30 de diciembre de 2011

[Darling] Capítulo 01 - Encuentro

Calooooooooooooor (-""-;)
KinKi Kids - Yokubou no Rain
En casa~


Sí~ Al fin tuve inspiración para hacer un IkuTego x3
En realidad, hasta podría situarse en una línea temporal a Chain *-* Pero bueno, acá está, y no creo que lo haga tan largo xD veremos hasta donde llegue yo xD jajajaja.
Enjoy~

Título: Darling
Pairing: Ikuta Toma x Tegoshi Yuya
Capítulo: 01/ ¿?
Resumen: Un primer encuentro puede marcarte para toda tu vida, pero, ¿qué hacer cuando, no solo la otra persona no recuerda aquello, sino que también, trabaja en el mismo lugar que tú? (por qué usaba el neutro la flaca...).


Capítulo 01: Encuentro

El trabajo de un Junior era incesante. No sólo se trataba de recordar coreografías, letras de canciones y pruebas de trajes un tanto… llamativos. Varios de ellos, se dedicaban a ayudar a las personas del personal que no hacían más que cortar y coser trajes. No era parte de su trabajo, pero al menos a él, le agradaba de ese modo poder demostrar su gratitud por el arduo trabajo realizado.
Y allí estaba él, un Junior de no más de 16 años, de pie al lado de uno de los cuartos de costura. La mujer a la que estaba ayudando lo había dejado con un traje negro y una hermosa flor roja de tela como único objeto colorido, dentro del bolsillo. La camisa que vestía era una básica, color blanca. Lo peor es que, no le había avisado que se iba y sus cosas estaban dentro del cuarto, por lo que debía esperar. Suspiró, con la cabeza gacha.
- Ah… Disculpe…
Al levantar la vista, se encontró con un muchacho no mucho más grande que él, o al menos, eso pensaba, sin conocerlo.
- ¿Sí?
Estaba vestido enteramente de blanco. Unos pantalones anchos y una campera sin mangas y con capucha, ambos blancos. Su cabello era negro, bastante normal.
- ¿Podría decirme dónde está el cuarto de fotografía?
Se preguntó por qué la formalidad si es que aparentaban tener la misma edad. Se le acercó apenas para leer el pequeño papel que llevaba entre sus manos. Sonrió al poder apenas entender su letra, lo cual era bastante normal, después de todo, era un chico.
- El cuarto donde se toman las fotografías está por…
Se quedó señalando el largo pasillo que se extendía delante de ambos. Cuando sintió cómo sus grandes ojos oscuros lo miraban, sintió algo que dentro tuyo latía con fuerza.
- ¿Sí? – Preguntó el muchacho, esbozando una divertida sonrisa, sin entender la situación.
- Ah… Po… Por allá – Respondió el aludido, desviando su vista y desabrochándose apenas el primero botón de la camisa, llevándose una mano a su pecho. Su corazón estaba latiendo con fuerza.
- Ah… Muchas gracias – Dijo el muchacho, echándose a correr a toda marcha.
- ¡Ah! ¡Espera! - Se sorprendió por sus palabras, pero al ver que el muchacho se giró al oír su llamado, tuvo que seguir con sus palabras -. Tu… Tu nombre… - Susurró, pero, al estar sólo ambos en aquel lugar, este pudo oírse con facilidad.
- Mi nombre es Tegoshi Yuya – Dijo el aludido, dedicándole una reverencia -. ¡Muchas gracias por su indicación, senpai!
- ¿Se… Senpai…? - Los ojos del aludido se tornaron como si fueran dos platos ante la palabra “senpai”. No pudo decirle nada ya que sin esperar respuesta de su parte, aquel muchacho de nombre Yuya seguía corriendo dirigiéndose al cuarto de fotografías. Se preguntó qué había llevado a aquel muchacho a cometer tremendo error cuando estaban en la misma categoría, y fue su reflejo en el vidrio de la ventana lo que le dio la respuesta: su ropa. Rió para sí, mirando su reflejo -. ¿Senpai, eh?
Sus ojos miraron el camino tomado por Yuya. Su mirada ya no era la de una persona que miraba a otra. Algo dentro de él se había despertado en aquel momento en que se conocieron.

Percheros, percheros y más percheros. En medio de ellos, un muchacho de más o menos 25 años acomodaba ropa con una sonrisa en el rostro. Al terminar de hacerlo, salió de aquellos percheros para dar con la encargada de vestuario.
- ¿Hayashi-san?
- Ahhh… ¿Ya terminaste con todo, Ikuta-kun?
- Sí.
- Muchas gracias por ayudarme.
- Ya le dije que no es nada – Dijo el muchacho, viendo si tenía llamadas en su celular al agarrar el mismo de su bolso -. Aunque me da pena poder venir a ayudarla solo en mis ratos libres – Reconoció, avergonzado.
- No te hagas problema por eso. Ya he conseguido un reemplazo tuyo.
- ¿Ehh? – Preguntó el aludido, sonriendo.
- Creo que debes conocerlo, después de todo es tu senpai – Dijo la mujer, dejando una taza de té en medio de un hueco entre tanta ropa sobre la enorme mesa.
- Póngame a prueba – Pidió Toma, agarrando la taza de té y bebiendo un sorbo.
- Tegoshi Yuya-kun.
Bebiendo un sorbo de té, Toma miró a la mujer. Hacía mucho que no oía ese nombre fuera del Countdown o cuando él estaba de giras y su nombre junto o al de su compañero de dúo o de banda, resonaban por toda la empresa.
- Claro que lo conozco – Dijo Toma, dejando la taza de té sobre la mesa. Examinó la hora en su reloj, y agarró el celular que guardó en su bolsillo y el bolso que rápidamente posó sobre uno de sus hombros -. Tengo prisa.
- ¿Sesión de fotografías?
- Como todos los meses.
- Suerte con eso – Dijo la mujer.
- Muchas gracias.

Corriendo por los pasillos, saludando a cuanta persona lo llamaba para dedicarle una reverencia o para intercambiar un saludo, llegó al lugar del primer piso desde el cual podía verse la imponente entrada de la empresa y el lobby de la misma. Detuvo su marcha para divisar dos figuras sumamente familiares. Se acercó al barandal y apoyó ambos brazos sobre el mismo, y su cabeza encima de ambos, suspirando luego.
El menor de ambos, reía casi en forma angelical, mientras que el otro era arrastrado por el brazo que escasos segundos antes se entrelazó al suyo, haciendo que aquella persona posara su cabeza sobre su hombro.
- Stalker – Susurraron sobre su oído, sonando este casi como un gemido. Toma le dio la espalda, agarrándose la oreja, con las mejillas rojas. Volvió su vista al morocho que le sonreía satisfecho por su acción.
- Ryo.
- Pareces un acosador, Toma. ¿A quién miras? – El muchacho, con ambas manos sobre el barandal, miró hacia todos lados, hallando a las mismas figuras que minutos antes Toma miraba, entre tantas otras personas -. ¡Ah! ¡Tego! ¡Massu! – Gritó, sin importarle el resto de las personas, alzando su mano en alto. Ambos aludidos, se giraron para verlo y lo saludaron del mismo modo -. ¡¿Quieren ir a almorzar por ahí?! – Los dos se miraron, intercambiaron palabras y sonrieron, asintiéndole desde la planta baja -. ¿Vienes? – Le dijo a Toma.
- ¿Hacía falta que les gritaras?
- Ehm… Sí – Respondió el morocho con una sonrisa, provocando la misma mueca en su amigo.
Ryo y Toma bajaron las escaleras y se encontraron con Yuya y Takahisa, quienes le dedicaron una reverencia.
- ¿Cómo andan? – Preguntó el morocho de Osaka.
- Bien, recién salimos de una sesión de fotos – Respondió Takahisa, revoleando los ojos.
Yuya rió, alegre.
- Anoche no lo dejé dormir – Agregó Yuya.
- Es algo que quieres publicar en un afiche en medio de la calle, ¿no? – Preguntó el pelirrojo.
- ¿Qué pasó? – Preguntó Ryo.
- Vino a casa y estuvimos jugando a un juego de video. Lo destrocé – Respondió Yuya, dándole énfasis a las últimas dos palabras.
- Pobre Massu.
- ¿Pobre? Él se la buscó – Agregó el muchacho, sin dejar de reír.
- ¡Ah! No les molesta que venga Toma, ¿no? – Preguntó, dándole un poco de espacio al aludido para que se acercara al grupo.
- Buenos días – Dijo el muchacho, dedicándoles a ambos una reverencia.
- Hola – Dijeron el dúo al unísono.
- Mientras más seamos, mejor – Dijo Yuya a Ryo -. ¿Tienen algún lugar pensado, Ryo-chan? – Le preguntó, yendo al extremo contrario al que estaba Toma para poder aferrarse a su brazo.
- Uhm… Conozco un muy buen lugar para comer. Está en la otra cuadra, es pequeño y no es muy concurrido.
- Entonces vamos allá – Dijo Takahisa. Ryo y Yuya se perdieron en poco segundos delante de ambos, dejando atrás a Toma y al pelirrojo, quienes lo siguieron a su ritmo.
- Se ve que se llevan bien – Dijo Toma, bajando las escaleras.
- Sí, son del mismo signo, así que tienen muchas cosas en común.
- Ya veo – Dijo el aludido, mirando la sonrisa de Yuya.
- ¡Ikuta-san! – Lo llamó el rubio, generándole sorpresa, por lo que lo miró, sorprendido -. ¿Cuál es tu comida favorita?
- ¿Eh? El curry, ¿por qué?
- Porque ni tu amigo lo sabe – Dijo, segundos antes de salir de al lado de Ryo para subir corriendo las escaleras y refugiarse detrás de Toma, entre risas, antes de que el morocho estuviera por darle un golpe en la cabeza.
Toma se quedó estático. Sentía la respiración de Yuya golpeando sobre su cuello, sus manos agarrando sus brazos y su risa repicando sobre sus tímpanos. Pudo recordar en ese momento, la misma sensación que había tenido la primera vez que lo había visto, antes de que entrara en la sesión fotográfica que lo llevaría a debutar con NEWS. Rápidamente, se hizo a un lado, dándole la espalda.
- Tegoshi, deja de molestarlo.
- Ah, lo siento, Ikuta-san – Dijo Yuya, apenado.
- Toma – Susurró.
- ¿Eh?
- Está bien si me dices Toma.
- Ah… Pero – Se rascó la nuca -… ¿Ikuta-kun? Ja, ja. Lo siento, es cuestión de respeto.
- Yo soy el que debería decirte “-san”, entonces. Después de todo, tú eres mi senpai – Le dijo, mirándolo.
- Ah… Ja, ja, ja. Es verdad.
- ¡Oigan! ¡¡Tengo hambre!! – Gritó Ryo, escaleras abajo, ya en compañía de Takahisa.
- ¿Vamos? – Le preguntó Yuya, mirándolo fijamente, con una sonrisa tan brillante que hizo que Toma desviara su vista.
- Sí, vamos.
Casi echándose a correr, Toma llegó al lado de Ryo, ventilándose con su camisa, bajo la sonriente expresión de su amigo.
- Calor, ¿no? – Le preguntando, empezando a caminar.
- ¿Eh? – Toma lo miró con los ojos abiertos. Definitivamente, Ryo, se había dado cuenta de absolutamente todo.

Llegaron al pequeño restorán familiar y se sentaron en una mesa casi al fondo de todo. Apenas Takahisa se sentó, Ryo le robó el lugar a Yuya, quien lo miró con una lastimosa expresión.
- Deja que acapare la atención de Massu alguna vez. Ahora que pertenezco solo a Kanjani, no nos vemos casi nunca – Miró a Toma -. Esta es una situación que ocurre tan solo una vez cada tres meses, eres testigo de un hecho inigualable.
El aludido no dijo nada y le dio lugar a Yuya para que, al menos, se sentara frente a su compañero.
- Gracias – Dijo el rubio, sentándose, haciendo el morocho lo mismo, segundos más tarde.
Una mesera se les acercó y les dejó el menú a cada uno.
- ¿Qué van a pedir? – Preguntó Takahisa, leyendo el contenido del menú.
- Curry – Dijeron casi al unísono Toma y Yuya, quienes se miraron, haciendo que Yuya estallara en carcajadas.
- Lo siento, es que… Me diste ganas de comer curry.
- Pidamos todo lo mismo entonces – Dijo Ryo, sin siquiera abrir el menú -. ¿Tú quieres otra cosa, Massu?
- Ración doble – Dijo, en una especie de puchero.
- Ok, ok – Dijo Ryo.
El almuerzo pasó ameno, entre risas y anécdotas.
- ¿Van a pedir postre? – Preguntó Yuya.
- No, yo estoy lleno – Dijo Toma.
- Paso – Dijo Ryo.
- Yo sí – Dijo Takahisa, levantando la mano.
- Hubiera sido raro que no quisieras nada, Massu – Dijo Yuya entre risas -. ¿Me permites, Ikuta-kun? – Preguntó, levantándose de la silla.
Toma se levantó y dejó que él pasara, al igual que hizo Ryo para que Massu pudiera salir y acercarse al mostrador a elegir un postre.
- Toma… ¿Hay algo que quieras contarme?
El aludido volvió su mirada a Ryo. Estaba sonriendo ampliamente, sosteniendo su cabeza con ambas manos, cuyos codos descansaban sobre la mesa.
- ¿Por qué me miras así? – Preguntó Toma, riendo casi nerviosamente.
- ¿Yo? ¿Cómo te miro? – Ryo apoyó su espalda contra el respaldo de la silla y se cruzó de brazos -. No le quitaste la vista de encima a Tegoshi en todo el almuerzo.
- Eh… ¿Q…? ¿Cómo…? ¿Ehhh?
Ryo lo señaló con el dedo.
- Y estás igual de rojo que un tomate. Cualquiera diría que te gusta.
- P… P… P…
- ¿Seguro que ustedes no querían nada?
Automáticamente, al oír su voz, la cabeza de Toma se agachó, como queriendo ocultar sus mejillas rojas, bajo la risa de Ryo.
- ¿Sucedió algo? – Preguntó Takahisa, comiendo ya antes de sentarse el pedazo de lemon pie que había pedido.
- Nada – Dijo Toma, dándole espacio a Yuya para que se sentara. El rubio se quedó mirándolo con algo de preocupación, pero al volver su vista a Ryo, lo vio conteniendo una importante carcajada.
- Ryo-chan, deja de torturarlo – Lo regañó, sentándose frente a su pastel de frutillas.
- ¡Perdón! – Exclamó Ryo, riendo -. Pero Toma es mi amigo, por lo cual, tengo todo el derecho a torturarlo, ¿o no, Toma?
- Ni que fuera tu esclavo – Dijo el aludido, cubriendo su sonrojes con una mano.
- Tego pasó por el mismo proceso, ¿no?
- Ni me lo recuerdes – Una mirada llena de odio fue clavada en el muchacho de Osaka, quién riendo a carcajadas, aplaudió varias veces.
- Ya te lo dije, solo trato así a la gente que aprecio.
- Gracias por no apreciarme del mismo modo – Dijo Takahisa.
- Contigo no tuve oportunidad, Massu – Le dijo el muchacho de Osaka, apoyando su cabeza sobre su hombro, la cual fue palmeada por la mano del muchacho.
Cuando finalmente el dúo terminó de comer, se dispusieron a levantarse, pero Ryo se acercó al mostrador y le pidió un bolígrafo a la mujer que atendía, para anotar algo de su celular en una servilleta, la cual guardó en el bolsillo trasero de su pantalón. Takahisa, Toma y Yuya lo esperaban afuera. Al salir, Ryo abrazó a Toma para ir un poco más atrás que los otros dos.
- ¿Sucede algo?
Ryo no le respondió, en cambio, guardó la servilleta que minutos antes había escrito en el bolsillo de su camisa.
- El número de Tego – Susurró, antes de adelantar sus pasos e ir al lado de Takahisa. Yuya esperó a Toma y caminaron juntos un rato, sin intercambiar palabra.
- Ah, Tegoshi – Lo llamó su compañero de dueto, dándose vuelta haciendo que el rubio lo mirara -. ¿No tenías que llamar a tu madre hoy?
- Ah, es verdad – Dijo, sacando su teléfono celular.
- ¿Acaso eres su pareja? – Preguntó Ryo.
- Creo que me siento su manager. Sin mí, creo que ni siquiera estaría…
- ¿Qué hora es? – Lo interrumpió Toma, con cara de pánico.
- Como las – Ryo examinó la hora en su reloj -… las cuatro…
- Dios… Van a matarme – Susurró.
- ¿Ocurrió algo malo?
- Tenía una sesión a las dos…
- Eso es malo – Dijo Takahisa.
- Entonces, nos vemos.
Al darse vuelta, sin darse cuenta, el vaivén del bolso de Toma, hizo que el celular de Yuya cayera de sus manos para estrellarse en el suelo. Toma lo levantó y se lo dio, chocándose con la mirada del rubio, quien, luego de un momento, agarró el aparato.
- Disculpa, pero… ¿Nos hemos visto antes? – Le preguntó.
- Supongo que sí, trabajamos en la misma empresa.
- No… Me refiero a…
- No, lo siento, no lo recuerdo. ¡Nos vemos! – Dijo, a medida que se alejaba.
Toma giró en la esquina y detuvo sus pasos abruptamente.
- ¡Ah! ¡Mierda! – En ese momento recordó que lo que aconteció segundos antes, era una situación bastante similar a la que había sucedido hace ocho años, la primera vez que se encontraron en la empresa -. ¡Soy un tarado! – Dijo, apoyando su brazo sobre una pared y sobre él, su cabeza, ante la mirada de la gente, que pasaba a su lado, sin entender nada.

- Tego… Tego… ¡Tegoshi! – Dos palmas chocaron frente a él.
- Ah, perdón – Dijo el rubio. Ryo sonrió, al parecer, Toma no era el único al que le había afectado aquella enfermedad llamada amor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario