25 de julio de 2019

[Starker Week 2019] Día 05: I Love You 3,000

Ciaossu~!!
Quinto día de la Starker Week :)
Enjoy~ ♥


Título: I Love You 3,000 (¿vieron lo original que puedo llegar a ser? xD).
Prompt: Fix-it fic.
Fandom: Universo Cinematográfico de Marvel.
Pairing: Anthony Stark/ Peter Parker.
Otras pairing(s) mencionada(s): May Parker/Pepper Potts.
Personajes: Harley Keener, May Parker, Morgan Stark, Pepper Potts, Peter Parker, Shuri, Tony Stark, Vision, Wanda Maximoff.
Formato: Oneshot.
Género: Fluff, romance.
Rating: PG-13.
Número de palabras: 2342.
Sinopsis: Peter recuerda lo sucedido desde que Tony llegó a su vida hasta la pelea definitiva contra Thanos en las que todos los Avengers estuvieron reunidos.
Notas: ⚠️ CONTIENE SPOILERS DE “SPIDER-MAN: FAR FROM HOME” ⚠️
No son: “ohhhhhhh, mejodistelaexperienciacinematográfica”, pero para que no haya quejas más tarde :) 

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Día 05: I Love You 3,000.


Peter cerró los ojos y dejó que el aire fresco de aquel lugar llenara sus pulmones. Aún recordaba la primera vez que había ido ahí, de paso, con una pesada mochila de preocupaciones y pensamientos negativos; pero, ahora, nada de eso estaba ahí. Ahora podía quedarse sentado en ese mismo sitio por horas, sólo viendo las aves sobrevolando el lago frente a él.
 
Dolía recordar lo que había sucedido. Todo lo que habían luchado. Sin embargo, de momento había paz, y eso era todo lo que importaba. El suceso conocido como snap, cuando la mitad de los habitantes del universo desaparecieron fue precedido por el blip. Bruce con réplica del Guantelete del Infinito y versiones alternas de las Gemas los trajo a todos de vuelta. Debía agradecérselo. La realidad era que todavía no había tenido oportunidad de conversar demasiado tiempo con nadie.

Todo había vuelto a la normalidad. Al menos ya no había peleas estúpidas como las ocasionadas por los Acuerdos de Sokovia. Lanzó una risa al recordar el día en que llegó a su casa y vio al maldito Tony Stark sentado en el living. ¿Quién hubiera imaginado que había ido para reclutarlo a él? A un niño de quince años para que se pusiera a pelear contra Steve Rogers. Buenos tiempos esos en los que le robó su escudo y le dio una patada en medio de la cara. También tenía que hablar con él, y pedirle disculpas por sus acciones. En su defensa, su mente se había nublado cuando Tony empezó a hablar entre las cuatro paredes de su habitación. En su cabeza sólo resonaba su vocecita de fanático al son de: “¡Oh, por Dios! ¡Es Tony Stark!” Peter movió la cabeza de un lado a otro sin perder la sonrisa. Sus manos acariciaron el banco donde estaba sentado.

Enfrentarlo, haberle mentido cuando decidió pelear contra el padre de Liz había sido algo de lo que cual Peter siempre se arrepintió. Pero darse cuenta que así y todo, Tony le había brindando un lugar a su lado, como Avenger, lo conmovió. ¿Podía? ¿Podía llenar los zapatos de un Avenger? ¿Y hacer malabares con todo lo que eso implicaba? Ese grupo era más que una familia. En cambio, Peter tenía una vida con May, amigos, Ned, MJ…, quizás hasta con Flash. No podía dejar de lado las responsabilidades que tenía con ellos aunque se tratara de una amenaza mayor.

Así lo había pensado hasta que sintió esa amenaza sobre su cabeza yendo a una excursión con sus compañeros de curso. No fue sino hasta que Tony le salvó la vida entregándole un nuevo traje que lo supo. Que tenía que arriesgarse por el bien mayor, aún si eso significara sacrificar su propia vida.

Thanos era demasiado poderoso. La estrategia pensada por Star-Lord hubiera salido de maravilla, Peter podía sentir el poder emanando de ese guantelete llegándole hasta el alma como si tratara de tentarlo.

Se aferró al banco, tratando de sentirse más vivo de lo que estaba, de no perderse en sus propios pensamientos al recordar la sensación de estar muriendo. La sensación de que su cuerpo estaba haciéndose pedazos y que, al mismo tiempo, se rehusaba a hacerlo. Se aferró a Tony con toda la fuerza que pudo, el mayor tiempo posible. Pero llegó un momento en el que no pudo más y tuvo que dejarlo ir. Tuvo que dejarlo solo.


—¿Peter?
La voz de Harley lo volvió a tierra. Lo miró y le sonrió.
—¿Y esa elegancia? —le preguntó al verlo vestido de traje. Peter, en cambio, estaba vestido con jeans, una remera y una camisa encima.
—Ah, vengo de la empresa —respondió el aludido sentándose a su lado y pasando una mano por sus propios cabellos ocasionando que el cabello hecho hacia atrás con gel se volvieran rizos que saltaban en forma desordenada por el movimiento—. ¿Y tú? ¿Qué haces aquí?
—Estaba recordando.


Harley se lo quedó mirando. Las circunstancias en las que se conocieron habían sido particulares. Él sólo podía hacerse cargo de Stark Industries si Pepper se lo pedía, tenía el potencial para hacerlo. Pero Peter había demostrado ser alguien a quien le agradaba tener al lado, compartir opiniones, e incluso, discutir. Luego, ¿quién sabe? Hasta podían llegar a pelearse como Iron Man y el Captain Rogers lo habían hecho. Harley le ganaría, por supuesto. Lanzó una risita. Recordando él también.
—Te espero adentro, ¿de acuerdo? —le dijo, palmeándole la espalda mientras se incorporaba.


Peter lo miró y asintió con la cabeza, volviendo la vista al lago donde una hoja que había caído de un árbol estaba haciendo ondas sobre la superficie del agua.

Recordó cuando había regresado. Con el blip. Estaba en su habitación, todavía con el traje que Tony le había entregado, totalmente desorientado. Pegó un grito cuando un fantasma se hizo presente. No, no un fantasma, Strange se lo había explicado: era su forma astral. Le explicó lo sucedido, y le dijo que tenía que prepararse para la batalla final. Toda pregunta o cuestionamiento que tuviera, pasaban a un segundo plano. Un portal se hizo presente, volvió a cubrirse el rostro con la máscara y pasó por el mismo. Al salir al otro lado, lo supo: todo estaba bien, todos ya estaban de regreso, pero Thanos seguía ahí. Tony estaba ahí. Saltó hacia él, trató de explicarle lo sucedido. Rápido, Strange le había dicho que tenían prisa. Y Tony lo abrazó. Hubiera querido detener el tiempo en ese mismo instante. Aún quería hacerlo. Detenerse ahí y sentir esa calidez para siempre, por siempre, eternamente, y que todo lo demás simplemente desapareciera.


Un par de pisadas sobre el suelo lo hicieron abrir los ojos. Giró su cabeza a la pequeña niña de cabellos azabaches que se había acercado a él. Ella lo miró, preocupada, y se acercó a él para acariciar sus mejillas con ternura.
—¿Te lastimaste? —le preguntó. Peter se sonrió y negó con la cabeza—. Estás llorando, ¿qué te sucede?
Peter agarró a la niña con ambas manos y la sentó a su lado. Acomodó su cabello detrás de su oreja y la abrazó. Sin comprender qué sucedía, ella correspondió al abrazo, acariciando su espalda con afecto y cantándole una canción infantil para que el dolor se fuera.
—Morgan, vamos, cariño —la voz de Pepper hizo que el abrazo fuera interrumpido. Peter se secó las lágrimas con las manos y se incorporó—. ¿Estás bien?
La expresión de Pepper era la misma que Morgan le había enseñado hace unos momentos. De tal palo, tal astilla.
—Sí —respondió el muchacho, emprendiendo el camino hacia la cabaña junto a ellas. Morgan tironeó de una de sus mangas. Cuando Peter la miró, tímidamente, ella estaba pidiéndole que le diera la mano. Peter accedió con una sonrisa—. ¿Cómo está Harley?
Pepper resopló.
—No me hables de él.
—¿Qué hizo ahora?
—Hizo llorar a un ejecutivo, y luego a un técnico porque no supo responder a su pregunta. Lo humilló. ¿Puedes creerlo?
—No lo hace de mala persona. Harley sabe que ellos pueden dar más, es sólo que… no sabe usar las palabras más amables del mundo para hacérselos saber.
—Un día de estos voy a echarlo si no se controla.
—Yo hablaré con él. No va a atreverse a ir en contra del CEO, ¿no? —le preguntó mientras abría la puerta de entrada de la cabaña.
—¡Ahí que ahí estás! —exclamó Tony, desde la otra punta de la casa mientras se llevaba algo a la boca—. ¿Dónde rayos estabas?
—Estaba afuera, ¿puedes dejar de comer eso? —le recriminó Peter, golpeando el dorso de la mano de Tony y robándole lo que tenía para devolverlo a su lugar.
—¿Qué? Si están llegando.
Peter revoleó los ojos y miró a Harley.
—De hecho, tiene razón —reconoció el rubio con una pícara sonrisa viendo desde su reloj de muñeca una proyección en miniatura del planeta Tierra y ampliando la imagen para enseñarles dos objetos que volaban sobre la atmósfera, los cuales fueron debidamente identificados segundos más tarde—. Carol y la nave de Star-Lord están ingresando a la atmósfera.
—Dale aviso a T’Challa —pidió Tony—. No vaya a ser que les dispare…
—Él ya lo sabe —le dijo Harley, mirándolo como si realmente él tuviera que pedirle eso.
—Ah, tienes razón. Sólo falta que Maguna tenga acceso a los enlaces —dijo el hombre agarrando a la mencionada entre sus brazos y haciéndola girar en el aire, generando su melodiosa sonrisa. Pepper se los quedó mirando unos instantes antes de acercarse a Peter.
—¿Tienes noticias de May?
—Dijo que venía para acá, pero pensé que vendría contigo —reconoció Peter.
—Debe estar por llegar entonces —dijo la mujer acariciando con afecto la espalda del muchacho.
Peter intentó calmarse. Así como tenía acceso a los satélites que sobrevolaban la atmósfera para estar al tanto de cuándo sus amigos estuvieran por el vecindario, la división Avengers de Stark Industries también lo tenía para los enemigos que intentaran meterse con ellos.


Un repentino, pero esperado temblor lo hizo volver a Tierra, junto con un par de golpes sobre la puerta. Al abrirla, el grupo salió a recibir a sus invitados. Carol saludó a todos afectuosamente, y como si se hubieran puesto de acuerdo, una caravana de vehículos comenzó a estacionarse frente a la cabaña. Todos estaban ahí, lejos de la ciudad, buscando la calma en medio del caos que era ese grupo reunido en un lugar reducido.
Cuando vio salir a Vision del vehículo de T'Challa, Tony se acercó a él y lo miró de arriba abajo.
—La última vez que te vi eras rojo —bromeó.
—Las cosas cambian, señor Stark —dijo el androide que ahora parecía igual o más humano que Tony.
—Tienes que decirme cómo lo hiciste —le dijo el hombre de acero a Shuri, que había bajado del lado contrario del vehículo.
—Un mago no revela sus trucos. ¿No es así el dicho, Stark?
—Y tú debes estar contenta, ¿no? —le preguntó el hombre a Wanda, quien le sonrió. Tony la imitó y miró a sus espaldas—. Vayan entrando. Enseguida los alcanzo.


Recorriendo todos los vehículos y sus ocupantes con la vista, Pepper casi tropezó cuando encontró a May, bajando del vehículo manejado por Happy. Cuando sus miradas se cruzaron, la rubia se abalanzó sobre ella y la abrazó con fuerza.
—Oye... Pep —May tomó el rostro de la aludida entre sus manos dándose cuenta que estaba llorando—. ¿Qué sucede?
—No respondías mis llamadas, ¿dónde estabas?
—Estaba —May suspiró, comprendiendo por qué Pepper se encontraba tan ansiosa—… Lo siento. Estaba buscando algo que quería traerte, y habré dejado el teléfono en silencio porque no recibí ninguna llamada tuya… Lo siento —Pepper la miró. Su mirada le daba la calma que había perdido cuando accedió a ser CEO de Stark Industries. May metió la mano en su bolso y sacó un broche de plata con un rubí brillante incrustado en el medio—… Esto me lo regaló mi esposo a los pocos días de que Peter llegara a nuestro hogar —Pepper lo recorrió con las manos hasta darlo vuelta, dándose cuenta de las inscripciones que allí estaban grabadas—. Son mis iniciales y las de Peter.
—No —dijo Pepper rápidamente, extendiendo su mano para devolvérselo—. No puedo aceptarlo.
May le respondió con una sonrisa y con ambas manos encerró el broche entre sus palmas y la de Pepper.
—Quiero que tú lo tengas. Quiero que tengas a mis amores contigo… Así como tú permites que te robe un poco los tuyos.
—¡Tía May! —la voz de Morgan resonó por sobre las otras voces. La aludida y la madre de la niña se separaron para que la morocha pudiera estrechar a Morgan entre sus brazos y la alzara.
—Hola, cariño. ¿Me extrañaste?
—Sabes que sí, tía —respondió la aludida entre risas.


Peter siguió los pasos de Tony hasta el mismo lugar en el que él había estado anteriormente. Él le sonrió al verlo llegar.
—¿En qué piensas? —le preguntó Peter llegando a su lado y tratando de identificar qué estaba mirando.
—Pienso que deberíamos hacer todo al aire libre. ¿Cómo demonios vamos a meternos todos ahí dentro? Quizás si hiciéramos un Tetris humano…
El muchacho lo miró. Apoyó su brazo sobre su hombro y acarició sus facciones con las yemas de sus dedos.
—Tony…
El hombre suspiró sonoramente y lo abrazó.
—Hace mucho que no nos abrazamos, ¿no?
—Pero si te la pasaste abrazándome mientras trataba de vestirme esta mañana —le respondió entre risas el aludido.
—¿En serio? No lo recuerdo.
Peter se separó un poco de él, sin zafarse del agarre que Tony mantenía sobre su cintura.
—No creas que no entiendo por qué haces todo esto. Pero, Tony, ya todo terminó —le aclaró. El hombre cerró los ojos al sentir la caricia de Peter sobre una de sus mejillas—. No sólo tú estás preparado para cualquier otro suceso a escala universal. Todos lo estamos.
—¿Y cuándo no?
—Estaremos preparando generaciones de Avengers para adelantarnos a los hechos. Harley ya ha dicho que los Nova Corps están reclutando tropas a lo largo de la galaxia. Y si quieres que te sea sincero, confío en su juicio. Y entiendo por qué quisiste que ambos suplantáramos a Pepper en la empresa.
—En realidad eso fue porque cuando se me diera la gana de llevarte a una isla desierta donde estemos solo los dos, Harley podría reemplazarte —Peter se sonrió.
—Ya no tienes de qué preocuparte —reiteró el menor, dándose cuenta que pese a sus palabras, Tony seguía tenso.  El hombre no le respondió y optó por observar al grupo que luego de saludarse unos a los otros, estaban ingresando a la cabaña.
—May y Pepper… ¿Quién lo hubiera dicho?
—Ni que lo digas —Peter entrelazó su mano a la de Tony y juntos emprendieron el camino de vuelta.
—¿Sabes qué me dijo Morgan el otro día?
—¿Qué?
—Que me ama 3000.
—Eso es porque yo se lo dije.
—¿Qué cosa? —preguntó Tony mirándolo de reojo.
Peter detuvo su andar, se quedó de pie frente suyo y rodeó su cuello con ambos brazos.
—Que yo te amo 3000.

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