29 de julio de 2018

[Memories] Capítulo 08: Movimiento

Ciaossu~!!
¡Mi*rda! ¡¿Yo escribí esto?! xD
¿Nunca les pasó haber leído algo que escribieron o leyeron hace mucho y emocionarse como si nunca antes lo hubieran leído?
Espero que les pase lo mismo que a mí con este capi :)
Enjoy~


Título: Memories.
Fandom: Johnnys.
Pairing: Shibutani Subaru x Kato Ai.
Formato: Multi-chaptered.
Género: AU, drama, violento.
Rating: NC-17.
Capítulo: 08/ 10
Cantidad de palabras: 2977.
Sinopsis: El casamiento entre Ai y Ryuhei es inminente. Ella no puede evitar sentir una enorme tristeza aún cuando Tadayoshi le dice que no tiene por qué preocuparse.
Conforme el gran día se va acercando, los planes de ambas facciones empiezan a surgir, pero sólo uno parece haber aplastado por completo al del otro.
Precuela: Supplier.
Acordate que también podés seguir esta historia en las siguientes plataformas: Amor::Yaoi, AO3, Asian Fanfics, Livejournal & Wattpad :)
*************************************

Capítulo 08: Movimiento.

La locura del momento había pasado. Pero aunque no había vuelto a haber algún tipo de enfrentamiento como el de Keiichiro y Ryo, la tensión se estaba volviendo cada vez más insoportable hasta para aquellos que todavía no sabían muy bien cómo iban a participar de todo eso y de qué forma.
—A mí me parece perfecto —le dijo Erika a la mujer que estaba ultimando los detalles del vestido de novia de Ai—. Pero lo que aquí importa es la decisión de la novia. Ai-chan, ¿te gusta?
—¿Mh?
De nuevo, su mente estaba en otro lado. Por más que se hiciera la distraída, Erika conocía muy bien la causa.
—Permiso —la voz de Tadayoshi la hizo girar y mirar la puerta. Lejos de la dichosa sonrisa que una novia pudiera tener, la suya distaba mucho de ser la de una novia en la etapa más alegre de su vida. Sin embargo, le sonrió débilmente—. Guau… Estás hermosa —le dijo el aludido, agarrando con delicadeza una de sus manos y haciendo que la muchacha girara sobre sus pies. En ese momento, pudo ver la atenta mirada de Subaru frente al marco de la puerta, a quien le dedicó una reverencia.
—Si tú lo dices —dijo Ai.
—¡Eso suena a que tendré que hacer todo el vestido de nuevo! —soltó la diseñadora, ajena a la situación que estaban viviendo.
—No, no, no. No quiere decir eso —excusó Erika a la futura novia—. Es sólo que está un poco nerviosa con todo este asunto.
—Así es. Sepa disculpar, por favor —le dijo Tadayoshi—. Es mi única hija —agregó, abrazándola. El aludido sintió un suave agarre en el momento en que estrechó a Ai. Era como si con ese agarre le estuviera diciendo que la rescatara de lo que estaba por acontecer —. Todo estará bien —le susurró, antes de soltarla y salir de la habitación.
—Tadayoshi-kun, espera —la voz de Erika llamándolo lo hizo detenerse mientras caminaba por el pasillo—. Cuando sucedió lo de Tegoshi-kun, te diste cuenta, ¿cierto?
—¿De qué?
—De la persona a quien estaba protegiendo Subaru-kun.
—Claro que lo sé —respondió el aludido con una sonrisa—. ¿Por qué crees que estoy dejando que esté cerca de Ai?

—Oh —Ai dirigió su mirada a la mujer que buscaba algo entre la cantidad de telas que había llevado consigo—. Parece ser que me olvidé del velo. ¿Me disculpa? —la aludida asintió con una débil sonrisa. Una vez la mujer la dejó sola, Subaru entró a la habitación—. ¿Por qué no entraste antes? —el aludido se hincó de hombros—. Pareces mudo el día de hoy.
—Estás muy bonita —reconoció Subaru, ocasionando que Ai sonriera sinceramente. Sobre el torso parecían estar mezcladas varias clases de telas como si fueran pétalos de una flor. Una apenas visible cinturón dorado decoraba su cintura y la separaba de la parte inferior del vestido que, al igual que las telas utilizadas para el torso, parecían pétalos traslúcidos con destellos de luz. Sobre su cabeza una fina tiara sostenía un pequeño diamante sobre su frente.
—Gracias.
—Pero tú no lo estás.
—¿Eh…? —preguntó Ai arqueando una ceja.
—Tu corazón no lo está.
—¿Tú lo estarías? Si te obligan a casarte con una persona que no quieres.
—Pero, tú quieres a Maruyama-kun, ¿no?
—Sí, pero no como para llegar a casarme con él…
Su conversación fue interrumpida por dos leves golpes sobre la puerta. Antes de que Ai pudiera dar la indicación de entrada, la puerta se abrió y dio paso a Ryuhei.
—Vaya… Pareces una princesa —dijo el morocho.
—Oh. Ahora habrá mala suerte en el casamiento —dijo la aludida.
—¿Qué hace él aquí? —preguntó el recién llegado en referencia a Subaru.
—¡¿Qué hace el novio aquí?! —exclamó la diseñadora, entrando al lugar en compañía de Erika y Tadayoshi—. ¡¿Acaso no sabes que no puedes ver a la novia con el vestido que utilizará para el casamiento hasta el día de la boda?! —sin esperar respuesta de parte del aludido, la mujer empujó al novio fuera de la habitación—. ¡Ay! ¡Estos chicos!

Tras ser echado de la habitación donde estaba Ai, Ryuhei bajó al primer piso y se dirigió a los jardines. No importaba qué tan mal hubiera sido el día, ahí siempre encontraba algo de paz. Una parte suya se alegró al ver que no era la única persona que veía el encanto de aquel lugar. La otra, deseaba lanzar el plan por la borda.
—¿Crees que te responden? —le preguntó a Shota en referencia a los árboles, quien lo miró.
—Siempre lo hacen.
—¿Y qué te dicen? —volvió a preguntar Ryuhei, sentándose bajo la sombra de uno de ellos.
—Que estás sentado sobre una de sus raíces. Se le dificulta beber agua contigo ahí.
Ryuhei sonrió y se puso de pie.
—Si tanto así detestas verme, no utilices a los árboles para alejarme de ti —le dijo, frente a él.
—Tienes razón. Quizás deba utilizar a alguien para hacerlo.
Ryuhei lo agarró del brazo.
—Yasu…
—Yasuda-kun —los interrumpió Subaru—…, Ai te espera.
—Suéltame —le pidió el rubio a Ryuhei, quien hizo caso a su pedido.
—¿Vamos, Subaru-kun? —le dijo Shota mientras se dirigía con pasos rápidos a la mansión.
—¿Sabes una cosa? Me molesta un poco que siempre estés en el medio —le dijo Ryuhei al recién llegado.
—¿Es sólo eso?
—¿Eh?
—Lo que a Maruyama-kun le molesta de mí, ¿es sólo eso?
El aludido sonrió y siguió los pasos de Shota, acercándose a Subaru en el camino.
—Si realmente quieres saberlo, lee el archivo que sacaste del registro negro, ladrón.
El aludido no dijo nada. Se lo quedó mirando con el ceño fruncido, pensando cómo supo que faltaban archivos y que el que los sacó había sido él. Al igual que Shota, se reunió él también con Ai, en su habitación.
—Ai —miró a Shota y luego a la muchacha—, ¿podemos hablar?
—¿Todavía crees que Yasu no es digno de nuestra confianza? —sonrió la aludida. Subaru volvió a mirar a ambos.
—No me regañes luego —le advirtió—. Maruyama-kun sabe lo de los archivos.
—¿Eh? ¿Tú se lo dijiste?
—Por supuesto que no.
—¿De qué archivos están hablando ustedes dos?
—Bueno —dijo Ai, dirigiendo su mirada a Subaru.
—Te dije que no me regañes.
—Verás —siguió la muchacha, ahora con la mirada sobre Shota. No sabía desde dónde empezar a hablarle, así que, optó por sacar de debajo de su cama el cofre donde Subaru le había entregado el archivo de su madre. Un par de golpes sobre la puerta interrumpió la charla y las acciones de Ai—. ¿Sí?
—¿Yasuda-kun está aquí? —preguntó Toma—. Maru me dijo que estaba aquí. Yuya quiere hablar con él.
—Después hablamos —advirtió el rubio al dúo. Se encontró con Toma al salir al pasillo, quien le sonrió—. ¿Qué sucede?
—Tú una vez lo ayudaste a encontrarse a sí mismo. ¿Está mal si te pido que lo hagas de nuevo?
—No es tan fácil. Ahora Tegoshi-san, ¿cómo decirlo? Su alma está dividida.
—Por favor, por lo menos haz el intento, ¿sí? —le pidió.
—Lo haré, pero Nishikido-san también debe estar presente.
—Lo está. Es más, Yuya está en el cuarto de Ryo. Vamos.
Cuando Toma abrió la puerta de la habitación, Shota sólo vio a Ryo sentado en la cama.
—¿Y Tegoshi-san?
La puerta se cerró detrás suyo. Antes de poder ser capaz de reaccionar, sintió que su cuerpo se desvanecía al ser invadido por una oscuridad ajena a él. Ryo se levantó y se acercó a Ryuhei, que sostenía el cuerpo inconsciente de Shota entre sus brazos.
—Tú te encargas de él, ¿de acuerdo? —le dijo.
—Sí —respondió el aludido segundos antes de que Ryo saliera. Volvió su mirada a Shota y suspiró, acomodando sus cabellos—. Lo siento, Yasu, pero no hay otra opción más que esta. Además, si te veo durante la ceremonia… Carajo… Sería capaz de dejarlo todo por ti.
—¿Crees que estará bien? —le preguntó Toma a Ryo en el pasillo, mirando la puerta de su cuarto.
—Claro. Tú encárgate de Tego —le dijo, sin poder despegar su mirada de la suya.
—¿Qué? —le preguntó Toma con el ceño fruncido.
—Perdón. Esto de tener la mitad de Tegoshi…
—Si no puedes contener esos sentimientos, ¿podrás con su poder? —le preguntó sin poder evitar sonreír por aquella especie de confesión.
—Tarde o temprano, tendré que hacerlo —reconoció el aludido, aclarándose la garganta.
—Espero que sea pronto, Ryo-chan —dijo Toma, susurrándole su nombre al oído, ocasionando que Ryo lo alejara de un golpe que Toma logró evitar entre risas.
—Estúpido…

Con pasos presurosos, Toma llegó al cuarto de Yuya sonriendo. Sin embargo, su sonrisa se desvaneció al entrar y encontrar al vampiro con una de sus manos siendo tomadas por Tadayoshi. Al verlo, Tadayoshi palmeó el dorso de la mano de Yuya y se levantó.
—Los dejo solos —le dijo a Toma.
—¿Qué fue eso? —preguntó el supplier.
—¿Qué cosa? —repreguntó Yuya, sorprendido por su pregunta.
—¿Por qué Ohkura-san te agarraba de la mano? —agregó, sentándose a su lado.
—¿Acaso estás celoso? Tada-chan sólo vino a verme. A diferencia tuya, él sí está preocupado por mí —bufó el rubio cruzándose de brazos.
—¿Por qué dices eso?
—Porque parece que prefieres más la presencia de Ryo que la mía. Pasas todo el tiempo con él.
—Bueno, quiero saber qué fue exactamente lo que te hizo y cómo te afecta. Sólo estoy investigando.
—¿En serio? —volvió a preguntar Yuya, mirándolo de reojo.
—¡Por supuesto que sí! —sonrió el aludido, atrayéndolo hacia él y besando sus cabellos—. Vamos a prepararnos para el casamiento, ¿sí?
—Sí —susurró Yuya, no del todo convencido.
—Yuya —el rubio lo miró—…, intenta recordarlo todo. Por favor. No quisiera que sucediera lo mismo que la otra vez.
El aludido asintió.
—Lo estoy intentando, Toma. Te juro que lo estoy intentando.
—Bien —dijo el morocho, volviendo a subirse a la cama para abrazar a su pareja. Se mordió el labio inferior como si quisiera callar de esa forma las mentiras que le estaba diciendo.

—Sabía que te encontraría aquí —Subaru desvió su atención de los libros para posarla sobre Tadayoshi, quien entraba a la biblioteca con un estuche en su mano—. Aunque se aproxima una celebración y estás vestido para la ocasión y todo, no puedes evitar hundirte entre estos libros, ¿verdad?
—Son como una especie de liberación para mí.
—Lo entiendo. ¿Puedo pedirte un favor?
Subaru dejó el libro que estaba leyendo y se levantó de la silla.
—Por supuesto.
—¿Puedes seguir protegiendo a Ai? Y…, ¿puedes ir a llevarle esto de mi parte? —agregó mientras le entregaba el estuche que tenía entre sus manos. Subaru asintió y salió de la biblioteca.
—Cómo te empeñas en mantenerlos juntos…
—Y tú te empeñas en separarlos —le dijo Tadayoshi a Ryo.
—¿Cómo debo decirte que Subaru es una amenaza para nuestra hija?
—Ryo, es hora de que sepas algo —el aludido lo miró con el ceño fruncido—: Ai no es tu hija.

No importaba cuánto estuviera ensayando su sonrisa, el reflejo que le devolvía el espejo no parecía captar esa parte de su expresión. El sonido de la ventana abriéndose hizo que sus pensamientos volvieran a ella.
—¿Cuándo aprenderás a tocar la puerta? —le dijo a Subaru.
—Lo siento. Si hubiera intentado entrar por la puerta, no iban a permitírmelo. Ohkura-san me dio esto —le dijo extendiéndole el estuche—. Para Ai.
—Gracias —le dijo la muchacha, sosteniendo el estuche entre sus manos y abriéndolo para ver un collar de perlas con una piedra preciosa de color violeta—. ¿Me ayudas? —Subaru asintió con la cabeza y colocó el accesorio alrededor del cuello de la muchacha.
—Yo… siempre voy a estar si lo necesitas.
Sin ser capaz de agradecer sus palabras, Ai giró sobre sus talones y se desplomó sobre el hombro de Subaru.

Sin obtener más información respecto al accionar del grupo de su pareja, Ryo volvió al salón y se dispuso a molestar a uno de los suyos.
—¿Nervioso? —le preguntó a Ryuhei.
—Para nada.
—Sé gentil con mi hija.
—Tengo entendido que te acabaron de sacar la patria potestad allá adentro —le dijo Toma, detrás suyo.
—Cállate —le pidió el aludido con una sonrisa.
—Creo que deberías cuidar a tu princesa —le dijo Ryuhei dirigiendo su mirada a algo que estaba más allá del lugar donde estaban ellos. Al girarse, Toma por segunda vez y Ryo por primera vez, vieron a Tadayoshi charlando de algo con Yuya, ambos sonrientes.
—Maru, basta —le pidió Shingo tapando la vista de Ryo y Toma al aparecer delante de ellos—. Y ustedes, no se dejen llevar por sentimentalismos, o no tendrá sentido seguir con este plan.
—Dime qué sentido tiene decirle a Yuya que recuerde lo que pasó y que Masuda y Ohkura refuten mis palabras —reconoció Toma.
—Les dije que yo me haría cargo de eso —dijo Shingo—. Tranquilícense de una vez e interpreten sus papeles lo mejor posible.
Si bien Shingo no estaba haciendo uso de sus poderes para con ellos, el grupo sintió que sí lo estaba haciendo. Sin embargo, optaron por ir cada uno por su lado, aunque las cartas ya habían sido echadas y todos ya sabían quienes integraban la facción que protegería a Subaru y la que tenía por objetivo su eliminación.
La presencia de Erika en el lugar regando a su paso un sinfín de pétalos dorados y plateados dio inicio a la ceremonia. Luego de su entrada, le siguió Ai, cuyo rostro estaba cubierto por un delicado velo blanco que le llegaba hasta la altura de los hombros. Siguió el camino de Erika hasta llegar donde estaba Ryuhei. Aunque al mirarlo recibió una sonrisa de su parte, sintió que esa expresión era la misma que ella había intentado imitar frente al espejo, minutos antes. Llegó frente a él y dejó que tomara sus manos. Por encima de la tela de sus guantes Ai pudo sentir un suave beso de su parte.
—Bienvenida.
En respuesta Ai le dedicó una sonrisa que no llegó a verse a causa del velo.
Erika le extendió al novio una copa de un material metálico, reluciente, con piedras preciosas incrustadas por debajo de los bordes. Ryuhei bebió parte de su contenido y se lo pasó a su futura esposa. Ai se quedó viendo su reflejo dentro de la copa. No podía verlo. Ryuhei levantó su velo. Fue testigo de la fugaz lágrima que surcó el rostro de la muchacha. De repente, Ai recordó las palabras de Subaru, la promesa de su padre de que no habría problema alguno con esa boda, y la promesa que ella misma había pronunciado al decir que protegería a Subaru. Cerró los ojos y agarró con fuerza la joya que descansaba sobre su cuello, antes de beber de aquella copa.
—Felicitaciones —dijo Erika, extendiéndole un anillo a cada uno de los novios. En el momento en que lo sintió sobre su dedo medio, Ai sintió que ese objeto le apretaba en demasía—. Pronto se acostumbrará a tu dedo —le dijo Erika al ver su expresión—. Una vez más, felicitaciones.
La pareja le sonrió y le dedicó una reverencia a la mujer quien volvió sobre sus pasos. Ryuhei extendió su mano hacia Ai, quien la tomó sin tener otra opción. Al otro extremo de la sala, Ryo y Tadayoshi los esperaban. Al sentir la cercanía con su progenitor, la muchacha prácticamente soltó a Ryuhei y se abalanzó a Tadayoshi que, sintiendo su pesar, la estrechó entre sus brazos con ternura.
—¿Puedes prestarme un minuto de tu celebración? —le pidió, secando sus lágrimas. Ai asintió—. ¿Maru?
—Por supuesto. Antes que mi jefe, eres el padre de mi esposa.
—Su atención, por favor —dijo el vampiro—. No es mi intención opacar el matrimonio de mi hija—declaró, acariciando la mano de la aludida, la cual había tomado—, pero hay un asunto que es de vital importancia y me gustaría compartirlo con todos ustedes, aprovechando su presencia en mi hogar. Como habrán sabido hemos sido testigos de muchas conmociones últimamente. Es por eso que he decidido dejar mi patrimonio en manos ajenas a mi familia —un incómodo bullicio nació desde los presentes. Ryo y Ryuhei se miraron—. Sin embargo, eso no quiere decir que deje de estar al tanto del mismo. Sencillamente, no estaré en la empresa en categoría de vampiro solamente.
—Pero, Ohkura-san, si es por ser supplier tú ya lo eres —dijo Ryuhei.
A diferencia del resto, que aún estaban sentados en sus asientos, Toma se puso de pie como si fuera un resorte. Desde la distancia que lo separaba, Ryo pudo sentir un sentimiento de desesperación de su parte. Yuya lo imitó y se acercó a Tadayoshi.
—Así es, Maruyama-kun. Pero ya no será el supplier de Ryo-chan —dijo el rubio.
—¿Qué…? —soltó el morocho.
Tadayoshi miró a Ai con una sonrisa y la soltó. Acto seguido, separó su brazo de su cuerpo para aceptar el de Yuya, quien lo enredó al suyo.
—Prescindo de tus servicios como supplier, Ryo —le dijo Tadayoshi—. Ha sido decidido que seré el nuevo supplier de Tegoshi.
—¿Y… Y…? ¿E Ikuta-kun? —preguntó Ryuhei.
—To… Ikuta tiene varias cosas qué explicar respecto a la drástica reducción en su patrimonio —dijo Yuya—. Además, yo ya había prescindido de sus servicios, sólo que no había hecho efectiva esa decisión —agregó con una media sonrisa.
—Muy bien, eso es todo —dijo Tadayoshi—. Maru, espero que cuides muy bien a mi hija.
—A… Así será —dijo Ryuhei, no del todo repuesto por la movida hecha por el enemigo.
Los presentes se dirigieron a los jardines de la mansión. Sin embargo, Ryo, Ryuhei, Shingo y Toma no pudieron moverse de sus lugares. Esa batalla pareció ser ganada por Subaru.




No hay comentarios:

Publicar un comentario