17 de diciembre de 2011

[Chain of love] Capítulo 06 - Accidente

¡¡Voy a vomitar!! ¡¡Voy a vomitar!! (?)  ヾ(▼ヘ▼;)
@JACRadio Tanaka Koki - Make U wet ~chapter 2~
En casa~



Título: Chain of love
Pairing: Nishikido Ryo x Kato Kazuki; Ikuta Toma x Tegoshi Yuya
Capítulo: 06/ ¿?
Resumen: Tomohisa nota que hace mucho que no tiene una cita con su pareja y le comenta acerca de irse juntos a la costa... El mismo día que Ryo cumple su primer mes junto a Kazuki.
Sumado a esto, una revista amarillista saca una nota de tapa referente a Kazuki y Ryo... ¿Se enterará Tomohisa del engaño? Y, ¿Cómo quedarán parados Toma y Yuya luego de eso?


Capítulo 6: Accidente

Lo despertó el sonido del reloj despertador. Estuvo por estrellarlo contra la pared, pero debía levantarse. Se sentó en la cama, desperezándose, hasta que se percató de la luz intermitente proveniente del teléfono celular al lado suyo. Lo tomó entre sus manos y sonrió al leer los dos mensajes que estaban en la bandeja de entrada. El primero de ellos, le deseaba las buenas noches, y el siguiente, un buen día.
Ambos mensajes eran de Kazuki.
- Tarado... - Susurró.
El regalo de Toma y Yuya había surtido efecto, mas no en el tiempo que le había pedido a Kazuki para hablar con Tomohisa. Al levantarse y ver el calendario que colgaba al lado de su puerta, se percató de que al día siguiente estaba por pasar su primer mes con él. Sintió algo en su pecho, por lo que frunció el ceño y se restregó el pecho, como si eso acabara con eso que sentía.
Era remordimiento, sin duda alguna, pero no podía hacerle frente a Tomohisa, y ni siquiera encontraba las palabras exactas para hacerlo. Se dirigió al cuarto de baño e intentó reflexionar o, al menos pensar en algo mientras la cálida agua caía sobre su cuerpo. Ni siquiera en los momentos en que estaba solo podía pensar, ni siquiera podía pedirle algún tipo de consejo a Toma. Sonrió. Definitivamente Toma no era un buen amigo. Sí con él, pero no con Tomohisa.
- «Seguro que Yuya lo indujo a traicionar a Pi», se dijo, imaginando que sería muy poco probable que motu proprio, Ikuta fuera a mentirle a su querido amigo.
Suspiró y cerró la ducha, quedándose unos segundos sin moverse, como si quisiera que el aire secara su piel. Tomó el toallón, rodeando su cintura con él, y salió de la ducha, limpiando el vapor que había quedado sobre el espejo con su mano. Miró su rostro en el débil reflejo. No se reconocía, ya no.
Se vistió con un par de jeans, una remera color añil algo ceñida al cuerpo y zapatillas negras. Agarró su bolso, inspeccionando que estuviera todo en su sitio y se dispuso a irse. Comería algo en el camino o en la empresa. No quería estar ahí o, al menos, no más tiempo solo. Sus pensamientos, lejos de solucionar sus problemas, se lo complicaban aún más.
En el momento en que estaba agarrando su bolso, el timbre sonó, llamándole la atención. Dejó el bolso sobre la mesa de la cocina y se acercó a abrir la puerta del departamento.
- Pi...
- Buen día - Saludó el recién llegado, dándole un sonoro beso en los labios, quitándose, segundos antes, los anteojos de sol.
- Buen... día... - Respondió el aludido, bajando la mirada.
- ¿Nos vamos?
- ¿Eh? - Lo miró.
- Vine a buscarte, tonto - Dijo Tomohisa, con una sonrisa en el rostro.
- Ah. ¡Ahhh! Ahora voy, déjame ir por mi bolso.
- Ok.
Fue por su bolso, quedándose unos momentos sosteniendo la correa del mismo. Ese era el motivo por el que no podía hacerle frente, aunque ya no lo amara, lo seguía queriendo y estimando demasiado. Se mordió el labio inferior, sin saber qué hacer.
Volvió a la puerta siendo llamado por Tomohisa.
- ¿Quieres almorzar?
- ¿Eh?
- ¿Por qué haces tantas preguntas hoy? - Rió el morocho -. Tengo un par de horas libres para el almuerzo. ¿Qué te parece si comemos algo en la empresa? De paso, quiero charlar de algo contigo.
Lo miró, se le notaba serio. Eso hizo que sus nervios se crisparan. ¿Acaso sabía algo? ¿Su gran amigo Toma le había dicho algo? ¿O quizás fue Yuya, que sintiéndose intimidado por Ryo hacía un par de semanas, había terminado por explotar entendiendo la situación de mal modo?
Sacudió la cabeza, dirigiéndose al ascensor, siguiendo a su anterior líder, suspirando luego. Era un completo cobarde y se arrepentía sobremanera de ello.
En el auto de Tomohisa, llegaron a la empresa, siendo estacionado el vehículo en el estacionamiento repleto de autos. La mano del conductor rozó la nuca de Ryo, haciéndolo sobresaltar.
- Oye... ¿Desde cuándo estás tan sensible? - Preguntó, acercándose a sus labios, pero hallando en cambio, la mejilla del morocho de Osaka.
- Ahhh... Pi... Tenemos que irnos - Dijo, sin darle tiempo a reclamos, saliendo como quien lo lleva el diablo del auto, apoyando su cuerpo en la puerta, suspirando amargamente.
- ¿Sucede algo? - La voz de Tomohisa hizo que volviera a la realidad, ocasionando que lo mire.
- No, nada, es solo que llego tarde. No quiero que los chicos se enfaden, tú sabes - Dijo, forzando una sonrisa.
- Como sea, pero - Deslizó su bolso sobre el techo del auto -... te olvidas lo más importante.
Un punto para Tomohisa, cero puntos para él.
Sonrió.
- Gracias - Le dijo.
- La verdad no sé qué harías sin mí, Ryo-chan - Se quejó, apoyando sus manos sobre el techo del automóvil, generando nerviosismo en su oyente, quien lanzó una risa y se fue -. Ah, ¡Ryo! - El aludido lo miró -. Acuérdate del almuerzo - Dijo, guiñándole el ojo.
No, aparentemente no se había enterado de nada, pero aún así, esa sensación que ahogaba su corazón, no se iba.

La mañana pasó tranquila, sin ningún tipo de contratiempo. Entre descanso y descanso, Ryo había arreglado volver a ir aquella cabaña a la que había ido con Kazuki al día siguiente, para festejar su primer aniversario. Estaba tan emocionado que hasta había hecho una lista con las cosas que iban a llevar entre las notas del celular que le había entregado Yuya.
El grupo había planificado completar varias de las cosas que debían hacer para antes del mediodía y así, poder almorzar con tranquilidad y sin ningún contratiempo. Ryo se despidió y les dijo a sus compañeros que iría a comer con Tomohisa a lo cual, ninguno se quejó.
Llegó a la inmensa cafetería de la empresa. Halló fácilmente a Tomohisa, sentándose enfrente suyo.
- ¿Pediste? - Preguntó.
- Sí, espero que no te moleste.
- No, para nada - Suspiró, recobrando el aliento -. Estoy exhausto.
- Se te nota.
La tierna mirada que le fue clavada a Ryo por parte de Tomohisa, le incomodó, por lo que se sentó correctamente, y esperó el almuerzo.
- Y... ¿De qué me querías hablar?
- ¡Ah, sí! - Dijo el aludido -. Como hace mucho que no salimos, ¿qué te parece si mañana vamos a la costa? Está pronosticado sol, así que tendremos un lindo día. Mañana... Tienes el día libre, ¿no?
- Mañana... - La muchacha alcanzándole su pedido los interrumpió. Tomohisa le agradeció y luego se fue -. Mañana no puedo, lo siento.
- ¿Mhh? ¿Por qué? ¿Tienes trabajo?
-  N... No, pero tengo algo qué hacer.
- ¿Qué es?
Ryo levantó su vista, la cual quedó clavada en la de Tomohisa, quien empezó a devorar el arroz a los pocos segundos de tenerlo frente a él.
- Algo... importante. Lo siento, Pi, pero realmente no puedo - Dijo, antes de imitar a su pareja.
Aunque el arroz debía ser salado, en cierto modo, parecía tener un sabor amargo. Estaba molesto consigo mismo, y con Tomohisa por no hacerle más preguntas.
 Si lo hubiera hecho, si Tomohisa le hubiera preguntado algo más, ¿habrá respondido honestamente? No lo sabía. Era un cobarde, nada más que eso.

No había podido pegar un ojo en toda la noche. Había estado dando vueltas en la cama sin poder poner en orden sus pensamientos. Se levantó junto al sol y se dispuso a ordenar la casa, más que nada para ver si ello ayudaba en despejar su mente aunque sea un poco.
Las cosas ya estaban arregladas para ir a verse con Kazuki. Estaba todo planeado: iría a su casa cerca del mediodía y de ahí, en su auto, irían a la cabaña. Sonrió como un niño.
Bajó a buscar la correspondencia, encontrándose con una silueta familiar a punto de tocar uno de los timbres.
- Toma...
- ¡Ah! Ryo, ¿qué...?
- Vine a buscar la correspondencia y te vi, ¿cómo estás?
- Ah... Ryo - Llamó su atención, escondiendo algo detrás suyo.
- ¿Qué? Parece como si hubieras visto un fantasma.
- ¿No te enteraste de nada?
- ¿Enterarme de qué? - Preguntó el morocho, con una sonrisa -. No des vueltas, si tienes algo que decir, hazlo.
- Iba a la casa de Yuya cuando vi esto en un kiosco de revistas...
Le extendió lo que estaba escondiendo, dejando a Ryo pálido como una hoja de papel.
- ¿Qué es...?
- Conoces esa revista y sabes que no está en un solo lugar.
- No, ya lo sé, es solo que...
- Es cuestión de tiempo, Ryo.
No podía hablar, sentía un nudo en la garganta. Sus ojos se abrieron como plato al ver a la persona que se acercaba a ellos.
- ¿Podemos hablar? - Toma reconoció esa voz, cerrando los ojos con fuerza, temiendo lo peor.  Giró su cuerpo rápidamente, mirando al recién llegado -. Toma, ¿nos dejas solos?
- Ah... Sí... Yo... Después te llamo..., Ryo... - Dijo, antes de marcharse.
- Ve subiendo, yo voy a estacionar el auto.
- Mh... Sí... Toma las llaves - Le dijo, extendiendo las mismas dentro de su palma.
Lo único que se oía en la habitación, más aún, en todo el departamento, era el sonido de las agujas girando a través del vidrio del reloj de pared. Tomohisa entró y cerró la puerta a su paso.
Ryo estaba sentado en el sillón, con la cabeza gacha y los brazos apoyados sobre sus piernas con las manos entrelazadas.
Tomohisa se apoyó contra la pared cercana a la puerta de entrada, y también agachó la cabeza. La levantó y clavó su mirada en el morocho.
- ¿Y bien?
- Lo siento - Le susurró el aludido, mordiéndose inmediatamente el labio inferior luego de hacerlo -. Lo siento, Pi...
- ¿Hace cuánto...?
- No es que yo...
- ¿Hace cuánto... lo conoces, Ryo? - El volumen de voz de Tomohisa, interrumpió a Ryo.
- No hace... mucho...
- ¿Sabes cómo me enteré? - El aludido negó con la cabeza -. Por una revista. ¿Sabes hace cuánto fueron tomadas esas fotografías? - Con un nudo en la garganta, Ryo volvió a negar -. Hace un mes. ¿Hace un mes que estás con él? ¿Hace un mes que me estás viendo la cara de estúpido? - Ninguna de sus preguntas fueron respondidas, Ryo no podía, no podía hacerle frente. Sentía que su mundo estaba destruyéndose encima suyo, sin poder hacer algo para evitarlo -. Ryo, ¡¿puedes decir algo?!
- Lo siento - Susurró, empezando a sollozar.
- Estás muy equivocado si crees que vas a solucionar algo con un par de lágrimas - Furioso, Tomohisa se dio media vuelta y se fue, dejando la llave sobre la mesa de la cocina y cerrando la puerta del departamento de un golpe.
Con su rostro escondido entre las manos, Ryo empezó a llorar amargamente. Aquella cobardía le estaba costando demasiado caro, y aquel sentimiento en su corazón, se hizo cada vez más difícil de soportar.

El timbre sonó en casa de Toma. Yuya, quien caminaba de un lado a otro del living, miró a su pareja.
- ¿Esperas a alguien?
- Nop - Respondió el aludido, levantándose y dirigiéndose a atender la puerta.
- Ryo... - Tomohisa se quitó los anteojos de sol, tenía los ojos rojos -, Ryo me engañó, Toma.
- Pi...
El morocho se deslizó sobre el hombro de su amigo, abrazándolo, mojándole el hombro con sus lágrimas. Toma miró a Yuya, quien al igual que él, no entendía absolutamente nada.
En lo que Toma entró a Tomohisa y ambos se sentaron en el sillón del living, Yuya fue a la cocina por un vaso de agua, llevándoselo rápidamente al morocho.
- Aquí tienes - Le dijo, dulcemente.
- Gracias - Le dijo, bebiendo un sorbo y jugando con él entre sus manos -. Toma, Ryo me fue infiel.
- ¿Cómo?
- Lo vi en una revista - Dijo -. Las fotos tienen más o menos un mes. Toma..., ¿qué le hice? ¿Acaso hice algo mal? ¿No le fui suficiente como pareja?
- Pi - Toma palmeó su espalda, sabiendo que necesitaba descargarse antes de poder recibir algún tipo de respuesta.
- ¡Ah! Tengo que irme - Dijo Yuya.
- ¿Eh? No - Tomohisa volvió a beber un sorbo de agua, para dejarlo sobre la mesa y levantarse del sillón -. Vine en mal momento - Se enjugó las lágrimas secas que estiraban su rostro.
- No, Yamapi, quédate. Recordé que tengo que hacer algo - Sin darle tiempo a réplica, rápidamente agarró su cartera y se fue, dejándolos solos.

Bebió un vaso de agua, jugando con el vaso sobre la mesada de la cocina, luego. Le dolía la cabeza. Había llorado bastante. En ese momento, su celular sonó. Se acercó rápidamente a atenderlo.
- "¿Ryo-chan? ¿Estás en tu casa?"
- ¿Tegoshi?
- "¿Estás en casa?"
- Sí... Pi...
- "Lo sé, fue a casa de Toma. Voy para allá."
- ¿Dónde estás?
- "En mi auto, yendo para a..."
La comunicación se cortó abruptamente.
- ¿Tegoshi? ¡Tegoshi! - Miró el aparato, la comunicación se había cortado. Frunció el ceño. Volvió a sentir algo en su pecho, rascándose sobre él. Incómodo, salió del edificio, como si estuviera buscando algo, pero sin saber exactamente qué.
Un tumulto de gente, en una de las avenidas cercanas le llamaron la atención. Sus ojos se abrieron como dos platos, temiendo lo peor. Empujando, sin pedir permiso siquiera, llegó hasta el centro, hallando un auto sumamente familiar para él y a una persona siendo sacada del mismo.
- ¡Tegoshi!

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