5 de octubre de 2018

[Kinktober 2018] Día 05: Pies (Harley Keener x Peter Parker)

Ciaossu~!!
No puedo con esta pareja xD ambos son hermosos y juntos son lkkdhflkdklfhdlhfklhds~
En este AU, Harley y Peter fueron compañeros en el orfanato desde chicos y Harley logra que la familia que lo adoptó hagan lo mismo con Peter :)
Espero que les guste
Enjoy~


Temática elegida: Pies | Sadismo/ Masoquismo | Feederismo | Shotgunning.
Fandom: Universo Cinematográfico de Marvel.  
Pairing: Harley Keener x Peter Parker.
Formato: Oneshot. 
Género: AU, smut.
Rating: NC-17.
Número de palabras: 2019.
Sinopsis: Harley compra un par de medias del superhéroe favorito de su padre, pero Peter, el nuevo integrante de la familia, tiene un mejor plan para ellas, y Harley, como buen hermano, va a ayudar a su hermanito menor.

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Día 05: Pies.


Una oveja. Dos ovejas. Tres ovejas.
Esa maldita costumbre se le había quedado desde el orfanato. Pero, ¡sí que funcionaba!
Un momento. ¿Esa vigésima quinta oveja estaba llorando?
Balbuceando un insulto, abrió los ojos. No había soñado con aquel llanto. Cuando su conciencia pareció volver a él, se dio cuenta que el llanto correspondía a su hermano, a su mejor amigo, a su todo. Había logrado que Peter encantara a su papá de la misma forma en que él lo había hecho desde un primer momento, yéndolo a visitar cada fin de semana sin falta, con un par de escapadas en días de semana durante los siguientes seis meses de su instalación en su nuevo hogar con su nueva familia, y había cumplido con su cometido.
—¿Peter? —preguntó Harley, sentándose de un salto en la cama, pero el aludido al percatarse de la voz del muchacho, detuvo abruptamente sus sollozos—. Peter, ¿te encuentras bien? —aunque Harley era dos años menor que Peter, en el orfanato siempre fue él quien lo protegió de los demás niños. Y, ¿cómo no iba a preocuparse en aquel momento en que oía a su hermano llorando? Encendió la lámpara sobre la mesa de noche que estaba en medio de ambas camas y se sentó a su lado. Sonrió con ternura al ver las lágrimas que se escapaban de los ojos almendras de Peter que aun con la débil luz de la lámpara, brillaban con intensidad. Lo abrazó con todo el cariño que afloró de él y acarició su espalda suavemente—. Fue una pesadilla —sentenció, mirándolo luego a los ojos—. ¿Ya pasó? —Peter negó efusivamente con la cabeza—. ¿Qué sucedió?
—Lo siento —musitó el muchacho evitando la mirada de Harley.
—¿Qué hiciste? —le preguntó Harley, frunciendo el ceño.
—Sé que se las habías comprado para papá, pero… No pude evitarlo, Harley. En serio, lo siento mucho.
Harley no pudo evitar ahogar sus buenas carcajadas. ¿Por qué Peter se veía tan lindo cuando estaba a punto de llorar? Esas mejillas rosadas. ¡Cómo le gustaría apretujarlas! Se aclaró la garganta y se volvió a él una vez más.
—¿Qué hiciste con las medias, Peter? —avergonzado hasta la médula, el aludido corrió las sábanas para dejar que Harley viera sus manos con el regalo que le había comprado a su padre puestas como guantes. El rubio frunció el ceño y trató de ver el cuerpo de Peter, pero él se lo impidió aferrándose a las sábanas aún con esas medias en sus manos. Sin embargo, Harley fue más rápido que Peter y lo consiguió, encontrándose con el miembro erecto del muchacho—. Dime que no lo hiciste… con las medias…
Peter asintió avergonzado y Harley no pudo evitar reír a carcajadas lo cual sólo ocasionó que Peter se sonrojara de pies a cabeza.
—Por eso no quería contarte nada…
—Pero, Peter… Podrías haberme pedido ayuda. Dame tus manos.
Cuidadosamente, el muchacho le quitó las medias y las dejó sobre la cama.
—¿Puedo pedirte un favor? —preguntó Peter mientras Harley se acomodaba a su lado.
—Claro, dime.
—¿Puedes hacerlo… con las medias?
—¿En las manos? ¿Cómo tú?
—No. En los pies está bien.
—Sí que tienes gustos raros, Petey.
—En realidad… Se me ocurrió recién —reconoció el aludido con una media sonrisa.
Harley se puso las medias y se sentó frente a Peter quien abrió las piernas con algo de vergüenza. Ambos conocían a la perfección del cuerpo del otro pero desde que la pubertad empezó a manifestarse toda caricia, toda muestra de afecto era algo que sensibilizaba al otro hasta el máximo y, sin saber del todo qué hacer con esas sensaciones y sentimientos, prefirieron distanciarse un poco. Por esa razón, cuando Peter accedió a tener su ayuda, Harley no pudo estar más feliz, su hermano estaba nuevamente confiando en él, permitiéndole acortar esa distancia que ambos inconscientemente se habían impuesto. Peter, por su parte, no podía permitir que otra persona excepto Harley lo tocara de esa forma tan íntima y que, de hecho, Harley fuera la primera persona que tocara su cuerpo con esas intenciones.
Peter se estremeció cuando sintió las plantas de los pies de Harley acariciando la longitud de su erección, sus dedos recorrieron su glande haciéndole cosquillas, mientras que su otro pie recorría su tronco una y otra vez. Hasta jugó con sus testículos, juntándolos, separándolos, haciéndolos ir de arriba hacia abajo, siempre empezando con suavidad y con la curiosidad que siempre lo había caracterizado, sin dejar de ver las facciones de Peter, tratando de interpretar sus expresiones para descubrir qué le gustaba más.
—¿Qué es lo que gusta realmente? —le preguntó Harley. Peter, quien estaba con sus palmas sobre el colchón detrás de su espalda encorvada, lo miró—. ¿Lo hiciste porque querías sentir lo que se siente ser tocado por alguien más o por algo más?
—Lo hice porque me gusta Iron Man —reconoció el muchacho en referencia al estampado con la máscara de Iron Man que se destacaba en esas medias de un profundo color oscuro.
—Ya veo —soltó Harley deslumbrado con la mirada cristalina de Peter—. Entonces, ¿por qué no cierras los ojos y te imaginas que quien te está tocando es el hombre detrás de esa máscara?
El aludido asintió y cerró los ojos. Harley miraba las expresiones llenas de placer que Peter le enseñaba, una larga gota de sudor que bajaba hasta su cuello y terminaba perdiéndose en él, sus gemidos que, entrecortados y controlados para que nadie los oyera más allá de aquella habitación.
Pero esa no era la razón por la cual le había pedido que cerrara los ojos. La verdadera razón era la erección de Harley que iba en aumento con cada gemido que oía de parte de Peter. Sus acciones sobre el cuerpo del morocho no cesaron en ningún momento mientras su mano se colaba dentro de sus pantalones para acariciar su hombría. Harley se mordió el labio inferior, tratando de ahogar un gemido y comenzó a masturbarse rápidamente.
—Debiste haberme pedido ayuda —le dijo Peter.
A modo de respuesta, Harley se acercó a él, flexionó sus rodillas y pasó las de Peter detrás suyo. Pegó su frente a la del muchacho y clavó su mirada celeste sobre las orbes oscuras de Peter.
—¿Me ayudas? —le susurró con un tono de voz seductor. Peter bajó su mano derecha mientras se estremecía al sentir los brazos de Harley sobre su nuca, afianzándose a ella. No podía decir dónde terminaban sus gemidos y dónde comenzaban los de Harley, ambos sonaban tan parecidos, tan cargados de pasión. De repente se dio cuenta lo mucho que se le antojaban probar los labios del rubio. Su mano izquierda se acercó tímida a ellos, recorriendo su boca entreabierta con su dedo índice y humedeciéndolos luego al mojarse una de las falanges con su propia saliva. Harley no pudo evitar sonreír por la sensación. Rodeó el dedo de Peter con la lengua y lo metió en su boca. Lo saboreó y succionó sin dejar de gemir, sin dejar de frotar sus pies sobre su erección y sin dejar de sentir la mano de Peter acariciando la propia. Sin embargo, sus movimientos se detuvieron cuando sintió una de sus medias húmeda de repente cuando acariciaba la cabeza de la hombría de Peter. En ese momento se detuvo y se quitó ambas medias. Ante la mirada extasiada de Peter, se puso una de las medias sobre la erección—. ¿Quieres hacerlo? —le preguntó al muchacho acariciando sus enrulados cabellos. Peter se recostó boca abajo y casi en forma literal se tragó la hombría de Harley ocasionando que el rubio entreabriera sus labios para dejar escapar un gruñido. Mientras una de sus manos acariciaba sus muslos y la otra jugaba con sus testículos, a Harley le costaba bastante evitar sostener la cabeza de Peter y meter y sacar su erección a piacere, pero tendría muchas otras oportunidades para hacerlo, de eso estaba seguro. Aún así dejó que una de sus manos acariciara sus cabellos mientras que la otra hacía lo mismo sobre su nuca, su espalda y hasta casi sus muslos—. Petey… Más rápido… Más rápido…
Peter apresuró sus movimientos. Una vez. Luego, otra hasta sentir que el cuerpo de Harley se tensaba y todo su ser se liberaba, al igual que él, sobre la media en su boca. Peter sacó la media y limpio la erección del rubio con su propia lengua—. Eres asqueroso —reconoció el muchacho sonriendo.
—¿No me digas que no te gustó? —preguntó el aludido con el ceño fruncido.
—Me parece que voy a tener que renunciar a darle estas medias a papá…
—¿Quieres que te acompañe a comprar un nuevo par mañana?
Peter se sentó y volvió a acostarse en su cama, arropándose con la sábana y palmeando el lugar vacío al lado suyo al cual Harley se lanzó sin siquiera preguntar si podía hacerlo.
—Sólo si vienes conmigo —susurró el rubio dándole luego un suave beso sobre sus labios.
—Sólo si te pruebas el par que quieres comprar —le pidió el aludido besándolo del mismo modo en que Harley había hecho pero quedándose un poco de tiempo más pegado sobre sus labios. Se sonrieron cuando se separaron. La sensación experimentada había sido agradable y generaba algo nuevo e inexplicable entre ambos. Volvieron a besarse varias veces más, sonoramente, sólo unos pocos segundos. Peter trataba que sentir los labios de Harley sobre los suyos por más tiempo, pero él no se lo permitía, alejándose de él pero evitando caerse de la cama por tener sus piernas enredadas entre las de Peter. De entre sus labios no salía otra cosa más que risas hasta que ambos oyeron el sonido de la puerta de la habitación abriéndose.
—¿Qué están haciendo, chicos?
—Hola, papi —le dijeron los aludidos al hombre que ingresó al cuarto. Él ayudó a Harley a acomodarse al lado de su hermano y se sentó sobre la cama.
—¿Tienen idea de la hora que es?
—Lo sentimos —respondió Harley sonriendo.
—¿Tenías pesadillas, Petey? —le preguntó el hombre de cabellos oscuros, algo alborotados por haber estado dando vueltas sobre la cama antes de conciliar el sueño finalmente.
—Sí —dijo el aludido suspirando al sentir las caricias del hombre sobre sus cabellos.
—¿Y Harley no hizo nada para ayudarte?
—¡Por supuesto que lo ayudé! —reconoció Harley inflando las mejillas—. Yo amo a Peter —agregó, pegándose todavía más al cuerpo del aludido—. Pero se despabiló y necesita mucho afecto para volver a conciliar el sueño —dijo el muchacho mirando a Peter y acomodando un mechón de cabello detrás de su oreja. Peter se sonrió al darse cuenta del doble significado en las palabras de su hermano.
—Y me despertaron a mí también. ¿Qué van a hacer con eso?
Ambos muchachos se miraron. El hombre realmente necesitaba volver a dormirse ya que al día siguiente tenía que ir a trabajar temprano y, a diferencia de ellos, no había maldad alguna en sus palabras.
Harley y Peter se sonrieron, dejaron un poco de espacio entre ambos y miraron a su padre.
—Ven a dormir con nosotros —le dijo Peter.
—Podemos darte algo de afecto a ti también, papi —el aludido sonrió y se sacó el calzado—. No vas a taparte, ¿cierto? —preguntó Harley aún cuando el hombre ya estaba acomodado entre ambos sin siquiera haberles pedido levantar la sábana.
—No, así está bien —dijo el hombre, pasando uno de sus brazos por debajo del cuello de Peter y el otro por debajo del cuello de Harley. Besó cariñosamente las frentes de sus muchachos y miró a Harley—. Puedes apagar la luz —el rubio hizo caso a sus palabras y la habitación quedó a oscuras—. Chicos…
—¿Sí, papi? —preguntó Peter.
—Gracias por llegar a mi vida —dijo acariciando los cabellos de sus dos hijos—. Los amo.
—Nosotros también te amamos, papi —dijo Harley, acomodándose lo más cerca que pudo del hombre y buscando en la oscuridad una de las manos de Peter para entrelazar sus dedos a los suyos, como siempre había hecho para quedarse dormido desde que estaban en el orfanato.  

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