19 de diciembre de 2011

[Chain of love] Capítulo 08 - Culpa

Esta gata que se cree que soy una cama (_ _。)
El sonido del ventilador
En casa :D



Título: Chain of love
Pairing: Nishikido Ryo x Kato Kazuki; Ikuta Toma x Tegoshi Yuya
Capítulo: 08/ ¿?
Resumen: Con Yuya en el hospital, Tomohisa decide escuchar a Ryo. ¿Qué saldrá de aquel encuentro?


 Capítulo 08: Culpa

El sonido de las sirenas lo despertó. Sentía que su cuerpo estaba por quebrarse en cualquier momento. Lanzó un quejido de dolor. Sentía algo pesado sobre su mano derecha. Al ladear la cabeza pudo ver a Toma profundamente dormido. Sonrió. Con su otra mano, acarició sus cabellos, percatándose del suero al que estaba atado. El mínimo roce de su mano sobre el cabello de su pareja, hizo que se sobresaltara, despertándose.
- ¿Estás bien? ¿Necesitas algo? ¿Llamo a la enfermera?
Sonrió. Acarició sus facciones, solo eso necesitaba, sentir a Toma a su lado.
- Estoy bien. ¿Qué...? ¿Por qué estoy aquí?
- ¿No te acuerdas de nada?
- Mhh... Sé que... Fui a lo de Ryo-chan y...
- Chocaste - Yuya lo miró -.  Fuiste a lo de Ryo, pero chocaste.
- Ah...  - Se lleva una mano a la cabeza -. Yo...
- ¿Qué? - Se levanta de un salto de la silla -. ¿Qué sucede?
- No lo tenía en modo de manos libres.
- ¿Eh?
- El celular... Estaba hablando con Ryo-chan mientras manejaba con una mano.
Toma se lo quedó mirando con los ojos abiertos como dos platos.
- T... Te mataría... - Yuya rió -. Juro que te mataría...
- Perdón - El morocho lo miró. Su mano fue agarrada por la del rubio -. Perdóname. No va a volver a suceder.
- Claro que no, porque la próxima vez, iré contigo y atenderé tus llamadas.
- Jajaja... ¿Eres mi padre?
- No, tu pareja - Sentenció, sobre sus labios, sobre los cuales, Yuya dejó un suave beso.
- Te amo por eso.
- Tonto - Susurró, sonrojado -. Yuya, ¿me sueltas?
- ¿Por qué? ¿Adónde vas? - Le preguntó, haciendo puchero.
- A avisarle a Ryo que despertaste.
- ¡¿Ryo-chan está aquí?!
- No, Kazuki se lo llevó más temprano. Estaba durmiendo en la sala de espera - Yuya adoptó una expresión de pena -. Se preocupó mucho por ti - Acarició sus cabellos, intentando acomodárselos.
- Ve - Dijo, suspirando.
- ¿Te traigo algo de la cafetería a escondidas?
- No, sólo te necesito a ti.
Toma sonrió y se acercó a él para besarlo.
- Tonto - Apoyó su frente sobre la suya -. Descansa mientras tanto, ¿sí?
El aludido asintió con la cabeza.

Kazuki salió de la ducha. Encontró a Ryo en el mismo estado en que lo dejó antes de ir a ducharse: completamente dormido. Se acercó a él y examinó sus facciones con la vista, dejando un suave beso sobre la mejilla. Una gota de agua cayendo sobre su rostro, hizo que se despertara.
- Buen día - Dijo.
- Buenas noches, querrás decir - Aclaró el morocho, secándose el cabello con una toalla.
- Estoy en...
- En mi casa. Toma me dijo que te trajera  -Respondió a la mirada de duda de Ryo -. Estabas dormido en la sala de espera del hospital. Sí que tienes sueño profundo, amor - Besó sus labios, encontrándose con sus ojos, luego. En la fracción de segundos que Kazuki dudó de sus movimientos, Ryo lo atrajo hacia la cama para acostarlo sobre la misma y cortarle el paso, colocándose sobre él.
Los labios de Ryo besaron incesantemente los de Kazuki, bajando hasta dar con su cuello, respirando sobre él, haciéndolo estremecer. Una de sus manos estaba entrelazada a la del mayor, mientras que con la otra, desataba el nudo de la bata que lo mantenía vestido, para abrirla completamente, admirando su cuerpo vestido sólo con ropa interior. Ryo recorrió el cuerpo que se encontraba debajo suyo con las yemas de sus dedos, aumentando tan solo con eso su temperatura corporal. El sentir a Kazuki hacía que su sangre hirviera. Besó sus labios con dulzura para terminar haciendo de ese beso una serie de jadeos entrecortados y gemidos ahogados. Con hábiles movimientos, Kazuki despojó a Ryo de sus ropas, dejándolo solo en ropa interior. Atrajo a Ryo hacia él, agarrándolo de la nuca para profundizar el beso. No podía soltarlo, ninguno de los dos podía soltar al otro. Ryo rozó con una de sus manos la virilidad de su pareja, haciéndolo estremecer. Cuando levantó la vista, lo vio sonrojado, por lo que sonrió.
- ¿Qué? - Preguntó el aludido.
- Tienes las mejillas rojas - Respondió el morocho.
- Es tu culpa - Dijo Kazuki,  acariciando su rostro.
- Te amo.
- Yo también - Volvió a besarlo, sintiendo cómo la mano de Ryo se colaba dentro de su ropa interior para acariciar suavemente su miembro, estremeciéndose al sentir el contacto de una persona ajena sobre su hombría. Agarró sus cabellos con fuerza, mirando a Ryo a los ojos, encontrándolos brillosos, pudiendo ver su reflejo en ellos con un poco de esfuerzo.  El sonido del teléfono celular del muchacho de Osaka los interrumpió. Kazuki pudo oír un insulto salir de los labios de su pareja, a la cual besó -. Ve, puede ser Ikuta-kun.
Desganado, Ryo se levantó y se acercó a la mesa de la cocina, donde descansaba su teléfono celular.
- ¿Diga? ¡Ah, Toma! ¿Qué Tego despertó? - Kazuki lo miró -. Qué suerte... Ah... Sí, está bien. ¿Quieres que vaya para allá? Ya dormí bastante. Oh... Está bien. Que descanses. Mándale saludos.
- ¿Qué sucedió?
Cuando Ryo dirigió su vista hacia su pareja, rió. Seguía acostado en la cama, tal y como él lo había dejado antes de atender la llamada.
- Tego despertó. Dijo Toma que está bien. El médico fue a verlo y para mañana a la tarde le van a dar el alta.
- Qué suerte - Se sentó en la cama.
- ¿Quieres comer algo? - Preguntó Ryo, acercándose a la heladera.
- Lo que tú quieras comer.
- Bueno, ahí tenemos un problema.
- ¿Por qué? - Apoyó su cabeza sobre el hombro de Ryo, abrazándolo por la cintura.
El morocho se dio vuelta, cerró la heladera y se apoyó contra la misma, abrazando a Kazuki para atraerlo a él.
- Porque yo quiero comerte a vos - Le susurró al oído.
Kazuki tomó su rostro y lo besó.

Toma abrió la puerta de la habitación, regresando con una bandeja con comida.
- Me costó convencerlos - Dijo, dejando la bandeja sobre una mesa para poder cerrar la puerta -. Ya que no es el horario de la cena.
- Perdón.
Las mejillas rojizas de Yuya, provocaron una sonrisa tierna en su pareja, quien se acercó, con la bandeja para dejarla sobre su regazo y le dio un suave beso en la mejilla.
- No me tienes que pedir perdón. No es ninguna molestia - Pasó su mano por sus cabellos, sentándose luego en la silla.
- ¿Llamaste a Ryo-chan? - Preguntó, tomando un poco de agua.
- Sí, quería venir, pero le dije que no hacía falta.
- ¿Hace cuánto que estaba aquí?
- Desde la mañana - Dijo, robando un poco de comida.
- ¿Y tú?
- Desde la mañana.
Yuya suspiró.
- ¿No deberías ir a dormir?
- Ya dormí contigo... En parte... Jaja.
El rubio acarició sus facciones.
- Tonto.

Al día siguiente, Kazuki llevó a Ryo a ver a Yuya. El auto del mayor se estacionó frente a la puerta del hospital.
- ¿No vas a... subir? - Preguntó Ryo, quitándose el cinturón de seguridad.
- No - Apoyó sus manos sobre el volante y su cabeza sobre las mismas -. Tengo trabajo atrasado - Acomodó unos cabellos rebeldes que caían sobre el rostro de Ryo, mirándolo risueño -. Además, Koji va a matarme - Se rió a carcajadas -. Mi compañero de trabajo no es tan tolerante como los tuyos.
- Ya veo - Se acercó a él y lo besó en los labios, suavemente -. Suerte.
- Gracias. Mándale mis saludos a Ikuta-kun y Tegoshi-kun.
El aludido asintió con la cabeza.
Ryo salió del auto y entró al hospital. Esperó al ascensor y subió al mismo para detenerse a los dos pisos. Llegó a la habitación de Yuya y luego de golpear suavemente dos veces la puerta, entró.
- Buenos días - Saludó.
- Buen día, Ryo - Dijo Toma.
- Ryo-chan...
La mirada de Yuya estaba llena de alegría al verlo. Mordiéndose el labio inferior, Ryo se acercó a él y lo estrechó entre sus brazos.
- Perdón - Susurró -... Por mi culpa estás...
- No digas estupideces, Ryo-chan - Yuya lo abrazó por la cintura, ante la mirada tierna de Toma, que le pelaba una manzana a su pareja, sentado frente a la ventana -. No fue tu culpa - Lo miró -. La culpa fue mía, por descuidado.
- Ryo - Lo llamó Toma, de espaldas a ambos -. Yamapi sabe... Acerca de lo tuyo y Kazuki-san.
- Lo sé - Respondió el morocho, ocasionando que los allí presentes lo miraran -. Hablamos un poco al respecto... ayer... - Acarició la frente de Yuya, ocasionándole cosquillas - ¿No te diste cuenta, Toma? La forma en que miraba a Kazuki. De no haber sido por Tegoshi, lo hubiera matado - Rió.
- Perdón - Susurró Yuya.
- ¿Por qué debería perdonarte? - Preguntó Ryo, acariciando sus cabellos -. No has hecho nada malo.
- Ni Toma ni yo nos dimos cuenta de cuánto iba a sufrir Yamapi. Por eso, perdón.
- No se culpen por eso, chicos. La culpa... fue nuestra... Solamente nuestra...  Yo debí haber hablado con Pi desde un principio y no esperar a que un milagro hiciera que un día para el otro él dejara de amarme. La culpa... fue mía... También por involucrarlos en esto, les pido perdón.
- ¿Por qué les pedís perdón?
Aquella voz hizo que los tres se estremecieran. Ryo soltó a Yuya.
- P... Pi...
- ¿Cómo no te escuché entrar? - Preguntó Toma.
- No hice ruido al entrar - Dijo el recién llegado -. ¿Cómo estás, Tegoshi?
- Bien, gracias por venir, Yamapi - Respondió el rubio, con una media sonrisa -. ¿Tú... cómo estás...?
- Genial - Dijo el aludido, acomodando el ramo que le había llevado dentro de un vaso con agua al lado suyo, pasando delante de Ryo -. Mi pareja me engaña y me entero un mes después de eso. Es realmente genial.
- Pi - Susurró Ryo.
- No quiero hablarte, Ryo - Tomohisa lo miró fríamente -. No ahora.
Toma apretó sus puños.
- Pi, ¿me acompañas a buscar más agua?
- ¿Eh? - El aludido lo miró.
- Vamos - Su amigo lo agarró del brazo y lo jaló hasta la puerta -. Terminaste el agua al ponerlo en el vaso, así que, acompáñame.
- Pero... Recién llego...
- Y por eso vas a quedarte más tiempo - Ambos salieron de la habitación, dejando a Ryo y Yuya, solos. Ambos suspiraron, se miraron y sonrieron.
Ryo acercó la silla donde estaba sentado Toma al lado de la camilla de Yuya y se sentó sobre la misma. Agarró la mano del rubio y la resguardó entre las suyas.
- ¿Ryo?
- ¿Sí?
- Hablamos con Toma y... Vamos a decirle a Yamapi que sabíamos de tu relación con Kazuki-san, cuando salga del hospital - El aludido lo miró -. Tanto Toma como yo nos sentimos terribles.
- No lo hagan. Pi... Se sentirá peor.
- Aún en estas circunstancias, cuando Yamapi te trató como basura... Sigues pensando en él - Acarició sus facciones. Ryo, apoyó su cabeza contra la mano que lo acariciaba, para tomarla, acercarla a sus labios y besarla tiernamente.
- Gracias por todo, Tegonyan - Susurró, haciendo que su oyente, sonriera, sonrojado.

Toma y Tomohisa esperaban en la cafetería del hospital a que la mujer que atendía, les facilitara una jarra con agua fría.
- Voy a hablar con Ryo más tarde - Su amigo lo miró -. Voy a preguntarle las cosas de buen modo y no voy a enfadarme con él.
- Tampoco digas cosas que no serás capaz de hacer, Pi. Aunque lo intentes, no vas a poder no regañar a Ryo. Si yo estuviera en tu lugar - Adopta una pose pensativa -... Me enojaría mucho con Yuya - Reconoció, sonriendo -. Pero..., lo amo. Creo que ni siquiera eso haría que dejara de amarlo.
- Yo - Toma lo miró -... Yo lo sigo amando. No quiero dejarlo, pero quiero saber por qué me hizo lo que hizo. Necesito saberlo para tomar una decisión.
Toma palmeó la espalda de Tomohisa, quien lo miró.
- Ahora sí eres el Yamapi que conozco - Le sonrió.
- Tarado - Susurró.

Tomohisa y Toma regresaron a la habitación y encontraron a Ryo y Yuya riendo por trivialidades.
- Ay, qué lindo los niños - Bromeó Toma.
- Ryo - Lo llamó Tomohisa -. ¿Puedes ir a buscar hoy las cosas que te olvidaste en mi casa?
- Ah... Sí... ¿Está bien que vaya a la noche?
- Seguro, no hay problema.
Yuya miró a Toma, quien le hizo una seña para que no dijera nada.

A la noche, luego del ensayo, Ryo se dirigió al departamento de Tomohisa. Dudó en usar las llaves del mismo para entrar, pero debió hacerlo al no tener respuesta al otro lado de la puerta.
Entró y halló todos los ambientes a oscuras.
- ¿Pi? - No obtuvo respuesta. Acarició la pared al lado de la puerta para dar con el interruptor, pero apenas encendió la luz, la misma se cortó junto con la luz del trueno que segundos más tarde resonó en sus oídos, haciéndolo estremecer -. Genial - Musitó Ryo, entrando al departamento y cerrando la puerta a su paso. Conocía a la perfección aquel departamento, así que, sin obstáculos de por medio, podía llegar al menos hasta el sofá para esperar sentado por la llegada de la luz o del dueño del lugar. Caminó lentamente, agarrándose de las paredes por las dudas. La luz de otro trueno, llegando el mismo junto con una terrible tormenta le dio la suficiente visibilidad para ver una figura sentada sobre el sillón -. Pi... ¡Pi! - Se acercó corriendo hacia él, sentándose a su lado, agarrándolo de los brazos -. ¡Pi! ¡¿Estás bien?!
- Claro que estoy bien - Susurró, ocasionando que Ryo suspirara, aliviado.
- Menos mal... Pensé que te había sucedido algo.
- ¿Ahora te preocupas por mí?
- Perdón - Musitó Ryo, apretando sus brazos apenas -. Perdóname - Susurró, agachando la cabeza.
No sabía qué se le estaba cruzando por la mente a Tomohisa, aunque hubieran estado en plena luz del día, no tenía el coraje para mirarlo a los ojos, su arrepentimiento era verdadero.
- Quédate conmigo - Suplicó Tomohisa, agarrándolo ahora él de los brazos y acostándolo sobre el sillón, abrazándolo con fuerza. Ryo, en un intento por consolarlo, imitó su acto.
- No puedo...
- ¿Por qué...? - Susurró Tomohisa, cambiando su tono de voz -. ¡¿Por qué me dejaste?!
- Pi...
- ¡No voy a admitirlo!
Desesperado, Tomohisa besa a Ryo, levantando sus piernas para que estas quedaran flexionadas y abiertas alrededor de su cuerpo. Por su parte, Ryo busca soltarse, fallando en el intento a causa de su propio cansancio.
- P... ¿Pi...? Estuviste tomando...
- ¿Y qué con eso? - Susurró sobre su oído, jadeando, lamiendo el lóbulo de su oreja y estirándolo luego con los dientes, haciéndolo estremecer.
- N... No... Soltame...
- No quiero - Sentenció, mirándolo fríamente a los ojos -. Esta noche... Vas a hacer mío...
Descendió con su recorrido de crueles besos, marcando su cuerpo, rompiendo su ropa a causa de la furia y la excitación. El siguiente trueno iluminó la habitación, podían verse dos gruesas lágrimas cayendo desde los ojos de Ryo.
- Kazuki... - Musitó.




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