿no es así?
—Creo que te
equivocas de persona —sonrió Sam.
—Si tiene la
misma vida amorosa que mi hermana, créeme que su alma gemela no debe estar
brincando en un pie por estar enlazado a una persona como él.
—Mis disculpas,
mortales. Aunque sea quien establece los lazos entre las almas gemelas, no está
en mí decir a viva voz quién le corresponde a cada quién.
—Pero eres un
Cupido, ¿cierto? —preguntó Sam.
—Así me dicen los
romanos.
—Entonces, ¿eres
Eros?
—El mismo.
—¿Y tienes idea
qué tenemos que hacer para que la gente deje de emanar tanta tensión sexual? Y,
lo más importante, ¿traer a mi hermana de regreso?
—Lo siento mucho.
Eso fue obra de mi hermano mayor, Hímero. Él es más visceral que yo para estas
cosas. Yo prefiero que cada cosa tenga su momento.
—Sé a qué te
refieres —dijeron Deanna y Sam al unísono.
—Puedo hacer un
hechizo para que todo vuelva a la normalidad. Lo único que necesito son dos
corazones de carneros hermanos y algo de hierba nacida de las ruinas de Troya.
—¿Disculpa? —preguntó
Deanna—. ¿Y cómo demonios voy a saber cuáles corazones son hermanos?
—Yo me encargo de
eso —dijo Eros, bajando del capot.
—Corazones de dos
carneros hermanos en un ánfora griega, hierba nacida de las ruinas de Troya —dijo
Dean.
—Y sangre de uno
de los Erotes —dijo Hímero, dándole una palmeada al trasero de Dean y guiñándole
el ojo, ocasionando que dejara caer la tapa del frasco donde estaba la hierba.
Samantha escondió su sonrisa detrás de su mano.
—Te estoy viendo —la
recriminó Dean.
—También su
sangre es necesaria para el hechizo —aclaró el dios.
—Y eso, ¿por qué?
—preguntó Samantha.
—Ustedes
decidirán con quien quieren estar. No puedo decir nada más —los aludidos cortaron
una de sus palmas para que su sangre cayera en el ánfora. Hímero recitó un hechizo
y tomó las manos de los presentes—. Ahora cierren los ojos y concéntrense.
El dios miró a
ambos y los imitó. Una luz brillante los envolvió una vez más.
Cuando sus ojos
se abrieron, Dean y Sam estaban en Baby,
y ella estacionada frente al búnker. Ambos se miraron, se admiraron, y
sonrieron.
—¿Cómo está tu yeso?
—preguntó Sam.
—Estoy a punto de
arrancármelo con los dientes.
—Nunca te
agradecí lo que hiciste por mí, Dee.
—Haría cualquier
cosa por ti, Sammy. Esto no es nada —agregó el mayor, palmeando su yeso—.
Fuiste a hacer las compras, ¿no?
—¡Ah! Sí. Espera
aquí —el más alto salió del Impala, abrió el baúl y regresó a su asiento
extendiéndole a Dean una tarta en forma de corazón—. Como no vas a salir a
festejar, creí que ibas a querer algo como esto.
Dean miró la expresión
de completa y total vergüenza de Sam y le sonrió sinceramente. Se ayudó de su
yeso para acercarse a él y rodear su nuca con su brazo sano.
—Tú eres lo único
que quiero para un día como hoy —le susurró sobre el oído, muy bajo, como si
quisiera que sus palabras fueran un secreto sólo entre ellos dos.
—¿No crees que
fuiste un poquito lejos, Anteros? —preguntó Hímero a un hombre de una profunda
mirada azabache, al igual que su largo cabello atado sobre su cabeza en una
cola de caballo y observando, junto a Eros, el desenlace de la situación a lo
alto del búnker.
—No tenemos
permitido advertir a las almas gemelas —se defendió el aludido—. ¿Qué más podía
hacer? Estos dos peleados hacen estragos al universo.
—Sabes que los
Winchesters son tus favoritos, ¿cierto? —dijo Eros, ocasionando la melodiosa
risa en su hermano.
—¿Qué puedo
decir? Son mi debilidad. Y siempre y cuando tenga la oportunidad de ayudarlos,
así lo haré. Después de todo, ¿quién va a velar por su amor correspondido si no
lo hago yo?
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Notas:
#todossomosanteros (?
Ahora que terminaron de leer, vuelvan al principio y cuando lean tengan en su mente que Deanna es como Amber Heard (rubia) y Samantha es como Missy Peregrym, sólo porque es el fan cast que me gusta xD
Ceph: La última letra en el alfabeto enoquiano. Se suponía que Ceph era un ángel, y necesitaba algo relacionado xD
Erotes: Dioses alados del amor en la mitología griega. Eros, Hímero y Anteros forman parte de este grupo; además de ser hermanos por ser hijos los tres de Afrodita y Ares.
Hímero: Dios de la lujuría y el deseo sexual (por eso en el universo Female!Sam&Dean están todos con las hormonas alborotadas), y patrono de la homosexualidad (por eso le tira los perros a Dean xD ¿Quién pudiera?).
Eros: Dios primordial del amor, la atracción sexual, el amor y el sexo. Por sus acciones (¿o no?) en el universo de Male!S&D todos están... enamoradizos xD
Anteros: Dios del amor correspondido y vengador del amor no correspondido. Aunque se dice que castigaba a los que no correspondían al amor del otro, a efectos de la historia es más benévolo. Los Winchesters tienen coronita hasta con los dioses griegos xD
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