Título: Life's blood
Pairing: Ikuta Toma x Tegoshi Yuya
Capítulo: 00/ ¿?
Resumen: En un universo alternativo, pero en un Japón actual, los vampiros existen y están detrás de la sangre que puede matarlos o darles la inmortalidad. Cazándolos, se encuentran los herederos de la sangre de los Van Helsing. Una o varias historias de amor irán desarrollándose a medida que los hechos avancen, a medida que la pelea entre vampiros y cazadores vaya tomando su rumbo
Capítulo 00: Comienzo
Desde épocas inmemorables ha habido peleas, confrontaciones, pensamientos completamente contrarios.
Desde épocas
inmemorables han aparecido personas que tratan de enemigos a aquellos que no
comparten sus mismas ideologías.
¿Cómo no recordar
el caso de Abraham Van Helsing, uno de los enemigos mortales de Drácula, siendo
él quien sospechó que la enfermedad de Lucy Westenra distaba de ser una común?
¿Por qué este
ejemplo?
¿Quién dice que
desde hace épocas inmemorables que los vampiros caminan a nuestro lado por la
tierra y nadie ha hecho nada por impedirlo?
Quizás, ni el
Doctor Van Helsing, ni Lucy, ni el mismísimo Conde eran personajes ficticios,
quizás aquella historia no haya sido ficticia, o al menos un poco, tampoco era
cuestión de alarmar a la gente diciendo que los vampiros existen y están a la
vuelta de la esquina.
Muy bien, ahora que
están advertidos acerca de la existencia de los vampiros, les contaré la
verdadera historia.
En lo que a mí
respecta, y tengo fuentes muy confiables, cabe destacar, el conde Drácula y
Abraham Van Helsing sí existieron y siguen vigentes hasta el día de hoy.
Debido a los
constantes cambios tanto poblacionales, como geográficos y económicos, ambos
han surcado la mayor parte del mundo como lo conocemos. Uno en busca de sangre
y el otro en busca de su muerte o, al menos, para evitar la muerte de
inocentes.
El descubrimiento
de los congeladores y de la preservación de la sangre ha ocasionado un festín
por parte del conde, y fue por ese mismo motivo que podía mudarse de un lugar
al otro sin levantar sospechas en sus perseguidores.
Pero había una
razón mayor por la que Van Helsing buscaba la muerte de Drácula. Se dice que el
fenotipo Bombay, aquel raro tipo de sangre el cual sólo tiene el 0.0004% de la
población mundial y la cual está dispersa en todo el globo, ha sido capaz de
matar a una de sus vampiresas preferidas. Aquella persona con ese tipo de
sangre no fue otra que la esposa de Van Helsing. Nosotros al igual que el
conde, nos percatamos de eso. En todo el mundo existe gente que va detrás de
estas personas con el fenotipo Bombay para protegerlas y poder así dar con los
vampiros que los rondan. Pero, aunque es muy difícil tanto para el vampiro como
para aquellas personas, dar con aquel portador, el hecho de no hacerlo
depararía una matanza a gran escala. Al mismo tiempo que una gran cantidad de
sangre puede dar la muerte de un vampiro, su dosis en forma medida, puede
seguir dándole la inmortalidad.
Te preguntarás
quien soy yo, soy tu yo del pasado. Si estás leyendo esto es porque hemos
fallado en nuestra tarea. Actualmente, siendo el H24, se han encontrado
indicios de que tanto aquel conde llamado Drácula como el portador del fenotipo
Bombay se encuentran aquí. Todos los que estamos reunidos buscamos lo mismo...
Uno de sus dedos se quedó tecleando una tecla invisible.
Sus labios se fruncieron, en medio de la oscuridad. Una nítida luz lo rodeó,
ocasionado que cerrara sus ojos con fuerza y agachara la cabeza. El sonido de
los zapatos de taco hizo que girara apenas su cabeza, sin levantarla y mirara a
aquellas finas piernas acercándose a él. El taco repicó varias veces.
- ¿De nuevo con eso?
Sintió cómo un par de senos le impedían levantar su
cabeza, por lo que usó ambas manos para empujar suavemente el cuerpo que
buscaba leer lo que estaba escribiendo.
- Erika – Le dijo, restregándose los ojos, debajo de un
ancho marco de anteojos negros. Vio una silueta parada en medio de la
habitación -. Maki – La aludida le dedicó una reverencia -. ¿Qué sucede?
- ¡¿Cómo qué sucede?! – Vociferó la recién llegada. No lo
había notado, pero llevaba un vestido muy corto y algo transparente. Su cabello
color azabache estaba atado en lo alto de su cabeza. Sus ojos destallaban una
rabia suprema. En cambio, Maki buscaba recordar hasta el último detalle de
aquella extraña habitación donde habían sido reunidos. Estaba vestida con
zapatos de taco chino, una camisa básica y una pollera que le llegaba hasta la
altura de las rodillas -. ¿Qué miras?
- Ah, lo siento – Dijo el morocho -. Es que realmente
sigo sin creerme que tengan la misma edad.
Erika bufó, sentándose sobre una de las dos mesadas
plagada de monitores de computadora que proyectaban desde cámaras de seguridad
hasta datos que tan sólo aquel sujeto llegaría a entender.
- Quizás…
- Erika – La llamó la muchacha, haciéndola callar.
- ¿Y bien?
- Kei y Shige están en el laboratorio, sólo falta… Él.
- ¿Y dónde mierda…?
- Erika.
La aludida miró a Maki haciendo un puchero.
- ¿Y dónde está?
- Visitando a una vieja amiga – Le dijo el morocho,
volviendo su vista a la pantalla.
Bajó del automóvil. El mismo había sido mandado a
fabricar. Le había salvado la vida y sabía que iba a necesitar un vehículo con
características muy distintas a la de uno común. Estaba pintado de negro, para
poder moverse dentro de la oscuridad.
Entró a la pequeña y común casa como si fuera suya, la
conocía muy bien.
Un aroma familiar inundó todos y cada uno de sus sentidos
a medida que cruzaba la puerta de entrada para dar con el living. La encontró
dejando un sahumerio sobre un antiguo equipo de música.
- Jazmín – Le dijo.
- Rosas – Le respondió la mujer, girando apenas su
cabeza, con una sonrisa.
- Hace mucho que no paso por aquí – El recién llegado se
acercó a ella.
- Y lo primero que haces es equivocarte con el aroma de
mis sahumerios, muy mal – Su mano buscó uno de los brazos del muchacho para
girarse y acariciar sus facciones con las yemas de sus dedos -. ¿Quieres algo
para tomar? No has dormido en días, ¿verdad?
- Tan sólo fueron dos – Se excusó el aludido, dejando que
la mujer se dirigiera a la cocina.
Sino fuera porque sus ojos no podían chocarse contra los
suyos, nadie diría que era una persona ciega. En el trayecto del living hacia
la cocina no había chocado con nada, y dentro de la cocina, se había manejado
con total naturalidad. Su mente conocía cada rincón de esa casa.
Regresó al living al poco tiempo, con un vaso con jugo,
indicándole que se sentara en torno a la mesa rectangular bajo la ventana al
lado de la puerta de entrada.
- Las naranjas están en su punto justo para hacer jugo –
Le dijo, arreglándose apenas el cabello.
- Asami… Creo que lo hemos encontrado.
- ¿Al Bombay?
- Sí – Dijo, antes de beber un poco del contenido del
vaso. El sonido de su celular hizo que lo dejara sobre la mesa y atendiera la
llamada -. ¿Diga?
- “Ya están todos
aquí. ¿Dónde…?”
- Voy para allá – Dijo, cortando rápidamente la llamada.
- ¿Y a ella? –
Le preguntó Asami, generando una expresión de sorpresa en su rostro.
- Todavía no… Todavía no la hemos encontrado – Susurró.
Lentamente, Asami buscó su mano, la cual tomó.
- No te aflijas, vas a encontrarla cuando no la estés
buscando.
Su sonrisa lo calmaba, sus palabras lo calmaban, era por
eso que siempre iba a verla.
- Gracias, neesan.
- De nada – Dijo la muchacha, con una sonrisa -. Para eso
estoy. Ahora vete, desde aquí estaba oyendo los gritos de Erika.
- Ah…
- Has interrumpido sus vacaciones, ¿no es así?
- Sí – Respondió el muchacho, antes de levantarse -.
Entonces, nos vemos.
- Mándales saludos a todos.
- Cuídate.
- Claro que sí.
Literatura… Miles de libros descansaban en las paredes de
sus despachos. Cuánto tiempo habían viajado de aquí para allá, sólo él lo
sabía. Él y unos pocos más.
Se levantó de su cómodo sillón frente a su escritorio de
vidrio para recorrerlos con la mirada. Se acercó a uno de los pequeños sillones
en torno a la mesa ratona que se hallaba frente al enorme ventanal. Cruzó sus
brazos encima de él para apoyar su cabeza, frunciendo los labios, desconforme.
- Señor – Lo llamó su asistente, una morocha de cabellos
hasta los hombros, con un leve destello dorado.
- Estoy aburrido, Ai – Se quejó, sin moverse.
Ai lo miró escasos segundos, para volver su vista a la
agenda abierta que descansaba entre sus manos.
- Tiene una cita.
- ¿Respecto a?
- Un nuevo libro – Sus ojos brillaron, al decir esas
palabras.
- Mhhh… Ya veo – Dijo el morocho, golpeando varias veces
el sillón, mirando a su asistente, esbozando una especie de sonrisa luego. Se
incorporó y volvió a sentarse en torno a su escritorio, seguido por la mujer,
quien se quedó del otro lado -. ¿Qué crees?
- Quizás sea igual de malo como los anteriores.
Tras ser advertida con un ademán, se acercó al pequeño
mini-bar al lado del escritorio y le sirvió una copa de vino tinto.
- Espero que sea un poco menos malo – Sus ojos
inspeccionaron el vino, aspirando su aroma cuando su nariz ni siquiera rozó la
copa, antes de exhalar un suspiro de satisfacción para beber su contenido -.
¿Cómo se llama?
Ai volvió su vista a la agenda y volteó un par de páginas
hasta dar con la información.
- Tegoshi Yuya. Trabaja en una editorial.
- ¿Y quiere escribir un libro? – Le preguntó a su
asistente, con un deje de ironía.
- Dijo que se basó en unos documentos antiguos que
pertenecían a sus abuelos.
- ¿Por qué lo acepté?
- Se trata de – Cerró la agenda antes de seguir hablando
-… vampiros…, Señor…
- ¡Ah! – Dijo, terminando de beber un poco de vino que
recorría su boca internamente -. ¡Ahora lo recuerdo! Su libro estaba muy bien
detallado como para basarse sólo en documentos. Ai… ¿Qué crees?
- O es un vampiro… O algo mucho peor.
- No, no, no – Dijo el morocho, negando con la mano -. No
creo que sea un cazador. Si lo fuera, no andaría con vueltas y ya habría matado
a la mitad de mi gente.
La puerta del despacho se abrió. El hombre que ingresó
estaba vestido de traje. Su cabello corto era de un color azabache. Su mirada
era sumamente penetrante. Con un ademán, le indicó a Ai que se retirara, pero
la muchacha, miró a su jefe, quien bebía el vino con los ojos cerrados.
- ¿Puedes dejarnos solos, Ai? – Le pidió, por lo que la
muchacha se fue.
- Deberías dejar de darle tantas libertades a esa perra –
El recién llegado se sentó frente a él. El aludido abrió un solo ojo, dejando la
copa de vino a un lado, y le sonrió.
- ¿Celos?
- ¿De esa? Por supuesto que no. Pero me molestan las que
se arrastran.
Rió, levantándose y acercándose a él. Acarició sus
hombros y empezó a hacerle masajes.
- Necesitas masajes, estás con una importante contractura
– Bromeó. El morocho sentado se rió, tomándolo de la mano y llevándolo frente a
él, dejando un espacio entre el sillón y el escritorio para que su cuerpo
pudiera sentarse encima del mismo. Abrazó su cintura y besó sus piernas, su
ombligo. La mano del muchacho lo detuvo -. No es momento ahora. Tengo una cita
- El aludido frunció sus labios, por lo que el otro, sonriéndole, lo besó
dulcemente -. ¿Feliz?
- Algo – Le dijo, levantándose y dirigiéndose a la puerta
-. ¿Puedo matar a Ai?
- No, no puedes. Aunque digas que es una perra, la
necesito.
Silencio, de nuevo
fue invadido por él. Suspiró.
Las puertas se abrieron. Los presentes miraron al sujeto
que ingresó a la misma. Erika estaba por hablar, pero la figura de Maki
dedicándole una reverencia la detuvo.
- Bienvenido a casa – Susurró, ocasionando la sonrisa del
recién llegado.
- Gracias, Maki – Su mano acarició su cabeza suavemente.
- Ya, déjala, ni que fuera una perra – Se quejó Erika.
El muchacho la miró y se acercó al sujeto frente al
monitor.
- ¿Y bien? – Le dijo -. Descartando el pedazo de tela que
cubre el cuerpo de Erika - Los rápidos movimientos de la aludida, buscando
golpear al recién llegado fueron detenidos por él mismo -. Fue broma, no te
enojes – La muchacha se zafó y volvió a sentarse al borde de la mesada -.
Lamento haber arruinado tus vacaciones.
Lo miró y volvió a sonreír.
- No te preocupes – Dijo Keiichiro, al muchacho de
cabellos oscuros a su lado -. Siempre se tratan así.
- ¿Es nuevo? – Preguntó Erika.
- Sí – Dijo Keiichiro, palmeando suavemente la espalda
del aludido -. Su nombre es Shigeaki. Le he hablado de ustedes, pero no es lo
mismo cuando los conoces personalmente, ¿no es así?
- Para nada.
- ¡Ay, no! – La muchacha se cubrió los ojos con ambas
manos, ocasionando que todos, a excepción del muchacho que tecleaba a velocidad
no humana el teclado, la miraran -. ¡Tiene la misma mirada de estúpido que
Toma!
Keiichiro y Toma rieron.
- No, eso es imposible – Dijo el otro muchacho, sin
despegar la vista de la pantalla -. Nadie es más estúpido que Toma.
- ¡Oye! – Le dijo el aludido, riendo, golpeándolo en la
cabeza -. Respétame un poco, Pi.
- Lo siento – Se acomodó los anteojos -. Aquí está.
Las pantallas se iluminaron con las imágenes de una misma
cámara de seguridad en tiempo real.
El silencio se interrumpió cuando la puerta se abrió.
Entraron Ai en compañía de quien sería, quizás, la nueva cara del mercado
literario.
- Me alegra que nos encontremos de nuevo, Tegoshi-kun –
Le dijo el morocho, acercándose a él. Pudo divisar una sonrisa asomando del
rostro de Ai -. ¿Sucede algo?
Negó con la mano.
- Lo siento, necesito… Hacer algo…
La muchacha salió despavorida del despacho, bajo la
mirada del mencionado Yuya, quien volvió su vista al morocho.
- Gracias por recibirme de nuevo, Nishikido-san – Le
dijo, dedicándole una reverencia. Lo que al principio fue una mueca de sorpresa
por parte del aludido, terminó convirtiéndose en una sonrisa, quizás, la misma
que había esbozado Ai.
Fuera, el mismo sujeto que había irrumpido antes en el
despacho, miraba a Ai, que buscaba aire desesperadamente.
- ¿Es él? – Le preguntó.
No necesitaba respuesta, sus ojos estaban inyectados con
sangre pura. Su sonrisa se había convertido en una de las más diabólicas jamás
vistas.
- Ahhhhhhh… Toma no va a tener sexo está vez – Bromeó
Erika.
- Cállate, en ningún momento lo hice con placer.
- Se nota – Dijo la aludida, riendo.
- He armado la entrada de Erika y Maki, pero la de Toma,
va a tomarme algo de tiempo – Dijo Tomohisa, mirando al aludido.
- No hay problema – Le dijo Toma, palmeando su hombro -.
Confío en ti – Se volvió al resto de los presentes -. Confío en todos ustedes.
Busquemos a la persona que tiene el fenotipo Bombay y protejámosla.
te la hago corta... Me enganché :D aunque en algunas partes me perdí un poco, pero después la capté jajaja Toma tiene sexo con medio mundo???? WOOOOW! xD
ResponderEliminarJajaajajja xDDD
EliminarTe iba a decir antes de leerlo, que cualquier cosa me dijeras xDU si había algo que no entendías xD
Y sí, trabajo sacrificado el suyo e.e (?
Muy bueno!!! muy bueno!!!!
ResponderEliminarSigo leyendoooooooooo... ^_^