3 de octubre de 2018

[Kinktober 2018] Día 03: Llevar al límite (Nishikido Ryo x Ohkura Tadayoshi)

Ciaossu~!!
Hoy toca Ryokura porque hace mucho no escribo sobre ellos (hace mucho que no escribo fics largos sobre ellos xD).
No hay mucho para decir, si lo digo es spoiler, así que sólo lean :)
Espero que les guste ♡
Enjoy~


Temática elegida: Privación de los sentidos | Juego de temperatura | Llevar al límite | Juego con objeto cortante.
Fandom: Johnny's.   
Pairing: Nishikido Ryo x Ohkura Tadayoshi.
Formato: Oneshot. 
Género: Humor, lemon.
Rating: NC-17.
Número de palabras: 1225.
Sinopsis: En una reunión donde se charlaría la creación de una nueva canción, Ryo, para despertarse tortura a Tadayoshi llevándolo hasta sus límites una y otra vez.

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Día 03: Llevar al límite.


Estaba jodidamente cansado de las reuniones.
Estaba jodidamente cansado de que grabaran sus reuniones para usos futuros aunque al final terminaran desechándolo.
Estaba jodidamente cansado de que lo levantaran tan temprano por la mañana.
Bufó por el bullicio a su alrededor. Volvió a bufar cuando sintió que una mano ajena tocaba sus auriculares. Tadayoshi lo miró, sorprendido cuando Ryo agarró su muñeca con fuerza.
—Ryo-chan —llamó su atención. El aludido lo soltó, agarró el auricular que el menor tenía en su mano y apagó su reproductor musical.
—Lo siento —se disculpó, somnoliento.
—Estamos por empezar a grabar —le dijo Tadayoshi, obligándolo a pegar su espalda sobre el respaldo de la silla.
—Ah —soltó Ryo.
—¿Estás bien? —le preguntó Tadayoshi volviendo a sentarse frente a él.
—Sí. Sólo tengo sueño.
—Ya veo —dijo el aludido con una sonrisa.
—Oye, Tatsu —el más alto lo miró—… ¿Te sientas a mi lado? —su oyente no necesitó oír nada más. Las palabras de Ryo eran como una especie de hechizo que siempre surtían efecto en él –o al menos eso era lo que Ryo creía-. Se levantó de su asiento y, mientras los demás integrantes del grupo y el resto del personal que se dedicaría a grabar la reunión ocupaban sus lugares designados, se sentó a su lado. Ryo apoyó su cabeza sobre uno de sus hombros con los brazos cruzados y le dio un suave beso en la mejilla—. Gracias.
—De nada —susurró Tadayoshi, acariciando el cabello que se asomaba desde la gorra que estaba usando Ryo y bajaban hasta su nuca.

La reunión sobre la creación de una nueva canción para el siguiente sencillo comenzó. Cada idea, por más incoherente que sonara en el momento era anotada sobre la pizarra por Ryuhei. En medio de las risas, de repente, el menor integrante del grupo sintió una leve caricia donde se supone no debía sentirla. Cuando agachó la mirada vio a Ryo acariciando su entrepierna con insistencia. La sangre de Tadayoshi pareció agolparse en sus mejillas. ¿Qué rayos estaba tramando? Sus compañeros sí estaban enterados de su relación –tampoco es que ellos fueran muy discretos que digamos-, pero frente al personal de la agencia y de canales de televisión, había quedado bastante claro que no habría ninguna muestra de afecto de su parte salvo la estrictamente necesaria para hacer que sus fanáticos enloquecieran y terminaran escribiendo sobre ellos –ese era un material que a ambos les intrigaba, sus fanáticos eran increíblemente fantasiosos en ese aspecto-. Entonces, ¿por qué demonios hacía eso? Trató de sacar su mano de entre sus piernas de un golpe y creyó haberlo logrado, pero lejos de rendirse, Ryo apoyó su mano sobre el respaldo de la silla y acarició los cabellos de su nuca, haciéndolo tiritar varias veces. Ciertamente sus acciones estaban pasando más que desapercibidas por el resto de sus amigos y por quienes estaban detrás de las cámaras que nunca se habían apagado.
No podía llamarle la atención. Nadie debía darse cuenta, pero Ryo estaba cruzando los límites… y Tadayoshi lo estaba sintiendo. No sólo eso. Simplemente asentía o negaba con la cabeza cada vez que alguien le preguntaba algo, esperando que fuera una pregunta de sí o no, porque el constante resonar de los latidos de su corazón le impedían escuchar algo más.
Arrastró su teléfono sobre la mesa y lo desbloqueó cuando estuvo sobre su entrepierna. “¿Podrías dejar de hacer eso?”, fue el mensaje que le mandó a Ryo, y volvió a dejar el aparato sobre la mesa. Pareció que había surtido efecto, había dejado de sentir aquellas caricias sobre su cuerpo. Suspiró.
—¿Me prestas tu teléfono? —le preguntó Ryo en voz baja. Tadayoshi lo miró y frunció el ceño—. Se apagó —agregó con esa sonrisa que él tanto amaba. Sin intercambiar palabra, le entregó el aparato y Ryo dejó el suyo sobre las piernas del más alto—. Gracias.
Y recién había pasado media hora desde que la reunión comenzó. Vio de refilón a Ryo haciendo quién sabe qué con su teléfono, pero, ¿qué le importaba? Al fin y al cabo prestaba atención a lo que los demás estaban diciendo. De repente, sintió que algo vibraba sobre sus piernas. Agachó la vista para ver la pantalla del celular de Ryo iluminándose. ¿No era que estaba apagado? Cuando vio el nombre del contacto entendió que había sido engañado de la peor manera: quien lo estaba llamando era él mismo. Agarró su brazo con fuerza. La respuesta del mayor fue abrir las piernas de Tadayoshi empujando su pie con habilidad para que el teléfono quedara literalmente entre ellas. Le dedicó una rápida mirada y esa característica sonrisa triunfal. ¿Qué había hecho mal para tener una pareja tan seductora como él? Segundos más tarde en que el aparato dejaba de vibrar, lo hacía de nuevo, y así por, ¿cuánto fue? ¿Una hora? Shingo lo miró con el ceño fruncido cuando vio la expresión de desesperación en su rostro. Tadayoshi negó con la cabeza y esbozó una sonrisa. Él se la devolvió y presto atención nuevamente a la presentación que Ryuhei hacía acerca del siguiente y prometedor título que estaba a punto de decir.
Tadayoshi se aferró con fuerza a su asiento. Su mano fue rápidamente interceptada por Ryo quien coló sus dedos por entre los de su pareja sólo para frotarlos contra los suyos. El teléfono dejó de vibrar pero la tortura seguía ahí. ¿Qué podía hacer para dejarle claro que sus acciones lo estaban sobre estimulando y que ese no era el lugar propicio para tal cosa? Hizo lo primero que se le ocurrió aunque tuviera que delatarse. Sin pensarlo dos veces, utilizó su mano libre para agarrar con fuerza los testículos de Ryo por sobre el pantalón. Una tarea ardua pero que con la furia y excitación que corría por sus venas fue algo fácil de lograr. Como respuesta, Ryo saltó en su asiento, golpeando la parte de debajo de la mesa con las piernas en el proceso, y llamando la atención de todo el mundo.
—¿Algo que quieras agregar? —le preguntó Shota, ya que había interrumpido sus palabras.
—No —dijo Ryo con una sonrisa que iba de oreja a oreja—. Creo que lo que dice Sho-chan está bien. Eso fue arriesgado —susurró sobre el oído de Tadayoshi.
—Lo que tú estás haciendo es arriesgado —retrucó el menor visiblemente enojado.
—Pero me gusta cómo te pones cuando lo hago —volvió a susurrar el aludido con una visible expresión de lástima que sólo ocasionaba enfurecer más a Tadayoshi—. Pero, si prefieres que te deje así…
—Así, ¿cómo, Ryo-chan?
Las palabras de Ryuhei ocasionaron que Ryo lo mirara y Tadayoshi adoptara una expresión de terror.
—Justo así —respondió el aludido apuntando a la pizarra—. Así es perfecto.
—Te odio —susurró Tadayoshi, generando la sonrisa de su pareja. Sus enormes ojos oscuros brillaban por debajo de la visera de su gorra. Aunque quisiera no podía enojarse con él—. ¿Podrías encargarte más tarde de esto? —le pidió dirigiendo la mirada hacia su entrepierna.
—¿Más tarde? ¿No quieres que me ponga de rodillas ahora?
—Ya tengo suficiente, Ryo-chan… En serio…
—Sólo porque me estás suplicando que no lo haga.
—Eso quisieras…
—¿Ustedes dos van a seguir cuchicheando o van a prestar atención? —los regañó Shingo.
—Lo siento —dijo la pareja al unísono. Se miraron y luego se sonrieron. 





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