10 de octubre de 2018

[Kinktober 2018] Día 09: Bondage (Akanishi Jin x Kamenashi Kazuya)

Ciaossu~!!
Originalmente el día de hoy no era sobre esta pairing, pero desde anoche que estoy revolviendo mi disco externo y recordé lo mucho que amaba a este par ;A; no pensé en ponerlos entre estos días, pero acá están.
Espero que les guste

Enjoy~

Temática elegida: Titfucking | Sthenolagnia | Bondage | Lencería.
Título alternativo: Don't U Ever Stop.
Fandom: Johnny's.  
Pairing: Akanishi Jin x Kamenashi Kazuya.
Formato: Oneshot. 
Género: AU, smut.
Rating: NC-17.
Número de palabras: 1266.
Sinopsis: Como ávido fanático, Kazuya logra, sin proponérselo pasar una noche con su artista favorito.
Nota: La ropa descrita (muy brevemente) en el oneshot responde a la que usaron en el PV “Don't U Ever Stop”.

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Día 09: Bondage.


El recital ya había finalizado. Sin embargo, la adrenalina de tener a su ídolo tan cerca seguía corriendo por las venas de Kazuya. El efecto se multiplicó por mil cuando logró colarse al club donde sabía que estaría él junto a su grupo.
El primer paso ya lo había dado. Ahora seguía meterse al VIP y eso estaba demasiado alto. Literalmente. Estaba a dos pisos de distancia subiendo por una escalera. Infranqueable, a diferencia del guardia de la puerta.
La música –y la gente a su alrededor- lo estaban conduciendo poco a poco hacia la pista de baile. Había tiempo para devanarse los sesos y llegar hasta el segundo piso. Por el momento, no haría daño alguno bailar un par de canciones.
Sus movimientos fueron captados por los demás integrantes del club. Al menos por los que no estaban ni ebrios ni drogados. Y ese fue el caso de un sujeto en el segundo piso que lo observaba a distancia con su mentón apoyado sobre el barandal. Sin ánimo alguno de perder a ese desconocido que bailaba, se levantó de su asiento y se acercó a las escaleras pero fue abordado por uno de sus amigos.
—Oye, ¿adónde vas?
—Vi algo abajo que me llamó la atención.
—¿Y vas a ir? ¿Por qué no pides que te la busquen?
El aludido le sonrió y comenzó a descender por las escaleras. De la misma forma en que Kazuya ingresó al club, él hizo lo mismo hasta llegar a su lado. Le sorprendió que esos sensuales movimientos que vio desde arriba correspondieran con un hombre. Pero, ¿qué más daba? Era jodidamente sexy el desgraciado. Imitando sus movimientos fue pegando su cuerpo poco a poco al suyo hasta que Kazuya reparó en su presencia y, lejos de alejarlo, apoyó su cuerpo sensualmente sobre el suyo. Él sonrió. Era justo lo que había estado esperando toda la noche. Una de sus manos se posó sobre su cintura y comenzaron a moverse al unísono hacia atrás y hacia adelante. Él podía oír los sonidos que salían de entre los labios de Kazuya. Sonidos que por supuesto estaban generando algo en él también.
—¿Quieres acompañarme a un lugar más cómodo? —jadeó él sobre su oído, recorriendo el contorno de su oído con la lengua, impunemente. El aludido se aferró a su chaqueta y asintió todavía dándole la espalda. Él recorrió su brazo hasta llegar a su mano la cual tomó para conducirlo a un salón privado reservado esa noche para él.

Kazuya miró para todos lados cuando ingresó al lugar. Una habitación. ¿Acaso esperaba otra cosa? Sus dedos, que hasta ese momento estaban entrecruzados con los de su mano contraria, se posaron sobre el frío raso de la frazada, sentándose luego. Saltó un par de veces encima del colchón el cual apenas cambió su forma.
—Espero que no te moleste hacer las cosas rápido. Tengo que ir a-   
Su mente se puso en blanco cuando vio salir de otra habitación al mismísimo dios de su vida: Akanishi Jin, vocalista de su propia banda y por quien sería capaz de vender hasta a su abuela con tal de seguirlo por todo el país –cosa que no hizo primero porque no es legal, y segundo porque amaba demasiado a su abuela-.
—¿Adónde tienes que ir? —le preguntó Jin extendiéndole una copa de champaña.
—A… ningún lado —respondió el aludido bebiendo el contenido de su copa de un sorbo.
—¡Vaya! ¿Tenías sed?
—N- No. Es sólo que… Me colé para verlo.
—Para verme… ¿a mí?
—Así es.
Jin se sentó de cuclillas en el suelo y agarró la copa de Kazuya para volver a llenarla. Tras hacer lo mismo con la suya, la levantó.
—Por esta noche, entonces.
—Por esta noche —repitió Kazuya sintiendo que la mirada de Jin actuaba como un imán sobre la suya al no poder despegar sus ojos de los suyos. Sus copas chocaron y Kazuya desvió la mirada hacia una de las manos de Jin que estaban peligrosamente cerca de su entrepierna. No iba a negar que estaba algo sensible a causa de la excitación del baile, que lo había seguido hasta aquel lugar con ese único propósito, pero que esa otra persona fuera Jin, además, aumentaba su nerviosismo. Finalmente, preso de sus impulsos se inclinó hacia adelante para darle una probada a sus labios, acto que dejó al aludido sorprendido—. Lo siento —soltó Kazuya, apenado.
—No —dijo Jin sonriendo—. Está bien. Es decir, suele suceder —reconoció mientras se ponía de pie—. Sé que mañana por la mañana no lo recordaré, pero, ¿cuál es tu nombre?
—Kazuya…
—Kazuya…
—Pero mis amigos me dicen Kame…
—Entonces, Kame —el aludido asintió sintiendo su cuerpo respondiendo por la suave caricia que Jin le dio a su rostro. Él también quería tocarlo pero al mismo tiempo tenía miedo. No sabía cómo reaccionar. De nuevo sintió sus labios sobre los suyos, el cabello que cayó sobre su rostro le hizo cosquillas. Tan pronto como sus labios se separaron, Jin lo miró a los ojos—. Si no sueltas esas sábanas vas a terminar rompiéndolas —le susurró al oído. Automáticamente Kazuya las soltó. Jin se subió a horcajadas suyo, agarró su rostro y volvió a acaparar sus labios. No pasó demasiado tiempo hasta que ambos estaban clamando por aire entre arrancones de ropa, jadeos y gemidos constantes. Siendo conducido a la cabecera de la cama, Kazuya se dio cuenta de lo mucho que le gustaba que jalaran su labio inferior. Y a Jin le encantaba hacérselo. Antes de que pudiera apoyar su cabeza contra los almohadones, Jin se tomó la molestia de acomodarlos—. ¿Estás bien?
—Sí…
—Perfecto —Jin se sacó el largo colgante que llevaba alrededor de su cuello y lo colocó alrededor del de Kazuya dándole dos vueltas antes de atarlo a la cabecera de la cama. Él sentía la tensión del material del colgante, pero no se le dificultaba respirar. Cuando quiso darse cuenta, sus muñecas también estaban siendo inmovilizadas por sobre su cabeza con su propio pantalón. Mientras que Jin no se le olvidara soltarlo, no le importaba. Aunque fuera sólo esa noche, no le importaba. Su cuerpo sintió las manos y los labios de Jin recorriéndolo por completo. No pensó que casi en un sentido literal devorara su cuerpo, marcándolo por completo, por donde podía. No pensó pasar allí toda la noche e importarle muy poco los amigos con los que había asistido al recital y que a esas horas seguro estaban desesperados tratando de ubicar su paradero. No le importaba. Ya nada le importaba.

El murmullo de una canción terminó por despertarlo.
—Buen día —cuando Kazuya se giró sobre la cama, con dificultad, vio el rostro sonriente de Jin, quien había dejado una bandeja sobre una de las mesas de noche—. ¿Dormiste bien?
—Sí. Supongo. Me duele todo.
—Siéntate. Preparé el desayuno —tras acomodarse a su lado, apoyó la bandeja encima de su cuerpo—. Aquí tienes…, Kazuya, ¿no?
—Pensé que te olvidarías mi nombre por la mañana…
—Eso si quiero olvidarlo —reconoció Jin—. ¿Tienes algo que hacer hoy?
—Hoy es… miércoles, ¿no?
—Así es.
—No mucho. Pero tengo trabajo por la noche.
—¿Qué te parece si me llevas a recorrer la ciudad? No suelo hacer eso cuando estamos de gira.
—¿Y sueles traer a tus groupies a la parte trasera de un club nocturno?
—Eso tampoco. Tú fuiste una excepción.
 —Ojalá dejaras de hacerlo. Estás haciendo añicos la imagen que tengo de ti.
—Quizás deje de hacerlo algún día. Quien sabe —dijo Jin guiñándole un ojo, ocasionando así que Kazuya le sonriera.

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