15 de octubre de 2018

[Kinktober 2018] Día 13: Creampie (Tony Stark x Peter Parker)

Ciaossu~!!
Realmente no estaba en mis planes hacer twoshots (o como se llamen xD), pero hay algunos días que no podían quedar sólo ahí.
Espero que les guste

Enjoy~

Temática elegida: Weight Gain | Sexo distante/ distraído | Gags | Creampie.
Fandom: Universo cinematográfico de Marvel.  
Pairing: Tony Stark x Peter Parker.
Formato: Oneshot.  
Género: AU, smut.
Rating: NC-17.
Número de palabras: 1418.
Sinopsis: Peter va a dejarle al profesor Stark el examen falso con las respuestas correctas. Allí descubre que él está casado, pero lejos de dejar las cosas así, el muchacho presiona cuanto puede a su profesor hasta que los papeles se invierten y el presionado sea él.
Nota: Continuación del día 10 del Kinktober 2018.

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Sólo los capítulos centrados en idols van a estar disponibles en Asian Fanfics.


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Día 13: Creampie.

El sonido del timbre fue ocasionando que el bullicio y el estrepitoso sonido de las risas de los adolescentes inundaran los salones y los pasillos de la secundaria.
Peter agarró una carpeta y se dirigió presuroso a la puerta del salón, pero fue interceptado por uno de sus compañeros.
—¿Adónde vas?
—Tengo algo qué hacer. No me tardo —dijo el aludido escapando del muchacho.
—¡Oye, Parker! —llamó su atención el mismo muchacho asomándose apenas al pasillo—. ¡¿Te pusiste perfume?!
Peter se giró para mirarlo y le frunció el ceño mientras sonreía.
Tratando de calmar sus emociones, y de seguir aparentando ser el muchacho con el mejor promedio en la institución y que haría lo que fuera por una beca de estudio en MIT, golpeó la puerta de la sala de profesores. Pasó un segundo, pasaron dos segundos. Nada.
—Permiso —se anunció el muchacho mientras giraba el picaporte y entraba a la sala. El lugar estaba vacío, pero se distinguía a la perfección qué sector le correspondía a cada profesor. Peter posó sus manos sobre el respaldo de la silla correspondiente al señor Stark. Acarició los hombros de su pulcro saco color gris. Giró la silla para que quedara frente suyo y se sentó sobre la misma. De espaldas a la puerta, se llevó una de las mangas a su nariz. Todavía tenía el aroma del perfume que Tony había llevado ese día. Luego se llevó la otra manga aspirar lo que ahora era un aroma ahora casi imperceptible. Agarró el saco pasando su brazo por encima de su cabeza y lo colocó entre el respaldo y sus espaldas para ponérselo. Inspeccionó ambos bolsillos a los lados pero los encontró vacíos. En el bolsillo sobre el pecho halló algo que le llamó la atención—. Un anillo —murmuró colocándose luego el mencionado objeto en el dedo anular. Aunque le faltaba un poco, calzaba bien. Demasiado bien. El sentimiento era tan abrumador que lo hizo sonrojar.
—¿Parker?
Una voz desconocida lo hizo ponerse de pie como un resorte. Se calmó al darse cuenta que quien había mencionado su nombre no fue otro más que Tony.
—Profesor Stark… Casi me da un infarto…
—¿Me trajiste lo que te pedí?
—Sí. Aquí está —le dijo el aludido entregándole la carpeta que había dejado sobre su escritorio.
—Muy bien —susurró Tony mientras movía la silla hacía él para sentarse. Abrió la carpeta y sacó el contenido para examinarlo en detalle. Mientras tanto, Peter se apoyó sobre él y rodeó su cuello con ambos brazos. Tony tomó una de sus manos y besó su dorso ocasionando su sonrisa—. ¿Qué haces con esto? —preguntó en referencia a su anillo.
—Te descubrí —dijo Peter zafándose del agarre. Tony suspiró y giró la silla para mirarlo directamente.
—Peter, devuélveme eso, por favor.
—¿Hace cuánto estás casado?
—Peter —reiteró el hombre haciendo una seña con la mano para que le devolviera lo que era suyo.
—Vamos, respóndeme —dijo el muchacho, curioso.
—No es de tu incumbencia.
—Anoche tampoco te importó que un chico como yo te la chupara en tu auto.
Tony se puso de pie de un salto y acorraló a Peter contra la pared.
—Mira, niño. Si crees que soy un estúpido y no me di cuenta de tus intenciones, estás muy equivocado. Dame ese puto anillo.
El aludido fingió una expresión de sorpresa y rodeó su cuello con ambos brazos antes de besar sus labios mientras hablaba.
—Cuide ese lenguaje, profesor… ¿Qué hará si alguien lo oye hablar de ese modo? ¿O si alguien entra y nos ve así?
Peter se arrodilló en el suelo y rozó con una de sus manos la entrepierna de Tony.
—Tengo una solución para eso.
Tony agarró al muchacho con fuerza del brazo y lo condujo hacia la puerta mientras que, con la otra, llevaba también la silla donde había estado sentado y donde volvió a sentarse. La silla estaba sobre la puerta imposibilitando la entrada de personas al lugar. Sin esperar autorización, Peter se sentó encima suyo.
—Y ahora, ¿qué?
—A darte lo que viniste a buscar.
Tony había tenido muchos amantes aún antes de casarse, pero ese chico había protagonizado sus fantasías sexuales prácticamente desde el día en que lo conoció. Había algo irresistible en él. Quizás le gustaba que fuera su estudiante, que fuera menor, que fuese algo prohibido de tener. Y aunque al cabo de dos días ya hubiese agotado todos los recursos para retenerlo, ante tal provocación, estaba a punto de ponerse hasta a él mismo en peligro sin importar las consecuencias de sus acciones. En menos de quince minutos Tony tenía que hacerle entender que el que mandaba era él. Le quitó el saco, la camisa y la remera que llevaba, marcó su cuello, su torso, sus espaldas, con las uñas, con sus dientes, con todo lo que podía. El muy desgraciado gemía y decía cosas obscenas sobre su oído que no hacían más que excitarlo. Ni siquiera tuvo que sugerirle que le hiciera sexo oral porque Peter lo hizo gustoso. Si después de eso iban a despedirlo, ¡bienvenido sea! Había recibido el mejor sexo de su puta vida. Un empujón contra la puerta ocasionó que ambos se miraran. Peter no dijo nada. Siguió con sus labores como si nada estuviera ocurriendo realmente.
—¿Hay alguien ahí? —preguntaron al otro lado de la puerta.
—Sí, estoy yo. Stark.
—¿Stark? ¿Sucede algo con la puerta?
—Creo que se trabó —respondió el aludido tratando de no gemir mientras acariciaba el cabello de Peter.
—Deberíamos llamar a un cerrajero —oyó decir al otro lado.
—¡No! ¡No llamen a nadie! —exclamó el profesor—. Quizás haya algo que pueda hacer sin molestar a alguien más. ¿Hay algo de aquí que necesiten para sus clases?
Uno a uno los profesores fueron respondiendo en forma negativa a su pregunta.
—No…
—Entonces, déjenme a mí. Yo lo solucionaré.
—Está bien. Nos vemos luego.
Apenas sus colegas se dirigieron a sus salones correspondientes, Tony levantó a Peter y apoyó su cuerpo contra la puerta.
—¿Qué estuviste haciendo aquí atrás, Parker? ¿Acaso crees que no te vi desde dónde estaba?
—Me estaba preparando para usted, señor Stark —jadeó el aludido sintiendo el roce de las yemas de Peter presionando entre sus muslos.
—Eres mi perdición, Parker —jadeó Tony sobre su oído mientras lentamente penetraba el cuerpo del muchacho. Peter se llevó ambas manos a su boca para acallar los gritos que quería pegar—. ¿Primera vez? —a modo de respuesta, el hombre vio a Peter asintiendo—. Te va a gustar que te lo haga, créeme —se sinceró, entrelazando sus dedos a las manos abiertas de Peter. Una estocada. Dos. Tres. Un vaivén frenético que ocasionaba un golpe constante contra la puerta. Tony sentía que los nudillos le dolían por estar golpeándose una y otra vez, pero la sensación de aquel cuerpo virgen y tan necesitado de él podía más que cualquier otro sentimiento. Creyó mantener el control de su propio cuerpo pero lo había perdido por completo. Se separó de Peter para maravillarse con su desnudez, las marcas de propiedad sobre su espalda, y su semen escurriéndose de entre su redondo trasero—. Allá está el baño —jadeó mientras señalaba una puerta a su izquierda a la cual Peter se dirigió con la fuerza que el cuerpo le permitió. Cuando salió se acercó al escritorio de Tony donde estaba su ropa y se vistió. Él seguía corrigiendo su examen. El muchacho terminó de vestirse y le entregó su anillo de compromiso—. Ocho.
—¿Qué?
—Me casé hace ocho años —agregó mientras guardaba el anillo en el bolsillo de su saco—. Tengo tres hijos. Siete, cinco y dos años.
—¿Y es feliz? —Tony lo miró.
—Soy como una computadora. Cuando estoy en casa, hago a la perfección mi papel de padre y esposo ideal… Supongo.
—¿Volveremos a hacerlo alguna vez? —preguntó Peter rozando la yema de sus dedos sobre la barba del adulto.
—Si sigues portándote bien y dejas de hacer estupideces como estas… Podría considerarlo —reconoció Tony dirigiéndole una mirada pícara—. Por ahora, lo mejor será que te vayas. No sé qué irás a decirle al profesor que tengas ahora, pero va a enojarse cuando llegues tarde.
El muchacho se dirigió corriendo a la puerta, pero se detuvo.
—Ah, Tony —el aludido lo miró—. Gracias… por lo del examen.
Peter se fue y Tony alejó un poco la silla del escritorio. Se acomodó sobre el respaldo y suspiró.
—No puedo creer que piense que soy tan estúpido…

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